Pr. Manuel A Morejón Soler. Vedado, La Habana, julio del 2011, (PD) imorejon@yahoo.es
“Porque no abandonará Jehová a su pueblo, ni desamparará su heredad. Sino que el juicio será vuelto a la justicia, y en pos de ella irán todos los rectos de corazón.” (Salmo 94:14-15)
Recientemente estuvo solicitando ayuda de la iglesia un padre de familia que quedó excedente de la plantilla del centro laboral en el cual trabajó desde el año 1996 hasta la fecha, este obrero fue preparado como técnico en la antigua República de Checoeslovaquia, donde residió por cinco años hasta la caída del bloque socialista, este señor siendo fiel a sus principios revolucionarios regresó a Cuba para seguir sirviendo a su país en la técnica en que fue capacitado, dejando atrás otra familia que ya había constituido allende a su tierra natal.
Hoy abrumado por su situación actual, peinando canas y sin el brío de su juventud, este buen cubano mendiga desesperadamente cualquier faena para poder subsistir en su desamparo.
Expresó el General de Ejército Raúl Castro, Segundo Secretario del Comité Central del Partido, en la sesión de apertura del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), en el Palacio de Convenciones, en La Habana, el 16 de abril de 2011
"El gobierno no dejará desamparado a ningún cubano"
Esta frase, muy romántica del actual “General Presidente” en cuanto al orden moral es una pobre defensa contra la injusticia, inmisericorde e inescrupulosa que se lleva a cavo con los despidos que están realizando. Se ha legalizado la injusticia cruel con el nuevo modelo económico cubano, pues sin el mínimo de condiciones están echando de sus trabajos a un millón de sustentadores de familia para que experimenten la amargura del desempleo y consecuentemente del hambre y el desamparo. ¿Por qué no se prepararon las condiciones necesarias cuando hubo tiempo para hacerlas?
“La crueldad aunque sea revestida de bálsamo, siempre será dolorosa”
El tema del Salmo 94 es el antiguo problema de reconciliar lo que pasa en el Mundo con la bondad y el poder de Dios.
Los gobernantes más energúmenos, históricamente son los que no se cansan de derramar torrentes de palabras arrogantes y promesas jactanciosas que surgen de su autoestima incumpliendo así con el pueblo todas sus promesas, estos opresores desahogan su altivez sobre aquellos desvalidos que son los más apreciados del Señor. (Salmo 68:5; 146:9). Al hacerlo actúan como si fuera posible escapar de la mirada del Altísimo, agregando siempre cualquier justificación a sus crímenes.
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