Martes, febrero 21, 2017
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ARTÍCULOS
Varados en Serbia: el drama de una familia cubana
Retenidos en un centro para refugiados, esperan un milagro que les brinde lo que salieron a buscar: una vida libre y digna
Lunes, febrero 20, 2017 | Ernesto Pérez Chang
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Nelson Hernández junto a su familia, en el campamento para refugiados en Serbia (foto cortesía del entrevistado)
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Carpas a la interperie en el campamento Pricy Poba (foto cortesía del entrevistado))
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Condiciones higiénicas del campamento donde permanecen Nelson y su familia (foto cortesía del entrevistado)
Ya ha visto cómo el hielo acumulado en los techos de las tiendas vecinas casi sepulta a otros retenidos y teme que cualquier noche, mientras se rinde al cansancio, suceda una tragedia. No está solo, comparte la suerte con su madre, su esposa y el pequeño hijo, de modo que la batalla por la sobrevivencia es mucho más complicada.
Duermen a merced de las ratas y las enfermedades. El agua con que calma la sed es esa insuficiente que obtiene en los baños donde las condiciones higiénicas son deplorables. Pocas cosas pudieran ser más aterradoras en su situación. Alemania ha cerrado las fronteras y a él se le acaban las opciones. Casi no le quedan esperanzas.
No se trata del protagonista de una de esas tantas películas sobre las calamidades del fascismo en Europa. Se llama Nelson Hernández Manfredi y es uno de los tantos cubanos de la diáspora que, por estos días, han quedado varados en esa enmarañada ruta de escape pero, al mismo tiempo, de porvenir incierto.
Su historia no es ficticia. Transcurre en este mismo minuto y es dolorosamente tan real como la de los otros diez paisanos que permanecen detenidos en el campamento Pricy Poba, en Serbia, a la espera de un salvoconducto que les permita alcanzar España o cualquier otro lugar donde plantar el hogar definitivo.
Quien conoce a fondo o haya vivido en carne propia el dilema cubano de la emigración pudiera no asombrarse al escuchar historias similares a la de Nelson y su familia, tampoco le será difícil adivinar cómo fue a parar a un lugar tan lejano de la isla donde nació.
La verdad sobre este caso es tan complicada y, al mismo tiempo, paradójicamente tan simple como el hecho de que, al ser eliminado el flujo migratorio directo hacia los Estados Unidos desde Cuba, se han multiplicado las desventuras de quienes, no hallando una solución a sus planes de forjarse un futuro de bienestar y libertad en su país, decidieron, y aun así deciden, enrolarse en una aventura desesperada.
Pero, ¿quién es Nelson Hernández Manfredi y cómo y por qué decidió marchar con su familia a Serbia?
Dueño de un negocio de joyería en La Habana, este joven cubano residente en el reparto Lawton, municipio 10 de octubre, afirma haber sido acosado sistemáticamente: “la policía quería que trabajara para ellos con la condición de dejarme trabajar sin que me molestaran. Todo consistía en que delatara a mis compañeros de trabajo, otros de igual profesión (…) dónde conseguían las prendas, de dónde las sacaban, a quién se las vendían, si fundían el metal para sacarlo del país, como no estuve de acuerdo tuve que cambiar varias veces de local debido a muchas multas que le ponían (los inspectores) a la dueña del local”, describe Nelson en una carta donde además describe otros pormenores de su caso.
Por su negativa a colaborar, la situación se fue complicando hasta el punto que comenzó a afectar a los demás miembros de su familia. Cuenta Nelson que a la esposa, enfermera intensivista, le fueron suspendidas las misiones de trabajo en el exterior, mientras que a la madre se le agravó la salud debido al estrés: “Al sentir tanta presión sobre mí y mi familia (…) decidimos salir de Cuba”.
Para ello vendió la casa familiar, el auto y el negocio de joyería. Salieron rumbo a Rusia el 27 de septiembre de 2016:
“(…) fuimos a parar a un alquiler donde fuimos estafados (…) pagué 3000 dólares por cada uno por un supuesto viaje para los Estados Unidos por Alaska. No fue más que una patraña de personas sin escrúpulos que no les importó que anduviéramos con un menor, estuvimos casi un mes rodando en Rusia, viviendo en un hostal para estudiantes, separado de mi familia, hasta que un día nos encontramos en el centro de Moscú con un amigo del barrio que nos encaminó, llevándonos a una agencia de viaje donde tuvimos que mentir diciendo que queríamos renovar la visa para estar más tiempo en Moscú y así poder viajar a Serbia”.
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Uno de los baños en el campamento serbio (foto cortesía del entrevistado)
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Carpa para refugiados a la interperie, campamento serbio (foto cortesía del entrevistado)
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Albergue, campamento serbio (foto cortesía del entrevistado)
Sirios y afganos, así como iraníes, marroquíes y argelinos integran la mayoría en Pricy Poba y, al mismo tiempo, son la prioridad para el gobierno serbio que, al mantener buenas relaciones diplomáticas con Cuba, no considera a los de la isla como un asunto de urgencia.
“Nosotros hemos tenido que hacer nuestras en el monte. Y hasta bañarnos con agua fría. ¡Imagínate! Aquí las temperaturas bajan los 0º en muchas ocasiones. (…) Calentamos el agua para bañarnos y también la hervimos para que el niño pueda tomar. La cabaña la calentamos con fogatas. Una vez se armó una pelea entre refugiados de otros países y nos castigaron a todos dejándonos sin comer. ¡La mayoría no tenía culpa de aquel problema! Nos exigen que no hablemos mal del campamento, o de lo contrario no nos darán comida. Pero yo me he decidido a hablar.”
Nelson se ha dado cuenta de lo complicado de su situación y ha comenzado a temer por las vidas de los suyos más que por la calidad de su destino final. Aun así no desea regresar a Cuba y eso dice lo suficiente para ponernos a pensar a todos sobre por qué un cubano decide renunciar al país natal, abandonar la casa familiar, un estatus de vida aceptable, el derecho a la gratuidad de la educación y la salud para correr peor suerte que las víctimas de una guerra. ¿Somos una emigración económica o política? La pregunta va dirigida a todos, cubanos, norteamericanos, gente a favor o en contra de lo que sea, al mundo en general.
“Trabajar, luchar, salir adelante, darle estudios apropiados a mi hijo, ya que no pude salir para los Estados Unidos con mi familia que está allí y están muy preocupados por nosotros. Ya América es casi imposible por las leyes nuevas. (…) pero nada, cualquier país de la comunidad europea que me acoja y me permita el paso, no pido nada, solo una vida normal de trabajo, tranquila y estable para mí y mi familia, con libertad de expresión, sin que nadie me reprima, en fin, un ser humano normal como cualquier otro”, es el deseo de Nelson y es en lo que más se extiende en su correo, no en lamentarse por las calamidades que sufre en Pricy Poba ni en lo que pudo haber pasado en Cuba.
Nelson Hernández Manfredi, con su testimonio personal, cuestiona ese mito sobre el componente esencialmente “económico” de la emigración cubana que esgrimen políticos y académicos de fuera y dentro de la isla.
Un argumento que, a pesar de contradecir las estadísticas e informes publicados por diversos organismos internacionales, sirviera a los protagonistas en la mesa de diálogo sobre la normalización de las relaciones diplomáticas entre los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos para igualar el fenómeno cubano con el común de la realidad en América Latina.
Una tesis defendida con ahínco no solo por quienes, dentro de Cuba, intentan enviar un mensaje al mundo sobre normalidad, a la vez que resuelven la preocupante falta de mano de obra para los planes de desarrollo futuro, sino además, por aquellos que, fuera de Cuba y, nadie se haga ilusiones, con muy pocos ánimos de favorecer al gobierno cubano, han pensado en acelerar la caída del comunismo aumentando la presión interna sobre una multitud de personas enojadas y plena de frustraciones.
Policía política amenaza entrega del Premio Oswaldo Payá
Rosa María Payá denunció acoso y arrestos a miembros de la sociedad civil
Lunes, febrero 20, 2017 | CubaNet
Rosa María Payá (translatingcuba.com)
MIAMI, Estados Unidos.- La policía política del régimen cubano ha
amenazado a representantes de la sociedad civil en la isla para que no
asistan el próximo miércoles a la entrega del Premio Oswaldo Payá al
secretario general de la OEA, Luis Almagro.La líder opositora Rosa María Payá denunció que varios activistas del proyecto Cuba Decide en la provincia de Holguín han recibido amenazas de la Seguridad del Estado y que inclusive algunos han sido arrestados.
En su cuenta de Twitter, Payá escribió: “Si dejo de publicar en Twitter hoy, es que fui arrestada arbitrariamente por los agentes de esta tiranía cubana que ningún cubano eligió”.
Si dejo de publicar en Twitter hoy, es que fui arrestada arbitrariamente por los agentes de esta tiranía cubana que ningún cubano eligió.— Rosa María Payá A. (@RosaMariaPaya) 21 de enero de 2017
La ceremonia de entrega del Premio Oswaldo Payá tendrá lugar el próximo miércoles 22 de febrero a las 11:00 a.m. en La Habana. Lo recibirán Luis Almagro, secretario general de la OEA, y la hija del expresidente chileno Patricio Alwyn también recibirá el galardón en homenaje póstumo a su padre.
Suma tu firma para q gobierno cubano deje d coaccionar a invitad@s d honor q vienen a entrega d Premio Oswaldo Payá https://t.co/iML74s4ATC— Rosa María Payá A. (@RosaMariaPaya) 16 de febrero de 2017
Por su parte, los organizadores del premio se hallan esperanzados de que a la isla acudan representantes de la comunidad internacional.
“Esperamos que esto sirva para extender el compromiso de la Secretaría General de la OEA a países miembros de esa organización, y en especial el caso de los cubanos y el derecho a decidir y apoyar la realización de un plebiscito”, dijo Rosa María Payá.
Amenazan al periodista Fernando Ravsberg con partirle los dientes
“¡Múdate de país o habla fino!”, advirtió un blog “revolucionario”
Lunes, febrero 20, 2017 | CubaNet
Fernando Ravsberg (siro4el.wordpress.com)
MIAMI, Estados Unidos.- El tono de los ataques al periodista uruguayo
Fernando Ravsberg, corresponsal de BBC con más de dos décadas basado en
Cuba, ha subido en los últimos días con una nueva amenaza de violencia
lanzada desde un blog afín al Gobierno: si el periodista no “habla fino”
le podrían partir los dientes.Denuncia el propio Ravsberg en su blog Cartas desde Cuba que “en varios blogs ‘revolucionarios’ como La Mala Palabra, Cuba por Siempre e Isla Mía, este último de la periodista Norelys Morales, acaba de aparecer un artículo sobre los problemas del transporte, escrito por un tal Félix Edmundo Díaz, que termina con una fuerte amenaza contra mi persona”.
A continuación, Ravsberg transcribe el mensaje amenazante escrito por Díaz: “Quiero trasmitirle una idea a un colega: Fernan, leáse Fernando Ravsberg, ¿de verdad tú crees que puedes vivir en Cuba despotricando de mi pueblo?, ¿No crees que es hora de que te vayas pa’l coño de tu madre y empieces a escribir en “Cartas desde USA” o en “Cartas desde España”? ¿Por qué no le haces una visita a Uribe o a Peña Nieto y escribes “Cartas desde Colombia” o Cartas desde México”?, vaya, solo pa’ ver si algún ‘paramilitar’ (¿autodefensas?) o algún ‘zeta’ te da una patada en la ingle y te saca los güevos por las orejas… Desde aquí, en Cuba, es fácil porque sabes que nadie te va a secuestrar, desaparecer, torturar o matar, pero no estamos obligados a permitirte vivir y despotricar en nuestro suelo. Por eso mi oferta para ti es sencilla: 🐍¡Múdate de país o ‘habla fino’!🐍, recuerda que a tu edad los dientes no vuelven a salir y los implantes de piezas dentales son carísimos…”.
