Entonces
José también subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la
ciudad de David que se llama Belén, porque él era de la casa y de la familia de
David, para inscribirse con María, su esposa, quien estaba encinta.
Aconteció
que, mientras ellos estaban allí, se cumplieron los días de su alumbramiento,
y dio a luz a su hijo primogénito. Le envolvió en pañales, y le acostó
en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
Había
pastores en aquella región, que velaban y guardaban las vigilas de la noche
sobre su rebaño. Y un ángel del Señor se presentó ante ellos, y la gloria del
Señor los rodeó de resplandor; y temieron con gran temor. Pero el ángel les
dijo:
—No
temáis, porque he aquí os doy buenas nuevas de gran gozo, que será
para
todo el pueblo: que hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador,
que
es Cristo el Señor. Y esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en
pañales
y acostado en un pesebre.
De
repente apareció con el ángel, una multitud de las huestes celestiales que
alababan
a Dios y decían:
¡Gloria
a Dios en las alturas y en la Tierra paz entre los hombres de buena voluntad!
(LUCAS
2:4-14)
No hay comentarios:
Publicar un comentario