Jaime Leygonier Fdez.
Estimado hermano. Demoré mucho en ponerme a analizar el
proyecto de nueva constitución dictatorial; siempre lo dejo para mañana por
asco: me falta el estómago de aura tiñosa para digerir las aberraciones
dictatoriales y, ahora, sexuales de los muy democráticos dictadores de Cuba.
Por lo menos le presento y le ruego publique mi análisis sobre su acápite del
“matrimonio” “entre dos personas”. Salud.
“En relación con el matrimonio, se modifica la
actual concepción de que solo es posible “entre un hombre y una mujer” y se
define que es entre dos personas”. (Proyecto
de Constitución de la República de Cuba. Analisis/…).
La Habana, del 2018./El emperador Nerón, loco como una
cafetera y depravado como algunos gobernantes actuales seguros de que todo les
está permitido, se casó con un soldado de su guardia y hasta le hizo amputar
sus partes viriles.
Pero no decretó
que se generalizara ese tipo de actos legales.
La hija del
general que manda en Cuba,que no parece loca, lo impone a la Nación, por la
autoridad que le ha sido conferida por su nacimiento. No sin simulacro de
referéndum.
No gusta a la
mayoría; pero nos guste o no y votemos o no, todos sabemos el caso que hacen de
nuestros votos: La sexóloga en jefehará “constitucional” para Cuba, el mal
llamado “matrimonio” homosexual.
Mal llamado,
porque “matrimonio” viene de “madre”, es la unión legal entre un hombre y una
mujer y otra cosa no es matrimonio, se empeñe quien se empeñe.
Ya Mariela
Castro Espín,inconstitucionalmente, casó homosexuales por simple voluntarismo:
Jorobarle el debilucho brazo a la Ley, que en Cuba ni es ciega, ni
independiente, ni puede decir “no” a una persona del abolengo “Castro de
Virán”.
Su sencillo
expediente para torcer la Ley, fue hacerinscribir como de “sexo femenino” en el
Registro de Direcciones, a los hombres operados quirúrgicamente a expensas del
Estado (tan escaso de recursos para el sistema de atención médica a la
población como escaso escasez de cirujanos; pues los exporta en alquiler).
Operados para castrarlos, fabricarles algo que
recuerde la vulva, los pechos, etc., arruinarles la salud y hacerlos
dependientes de por vida de consumir las hormonas masculinas que producían
naturalmente las glándulas que les amputaron (medicación a cuenta del Estado,
tan escaso en recursos para vender medicinas a la población y surtir de ellas a
los hospitales).
Predicadora de
que la homosexualidad, es “una preferencia”, opinión no aceptada por la
comunidad médica, lleva años dedicada a una campaña muy agresiva en T.V. y
programas escolares, propagandizando la homosexualidad con el pretexto de
combatir la homofobia, lo cual si sería correcto.
La hija del
General, no tiene la última palabra, ¡sino la única! sobre el tema sexual, sin
permitir al público acceso a opiniones médicas en contradicción con las que
ella predica.
El puebloignora que existen otros puntos de
vista profesionales con diferente enfoque sobre el tema.
Y de tantos
derechos violados en Cuba, únicamentepreocupaa su dictaduralegislar los
derechos “de la cintura para abajo” y ello únicamente en lo contra Natura.
No el derecho de
los matrimonios a un salario digno que les permita fundar y sostener su familia
en vez de depender del abortismo,practicaestatal malthusiana, y convivir varias
generaciones hacinadas; por la carencia de viviendas.
Con un promedio
de siete dólares de salario mensuales, una pobre canastilla les cuesta unos
cuatrocientos dólares: yel Estado, es quien fija omnipotentemente los salarios,
los precios y facilita los abortos.
Jamás legislará
a favor de los derechos a pensar y a expresar pensamientos sin ser encarcelado
ni marginado laboral y socialmente.
Nicontra el que
peguen o arrastren a las Damas de Blanco y acosen a los niños de los opositores
en las escuelas.
Derechos tan
despreciables para la cúpula, como apreciable les parece el dar espacio a la
homosexualidad.
Baja nupcialidad
y crisis del matrimonio en Cuba.
Cuando era
posible vivir de un salario a pesar de las escaseces, durante los años de la
década del 1980, sectores sociales que históricamente se vinculaban mediante el
concubinato acudieron al matrimonio por varios incentivos.
Que incluían dos
días en un hotel, derechos a comprar alguna ropa y una caja de cerveza y otros
pocos “lujos” similares, a precios asequibles y según el racionamiento.