Para el periodista uruguayo, el hecho constituye “un paso más en el nivel de insultos” contra él. “Retoman la solicitud de expulsión (del país) y, sobre todo, es la primera vez que me amenazan directamente con una golpiza si no comienzo a ‘hablar fino’. No es casual, hace poco comentaba que los extremistas pueden ganar y evidentemente este texto demuestra que están envalentonados”, comentó Ravsberg.
“Estoy convencido de que si el gobierno cubano no les pone un freno el próximo paso será pasar de las amenazas a los hechos, es el camino de los extremistas de derecha y de izquierda: te silencias tú mismo por temor o te silencian ellos por la fuerza”, dijo el periodista.
El último año ha visto un incremento de la violencia contra los periodistas en Cuba, debido al también aumento de las colaboraciones de estos últimos con sitios no necesariamente afines al régimen.
En Gobierno cubano no reconoce el periodismo que no sea propiedad del Estado, y la Constitución establece que la libertad de expresión es “según los fines de la sociedad socialista”.
Rescatan a dos cubanos secuestrados en México
Los captores exigían 20 mil dólares a los familiares de las víctimas para liberarlas
Lunes, febrero 20, 2017 | CubaNet
Policía de Quintana Roo (periodistasquintanaroo.com/ Archivo)
MIAMI, Estados Unidos.- Luego de diez días de búsqueda, la policía de
Quintana Roo, México, rescató a dos cubanos que habían sido
secuestrados.Según reporta la web Cancunmio.com, los cubanos fueron encontrados en Isla Mujeres, luego de permanecer en manos de los mismos traficantes que los habían ayudado a entrar a territorio mexicano.
Los secuestradores exigían 20 000 dólares de rescate a los familiares de las víctimas. El dinero no se había llegado a depositar cuando la policía de Quintana Roo encontró a los cautivos, al mediodía del pasado viernes.
Durante la operación policial, se detuvo además a un implicado que podría ser el líder de los secuestradores, encargado de solicitar el rescate a los familiares. Hasta el momento se desconoce su identidad.
Detalles de la entrega en La Habana del Premio Oswaldo Payá
La ceremonia se efectuará en el domicilio de la familia Payá-Acevedo
Lunes, febrero 20, 2017 | Agencias
MIAMI, Estados Unidos.- El Premio Oswaldo Payá “Libertad y Vida” será
entregado el próximo miércoles 22 de febrero a las once de la mañana,
según una nota de prensa lanzada por Cuba Decide y la Red
Latinoamericana Jóvenes por la Democracia (Juventud LAC).
El evento, donde el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, recogerá el galardón en cuestión, se llevará a cabo en el domicilio número 221, de la Calle Peñón entre Ayuntamiento y Monasterio, en el capitalino municipio El Cerro.
Durante la premiación también le será entregada una Honorable Distinción a Mariana Aylwin, hija del expresidente chileno Patricio Aylwin.
Rosa María Payá, líder de la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia, destacó en días anteriores la importancia de este evento, convencida de que “hay que mudar el escenario a Cuba”.
En declaraciones a EFE, Payá expresó que esperan que el viaje de Almagro produzca una corriente de “solidaridad efectiva” con los cubanos que reclaman sus derecho a decidir.
El evento, donde el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, recogerá el galardón en cuestión, se llevará a cabo en el domicilio número 221, de la Calle Peñón entre Ayuntamiento y Monasterio, en el capitalino municipio El Cerro.
Durante la premiación también le será entregada una Honorable Distinción a Mariana Aylwin, hija del expresidente chileno Patricio Aylwin.
Rosa María Payá, líder de la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia, destacó en días anteriores la importancia de este evento, convencida de que “hay que mudar el escenario a Cuba”.
En declaraciones a EFE, Payá expresó que esperan que el viaje de Almagro produzca una corriente de “solidaridad efectiva” con los cubanos que reclaman sus derecho a decidir.
Balsas cubanas “tocan tierra” en un museo de Miami
Jorge Zamanillo: “Uno de los neumáticos todavía tiene aire (…) Increíble”
Lunes, febrero 20, 2017 | Agencias
Una de tantas balsas encontradas en las costas estadounidenses durante las dos últimas décadas (Twitter)
MIAMI, Estados Unidos.- Las vidas de un emigrante haitiano y otro
cubano llegados a Miami en 1991 se entrelazan 26 años después en el
Museo de Historia de la ciudad, donde se exhiben “balsas” y “cayucos”,
las frágiles embarcaciones utilizadas por miles de personas para hacer
la travesía hacia el “sueño americano”.El director del Museo de Historia, Jorge Zamanillo, afirma que el mar es fundamental para Miami (Florida) y que en la colección de objetos marítimos, con más de 40 piezas de todo tipo, no podía faltar un homenaje a los balseros.
“El agua es parte de la cultura del sur de la Florida, pero en esta cultura se entrecruza el dolor de los inmigrantes que han llegado aquí arriesgando sus vidas”, reflexiona Zamanillo en una entrevista con Efe que transcurre delante de una balsa de 1994 llegada a estas costas con toda una familia a bordo.
La embarcación es rústica, única. Fue hecha a mano para cruzar un mar repleto de tiburones. Los vecinos de Lincoln Road (Miami Beach) la tuvieron unos meses expuesta en la calle hasta que el Museo se encargó de conservarla, agregándola a sus fondos.
“Llegó con cinco personas, toda una familia. La armaron con maderas y tres neumáticos de camión. Uno de los neumáticos todavía tiene aire, después de más de veinte años. Increíble”, se asombra el director del Museo.
Según Jorge Zamanillo, uno de los ocupantes le contó que se hirió una pierna con un trozo de metal y comenzó a sangrar. Los tiburones rondaban la balsa. Era de noche, sin agua apenas para tomar. “Es una historia típica de los balseros”, apunta.
Él cree que, al haber sido derogada en enero la política de “pies secos/pies mojados”, no llegan tantas balsas como antes y puede que lleguen a desaparecer, de ahí la importancia de preservarlas.
“Los botes cubanos y haitianos son importantes para el museo porque nos narran la historia de la inmigración reciente de este país”, dice este hombre nacido aquí de padres cubanos exiliados.
Según Zamanillo, desde los años 60 han llegado más de 73.000 balsas. La que tiene detrás forma parte de una colección transitoria ubicada en el primer piso. Solo estará seis meses a la vista.
Dos pisos más arriba conviven un “cayuco” haitiano y una balsa cubana. Están allí desde 1984, una encima de otra.
La cubana, más pequeña y colgada del techo, está recubierta interiormente con “poliespuma” y su armazón es de madera barata.
El “cayuco”, que trajo hasta Miami a siete haitianos, tiene aspecto de canoa pero más sofisticada.
Dice Zamanillo que en el almacén del museo tienen más embarcaciones de este tipo. En una de ellas llegó Yuri Cardentey, un cubano de Pinar del Río que se lanzó al mar en 1991 con cinco amigos.
“Dieciocho horas en esa balsa. Luego un (barco) mercante nos recogió y nos trajo a Estados Unidos”, recuerda Cardentey en una entrevista con Efe.
Cardentey tiene dos hijas, una nacida en Cuba y otra en Miami. Para terminar la balsa que lo trajo, él y sus amigos necesitaron seis meses, “uniendo planchas con tornillos, planchas de carros (autos) reutilizadas”, dice.
“Luego le pusimos un motor de turbina agrícola y una hélice. Y a la mar”, sonríe en el taller de chapa y pintura de automóviles donde trabaja.
Ante la llamada “crisis de los balseros”, en 1994, se estableció la hoy extinta política de “pies secos/pies mojados” en virtud de la cual todo cubano que llegaba a territorio estadounidense podía quedarse legalmente en el país, mientras que los hallados en el mar eran devueltos a la isla.
Los haitianos no han tenido tanta suerte. El convenio migratorio entre Estados Unidos y Haití, firmado en 1981, establece que todo inmigrante haitiano interceptado por las autoridades estadounidenses debe ser repatriado.
Así lo confirma el joyero y agente inmobiliario Didier J. Fabien, quien de sus 57 años lleva 26 viviendo en Florida. Como Yuri Cardentey, llegó en 1991, pero no es balsero.
Fabien es el director de la organización sin ánimo de lucro Haitian American Emergency Relief Comittee. Habitualmente ofrece cursos de autoayuda a los haitianos de Miami.
“Igual que los cubanos, los haitianos se lanzan en balsa y hacen una travesía peligrosa; llegan a Bahamas y muchas veces los deportan. Otras veces llegan aquí, o simplemente no llegan. Lo hacen para tener una vida mejor, no tienen otra opción”, dice.
Él cifra en cerca de medio millón de haitianos, entre los que tienen papeles y los que no, los que viven al sur de la Florida.
En el extremo oriental de Cuba, al pie del faro de Maisí, existe un cementerio de haitianos que no pudieron llegar a Miami. Cuando el Paso de los Vientos está encrespado, la corriente vuelca los cayucos y los cuerpos sin vida llegan a Cuba como destino final.
Al tratarse en ocasiones de enterramientos masivos, sus tumbas son cruces bastas que como identificación solo llevan un número.
(EFE)
En tierra de nadie: Médicos cubanos varados en Colombia
No pueden quedarse, ni virar a su país, ni continuar camino a EEUU
Lunes, febrero 20, 2017 | CubaNet
MIAMI, Estados Unidos.- Cuando Adrián Lezcano Rodríguez,
fisioterapeuta de Cuba, fue elegido para servir en una “misión” en el
pequeño pueblo de Maroa de la selva amazónica de Venezuela, sabía que
iba a desertar. Iría a la embajada de los Estados Unidos en Colombia y
solicitaría el programa de Cuban Medical Professional Parole (CMPP), que
hasta el 12 de enero de 2017 permitió que médicos cubanos solicitaran
visas desde un tercer país para obtener refugio en los Estados Unidos.
Según un reportaje de NBC News Latino, Lezcano pasó unos 20 días en la ciudad de la selva trabajando en una pequeña clínica, que sólo tenía electricidad durante dos horas al día. Comía una vez al día, generalmente el almuerzo.
“Si llovía, bebíamos agua de lluvia; si no, bebíamos agua del río”, dijo por teléfono.
Lezcano conoció a unos cuantos locales que estaban dispuestos a llevarlo, a cambio de dinero, por el traicionero Río Negro hasta la frontera con Colombia. Y así lo hizo: Durante el viaje de cinco días, durmieron a lo largo de las orillas del río por la noche. Durante el día, se perdían a veces. A menudo se atascaban en la arena, y tenían que tirarse y empujar la embarcación para que continuar la travesía.
Cuando finalmente llegó a la frontera con Colombia, la noche del 12 de enero, Lezcano descubrió que apenas unas horas antes el expresidente de EE.UU. Barack Obama había terminado el CMPP. Tomó otro día para llegar a la capital de Bogotá, donde trató de hablar con alguien en la embajada de Estados Unidos, pero fue rechazado. “Estaba tan frustrado…”, dijo.
