viernes, 1 de abril de 2016

Dónde hay odio solo hay vacío



Por: Aimée Cabrera.
Siento tanta impotencia. Cómo es posible que personas que respeten a Dios en la solemnidad de una misa salgan a caminar por una calle, con una flor en la mano las mujeres, y sean esperados por una plebe que les grita obscenidades y frases humillantes, que no respeten y  se ensañen además, con los hombres que son sus esposos o sus colegas y que pretenden protegerlas.
Cómo pueden ser golpeados, arrastrados, maniatados, y la opinión pública mundial permanezca en silencio. Es un silencio temible porque apoya toda la maldad que ocurre cada domingo cerca de la Iglesia de Santa Rita de Cassia, situada en una barriada que ha dejado de ser tranquila para sus moradores.
 Qué hacen los principales funcionarios de las Naciones Unidas, qué hace el Vaticano, qué hace Ginebra: ¡Nada! , solo callar y aplaudir la iniquidad. Supuestos líderes llegan a Cuba, se confabulan y después  se van, con la perenne sonrisa que atestigua que son de la misma calaña.
Otros se jactan en la mediocridad de la neutralidad, con el deseo de llenar  manos con el peso de  la codicia que emana de la riqueza mal habida. Echan suertes sobre una Isla sin identidad, atentos a ser los  mejores  negociantes.
 Y los  hay, que en Cuba, permanecen en silencio aunque estén en desacuerdo o prefieren el silencio desde lejos, para que no les nieguen la entrada  en su patria , qué puede decirse de todos ellos: ¡Nada!
Dónde está el valor y el respeto que nos enseñaron aquellos que, de cualquier sexo, edad, raza o status social enfrentaron con hidalguía y valentía lo mal hecho a través de nuestra historia. Dónde está el honor.
Aún los hay que, en su oportunismo, son capaces  de recitar de memoria versículos de la Palabra Sagrada, una desfachatez que resalta la falta de temor y amor a Dios. Por último, el grupo de los que alaban al hombre y niegan al Creador, los que no se sacian de tratar de compensar su vacío espiritual con frases manidas.
Qué ejemplo pueden imitar niños y jóvenes, esos que Jesús espera lleguen a Él porque de ellos son el Reino y todas sus bendiciones. Pequeños y adolescentes se expresan como si fueran juguetes parlantes.
Los mismos que actúan con la violencia y la maldad de los anti valores que reciben a diario como enseñanza alejada de la moral, de la cívica, de la semilla que germina para  dar testimonio del bien.
Los cubanos y quienes no lo son y dicen amar a este pueblo tienen que unirse para que cesen comportamientos como los de cada domingo en Santa Rita y tantos otros que suceden por todo el país, hechos que denigran a los que se obstinan en mantener controlada las mentes ajenas, en imponer la intolerancia hasta sus consecuencias más letales y que no deben tener el apoyo de los que son parte del pueblo también.
Los que creen en el  Dios de amor y misericordia tienen que orar más, tienen que imitar las enseñanzas de los Evangelios, saber interpretar las cartas de Pablo, lo dicho por los Profetas, Palabras que permanecerán siempre vivas.
Los que dicen no creer, o hacerlo a su manera, deben aprender a amar, a saltar toda barrera porque es  difícil amar. Sí, es difícil amar porque impone sacrificio y  honra. Tenemos que aprender a amar a nuestros propios hermanos y compatriotas para que en vez de una saeta llegue el soplo del Espíritu a cada persona y termine el odio entre los cubanos.
Seis cosas aborrece Jehová,
Y aún siete abomina su alma:
Los ojos altivos, la lengua mentirosa,
Las manos derramadoras de sangre inocente,
El corazón que maquina pensamientos inicuos,
Los pies presurosos para correr al mal,
El testigo falso que habla mentiras,
Y el que siembra discordia entre hermanos.
Proverbios 6:16-19


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