Desde 1990
ocurre al revés, la nupcialidad es bajísima, sectores sociales que tradicionalmente
fundaban familia sobre el vínculo del matrimonio, ahorase unen en concubinato;
por la carencia de economía, la intención de emigrar y el peligro de tener que compartir el derecho a la vivienda,
en caso de divorcio.
Decididos a
romper su relación cuando a uno de los dos se le presente la oportunidad de
abandonar el País.
En los 2000, las
pocas veces que vemos una boda, casi siempre se trata de “un pepe” (extranjero,
casi siempre español) que se casa con una cubana, casi siempre negra o mestiza
y casi siempre “jinetera” (prostituta con extranjeros).
Medio para
emigrar que encuentran unas y, también, reclutamiento de cubanas para
prostituirlas en Europa.
Ese es el clima
en que “el socialismo de derecho” legalizará como matrimonios las uniones homosexuales.
Los derechos
nunca pueden entrar en conflicto unos con otros.
Equiparar la
unión entre homosexuales al matrimonio verdadero entre un hombre y una mujer,
no es asunto privado de los homosexuales, como ocurre con sus relaciones
personales no vinculadas legalmente (y discretas, no exhibicionistas).
Lesiona los
derechos de muchos:
Desprestigia a
los ya bastante destruídos matrimonio y familia, que padecen la
falta de
condiciones sociales y de economía para sostenerse y funcionar.
Los casados
tienen derecho a que el matrimonio no sea degradado a “unión entre dos
personas”, a que su matrimonio no sea equiparado legal y moralmente a una
relación contraria a la naturaleza (por más que acumulen sofismas para afirmar
que es “normal”,es verdad de Perogrullo que la carencia de los órganos sexuales
opuestos impide considerarlo natural).
El derecho de
los homosexuales no es otro que el que tiene todo ser humano a no ser agredido
y acosado y al respeto según su conducta personal, laboral, social, unido al
deber de respetar los derechos de otros.
Y el
público, más que rechazar a los homosexuales, rechaza la promiscuidad, la
provocación a transeúntes no homosexuales, con miradas y palabras libidinosas y
el exhibicionismo de muchos de ellos. Consecuencias de la promoción de la
Princesa.
Los “espacios”
para los homosexuales, no deben privar de espacio al resto de la gente ni
exponerlos a solicitaciones sexuales no deseadas, si transitan por ahí.
Se trata de
conductas que provocan justo rechazo, también, cuando las ejecutan
heterosexuales.
Semejante clima,
aun sin el “matrimonio”, confunde a los niños sobre el sexo y la sexualidad
normales, va contra el derecho de los niños a la educación y de los padres a
educarlossin injerencia del Estadoen la moral (palabra tabú, “anticientífica”
para psicólogos populistas).
Va contra los
derechos de los cristianos a ejercer su Fe, y de éstos y de los no cristianos,
a transmitir enseñanzas morales a sus hijos sin que la infancia sea bombardeada
en la escuela y la T.V. con propagandas estatales opuestas a esa moral; porque
tal sea el capricho de una persona en el poder.
O, como ocurre
hoy día, que en el ómnibus se besen en la boca y toqueteen, a la vista de los
niños y de todos, lesbianas, homosexuales y hasta adolescentes en uniforme
escolar.
También es contra
el derecho de empleados de notaría o de diversas oficinas civiles,cristianos o
no,quienes contra su conciencia deberán legalizar “matrimonios” homosexuales.
El Gobierno no les reconocerá la objeción de conciencia.
Silencio
cómplice de la Iglesia
Y la Iglesia,
¿Qué dice a su rebaño…? Jamás dice nada que recuerde a los fieles que son
ciudadanos con deberes cívicos, queno pueden votar contra la Ley de Dios y
contra su conciencia y por conveniencia o temor admitir una depravación en
silencio y votando a favor.
El cristiano, no
puede prescindir de su conciencia, como prescindieron hace rato los
profesionales de la Fe, particularmente los que prefieren imitar a los primeros
cristianos, no en el martirio ni en la denuncia del pecado, sino en ponerse
cosas raras sobre la cabeza.
Al incluirlos a
todos, personas bien intencionadas me censurarán por generalizar.