Lezcano vive en una casa con otros nueve cubanos que han quedado en una situación inusual, sin dinero y a veces sin nada que comer.
Al igual que Lezcano, hay más de una docena de médicos cubanos y otros profesionales de la medicina que abandonaron sus puestos en Venezuela y estaban en camino a la embajada de los Estados Unidos en Bogotá cuando el programa de libertad condicional terminó abruptamente. Dicen que no pueden regresar a Cuba y se enfrentan a la deportación si permanecen en Colombia. La única razón por la que se arriesgaban al abandono era solicitar el programa ya desaparecido.
El gobierno de Cuba ha dicho que aceptará médicos cubanos y los reincorporará al sistema nacional de salud. Pero, los que están varados en Colombia insisten en que esto no es cierto. Dicen que la deserción se considera traición en la isla comunista. Los que desertan son castigados, los grados médicos son revocados y la sociedad los desprecia.
Eso fue lo que pensó Yenniffer Santiesteban, médica holguinera de 25 años de edad, cuando decidió abandonar la misión después de 15 meses en el estado de Sucre, en Venezuela. Había estado viendo hasta 35 pacientes al día y el dinero desaparecía en la compra de alimentos.
“Estaba desperdiciando mi dinero para subsistir en un país extranjero. Pasas meses trabajando duro y no ves los resultados”, dijo. Se desilusionó. Quería huir y aprovechar el CMPP, pero significaba pasar años sin ver a su familia. Los médicos que se van por esa vía no pueden entrar en Cuba por ocho años.
El 10 de enero decidió marcharse, pero sus supervisores habían sido avisados y la habían pillado antes de que pudiera escapar. Antes de ser llevada al aeropuerto y devuelta a Cuba, ella y sus dos supervisores se detuvieron en un restaurante para comer. Ella fingió que necesitaba usar el baño, agarró su mochila y huyó.
Santiesteban dijo que no tenía teléfono ni idea de cómo llegar a Colombia. Fue a un cibercafé, se puso en contacto con amigos y descubrió la mejor ruta. Se quedó en un motel esa noche y comenzó su viaje al día siguiente. Cuando finalmente llegó a Bogotá, el día 13, una amiga que había desertado antes la recibió y le explicó que el CMPP había terminado el día anterior.
“Estaba decepcionada, desolada, deprimida y enfurecida”, dijo. Santiesteban ahora se queda en un apartamento de dos dormitorios con otros seis cubanos esperando que el gobierno de Trump reinstale el CMPP.
Cuando se le pidió que comentara sobre estos cubanos en particular, la Casa Blanca dijo en un correo electrónico: “La administración está revisando todos los aspectos de la política de Estados Unidos-Cuba, no tenemos más información que ofrecer en este momento”. En una reunión informativa de febrero, el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo que las políticas “están en medio de una revisión completa”.
Legisladores cubanoamericanos como el representante Carlos Curbelo y el senador Marco Rubio, ambos republicanos de la Florida, han expresado su esperanza de que el gobierno de Trump reinstale el también conocido como ‘programa de parole’.
“Si toma mucho tiempo o si la administración Trump no está de acuerdo en hacer eso, entonces obviamente queremos que este grupo específico reciba la mayor consideración posible dada su circunstancia única”, dijo Curbelo a NBC Latino.
Dijo también que todos los cubanoamericanos en el Congreso concuerdan en que el programa debería ser restablecido. “Seguiremos comunicándoles que si bien entendemos que la política más amplia (‘pies secos, pies mojados’) tenía que cambiar, ese elemento en particular vale la pena mantenerlo”, dijo Curbelo, refiriéndose a la política que permitió a los cubanos que llegaran a los Estados Unidos permanecer como residentes permanentes legales y regresar a Cuba a los capturados en alta mar.
Invertir la política de Obama sobre el programa médico parece una maniobra fácil para Trump, según William LeoGrande, profesor de universitario coautor de Back Channel a Cuba: La historia oculta de las negociaciones entre Washington y La Habana. “El problema es que si él (Trump) reinicia el programa de ‘parole’, el Gobierno cubano puede retroceder en su voluntad de cooperar (con EE.UU.) en la inmigración más ampliamente”.
LeoGrande piensa que es posible que el pequeño grupo de cubanos que se hallaban en tránsito cuando la política cambió todavía podría ser admitido, dado que el fiscal general tiene amplia autoridad discrecional para otorgar libertad condicional a los estadounidenses que no tienen una visa válida por razones humanitarias. “Estos parecen ser casos que califican para eso, porque tomaron ciertas acciones en anticipación a lo que Estados Unidos les había prometido, y luego los Estados Unidos cambiaron el programa”, dijo LeoGrande.
En los últimos años, el número de cubanos que solicitan el programa se ha más que triplicado, según los números proporcionados por los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos. En el año fiscal 2014, se presentaron un total de 1 208 solicitudes y se aprobó un 76 por ciento. Pero para el año fiscal 2016 el número de solicitantes se elevó a 3 907 y al 86 por ciento de ellos se les otorgó el ‘parole’.
Hasta el 12 de enero, los solicitantes a quienes se les negó visas se dirigieron a la frontera entre los Estados Unidos y México y entraron a los Estados Unidos bajo la póliza de pie húmedo / pie seco. Pero Obama también terminó la política, ahora, los solicitantes que se les niega visas también están atrapados en una situación similar: no están dispuestos a regresar a Cuba y no pueden permanecer en Colombia.
Hay cerca de 10 cubanos en Bogotá a quienes se le han negado visas durante el último mes, según Yusnel Santos, quien también está en Colombia y mantiene un registro de los cubanos en Colombia y Bolivia esperando que sus solicitudes sean procesadas —algo que puede tomar meses—. Según Santos, hay unos 500 cubanos en Colombia esperando visas y unos 16 que no llegaron a tiempo para solicitar acogerse al programa.
Marisleidy Boza Varona, una dentista de Camagüey de 26 años, pensó en desertar desde el principio. Cuando llegó a la ciudad de Guayana, en Venezuela, y vio las condiciones que tendría que soportar, se le hizo más imperioso el escapar.
“Sólo comíamos una vez al día porque no teníamos suficiente dinero”, dijo.
A veces, tenía que “inventar” para alcanzar la cuota de pacientes que debía ver por día. “La gente podría cancelar y yo tendría que llenar ese espacio. Si no, sería un gran problema para mí”, dijo.
El 9 de enero, una amiga le envió un mensaje de texto diciendo que estuviera atenta porque sus superiores sospechaban que iba a escapar. Comenzó a recibir llamadas del coordinador del programa. Fue entonces cuando huyó y se escondió en casa de un amigo. El 13, decidió que era lo suficientemente seguro emprender camino hacia Colombia, pero luego se enteró de que Obama ya había terminado el programa.
“Yo estaba en estado de shock, todo se desplomó al suelo… Conozco a personas que han regresado a Cuba y lo pierden todo, pierden su diploma y te mandan a trabajar a las montañas como castigo”, dijo.
“Todos tenemos fe en que el Gobierno de Estados Unidos se dará cuenta de la situación en la que estamos”, dijo Boza llorando.
Según un reportaje de NBC News Latino, Lezcano pasó unos 20 días en la ciudad de la selva trabajando en una pequeña clínica, que sólo tenía electricidad durante dos horas al día. Comía una vez al día, generalmente el almuerzo.
“Si llovía, bebíamos agua de lluvia; si no, bebíamos agua del río”, dijo por teléfono.
Lezcano conoció a unos cuantos locales que estaban dispuestos a llevarlo, a cambio de dinero, por el traicionero Río Negro hasta la frontera con Colombia. Y así lo hizo: Durante el viaje de cinco días, durmieron a lo largo de las orillas del río por la noche. Durante el día, se perdían a veces. A menudo se atascaban en la arena, y tenían que tirarse y empujar la embarcación para que continuar la travesía.
Cuando finalmente llegó a la frontera con Colombia, la noche del 12 de enero, Lezcano descubrió que apenas unas horas antes el expresidente de EE.UU. Barack Obama había terminado el CMPP. Tomó otro día para llegar a la capital de Bogotá, donde trató de hablar con alguien en la embajada de Estados Unidos, pero fue rechazado. “Estaba tan frustrado…”, dijo.
Lezcano vive en una casa con otros nueve cubanos que han quedado en una situación inusual, sin dinero y a veces sin nada que comer.
Al igual que Lezcano, hay más de una docena de médicos cubanos y otros profesionales de la medicina que abandonaron sus puestos en Venezuela y estaban en camino a la embajada de los Estados Unidos en Bogotá cuando el programa de libertad condicional terminó abruptamente. Dicen que no pueden regresar a Cuba y se enfrentan a la deportación si permanecen en Colombia. La única razón por la que se arriesgaban al abandono era solicitar el programa ya desaparecido.
El gobierno de Cuba ha dicho que aceptará médicos cubanos y los reincorporará al sistema nacional de salud. Pero, los que están varados en Colombia insisten en que esto no es cierto. Dicen que la deserción se considera traición en la isla comunista. Los que desertan son castigados, los grados médicos son revocados y la sociedad los desprecia.
Eso fue lo que pensó Yenniffer Santiesteban, médica holguinera de 25 años de edad, cuando decidió abandonar la misión después de 15 meses en el estado de Sucre, en Venezuela. Había estado viendo hasta 35 pacientes al día y el dinero desaparecía en la compra de alimentos.
“Estaba desperdiciando mi dinero para subsistir en un país extranjero. Pasas meses trabajando duro y no ves los resultados”, dijo. Se desilusionó. Quería huir y aprovechar el CMPP, pero significaba pasar años sin ver a su familia. Los médicos que se van por esa vía no pueden entrar en Cuba por ocho años.
El 10 de enero decidió marcharse, pero sus supervisores habían sido avisados y la habían pillado antes de que pudiera escapar. Antes de ser llevada al aeropuerto y devuelta a Cuba, ella y sus dos supervisores se detuvieron en un restaurante para comer. Ella fingió que necesitaba usar el baño, agarró su mochila y huyó.
Santiesteban dijo que no tenía teléfono ni idea de cómo llegar a Colombia. Fue a un cibercafé, se puso en contacto con amigos y descubrió la mejor ruta. Se quedó en un motel esa noche y comenzó su viaje al día siguiente. Cuando finalmente llegó a Bogotá, el día 13, una amiga que había desertado antes la recibió y le explicó que el CMPP había terminado el día anterior.
“Estaba decepcionada, desolada, deprimida y enfurecida”, dijo. Santiesteban ahora se queda en un apartamento de dos dormitorios con otros seis cubanos esperando que el gobierno de Trump reinstale el CMPP.
Cuando se le pidió que comentara sobre estos cubanos en particular, la Casa Blanca dijo en un correo electrónico: “La administración está revisando todos los aspectos de la política de Estados Unidos-Cuba, no tenemos más información que ofrecer en este momento”. En una reunión informativa de febrero, el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo que las políticas “están en medio de una revisión completa”.
Legisladores cubanoamericanos como el representante Carlos Curbelo y el senador Marco Rubio, ambos republicanos de la Florida, han expresado su esperanza de que el gobierno de Trump reinstale el también conocido como ‘programa de parole’.
“Si toma mucho tiempo o si la administración Trump no está de acuerdo en hacer eso, entonces obviamente queremos que este grupo específico reciba la mayor consideración posible dada su circunstancia única”, dijo Curbelo a NBC Latino.
