Por Pr Manuel A Morejón
Soler El Vedado, La Habana, enero de 2015 PD
Jesús
“pasando” vio a Mateo sentado al banco de los tributos públicos y le dijo:
-Sígueme.
Y este levantándose, lo siguió. (Marcos 2:14)
Cuántas
cosas buenas hizo Jesús “pasando” — liberó a un endemoniado (Mr 1:23) sanó un
leproso (Mr 1:40), yendo a casa de Jairo sanó a una mujer con pérdida de sangre
(Mr 1:25) y resucitó a la hija de Jairo. No perdía oportunidad al pasar de
hacer un bien.
¡Cuánto
importa no perder la oportunidad de su paso!
Estudiemos
este llamamiento
Lo
que sabemos acerca de Mateo es que afectado por su ocupación: publicano; era
abusador inescrupuloso y codicioso.
En
el sistema recaudador romano los publicanos eran los vasallos que, bajo la
dirección de un funcionario romano, se encargaba de cobrar los impuestos y los
derechos de paso de las mercancías que se transportaban de un territorio a
otro. El funcionario romano tenía que pagarse a sí mismo, por lo que exigían a
los contribuyentes sumas superiores a las que en realidad tenían que ir al
tesoro público. El Estado autorizaba esta práctica, y ninguna ley protegía a
los contribuyentes contra las sumas abusivas que cobraban. Por eso es que
hombres como Mateo eran doblemente odiados: por estar al servicio del imperio
romano y ser judíos.
Sus
posibilidades
Para
los ojos del hombre es imposible que Yhwh pudiera poner su mirada en un sujeto
como este. ¿Quién podía adivinar que este hombre tuviera posibilidades de
salvación? Pero Jesús vio en él un apóstol, a un evangelista.
Mateo
fue llamado inesperadamente porque así son los misterios de la Gracia Divina. (1
Corintios 1:28), porque del mismo modo Jesús obra hoy.
¿Cuál
fue la respuesta de Mateo?
Inmediata
decisión, sin duda alguna, con plena confianza y gratitud y gozo.
¿Cuál
será tu respuesta cuando te llame Jesús?
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