En todo grupo
profesional hay “buenos, malos y regulares”; pero me niego a
escribirdiplomáticamente “la mayoría” y generalizo “todos”, porque “los buenos
y regulares”, marchan en el mismo equipoque “los malos” al no denunciarlos y
aun obedecerlos:
Escudados en la
disciplina,la obediencia, el “no juzgar”, “no dar escándalo· “que dirán los del
Mundo”, “comprometería la Obra” y otras coartadasdel no hacer lo que manda
Dios, sin sentirse responsables personalmente: porque la responsabilidad moral
personal se diluye en la multitud o la asume la jefatura de la institución:
“¡Qué bueno!,
obro contra mi conciencia y contra la Ley de Dios, y así no me busco problemas,
no me sancionarán nibotarán de mi empleo pastoral; pero no soy responsable, no
peco, pienso lo contrario porque soy bueno; pero hay “razones de estado” y
otros asumen por mí,mi pecado.Mi deber es predicar o dar misa, sin meterme en
líos, como si fuera un proyeccionista de cine, no soy responsable por la
película, les doy entretenimiento y mañana me iré derecho al Cielo y,
entretanto, me premiarán con su equivalente terrenal: Viajes a predicar al
“Primer Mundo” y una congregación mejor”.
Sin injusticia
acuso a los clericales “yo no soy,¿qué puedo hacer yo?,no se puede” y afirmo
sobre el Cristo cubano: “Todos pusieron su mano en él”.
Las raras
excepciones, que duran pocopor el acoso de sus propios superiores y colegas,
lejos de ofenderse me darán la razón
enque el mejor de “los buenos” es incapazde decir una Palabra de Dios, queroce
al Cesar, ni con el pétalo de una rosa.
Excepto en algún cortés paripé de cartita de
queja.(Continuará)
Del
emperador Nerón a la princesa Mariela Castro:“Matrimonio” homosexual guste o
no.
“En todo país en
que pretendieron legalizar el “matrimonio” homosexual, pastores y sacerdotes
elevaron sus voces para condenar el proyecto y para instruir moralmente a sus
fieles sobre su responsabilidad de oponerse,como deber cristiano”- En Cuba,
callan.
Por Jaime
Leygonier.
La Habana, del 2018./El estado cubano, encallecido en
la violación de los derechos más elementales, proyecta legalizar el matrimonio
“entre dos personas”.
¿Por qué esta
dictadura “macho” que persiguió rabiosamente a los homosexuales, ahora los
apadrina mientras desprecia cualquier otro derecho?
La intención
aparente del gobierno es complacer a la princesa Castro Espín. Pero parece que
este carnaval nunca fue cuestión de derechos, palabra a la que son alérgicos,
sino de dinero.
El
Marxismo-Leninismo, afirma que todo obedece en última instancia a imperativos
económicos.
Increíble que en
una nación del siglo XXI, por más dictatorial que sea, una sola persona en
posición de poder por nepotismo, se dedique a subvertir la moral social con
lujo de recursos y silenciando todo debate y opinión profesional contraria.
Que imponga
desde hace años una “educación sexual” en T.V. y en las escuelas, que no es
sino propaganda de la homosexualidad so pretexto de combatir la homofobia.
La razón no
visible puede ser incrementar los vitales ingresos de las remesas familiares y
por inmigración y turismo, con el expediente de abrir la puerta a que vengan a
Cuba a “casarse”, la adopción de menores por parejas homosexuales y la
emigración de homosexuales mediante este “matrimonio”.
Sumar a la
actual exportación de prostitutas, mediante matrimonios con “pepes”, este nuevo
“rubro de exportación”.
La prostitución
homosexual masculina, casi inexistente antes de 1959, es un auténtico “logro de
la revolución” en los últimos años. Hasta se dedican a ella jóvenes ¡que no son
homosexuales!, sino seres que se degradan por unos cuantos dólares.
El travestismo
que ampara Mariela Castro, muestra mayores vínculos con la prostitución
masculina con extranjeros que con ningún supuesto ejercicio de derechos.
Este
“matrimonio”, abre todo un abanico de ingresos monetarios, desde turismo para
venir a “casarse, hasta “cambio de sexo”, seguramente más barato en Cuba que en
otros países.
Ganancia extra,
la homosexualidad no produce el nacimiento de “bocas inútiles”, que suprimir
con abortos. Cuestan dinero los hospitales maternidad, auténticas fábricas de
abortar.
(Cuba es el segundo país en el Mundo en esta
práctica que, según estadísticas oficiales, costó, hasta los años 90, cinco
millones de vidas en una población de 10 millones de habitantes, 50%)
Y ganan el
maquillaje de: “¡Miren cuan democráticos y nada machistas somos! ¡Casamos a los
homosexuales como en Suecia!”.
No se preocupen:
No podrán adoptar.
Está extendido
entre la población el rechazo a este proyecto, con el argumento en contra de
las adopciones.
Es posible que
la tranquilicen con declarar que la leyreferente a las adopcionesno se las
autorizará a homosexuales.