Dijo también que todos los cubanoamericanos en el Congreso concuerdan en que el programa debería ser restablecido. “Seguiremos comunicándoles que si bien entendemos que la política más amplia (‘pies secos, pies mojados’) tenía que cambiar, ese elemento en particular vale la pena mantenerlo”, dijo Curbelo, refiriéndose a la política que permitió a los cubanos que llegaran a los Estados Unidos permanecer como residentes permanentes legales y regresar a Cuba a los capturados en alta mar.
Invertir la política de Obama sobre el programa médico parece una maniobra fácil para Trump, según William LeoGrande, profesor de universitario coautor de Back Channel a Cuba: La historia oculta de las negociaciones entre Washington y La Habana. “El problema es que si él (Trump) reinicia el programa de ‘parole’, el Gobierno cubano puede retroceder en su voluntad de cooperar (con EE.UU.) en la inmigración más ampliamente”.
LeoGrande piensa que es posible que el pequeño grupo de cubanos que se hallaban en tránsito cuando la política cambió todavía podría ser admitido, dado que el fiscal general tiene amplia autoridad discrecional para otorgar libertad condicional a los estadounidenses que no tienen una visa válida por razones humanitarias. “Estos parecen ser casos que califican para eso, porque tomaron ciertas acciones en anticipación a lo que Estados Unidos les había prometido, y luego los Estados Unidos cambiaron el programa”, dijo LeoGrande.
En los últimos años, el número de cubanos que solicitan el programa se ha más que triplicado, según los números proporcionados por los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos. En el año fiscal 2014, se presentaron un total de 1 208 solicitudes y se aprobó un 76 por ciento. Pero para el año fiscal 2016 el número de solicitantes se elevó a 3 907 y al 86 por ciento de ellos se les otorgó el ‘parole’.
Hasta el 12 de enero, los solicitantes a quienes se les negó visas se dirigieron a la frontera entre los Estados Unidos y México y entraron a los Estados Unidos bajo la póliza de pie húmedo / pie seco. Pero Obama también terminó la política, ahora, los solicitantes que se les niega visas también están atrapados en una situación similar: no están dispuestos a regresar a Cuba y no pueden permanecer en Colombia.
Hay cerca de 10 cubanos en Bogotá a quienes se le han negado visas durante el último mes, según Yusnel Santos, quien también está en Colombia y mantiene un registro de los cubanos en Colombia y Bolivia esperando que sus solicitudes sean procesadas —algo que puede tomar meses—. Según Santos, hay unos 500 cubanos en Colombia esperando visas y unos 16 que no llegaron a tiempo para solicitar acogerse al programa.
Marisleidy Boza Varona, una dentista de Camagüey de 26 años, pensó en desertar desde el principio. Cuando llegó a la ciudad de Guayana, en Venezuela, y vio las condiciones que tendría que soportar, se le hizo más imperioso el escapar.
“Sólo comíamos una vez al día porque no teníamos suficiente dinero”, dijo.
A veces, tenía que “inventar” para alcanzar la cuota de pacientes que debía ver por día. “La gente podría cancelar y yo tendría que llenar ese espacio. Si no, sería un gran problema para mí”, dijo.
El 9 de enero, una amiga le envió un mensaje de texto diciendo que estuviera atenta porque sus superiores sospechaban que iba a escapar. Comenzó a recibir llamadas del coordinador del programa. Fue entonces cuando huyó y se escondió en casa de un amigo. El 13, decidió que era lo suficientemente seguro emprender camino hacia Colombia, pero luego se enteró de que Obama ya había terminado el programa.
“Yo estaba en estado de shock, todo se desplomó al suelo… Conozco a personas que han regresado a Cuba y lo pierden todo, pierden su diploma y te mandan a trabajar a las montañas como castigo”, dijo.
“Todos tenemos fe en que el Gobierno de Estados Unidos se dará cuenta de la situación en la que estamos”, dijo Boza llorando.
¿Cómo sobrevivir a un padre internacionalista?
El síndrome postraumático de las guerras cubanas en África
Lunes, febrero 20, 2017 | María Matienzo Puerto
LA HABANA, Cuba.- Los conflictos generacionales que por fuerza existen en el desarrollo de una sociedad cualquiera, en Cuba pudieran estar agravados por el síndrome postraumático que provocaron las intervenciones militares en África.
Mientras el Gobierno rememora con romanticismo las “gestas internacionalistas”, no reconoce ni analiza sus consecuencias. La peor parte la han llevado durante años las familias cubanas. Los hijos en particular han vivido con la violencia doméstica y el alcoholismo de sus padres. Estos son de los síntomas más visibles del síndrome postraumático de las guerras en ese lejano continente.
A los que padecen esta enfermedad, la Asociación de Combatientes —institución creada para “atender a los Internacionalistas”— solo les brinda una ayuda económica. Y las direcciones de Atención a Combatientes, en su estructura municipal se encargan no solo de ellos sino de todos los retirados de la Fuerzas Armadas Revolucionarias. Ninguna de las dos instituciones cuenta con un cuerpo de especialistas encargados de trabajar con quienes aún sufren las consecuencias de una guerra que no les pertenecía por completo.
Una de las funcionarias de Atención a Combatientes del Municipio Plaza de la Revolución le dijo a una vecina del Vedado, cuando esta intentó buscarle solución a las condiciones paupérrimas en las que vive un alcohólico veterano de la guerra cerca de su casa, “que ellos habían recibido ‘cuando aquello’ cuarenta y un internacionalistas, y que cuando se volvieron locos dejaron de ser su problema”.
La funcionaria le explicó cuál podía ser el procedimiento: “Me quedé pasmada cuando me dijeron que si me molestaba le llamara al jefe de sector de la policía y que él se encargara: una, de hacerle cartas de advertencia, y a la quinta lo procesaran por peligrosidad y fuera internado obligatoriamente; dos, que el jefe de sector junto al trabajador social de mi área empezaran a trabajar con él y lo convencieran de que está enfermo y lo internaran para desintoxicarlo. En cualquiera de los dos casos, si tenía hijos, la responsabilidad era de ellos porque eran parientes obligados y que si el ‘borracho’ iba preso los hijos cogían también por no encargarse”
“¡Dime tú! Yo intentando ayudar… y por poco empeoro las cosas”, cuenta la vecina del Vedado, que no da su nombre porque aunque siente una responsabilidad como ciudadana también cree: “No es mi problema, la verdad, y nunca quise llamar a la policía porque no confío en lo que puedan hacerle a ese pobre diablo”.
Recientemente, un grupo multidisciplinario de militares cubanos ha publicado el resumen de una tesis de doctorado (“Las bajas sanitarias producto de acciones combativas contemporáneas”) donde los sujetos y las acciones combativas son las acometidas por los Estados Unidos contra el resto del mundo.
Y dan como un nuevo fenómeno del siglo XXI las “afecciones neuropsiquiátricas que se relacionan con el combate”, vinculadas sobre todo con las nuevas formas de guerra.
Entre los especialistas consultados hay características del estrés postraumático que coinciden: “Hay que entender que no siempre está vinculado a la guerra. El estrés postraumático puede estar provocado por cualquier evento de naturaleza violenta que haya vivido el individuo que no cuente con los recursos suficientes para superarlo”, analiza una sicóloga retirada de la clínica, y agrega: “Entre los síntomas más frecuentes y más visibles se pueden mencionar la inestabilidad familiar, los ataques de pánico, algunas reacciones neuróticas graves o leves, violencia, trastornos del sueño y de la personalidad. Y aunque no siempre aparecen en una misma persona todos los síntomas, es vital analizar las causas que llevaron al paciente a esos extremos”.
En todas las variantes los hijos se llevan la peor parte. Si existen las estadísticas, de cuántos padecen de alcoholismo o de cuántos de los veteranos son violentos, nunca han sido publicadas.
De los entrevistados para este reportaje, ninguno recuerda haber visto un análisis en los medios oficialistas sobre las consecuencias que trajeron para varias generaciones las guerras en África.
La historia de los hijos
Patricia no sabía que su padre podría ser adicto ni que esta enfermedad existía hasta que consultó con una sicóloga. “Papi se inyecta demasiado Hebafortan en vena. Al principio, la que llevaba el control de eso era Mami, pero al ella fallecer, yo asumí el control de la casa porque mi padre no sale de una migraña para entra en otra y cada vez la dosis es mayor, tanto de esa inyección como de combinados de duralgina, benadrilina y meprobamato, cuando hay.”
Y continúa con su historia: “Él nunca ha sido violento, pero ahora me doy cuenta que mi madre fue su cómplice desde que llegó de Angola. Siempre tuve un padre demasiado sedado.”
La de Patricia no es de las peores experiencias.
Juan vivía en el número 5708 de la calle 74 en Alturas de Belén, y antes de irse a África el gran conflicto que tenía era un hijo artista y medio “friky”. Cuando regresó, además de caérsele el pelo, la depresión la alternaba con arranques de ira. Su vida terminó apuntalada con pastillas. Primero se mudaron porque “esa casa se volvió una pesadilla por eso nos fuimos para el Vedado”, comenta Cary, su esposa, a la que no le gusta hablar demasiado del tema. “Pero en el Vedado fue lo mismo”, continúa. Su muerte fue un misterio para todos. Algunos asumen que se suicidó.
“Estable fue de los primeros, aunque nadie se acuerde de él, que fue a África de asesor militar cuando solo enviaban a negros. Ahí donde tú lo ves tiene no sé cuántas medallas al valor”, cuenta un vecino de Alamar que ha visto el declive de Estable, otro veterano.
“Primero alcohol y fajazones con la que era su mujer, después alcohol y limpiabotas, y después alcohol y lo que apareciera. Ahora parece un mendigo, le faltan todos los dientes y se la pasa negro de churre, como tiznado”, dice otra vecina en su mismo edificio. El internacionalista Estable se reunía con otros alcohólicos en lo que le quedaba de casa para rememorar sus hazañas. Ahora está completamente solo y tiene toda la sintomatología de la neurastenia, consecuencias de su adicción.
El hijo de Juan sufrió la intolerancia del padre. Yosvany, el hijo de Estable, ahora es médico, pero de niño fue testigo de incontables escándalos públicos.
Kevin tuvo tres internacionalistas en su familia: “Mi tía, su esposo y otro tío que ahora vive en Oriente y cuál de los tres está más loco ahora”, y resume su historia familiar: “Mi tía y su esposo se amaban. Después de la guerra el amor se acabó el día en que él rastrilló una pistola delante de los niños. Mi tía todavía hoy es demasiado nerviosa, muy sobreprotectora, y siempre cree que a sus hijos les va a pasar lo peor; y mi tío que vive en Oriente hubo un tiempo que le daba por tomar y salir para la calle a fajarse con quien se encontrara”.
William y Ariel son fotógrafos los dos. Además de la profesión tienen en común unos padres intransigentes en sus vidas porque fueron niños muy sensibles, criados por sus madres porque los padres estaban librando al mundo del colonialismo yanqui en África.
“Yo tenía cinco años, pero nunca se me va a olvidar que llegó un 17 de julio”, rememora Ariel el regreso de su padre de Tanzania. “Desde que llegó empezó la historia. Hay cosas que nunca le voy a perdonar”.
Ariel tiene 42 años y las relaciones con su padre fueron tan traumáticas que él no ha logrado “matar a su padre”, como sugiere Freud que se debe hacer llegado un punto del desarrollo de la personalidad, y se le corta la voz como quien está a punto de llorar cada vez que habla del tema.
