Expresó Patrick Henry, del estado de Virginia.: “Dadme la libertad, o dadme la muerte...”
Henry era un ferviente amante de la libertad en general y defensor de los predicadores bautistas que estaban siendo perseguidos porque predicaban “sin licencia” oficial del gobierno.
Lo bueno que tiene la libertad es que permite decir lo malo que no es disfrutar de ella.
Libertad de conciencia, de opinión o de pensamiento es la que permite manifestar las propias ideas, especialmente las políticas y las religiosas, defenderlas y propagarlas, criticando a las contrarias sin ninguna oposición por parte de la autoridad pública; las libertades de palabra, de imprenta, de reunión, de asociación, al internet, etc., son aspectos de la misma.
La ley de la libertad.
La ley no es más que un conjunto de reglas externas que en ocasiones se obedecen aún en contra de la propia voluntad, más "la ley de la libertad”, es la que con gozo y buena voluntad podemos acatar. Jesucristo es la fuente de la verdad, la norma perfecta de lo que es bueno, es la Verdad que nos liberta (Juan 8: 32).
Por la ley de la libertad es superada la aflicción, la persecución no te desanima, ni el peligro de muerte te detiene. (Romanos 8:35)
¡Qué fácil es hablar de Jesucristo cuando no se tiene la intención de obedecerle! Es muy fácil predicar en contra de las ansiedades de la vida y los engaños de las riquezas, pero no en contra de los déspotas que te niegan la libertad y al mismo tiempo situarse en contubernio ellos por una miserable prebenda de espacio en el poder.
Historia de persecuciones a los fieles
La persecución, en el tiempo de los Apóstoles, forzó a los cristianos para que salieran de Jerusalén y fueran a Judea y a Samaria, de esa manera se cumplía el mandato de Jesús (Hechos 1:8) que contribuyó a la difusión del evangelio por toda la cuenca del Mediterráneo. La persecución y el sufrimiento de los creyentes traerían grandes resultados para la obra de Dios.
Hoy en nuestro país no anhelamos esta experiencia, pero las tribulaciones y la falta de libertad puede ser una de las mejores cosas para nosotros porque Dios puede trabajar a través de nuestros sufrimientos.
No obstante a nuestros deseos de predicar pacíficamente el evangelio de Jesucristo, se sigue acrecentando el acoso a pastores cristianos a través de citaciones, advertencias y detenciones domiciliarias, que a todos los involucrados los ha hecho sentir muy molestos, pero lo mejor es que también esa represalia le está dando más gracia a la iglesia con el pueblo.
Las circunstancias dolorosas pueden ser instrumentos útiles en las manos de Dios para preparar a sus fieles para una “Su Misión Especial en Cuba”,
Recuerden los sucesos de Timisoara, Rumania, en 1989, donde la chispa (para la caída del gobierno de Ceaucescu) fue el intento de deportar al pastor Laszlo Tokes”
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