Pero de
legalizar el “matrimonio” homosexual, a la corta o a la larga sería imposible,
por contradictorio, negarle los mismos derechos que al matrimonio normal y
serviría de primer paso para legislar el derecho a adoptar.
Escuché a dos
personasautotranquilizar su conciencia con afirmar que los distintos
funcionarios que aprueban las adopciones, son muy rigurosos en sus
investigaciones y autorización final… (¡?)
Será que en medio de la corrupción, que es la
norma en toda oficina, los funcionarios encargados de decidir las adopciones,
son extraterrestres importados del planeta Pureza.
La Iglesia: “El
silencio de los carneros”.
En todo país en
que pretendieron legalizarestas relaciones, pastores y sacerdotes elevaron sus
voces para condenar y para instruir moralmente a sus fieles sobre la
responsabilidad de oponersecomo deber cristiano y ciudadano.
Y organizaron
manifestaciones y campañas de oración exclusivamente para sensibilizar sobre el
tema.
Ocurrió en
Argentina, cuando era Arzobispo de Buenos Aires, el actual papa Francisco.
Cierto que se
trata de países donde los ciudadanosson ciudadanos y no súbditos amedrentados
que votan lo que lesmanda el amo, convencidos de que en caso contrario se
perjudicarán sin conseguir cambiar nada.
Cuentan con
recursos para oponerse; pues un referéndum no es una farsa, una manifestación
reclamando cualquier cosa no es un “acto de contrarrevolución” y los creyentes
hacen valer el peso de sus votos en las elecciones de sus gobernantes.
Lo opuesto a lo
que ocurre en Cuba.
Ello no exime a
cada iglesia y a cada cristiano de manifestarse según su Fe, en defensa del
matrimonio, de la niñez, de la familia y de la moral (¡qué menos que esto!, ya
que no quieren defender a la sociedad de otras opresiones del totalitarismo).
La moral es
concepto tan vilipendiado quehoy da vergüenza mencionarla; por miedo a que nos
acusen de anticuados. Acudimos al eufemismo: “Valores”.
Apabullados por
quienes afirman“científicamente” el relativismo y anticientificidad de la
moral,cuyas reglas han resistido la prueba de milenios; lo cual demuestraque
durante todo ese tiempo probaron suutilidadpráctica personal y social.
Su subversión,
justificada por diversas teorías que la descartan por “anticientífica”; teorías
de búsqueda de la felicidad, “la liberad”, “derechos sexuales”, etc.,
particularmente a partir de los años 60 del siglo XX, ocasiona serios problemas
a la familia y a la sociedad, al desechar como obsoletas reglas que las
conservaban y hacían funcionar.
Pero en Cuba, la
Iglesia, que se llena la boca para decir que “aspira a tener…” o que “tiene las
mejores relaciones con el Estado”, anticristiano y dictatorial, no habla.
Salvo alguna
cartita a las autoridades, protesta almibaradapara salvar la cara,paripé al que
el Estado da el valor justo que merece: Ninguno.
Y hubo una
manifestación de evangélicos, que lamentablemente trascendió poco al público.
Ningún obispo
católico, hará en La Habana, lo que hicieron sus colegas de Argentina o de
otros países ante ataques similares a la moral social.
Ningún Juan
Bautista, tendrá los pantalones de salirle al paso a un Herodes a decirle: “No
te es licito”. Ni orientará a sus fieles votar por la Ley de Dios.
Incumplirán su
deber de decirle a los fieles que voten en contra de una “constitución” que
valida la tiranía y se opone a la Ley de Dios, al legalizar la inmoralidad
sexual.
No los castró la
Dra. Mariela Castro Espín; eunucos, aunque no “por el reino de Dios”,
ofrendaron elbonsái de su virilidaden el altar del Cesar sado-masoquista que
los somete.
Pero…¿Por qué la
Iglesia en Cuba es tan diferente a la del resto de los países?
¿Tan pecadora
que no defiende la Fe, ni la familia ni la moral, ni la Patria, contra estos
atropellos y, en contraste, tan santa que Cuba es el único país en que el clero
no ha incurrido en escándalos de pederastia y lavado de dinero?
¿Son más
cobardes que los extranjeros y a la vez unos justos perfectos?
Y cuando nos
visitan los papas, no hablan de los males nacionales como hacen en otros
países, sino de otras cosas.
¿Es especulativo
pensar que el estado policiaco que espía a todo el Mundo, oculta cortésmente
sus faltas y ellos le pagan con la misma cortesía?