“Tengo una pila de cuentos. Su machismo se hizo perverso porque tenía miedo que su hijo le saliera maricón. Yo nunca tuve nada, porque aun mis juguetes él se encargaba de decidir sobre ellos. Le regaló mi pecera a una vecina porque decía que yo tenía tremenda bobería con los pececitos”, y dice con resentimiento: “Siempre haciéndose el héroe y restregándome en la cara que debía ir a alguna guerra para que me hiciera hombre”.
A William Baró Griñán lo ponían a “entrenar” con solo 10 años: “cuando todo el mundo jugaba yo tenía que correr y tirarme al piso bajo órdenes militares, y como sobrevivió a una guerra cree que va a ser eterno y ha intentado que yo le haga un testamento de mi casa a su nombre. Ya le expliqué que los padres por lo general, se mueren antes que los hijos, pero como que no lo asimila bien. Nada, que las medallas al valor lo volvieron loco”, dice William, quien sí ha logrado enfrentarse a los abusos de su padre.
“Cuando era niño no entendía por qué mi mamá era una leona defendiéndome cuando logró salir de él. Nada, era algo que no analizaba, pero ahora que tengo hijos y que hago memoria de los métodos y de los cuentos de mi padre me doy cuenta de que siempre ha sido un tipo enfermo. Tiene hijos regados en Alemania, por toda Cuba, y supongo que en Angola también, pero no tiene sentido de responsabilidad ninguno. Y ahora que lo pienso hasta es mejor, porque si todos mis hermanos hubiesen tenido que aguantar los ‘cállate la boca, que tú no sabes nada’ que me decía él, seríamos una pila de gente infelices por ahí”, termina contando William, quien además de no considerarse una víctima reconoce que hay otros casos peores, como el de su hermana, que viviendo en la misma ciudad no conoce al padre que tienen en común.
Baró sabe que no existe una fórmula, pero se pregunta, junto a otros amigos suyos en las mismas circunstancia, cómo ha podido “sobrevivir a un padre internacionalista”
Aquel infierno de las becas…
Entre tantos estudiantes conocí la soledad, el individualismo y la peor enajenación
Lunes, febrero 20, 2017 | Jorge Ángel Pérez
LA HABANA, Cuba.- En 1906 el austriaco Robert Musil publicó su novela Las tribulaciones del estudiante Törless.
Hace unos cuantos años la leí, pero ahora, mientras pensaba en la razón
de este texto, volví a recordarla en algunos de sus detalles, y otra
vez percibí las amarguras del joven alumno del Instituto W., esa escuela
a la que las más influyentes familias del imperio austro-húngaro
mandaban a sus hijos.
No son muchas las literaturas que tengan tan rotunda novela de formación, o aprendizaje. En la nuestra hay algunas, aunque no creo que tuvieran tantos lectores devotos en el mundo como la que escribió el austriaco; pienso ahora en Paradiso, en La carne de René o en Celestino antes del alba. Sin dudas, escoger como tema la formación del individuo joven es casi un lugar común en todas las culturas y en casi todos los tiempos.
La generación a la que pertenezco como escritor hizo también algunos intentos, pero no recuerdo ahora una novela que se detuviera, mientras relataba ese proceso de formación del individuo, en esas becas o escuelas en el campo que fueron tan abundantes desde los años setenta del siglo pasado y que no desaparecieron hasta hace muy poco, consiguiendo, en gran medida, la deformación de esos jóvenes que para estudiar se vieron obligados a internarse en una escuela en el campo, lejos de los suyos. ¡Vade retro!
Quizá por eso estuve pensando más en Musil que en otros cultores de la novela de formación o aprendizaje. Pude mencionar también El lazarillo de Tormes, El guardián en el trigal, Moll Flanders, La montaña mágica y unas cuantas más, pero pensé más en el austriaco porque ese aprendizaje del joven Törles ocurrió mientras estaba internado en una escuela, como me ocurrió a mí, y a la mayoría de los cubanos que nacimos en los años sesenta, setenta, y hasta en los ochenta.
Si escribo estas líneas es porque me he quedado pensando en esas novelas, después de que las mencionara hace unos días en un comentario que escribí sobre la obra Diez Millones, de Carlos Celdrán; y luego pensé que podía detenerme un poco más en el horror que supongo en ellas. Y es que yo, como el joven Törless, dejé atrás la casa de mis padres y me vi obligado, de la noche a la mañana, a madurar; aun cuando a esa edad nada fuera más importante que la convivencia con los padres, porque en ese proceso de formación se precisa de la guía y el cuido de nuestros mayores.
Y a esas escuelas no íbamos en busca de esa soledad reflexiva a la que se sometían los antiguos sabios. Allí íbamos para “aprender”, rodeados por desconocidos. Y en esa “soledad”, en ese alejamiento del hogar, se hacía imprescindible buscar formas diferentes de comunicación, formas inexploradas, hasta entonces, de supervivencia, aunque para ello se tuviera que recurrir a la violencia, a la crueldad.
Yo salí un día de mi casa y me vestí de azul y hasta lucí una corbata; y un círculo rojo en la manga derecha de la camisa advertía que era alumno de “la mejor escuela que pudiera imaginarse”. Yo me bequé en la Che Guevara, en Santa Clara, pero pasamos antes un año en una escuela de Manacas, lejos de casa, y con solo once años, esperando a que en Santa Clara se terminara aquella otra donde se albergaría a 4 500 estudiantes. ¿No era una cifra demasiado alta? Yo, que dormía solo en mi cuarto, justo al lado del cuarto de mi hermano, me miré un día en un albergue tan enorme que parecía un cuartón de vacas, con treinta literas y sesenta “hermanos”; y me asusté, como de seguro se asustaron todos.
Y mi madre, que aún no entendía muy bien de ese alejamiento, lloró muchísimo, y comenzó a fumar a escondidas de mi padre, para soportar mi ausencia, para acostumbrarse a que en unos años ocurriera lo mismo con mi hermano. Y mi abuela paterna, discreta y elegante, llegaba cada miércoles y se convertía, en un santiamén y como otras madres, en auxiliar de limpieza. Mi abuela tan elegante, de maneras suaves, limpiaba los albergues vistiendo sus blancas blusas de hilo bordado, y vestida así recogía los papeles putrefactos que antes hicieran la limpieza anal de mis condiscípulos o la mía misma; y hacía la limpieza de los pestilentes inodoros, del suelo embarrado de cualquier cosa. Y lo hacía porque era la única justificación que tenía para verme cada miércoles. Ella no soportaba estar una semana lejos del nieto, y pagaba el precio.
Jamás podré olvidar a mi abuela querida pagando ese precio tan alto por estar un rato con su nieto, para llevarle alguna comida sabrosa y preparada solo para mí. No podré olvidar jamás las maneras con las que disimulaba sus lágrimas cada vez que me veía llegar del campo, ensombrerado y con rudas botas, después de sacar boniatos a la tierra con solo once años. Mi abuela se iba y yo me quedaba solo, con extraños, y con ellos dormía, comía, y me metía desnudo en un baño, con un sinfín de muchachos también desnudos, en cinco duchas, y solo tenía once años.
Y nadie vigilaba mis estudios nocturnos, nadie chequeaba mis tareas, a nadie podía decir que quería un vaso de leche antes de acostarme. Por eso eran muchos los que violentaban las puertas de aquellos sitios donde se guardaban los panes para el desayuno del día siguiente, donde se guardaban los dulces de la merienda, porque a esa edad el cuerpo pide más de comer, y el cuerpo pide un poco más de todo, y aquellos jóvenes que éramos se enredaban desnudos en cualquier parte, porque a fin de cuentas estábamos bien lejos de los ojos de la familia. Recuerdo las muchas epidemias que aparecían, pero sobre todo recuerdo aquel virus que provocaba el aumento de volumen en el abdomen de las adolescentes, aquel al que dieron por nombre “el mal del sapito”, y que sirvió a montones de alumnas para esconder por un tiempo sus embarazos.
Muy bien recuerdo esas becas que provocaron la enajenación de sus pupilos, pero que no piense nadie en un embeleso místico, porque hablo del desinterés, del individualismo a que nos obligó tan numerosa convivencia; y también sería común el fraude, el egoísmo, el “sálvese quien pueda” y la crueldad. Pienso ahora en los múltiples actos de violencia. Recuerdo muy bien a aquel muchacho que exhibía un hundimiento enorme en el torso a causa del asma, y al que burlonamente todos llamaban “El pecho”. Pienso en sus angustias cada vez que lo despertaba su “hueco” repleto de orina ajena; y es que era común que en las noches vertieran todo el orine que contenía aquel jarro enorme que llenaban muchachos y muchachas con las vejigas atestadas, para luego castigarlo sin otra razón que no fuera el hundimiento que le provocó una enfermedad crónica.
No olvido la bestialidad con la que sometían a aquel joven gordo y amanerado. Recuerdo a sus padres, médicos ambos, cuando fueron a retar a los condiscípulos del hijo que hiciera un intento de suicidio, que no quiso seguir en aquella escuela y exigió a sus progenitores que lo sacaran para no ser definitivo en el deseo de morirse. Él se fue de la escuela un día, pero aún me vienen a la cabeza los castigos a que era sometido: unas veces lo obligaban a lamer el sexo de alguna compañera, y otras, el de “El Pecho”. Y resulta curioso que no recuerde mucho del desarrollo intelectual de mis compañeros, ese que tan bien aparece en la novela de Musil, porque allí exhibir entre alumnos los saberes en matemáticas o filosofía no era muy bien recibido, sin embargo no he conseguido olvidar a un grupo de jóvenes, dos años más jóvenes que yo, que se autonombraban fascistas, aun cuando conocieran en clases todo lo que significaron Hitler o Mussolini para la historia del mundo.
Y lo peor es que sé que algunos de esos jóvenes violentos se convirtieron luego en médicos y hasta en maestros, y también están los que ahora son “políticos” y hablan siempre desde el yo, dejando muy claro que nada que esté fuera de él, y de su conciencia, tiene importancia. No dudo que para muchos estas líneas que escribo resulten injustas, egoístas, pero recuerdo esos años de esta forma, y quizá la culpa de mi individualismo tenga que ver con la educación que tuve en una beca donde convivíamos 4 500 estudiantes. Si no soy capaz de descubrir bondades en esas escuelas en el campo, que por suerte ya no existen aunque nadie se disculpara alguna vez por el dislate, eso no es mi culpa, porque yo no tuve otra elección; yo conocí, entre tantos estudiantes, la soledad, el individualismo y la peor enajenación, y eso tampoco es mi culpa.
No son muchas las literaturas que tengan tan rotunda novela de formación, o aprendizaje. En la nuestra hay algunas, aunque no creo que tuvieran tantos lectores devotos en el mundo como la que escribió el austriaco; pienso ahora en Paradiso, en La carne de René o en Celestino antes del alba. Sin dudas, escoger como tema la formación del individuo joven es casi un lugar común en todas las culturas y en casi todos los tiempos.
La generación a la que pertenezco como escritor hizo también algunos intentos, pero no recuerdo ahora una novela que se detuviera, mientras relataba ese proceso de formación del individuo, en esas becas o escuelas en el campo que fueron tan abundantes desde los años setenta del siglo pasado y que no desaparecieron hasta hace muy poco, consiguiendo, en gran medida, la deformación de esos jóvenes que para estudiar se vieron obligados a internarse en una escuela en el campo, lejos de los suyos. ¡Vade retro!
