Por: Osmany Borroto Rodríguez.
Después de reparar un local abandonado y reunirse allí, las autoridades es que deciden desalojarlos para usar esta facilidad que ahora está reparada y funcionaba como una Iglesia Pentecostal. El Pastor y los miembros fueron amenazados de muerte. Aquí la información:
Dirigentes oficialistas desalojaron violentamente un Templo el 10 de abril en Jatibonico. El pasado domingo, las autoridades castristas realizaron el desalojo de la Iglesia Pentecostal de Jatibonico, provincia de Sancti Spíritus, para lo cual cerraron el templo sin presentar excusa alguna, ejercieron violencia sobre varias feligresas y profirieron amenazas.
La Iglesia, ubicada en la Cooperativa (UBPC) 26 de Julio, en las afueras de la villa, se instaló en un local que permaneció abandonado por más de tres años, al que la congregación tuvo que hacerle una reparación capital, ya que los funcionarios comunistas habían sustraído puertas y ventanas.
Según informó Aicer Cardoso García, miembro de la comunidad cristiana y fuente de esta información, al momento de realizarse el desalojo, en el local religioso estaban presentes el Pastor José Luis Jorge y varias mujeres, ya que eran precisamente estas últimas las que habían sido convocadas para orar.
Raidel Meriño, jefe de personal de la UBPC, cumpliendo órdenes del presidente de ésta, penetró al lugar con un arma blanca junto con varios de sus subordinados, demandó a voz en cuello que los presentes abandonaran el local y arrastró violentamente a varias de las feligresas que se aferraron a sus asientos para resistir el desalojo.
Según continuó informando Aicer, el represor amenazó de muerte al Pastor y a los miembros de la congregación con una frase tomada del argot popular cubano: “Al que entre de nuevo aquí, me lo echo al pico”.
Yayabo Press ha podido conocer también que funcionarios del Partido único (comunista) y un fiscal, han estado reuniéndose con dirigentes de la cooperativa para tratar este tema y ultimar los detalles del despojo, pero no han dialogado con los creyentes.
Aicer concluyó: “Esto ha sido una arbitrariedad. Esperaron a que reparáramos el local semidestruido para volver a cogerse los materiales y emplearlos para su provecho personal. Ahora tenemos que realizar nuestros cultos a la intemperie. Hechos como éste demuestran que los comunistas siguen persiguiendo la religión”.
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