Esperanza
es uno de los tres grandes pilares de la fe cristiana. Todo el
mensaje cristiano se fundamenta en la esperanza,
junto con la fe y el amor (1 Corintios 13:13). Esperanza
es característicamente la virtud cristiana y, a la vez, algo
imposible para el no cristiano (Efesios. 2:12). Sólo el cristiano
puede ser un optimista con relación al mundo. Sólo el cristiano
puede esperar hacer frente a la vida. Sólo el cristiano puede
considerar la muerte con serenidad y ecuanimidad.
Es la
esperanza de la resurrección de los muertos.
Este pensamiento discurre consistentemente a través de todo el NT.
(Hechos 23:6; 26:6; 1 Tesalonisenses 4:13; 1 Pedro. 1:3; 1 Juan 3:3;
1 Corintios 15:19). El cristiano es un hombre que no va rumbo a la
muerte, sino a la vida. Para él, la muerte no es el abismo de la
nada y la aniquilación. Es "una puerta abierta en el
horizonte.”
Es la
esperanza de la gloria de Dios
(Romanos 5:2). Es la esperanza de que ya no veremos más la gloria de
Dios en la nube ni por espejo, oscuramente. Es la certeza de que
vendrá el día que veremos a Dios y seremos revestidos de su misma
gloria.
Es la
esperanza de la nueva dispensación
(2 Corintios 3:12). Mientras los hombres se reconocían gobernados
por la ley, no había lugar para otra cosa que no fuera la
desesperación, pues no hay ni uno que pueda obedecer y satisfacer la
perfecta ley de Dios. Pero cuando vemos que la nota clave de la
religión no es la ley, sino el amor, renace una nueva esperanza.
Es la
esperanza de salvación. Es la
confianza de saber que Dios nos libra en este mundo (2 Corintios
1:10), no en el sentido de ser resguardados contra sinsabores y
peligros, sino en el de ser confortados para superarlos.
Es la
confianza de salvación en el mundo venidero. Es la esperanza de
salvación en medio de los peligros de la tierra, y de ser rescatados
del juicio de Dios. Es la
esperanza de vida eterna (Tito
1:2; 3:7).
La
esperanza está fundada en Dios (1 Timoteo 4:10) porque él es Dios
de esperanza (Romanos 15:13) y Dios que da esperanza. El carácter de
Dios es, como Jesús nos dijo, el fundamento esencial de nuestra
esperanza. La esperanza mira hacia Dios. Vuelve la cara a Dios
(Hechos 24:15; 1 Pedro 1:21; 3:5;1 Tito 5:5). El cristiano es un
hombre de esperanza porque tiene sus ojos puestos en Dios. El secreto
de la esperanza cristiana es la mirada dirigida hacia Dios.
La
esperanza cristiana, aunque duele, no teme ni se plantea el problema
de que tal vez las promesas de Dios sean verdaderas. Es la confiada
expectación de que no pueden ser nada más que la verdad.
¿En quién
has puesto tu esperanza?
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