Quizá por eso estuve pensando más en Musil que en otros cultores de la novela de formación o aprendizaje. Pude mencionar también El lazarillo de Tormes, El guardián en el trigal, Moll Flanders, La montaña mágica y unas cuantas más, pero pensé más en el austriaco porque ese aprendizaje del joven Törles ocurrió mientras estaba internado en una escuela, como me ocurrió a mí, y a la mayoría de los cubanos que nacimos en los años sesenta, setenta, y hasta en los ochenta.
Si escribo estas líneas es porque me he quedado pensando en esas novelas, después de que las mencionara hace unos días en un comentario que escribí sobre la obra Diez Millones, de Carlos Celdrán; y luego pensé que podía detenerme un poco más en el horror que supongo en ellas. Y es que yo, como el joven Törless, dejé atrás la casa de mis padres y me vi obligado, de la noche a la mañana, a madurar; aun cuando a esa edad nada fuera más importante que la convivencia con los padres, porque en ese proceso de formación se precisa de la guía y el cuido de nuestros mayores.
Y a esas escuelas no íbamos en busca de esa soledad reflexiva a la que se sometían los antiguos sabios. Allí íbamos para “aprender”, rodeados por desconocidos. Y en esa “soledad”, en ese alejamiento del hogar, se hacía imprescindible buscar formas diferentes de comunicación, formas inexploradas, hasta entonces, de supervivencia, aunque para ello se tuviera que recurrir a la violencia, a la crueldad.
Yo salí un día de mi casa y me vestí de azul y hasta lucí una corbata; y un círculo rojo en la manga derecha de la camisa advertía que era alumno de “la mejor escuela que pudiera imaginarse”. Yo me bequé en la Che Guevara, en Santa Clara, pero pasamos antes un año en una escuela de Manacas, lejos de casa, y con solo once años, esperando a que en Santa Clara se terminara aquella otra donde se albergaría a 4 500 estudiantes. ¿No era una cifra demasiado alta? Yo, que dormía solo en mi cuarto, justo al lado del cuarto de mi hermano, me miré un día en un albergue tan enorme que parecía un cuartón de vacas, con treinta literas y sesenta “hermanos”; y me asusté, como de seguro se asustaron todos.
Y mi madre, que aún no entendía muy bien de ese alejamiento, lloró muchísimo, y comenzó a fumar a escondidas de mi padre, para soportar mi ausencia, para acostumbrarse a que en unos años ocurriera lo mismo con mi hermano. Y mi abuela paterna, discreta y elegante, llegaba cada miércoles y se convertía, en un santiamén y como otras madres, en auxiliar de limpieza. Mi abuela tan elegante, de maneras suaves, limpiaba los albergues vistiendo sus blancas blusas de hilo bordado, y vestida así recogía los papeles putrefactos que antes hicieran la limpieza anal de mis condiscípulos o la mía misma; y hacía la limpieza de los pestilentes inodoros, del suelo embarrado de cualquier cosa. Y lo hacía porque era la única justificación que tenía para verme cada miércoles. Ella no soportaba estar una semana lejos del nieto, y pagaba el precio.
Jamás podré olvidar a mi abuela querida pagando ese precio tan alto por estar un rato con su nieto, para llevarle alguna comida sabrosa y preparada solo para mí. No podré olvidar jamás las maneras con las que disimulaba sus lágrimas cada vez que me veía llegar del campo, ensombrerado y con rudas botas, después de sacar boniatos a la tierra con solo once años. Mi abuela se iba y yo me quedaba solo, con extraños, y con ellos dormía, comía, y me metía desnudo en un baño, con un sinfín de muchachos también desnudos, en cinco duchas, y solo tenía once años.
Y nadie vigilaba mis estudios nocturnos, nadie chequeaba mis tareas, a nadie podía decir que quería un vaso de leche antes de acostarme. Por eso eran muchos los que violentaban las puertas de aquellos sitios donde se guardaban los panes para el desayuno del día siguiente, donde se guardaban los dulces de la merienda, porque a esa edad el cuerpo pide más de comer, y el cuerpo pide un poco más de todo, y aquellos jóvenes que éramos se enredaban desnudos en cualquier parte, porque a fin de cuentas estábamos bien lejos de los ojos de la familia. Recuerdo las muchas epidemias que aparecían, pero sobre todo recuerdo aquel virus que provocaba el aumento de volumen en el abdomen de las adolescentes, aquel al que dieron por nombre “el mal del sapito”, y que sirvió a montones de alumnas para esconder por un tiempo sus embarazos.
Muy bien recuerdo esas becas que provocaron la enajenación de sus pupilos, pero que no piense nadie en un embeleso místico, porque hablo del desinterés, del individualismo a que nos obligó tan numerosa convivencia; y también sería común el fraude, el egoísmo, el “sálvese quien pueda” y la crueldad. Pienso ahora en los múltiples actos de violencia. Recuerdo muy bien a aquel muchacho que exhibía un hundimiento enorme en el torso a causa del asma, y al que burlonamente todos llamaban “El pecho”. Pienso en sus angustias cada vez que lo despertaba su “hueco” repleto de orina ajena; y es que era común que en las noches vertieran todo el orine que contenía aquel jarro enorme que llenaban muchachos y muchachas con las vejigas atestadas, para luego castigarlo sin otra razón que no fuera el hundimiento que le provocó una enfermedad crónica.
No olvido la bestialidad con la que sometían a aquel joven gordo y amanerado. Recuerdo a sus padres, médicos ambos, cuando fueron a retar a los condiscípulos del hijo que hiciera un intento de suicidio, que no quiso seguir en aquella escuela y exigió a sus progenitores que lo sacaran para no ser definitivo en el deseo de morirse. Él se fue de la escuela un día, pero aún me vienen a la cabeza los castigos a que era sometido: unas veces lo obligaban a lamer el sexo de alguna compañera, y otras, el de “El Pecho”. Y resulta curioso que no recuerde mucho del desarrollo intelectual de mis compañeros, ese que tan bien aparece en la novela de Musil, porque allí exhibir entre alumnos los saberes en matemáticas o filosofía no era muy bien recibido, sin embargo no he conseguido olvidar a un grupo de jóvenes, dos años más jóvenes que yo, que se autonombraban fascistas, aun cuando conocieran en clases todo lo que significaron Hitler o Mussolini para la historia del mundo.
Y lo peor es que sé que algunos de esos jóvenes violentos se convirtieron luego en médicos y hasta en maestros, y también están los que ahora son “políticos” y hablan siempre desde el yo, dejando muy claro que nada que esté fuera de él, y de su conciencia, tiene importancia. No dudo que para muchos estas líneas que escribo resulten injustas, egoístas, pero recuerdo esos años de esta forma, y quizá la culpa de mi individualismo tenga que ver con la educación que tuve en una beca donde convivíamos 4 500 estudiantes. Si no soy capaz de descubrir bondades en esas escuelas en el campo, que por suerte ya no existen aunque nadie se disculpara alguna vez por el dislate, eso no es mi culpa, porque yo no tuve otra elección; yo conocí, entre tantos estudiantes, la soledad, el individualismo y la peor enajenación, y eso tampoco es mi culpa.
Cuba e Irlanda: dos islas y un destino
Mientras que personas de todas partes quieren irse a vivir a Irlanda, los cubanos solo piensan en huir de su país
Lunes, febrero 20, 2017 | Orlando Freire Santana
LA HABANA, Cuba.- Si algún acontecimiento logró atenuar la grisura de
la 26 edición de la Feria del Libro de La Habana fue la participación
irlandesa en la referida cita literaria. Una presencia que incluyó al
presidente de esa nación, Michael Higgins, y algunos escritores como el
novelista Joseph O´ Connor, autor de la conocida novela El crimen del Estrella del Mar.
Tanto en los espacios académicos de la Feria del Libro, como en otras actividades desarrolladas por el mandatario irlandés, salieron a relucir ciertos paralelos entre Cuba y esa isla europea.
Se trata de dos islas que han debido encauzar con sumo cuidado sus relaciones con vecinos poderosos, y que además padecieron hambrunas y éxodo masivo de su población.
Es de destacar que entre 1845 y 1849 a los irlandeses se les afectó la cosecha de patatas, lo que ocasionó una hambruna de grandes proporciones. Un descalabro que provocó la muerte de casi un millón de personas, y la emigración de buena parte de sus pobladores.
Sin embargo, todo cambiaría en esa isla del Atlántico norte. A raíz de la presentación en la Feria del Libro de El Crimen del Estrella del Mar, Joseph O´ Connor ofreció declaraciones al periódico Juventud Rebelde (“Los personajes me escogieron”, edición del 16 de febrero), en las que aclaró el porqué de reflejar en ese libro los malos momentos que atravesó su país.
Así se expresó el novelista: “Siempre tuve la intención de escribir sobre esa etapa por la que atravesó mi país, pero lo que realmente me empujó a contar acerca de esa hambruna fue el hecho de que Irlanda ya hoy no es pobre, se convirtió en una nación de grandes riquezas, adonde llegan en la actualidad personas de muchas partes del mundo”.
En efecto, a partir de los años finales de la década del 80 de la pasada centuria, la República de Irlanda experimentó un auge económico que la ha llevado a convertirse en uno de los países de mayor ingreso percápita del planeta, al extremo de que algunos especialistas comenzaron a denominarla el Tigre Celta.
Por otra parte, y haciendo válido aquello de que “las personas votan realmente con los pies”, Irlanda pasó a ser un país de inmigrantes, adonde llegan actualmente polacos, lituanos, letones, africanos, asiáticos y personas de otras regiones en busca de mejores condiciones de vida. Según estadísticas, cerca del 10% de la población irlandesa en los días que corren es de origen extranjero.
Bueno, y podrían preguntarse algunos, ¿cuál ha sido la causa de semejante progreso? Pues, ni más ni menos que una apertura consecuente de la economía a los mecanismos de mercado, con énfasis en la inversión extranjera directa, la cual, a diferencia de lo sucedido hasta ahora en Cuba, sí encontró seguridad y condiciones favorables para su implementación. A lo anterior habría que agregar un sistema político transparente, pluripartidista y respetuoso de los derechos de la ciudadanía.
Como vemos, un camino muy diferente al que han conducido a Cuba sus actuales gobernantes.
Tanto en los espacios académicos de la Feria del Libro, como en otras actividades desarrolladas por el mandatario irlandés, salieron a relucir ciertos paralelos entre Cuba y esa isla europea.
Se trata de dos islas que han debido encauzar con sumo cuidado sus relaciones con vecinos poderosos, y que además padecieron hambrunas y éxodo masivo de su población.
Es de destacar que entre 1845 y 1849 a los irlandeses se les afectó la cosecha de patatas, lo que ocasionó una hambruna de grandes proporciones. Un descalabro que provocó la muerte de casi un millón de personas, y la emigración de buena parte de sus pobladores.
Sin embargo, todo cambiaría en esa isla del Atlántico norte. A raíz de la presentación en la Feria del Libro de El Crimen del Estrella del Mar, Joseph O´ Connor ofreció declaraciones al periódico Juventud Rebelde (“Los personajes me escogieron”, edición del 16 de febrero), en las que aclaró el porqué de reflejar en ese libro los malos momentos que atravesó su país.
