viernes, 23 de mayo de 2014

TAL COMO SOY





Por Pr Manuel A Morejón Soler  Vedado, La Habana, mayo 23 del 2014 (PD)

Charlotte Elliot (1789-1871), después de haber vivido treinta años sin preocupaciones, cayó gravemente enferma. Entregó su vida a Cristo tras haber hablado con el predicador César Malan, quien le dijo:                                                              “Vaya a Jesús sencillamente tal como es”.

Enferma y postrada gran parte de su vida, vivía en casa de su hermano. Cierto día, en 1834, cuando se sentía inútil y acongojada por ser una carga para la familia, recordó cómo Dios la había acogido. Fue entonces cuando compuso un poema al cual más tarde se le puso música y se tradujo a varios idiomas.

Un día su hermano dijo: “Durante mi largo ministerio, este simple himno llevó mucho más fruto que todo lo que pude hacer”.
Tal como soy,  pecador,
sin más confianza que tu amor,
ya que me llamas, acudí,
Cordero de Dios, heme aquí.

Tal como soy, buscando paz,
en mi desgracia y mal tenaz,
conflicto grande siento en mí,
Cordero de Dios, heme aquí.

Tal como soy, con mi maldad,
miseria, pena y ceguedad,
pues hay remedio pleno en ti,
Cordero de Dios, heme aquí.

Tal como soy, me acogerás;
perdón, alivio me darás,
pues tu promesa ya creí,
Cordero de Dios, heme aquí.

Tal como soy, tu compasión,
vencido ha toda oposición,
ya pertenezco sólo a ti,
Cordero de Dios, heme aquí.


Entre las estrategias de Satanás una de las más letales es la demora. Es posible que se pueda alcanzar la salvación al final de la vida, pero te has preguntado cuánta calidad de vida has desperdiciado durante todo este transcurso, pero lo peor del caso es que nos pueda sorprender la muerte súbitamente e inesperadamente también perder la salvación.
Jesucristo nos llama tal como somos y el Espíritu Santo es quien nos transforma conforme a Su voluntad, es imposible realizar un cambio por esfuerzo propio, pero si nos dejamos transformar por Él, entonces podremos con nuestro cambio influenciar en la vida de los demás y en nuestra sociedad.
Hay cargas en las que solamente en Jesús alcanzaremos la paz de Dios:
La carga del pecado, la carga de las demandas excesivas de los líderes religiosos (Mat 23:4), la tiranía de los gobernantes y la fatiga en la búsqueda de Dios.
Jesús nos dice:
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar. (Mateo 11:28)

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