por Garris Elkins
Hace
poco estuve caminando por una acera cubierta en un pueblo conocido por
ser un destino turístico. Colgadas por encima de mi cabeza había
señales, letreros, que anunciaban los comercios que había por los lados
de la acera. Los letreros estaban colgados de cadenas. De repente se
levantó una brisa fuerte que impulsó a los letreros, haciendo que todos
fuesen en direcciones opuestas, pero en perfecta cadencia. Parecía como
si alguien hubiera puesto las señales en movimiento a propósito, en el
momento justo, siguiendo una orden. Esto produjo la impresión de que los
letreros se movían en una secuencia de baile precisamente
coreografiada.
Mientras
paseaba por debajo de los letreros danzantes, volví la cabeza y miré
hacia atrás. Percibí que el Señor me estaba diciendo: "Acabo de poner en
movimiento señales que te van a llamar la atención. Haré que una
cultura dormida tenga que mirar hacia arriba para ver las señales
espirituales, igual que tú has mirado los letreros físicos moviéndose
con el viento encima de tu cabeza. Lo venidero hará que la gente mire
hacia arriba más allá de los alrededores familiares que han pensado que
era la única realidad. Estoy enviando Mi aliento para mover las señales
que van a anunciar un próximo cambio".
Durante
unos pocos días tras ver los letreros danzando por encima de mi cabeza,
me sobrecogió una sensación de inquietud. En retrospectiva, me doy
cuenta de que esa inquietud no era negativa. Vino del Espíritu que me
estaba pidiendo que no me conformara con una interpretación superficial
de lo que veo pasar a mi alrededor como si esa fuera la única verdad o
realidad. Dios puede crear una realidad nueva tan fácilmente cómo creó a
la Tierra: con tan solo una palabra, o con el soplo de Su Espíritu.
Percibo
una interrupción venidera a nuestro 'statu quo'. Esto va a pasar por el
aliento de Dios. Cuando las señales empiecen a moverse, miren hacia
arriba. Estas señales anunciarán la voluntad de Dios en términos claros y
simples, igual que los letreros danzando por encima de mi cabeza aquel
día, que me dirigieron hacia un negocio en particular. El cielo se está
moviendo y también lo están haciendo las señales que anuncian un cambio
venidero.
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