Así se expresó el novelista: “Siempre tuve la intención de escribir sobre esa etapa por la que atravesó mi país, pero lo que realmente me empujó a contar acerca de esa hambruna fue el hecho de que Irlanda ya hoy no es pobre, se convirtió en una nación de grandes riquezas, adonde llegan en la actualidad personas de muchas partes del mundo”.
En efecto, a partir de los años finales de la década del 80 de la pasada centuria, la República de Irlanda experimentó un auge económico que la ha llevado a convertirse en uno de los países de mayor ingreso percápita del planeta, al extremo de que algunos especialistas comenzaron a denominarla el Tigre Celta.
Por otra parte, y haciendo válido aquello de que “las personas votan realmente con los pies”, Irlanda pasó a ser un país de inmigrantes, adonde llegan actualmente polacos, lituanos, letones, africanos, asiáticos y personas de otras regiones en busca de mejores condiciones de vida. Según estadísticas, cerca del 10% de la población irlandesa en los días que corren es de origen extranjero.
Bueno, y podrían preguntarse algunos, ¿cuál ha sido la causa de semejante progreso? Pues, ni más ni menos que una apertura consecuente de la economía a los mecanismos de mercado, con énfasis en la inversión extranjera directa, la cual, a diferencia de lo sucedido hasta ahora en Cuba, sí encontró seguridad y condiciones favorables para su implementación. A lo anterior habría que agregar un sistema político transparente, pluripartidista y respetuoso de los derechos de la ciudadanía.
Como vemos, un camino muy diferente al que han conducido a Cuba sus actuales gobernantes.
Falleció Sofía Ímber, ícono de la cultura venezolana
La periodista y promotora cultural murió a los 92 años de edad
Lunes, febrero 20, 2017 | Prensa Internacional
VENEZUELA- La madrugada de este lunes falleció Sofía Ímber, periodista y promotora cultural, a los 92 años de edad.
La noticia la confirmó el periodista Gustavo Arroyo Gil, autor del libro La Señora Ímber.
“Con el alma hecha pedazos comunico esta noticia. Sofía Ímber acaba de morir”, escribió el comunicador a través de su cuenta @diegoarroyogil en la red social Twitter.
Ímber nació en 1924 en Soroca, una localidad de Moldavia. En 1930 llegó a Venezuela, país donde se estableció con su familia.
En agosto de 1973 el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas y fue quien hizo las gestiones para lograr la colección de obras de arte que hoy ostenta la Universidad Central de Venezuela (UCV).
De su trabajo en televisión decía que al entrar a un estudio se “derretía”.
“Es que me encanta. Hacer televisión me encanta. Cuando salía la musiquita de introducción de Buenos días –programa que condujo Ímber y que fue transmitido desde 1968 hasta 1992- yo era como esos caballos que van a correr una carrera que necesitan un estímulo para salir. Pues ese era el mío. Era, al mismo tiempo, una inyección de adrenalina y de angustia, por la responsabilidad de entrevistar a alguien en televisión, en vivo”, le dijo al periodista de El Universal.
Realizó el programa de televisión Buenos días, luego produjo y condujo el programa Solo con Sofía y en radio La Venezuela Posible.
“Dijo Sofía Ímber alguna vez ‘Denme un garaje y yo hago un museo’, y lo sostuvo luego de ver los planos del Complejo Urbanístico Parque Central. Fue así como en pocos metros cuadrados reunió, debido a su astucia y gracia, obras de varios los artistas más importantes del mundo. El Museo de Arte Contemporáneo de Caracas se inauguró en febrero de 1974. Hay allí piezas de Marc Chagall, Georges Braque, Fernand Léger, Alexander Calder, Victor Vasarely, entre muchos otros, como de Pablo Picasso, de quien se puede apreciar en pleno centro de Caracas su Suite Vollard, su Busto de mujer, su Desnudo y hombre sentado o su Cabeza de mujer con sombrero. Está también allí la Odalisca con pantalón rojo de Henri Matisse, robada en algún momento aún desconocido y recuperada hace un par de años por el FBI”, escribió Márquez.
Fuente: El Universal
La noticia la confirmó el periodista Gustavo Arroyo Gil, autor del libro La Señora Ímber.
“Con el alma hecha pedazos comunico esta noticia. Sofía Ímber acaba de morir”, escribió el comunicador a través de su cuenta @diegoarroyogil en la red social Twitter.
Ímber nació en 1924 en Soroca, una localidad de Moldavia. En 1930 llegó a Venezuela, país donde se estableció con su familia.
En agosto de 1973 el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas y fue quien hizo las gestiones para lograr la colección de obras de arte que hoy ostenta la Universidad Central de Venezuela (UCV).
De su trabajo en televisión decía que al entrar a un estudio se “derretía”.
“Es que me encanta. Hacer televisión me encanta. Cuando salía la musiquita de introducción de Buenos días –programa que condujo Ímber y que fue transmitido desde 1968 hasta 1992- yo era como esos caballos que van a correr una carrera que necesitan un estímulo para salir. Pues ese era el mío. Era, al mismo tiempo, una inyección de adrenalina y de angustia, por la responsabilidad de entrevistar a alguien en televisión, en vivo”, le dijo al periodista de El Universal.
Realizó el programa de televisión Buenos días, luego produjo y condujo el programa Solo con Sofía y en radio La Venezuela Posible.
“Dijo Sofía Ímber alguna vez ‘Denme un garaje y yo hago un museo’, y lo sostuvo luego de ver los planos del Complejo Urbanístico Parque Central. Fue así como en pocos metros cuadrados reunió, debido a su astucia y gracia, obras de varios los artistas más importantes del mundo. El Museo de Arte Contemporáneo de Caracas se inauguró en febrero de 1974. Hay allí piezas de Marc Chagall, Georges Braque, Fernand Léger, Alexander Calder, Victor Vasarely, entre muchos otros, como de Pablo Picasso, de quien se puede apreciar en pleno centro de Caracas su Suite Vollard, su Busto de mujer, su Desnudo y hombre sentado o su Cabeza de mujer con sombrero. Está también allí la Odalisca con pantalón rojo de Henri Matisse, robada en algún momento aún desconocido y recuperada hace un par de años por el FBI”, escribió Márquez.
Fuente: El Universal
El festival del monólogo del libro se fue a bolina
“Gracias a Fidel estamos empinando papalotes hoy”
Lunes, febrero 20, 2017 | Ernesto Santana Zaldívar
LA HABANA, Cuba.- La 26 Feria Internacional del Libro de La Habana,
terminó el 19 en su sede de la fortaleza de La Cabaña, pero el sábado 18
alcanzó su mayor altura con decenas de papalotes remontados hacia el
cielo veraniego de este febrero. Algunos de ellos muestran al volar
—¡oh, elevada imaginación!— las portadas de libros que han aparecido en
el evento, y los autores son también los empinadores de tales cometas
letradas.
Y no es que esos escritores y los demás papaloteros quisieran poner bien alto en el cielo el libro, la cultura o la simple diversión a favor del viento. No, el firme motivo que los convocaba a esta vistosa demostración aérea era la indignación del pueblo lector y escribidor contra “una injusticia de más de medio siglo”.
Porque, efectivamente, se trataba de un acto de repudio, silencioso y empinado, contra el “bloqueo imperialista”. Así mismo. Y para que no cupiera duda alguna, un enorme coronel —como le llamamos a las grandes cometas, pero vaya qué casualidad de altura de grado— exhibía la portada de un libro de Ramón Sánchez-Parodi, quien fuera durante muchos años jefe de la Oficina de Intereses de Cuba en Washington.
No es una metáfora: la Feria habanera del Libro se desvanece en el viento. Cierto que nunca, como sabemos, tuvo mucha consistencia de verdadera romería libresca, ni convenció como espectáculo cultural abierto y diverso. En definitiva, jamás ha podido salir de la sombra que la pavorosa historia de esa enorme fortaleza arroja sobre un evento que se supone festividad moviéndose entre murallas de piedra centenaria y muros de férrea censura oficial, por pasarelas del peor gusto cultural —o cuartelario.
De entrada, este año la feria estuvo dedicada a Armando Hart, un intelectual tan poco leído que se están editando 16 tomos de una colección garrafal —Cuba, una cultura de liberación, selección de escritos del Dr. Armando Hart Dávalos 1952-2016— para multiplicar las posibilidades de que ocurra un encuentro cercano con algún lector. De hecho, cuando le dijeron que esta edición del evento le estaría dedicada, el ex ministro de Cultura no lo podía creer —con toda razón— y dijo que no era escritor, sino “un político y un hablador aunque, desde luego, también escribo desde cada coyuntura histórica que me ha tocado vivir para defender mi patria”.
Pero no hay que asombrarse de esa exuberancia cultural, pues fueron más de 26 los títulos presentados este año por la colección 90 Aniversario para recoger la obra de un intelectual más trascendente aún que el doctor Hart, el doctor Fidel Castro. Pero toda esa frondosidad tan variada dejaba espacio todavía para flores como una biografía del brasileño Frei Betto —con prólogo del fallecido Comandante— más dos o tres libros del propio teólogo.
O como una compilación de elogios de grandes letrados a Roberto Fernández Retamar por sus 85 años. O como Aló Presidente teórico, del comandante bolivariano Hugo Chávez, con prólogo del por ahora presidente Nicolás Maduro. Y así, mucho y mucho papel más. Por desgracia, cuando le preguntaban su opinión a los asistentes a la Feria, insistían casi siempre en que los libros no eran muy variados pero sí muy caros.
El escritor Paco Ignacio Taibo II, siempre de guerrilla por la causa, respondió en una entrevista que “este año vemos menos literatura chatarra”, pues “la feria se estaba llenando de maniquíes, reinecitas y princesitas, posters de futbolistas, y eso no hace nuevos lectores”. Para colmo, declaró que “la oferta literaria sigue siendo pobre”.
Experto en ferias internacionales de este tipo, opinó que “para mantener la gran masa de lectores que creó, Cuba necesita un alimento cultural fuerte. Las editoriales nacionales están publicando exceso de ensayos para especialistas, para las escuelas, la academia, pero poca literatura de ficción, de ciencia ficción, novelas, que son los libros que más atraen y generan lectores de calidad”. Aun así, como buen progresista, puntualizó que “comparado con el año pasado, este me parece mejor”.
Por lo menos sigue siendo una larga feria internacional interprovincial, como siempre, pues no acabará hasta el 16 de abril en Santiago de Cuba. “El comité organizador se empeña en ofrecer al público un evento lo más parecido posible a lo que la gente espera que este sea”, dice la prensa. Habría que ver quiénes son esa “gente que espera”. No debe ser la que uno ve por la calle, a juzgar por la monocromía de los autores y por tanta tonelada de monomanía impresa.
Parece que, si el monólogo es no preguntar nada, entonces, “la respuesta, mi amigo, está flotando en el viento”, como diría Dylan. Por eso, en los finales de esta pétrea kermés de cuartel, cerrando por todo lo alto, los organizadores mandan a los escritores a empinar papalotes y coroneles. Una elocuente pionera afirmó, sin aparente intención metafórica: “Gracias a Fidel estamos empinando papalotes hoy”.
Y no es que esos escritores y los demás papaloteros quisieran poner bien alto en el cielo el libro, la cultura o la simple diversión a favor del viento. No, el firme motivo que los convocaba a esta vistosa demostración aérea era la indignación del pueblo lector y escribidor contra “una injusticia de más de medio siglo”.