El gran
escándalo de la Iglesia en Cuba es que no da escándalo… Excepto en darle al
Cesar, lo que es de Dios.
La indefinición
de conceptos, la “caja de Pandora” y la crisis.
Perdone el
lector que para analizar el tema son obligatorias explicaciones repulsivas:
¿Existe un solo
argumento de los empleados para defender el matrimonio homosexual que no pueda
ser aplicado al matrimonio de grupos y al matrimonio incestuoso?
“Dos personas”,
incluye literalmentea parientes consanguíneos entre los cuales el matrimonio
está vedado moralmente por nocivo para la herencia biológica y para el
funcionamiento de la familia: Hermana y hermano, abuela y nieto, padre e hija.
¿Podrán
casarse?(Imagino que la depravación gubernamental no va en esa dirección).
Pero siguiendo
la misma lógica absurda con que defienden su “matrimonio”, limitarlo a “dos
personas” es discriminatorio para “los derechos” de quienes deseen casarse en
grupos. O, ¿por qué no?, casarsecon un animal.
¿Por qué no, si
existen tales prácticas y se supone hacen felices a los que las practican? Y
¿acaso hay mucha diferencia con el “matrimonio” homosexual?
Pues la moral
sexual es “relativa”, no existe, sustituida por el gusto personal y lo que
cuenta es “la preferencia”, lo que cada uno desee y determine con otro por
consentimiento mutuo:
Pues ¡a casarse,
uno con dos o más, o el hijo con la madre! Son “dos personas”, si los hace
felices no les nieguen “el derecho” a esos dos o a varios.
Además de los
mismos argumentos pseudo-psicológicos,tendríana su favor la ventaja de
serrelaciones más naturales físicamente, si los grupos, los conyugesincestuosos
o el animal, sonde sexo opuesto.
Y aunque prime
lo económico, postulado Marxista-Leninista; en este empeñono todo parece
económico.
Asomaun morbo
caro al corazoncito de los promotores y evidenciadela degradación moral del
Régimen y de sus santones, que siempre blasonan de pureza y fueron moralistas
intransigentes, comotoda dictadura.
Hasta estos
suprimir la moral por decreto.
La Antigua Roma,
con sus instituciones republicanas en decadencia; Francia, en vísperas de la
Revolución francesa:
Históricamente
el exhibicionismo y la aceptación “moral” de la homosexualidad coinciden con
una grave crisis de la sociedad, enfermedad que culmina en su hundimiento o en
revolución.
¿Un único final
o variantes posibles?
Pese a que en el
libreto está el“happy end” del“matrimonio” homosexual, aun pudieran
sorprendernos con otros finales.
Raúl Castro,
amante de la ambigüedad y de cara al rechazo popular, pudiera aprobarlo y
declarar que está en contra; pero que lo acepta porque él es muy democrático.
O rechazarlo
para “quedar como hombre” ante el pueblo.
O complacer a su
hija y a sus intereses con una fórmula intermedia: Legalización de relaciones
que no equivalga a matrimonio oque si equivalga, pero tenga otro nombre.
El fingido
presidente Díaz Canel, pudiera hacer lo mismo para acreditarse; últimamente se
exhibe de “escobita nueva barre bien”, fungiendo como populistainspector de
heladerías que se disfraza y todo para inspeccionarlas.
Y un objetivo
puede ser confundirnos, distrayendo nuestra atención con este tema escandaloso,
para que no veamos el remachar de nuestras cadenas a lo largo de todo el
Franquestein“constitucionalero”:
Que dará
colorete legalista a esta anciana totalitaria y está plagado de
inmoralidadespeores que el “matrimonio”.
Como sus
neronianos“socialismo eterno”, “socialismo de derecho” con “partido único”
constitucionalmente por encima de la Constitución y de las leyes, “propiedad
social”, “planificación estatal de la economía”, “defensa de la Revolución”,
etc.; y¡con la más absoluta indefinición delostérminos“socialismo”.y
“revolución”!
De suerte
que,muerta toda ideología, en nombre de un socialismotan indefinido que puede
ser cualquier cosa, inventarán y harán “constitucionalmente”lo que les dé la
gana con Cuba y sus once millones de esclavos que votan.
Y los
olvidadizos papanatas internacionales y nacionales y los pejes gordos de la
política internacional, amantes de los Derechos Humanos en sus discursos,
perocompinches dela dictaduraen Cuba y en la O.N.U., declararán por milésima
vez desde 1990 que “Cuba cambia a la democracia”por decreto de sus nerones y
que ayudan a ese proceso al venir a hacer negocios de carroñeros.
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