Porque, efectivamente, se trataba de un acto de repudio, silencioso y empinado, contra el “bloqueo imperialista”. Así mismo. Y para que no cupiera duda alguna, un enorme coronel —como le llamamos a las grandes cometas, pero vaya qué casualidad de altura de grado— exhibía la portada de un libro de Ramón Sánchez-Parodi, quien fuera durante muchos años jefe de la Oficina de Intereses de Cuba en Washington.
No es una metáfora: la Feria habanera del Libro se desvanece en el viento. Cierto que nunca, como sabemos, tuvo mucha consistencia de verdadera romería libresca, ni convenció como espectáculo cultural abierto y diverso. En definitiva, jamás ha podido salir de la sombra que la pavorosa historia de esa enorme fortaleza arroja sobre un evento que se supone festividad moviéndose entre murallas de piedra centenaria y muros de férrea censura oficial, por pasarelas del peor gusto cultural —o cuartelario.
De entrada, este año la feria estuvo dedicada a Armando Hart, un intelectual tan poco leído que se están editando 16 tomos de una colección garrafal —Cuba, una cultura de liberación, selección de escritos del Dr. Armando Hart Dávalos 1952-2016— para multiplicar las posibilidades de que ocurra un encuentro cercano con algún lector. De hecho, cuando le dijeron que esta edición del evento le estaría dedicada, el ex ministro de Cultura no lo podía creer —con toda razón— y dijo que no era escritor, sino “un político y un hablador aunque, desde luego, también escribo desde cada coyuntura histórica que me ha tocado vivir para defender mi patria”.
Pero no hay que asombrarse de esa exuberancia cultural, pues fueron más de 26 los títulos presentados este año por la colección 90 Aniversario para recoger la obra de un intelectual más trascendente aún que el doctor Hart, el doctor Fidel Castro. Pero toda esa frondosidad tan variada dejaba espacio todavía para flores como una biografía del brasileño Frei Betto —con prólogo del fallecido Comandante— más dos o tres libros del propio teólogo.
O como una compilación de elogios de grandes letrados a Roberto Fernández Retamar por sus 85 años. O como Aló Presidente teórico, del comandante bolivariano Hugo Chávez, con prólogo del por ahora presidente Nicolás Maduro. Y así, mucho y mucho papel más. Por desgracia, cuando le preguntaban su opinión a los asistentes a la Feria, insistían casi siempre en que los libros no eran muy variados pero sí muy caros.
El escritor Paco Ignacio Taibo II, siempre de guerrilla por la causa, respondió en una entrevista que “este año vemos menos literatura chatarra”, pues “la feria se estaba llenando de maniquíes, reinecitas y princesitas, posters de futbolistas, y eso no hace nuevos lectores”. Para colmo, declaró que “la oferta literaria sigue siendo pobre”.
Experto en ferias internacionales de este tipo, opinó que “para mantener la gran masa de lectores que creó, Cuba necesita un alimento cultural fuerte. Las editoriales nacionales están publicando exceso de ensayos para especialistas, para las escuelas, la academia, pero poca literatura de ficción, de ciencia ficción, novelas, que son los libros que más atraen y generan lectores de calidad”. Aun así, como buen progresista, puntualizó que “comparado con el año pasado, este me parece mejor”.
Por lo menos sigue siendo una larga feria internacional interprovincial, como siempre, pues no acabará hasta el 16 de abril en Santiago de Cuba. “El comité organizador se empeña en ofrecer al público un evento lo más parecido posible a lo que la gente espera que este sea”, dice la prensa. Habría que ver quiénes son esa “gente que espera”. No debe ser la que uno ve por la calle, a juzgar por la monocromía de los autores y por tanta tonelada de monomanía impresa.
Parece que, si el monólogo es no preguntar nada, entonces, “la respuesta, mi amigo, está flotando en el viento”, como diría Dylan. Por eso, en los finales de esta pétrea kermés de cuartel, cerrando por todo lo alto, los organizadores mandan a los escritores a empinar papalotes y coroneles. Una elocuente pionera afirmó, sin aparente intención metafórica: “Gracias a Fidel estamos empinando papalotes hoy”.
Prohíben uso público de laptops en Caibarién
Autoridades alegan falta de seguridad para los usuarios
Lunes, febrero 20, 2017 | Pedro Manuel González Reinoso
Internauta con su laptop en un parque Wi-fi, en La Habana. En Caibarién esta práctica está prohibida (Archivo)
VILLA CLARA, Cuba.- Recientemente ha entrado en vigor la prohición
del uso de laptops para conectarse a Internet desde la única zona Wi-fi
del municipio villaclareño de Caibarién.Un grupo de “agentes” ha comenzado una suerte de profilaxis combativa en la zona contra todo aquel que se intente conectar a Internet usando equipos personales de este tipo en el parque “La Libertad”, en las inmediaciones del gobierno local, donde está ubicado el punto de acceso.
Una doctora de 59 años, recientemente regresada de Brasil tras tres años de misión y disfrute de conectividad a Internet, y quien pretendía “hablarle a su hijo que vive en los Estados Unidos” a través de la app IMO, fue advertida este viernes por ‘ciberpolicías’, de que el empleo de Laptops en ese lugar quedaba, en lo adelante, prohibido.
Acto seguido, frente al desconcierto de la usuaria, le dijeron que los “ladrones” [virtuales] “estaban robando la señal y las claves ajenas con esos medios para replicarlas, revenderlas o esquivar el propio abono con tretas”.
Sugirieron además que “volviera luego la compañera con una tableta o un teléfono” a restablecerse. El hecho de que hubiera perdido su dinero de antemano pagado al monopolio cubano de las comunicaciones, ETECSA, no es para ellos un “gran problema”.
Sin embargo, sí es “gran problema” el hecho de la ineptitud e incompetencia tecnológica del emporio militar, al que todos quieren birlar por sus demoras, irrespetos a la privacidad y precios todavía abusivos para con el pueblo que dicen representar.
Por tanto, de manera pionera en Villa Clara, el municipio centro-norte-costero se estrena en lo que en La Habana y de seguro en otras localidades más grandes del país devendrá guerra avisada. Si no resulta ya que esta política sea cuestión de seguridad nacional.
Video muestra el momento en que Kim Jong-nam es envenenado por dos mujeres
El hermano del dictador norcoreano Kim Jong-um fue asesinado en el aeropuerto Internacional de Kuala Lumpur en Malasia
Lunes, febrero 20, 2017 | Agencias
Un video de Fuji Television divulgado via Reuters muestra el momento del presunto asesinato de Kim Jong Nam, medio hermano del líder norcoreano Kim Jong Un, en el Aeropuerto Internacional de Kuala Lumpur.
Elecciones en Ecuador: oposición vigila conteo de votos “para evitar fraude”
El estrecho resultado de los comicios de ayer podría llevar a la celebración de una segunda ronda de votaciones
Lunes, febrero 20, 2017 | Agencias
QUITO, Ecuador.- El candidato opositor Guillermo Lasso, quien podría
disputar en segunda vuelta la Presidencia de Ecuador con el oficialista
Lenín Moreno, advirtió este lunes que sus seguidores vigilan el conteo
de los votos “para evitar un fraude”.
“Quiero advertir que estamos vigilantes del conteo de votos para evitar un fraude”, subrayó Lasso, quien apuntó que “el pueblo ecuatoriano, con valentía, va a defender lo que ha logrado en las urnas”.
“No vamos a permitir que se pierda en el tapetazo lo que el pueblo ecuatoriano ha logrado ya en las urnas”, insistió.
El candidato del movimiento CREO dijo en la televisión Ecuavisa que están “controlando voto a voto”, y agradeció a sus simpatizantes que -dijo- han pasado la noche atentos a los escrutinios.
Los resultados oficiales parciales revelan un estrecho resultado de los comicios de ayer para renovar el Ejecutivo.
El candidato oficialista a la Presidencia de Ecuador, Lenín Moreno, obtendría el 39,11 por ciento de los votos, según los resultados parciales de actas escrutadas y difundidas en la web del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Con 35.917 de 41.042 juntas de recepción de voto escrutadas (87,5 por ciento), Moreno lidera los resultados, seguido del centroderechista Lasso, con el 28,27 por ciento.
El sistema electoral ecuatoriano contempla la celebración de una segunda ronda de votaciones si ninguno de los candidatos consigue mayoría absoluta o si el candidato más votado no logra al menos el 40 % de los sufragios con un margen de al menos 10 puntos porcentuales de ventaja respecto al segundo.
Lasso apuntó que, de acuerdo al sistema de control electoral de su agrupación política, que coincide con las cifras de la organización no gubernamental Participación Ciudadana, “es imposible un cambio de tendencia cuando apenas falta el 12 por ciento de escrutar urnas. Matemáticamente eso es imposible”, subrayó.
Según el recuento de votos no oficial de Participación Ciudadana revelado anoche, Moreno, del movimiento Alianza País (AP), con un 38.8 por ciento de votos, y Lasso, con el 28.2, pasarían a una segunda vuelta electoral a celebrar en abril.
“Estemos tranquilos, el pueblo ecuatoriano decidió: habrá segunda vuelta electoral”, insistió este lunes Lasso, al recalcar: “Estamos controlando voto a voto y vamos a defender lo que ya se ha logrado, segunda vuelta electoral. No hay otra alternativa y nos veremos el 2 de abril”.
(EFE)
“Quiero advertir que estamos vigilantes del conteo de votos para evitar un fraude”, subrayó Lasso, quien apuntó que “el pueblo ecuatoriano, con valentía, va a defender lo que ha logrado en las urnas”.
“No vamos a permitir que se pierda en el tapetazo lo que el pueblo ecuatoriano ha logrado ya en las urnas”, insistió.
El candidato del movimiento CREO dijo en la televisión Ecuavisa que están “controlando voto a voto”, y agradeció a sus simpatizantes que -dijo- han pasado la noche atentos a los escrutinios.
Los resultados oficiales parciales revelan un estrecho resultado de los comicios de ayer para renovar el Ejecutivo.
El candidato oficialista a la Presidencia de Ecuador, Lenín Moreno, obtendría el 39,11 por ciento de los votos, según los resultados parciales de actas escrutadas y difundidas en la web del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Con 35.917 de 41.042 juntas de recepción de voto escrutadas (87,5 por ciento), Moreno lidera los resultados, seguido del centroderechista Lasso, con el 28,27 por ciento.
El sistema electoral ecuatoriano contempla la celebración de una segunda ronda de votaciones si ninguno de los candidatos consigue mayoría absoluta o si el candidato más votado no logra al menos el 40 % de los sufragios con un margen de al menos 10 puntos porcentuales de ventaja respecto al segundo.
Lasso apuntó que, de acuerdo al sistema de control electoral de su agrupación política, que coincide con las cifras de la organización no gubernamental Participación Ciudadana, “es imposible un cambio de tendencia cuando apenas falta el 12 por ciento de escrutar urnas. Matemáticamente eso es imposible”, subrayó.
Según el recuento de votos no oficial de Participación Ciudadana revelado anoche, Moreno, del movimiento Alianza País (AP), con un 38.8 por ciento de votos, y Lasso, con el 28.2, pasarían a una segunda vuelta electoral a celebrar en abril.
“Estemos tranquilos, el pueblo ecuatoriano decidió: habrá segunda vuelta electoral”, insistió este lunes Lasso, al recalcar: “Estamos controlando voto a voto y vamos a defender lo que ya se ha logrado, segunda vuelta electoral. No hay otra alternativa y nos veremos el 2 de abril”.
(EFE)
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