La inmensa hipocresía de los integrantes de la agrupación estadounidense
Pastores por la Paz no tiene límites. Dicha institución cuyos miembros se han
autodenominado "fieles seguidores de Cristo", en realidad han sido
–desde su fundación, en agosto de 1988- fervientes partidarios del
totalitarismo y connotados enemigos de la democracia.
Pastores
por la Paz surgió –por iniciativa del extinto reverendo bautista norteamericano
Lucius Walker- con el propósito de desafiar las leyes de Estados Unidos. Su
creador se autodefinía como un fervoroso antiimperialista. La ayuda humanitaria
que ha suministrado la organización, durante más de 20 años, ha sido utilizada
para encubrir su verdadero objetivo: la subversión del orden constitucional en
el norteño país.
Pero
la democracia estadounidense, con sus humanas imperfecciones, ha mostrado su
solidez. La certera participación ciudadana en la vida económica, política, y
cultural de esa nación y el respeto a los derechos fundamentales de los
nacionales ha dado al traste con los esfuerzos de ambiciosos, egoístas,
renegados, anarquistas, aventureros y terroristas que en nombre de Dios han
intentado destruir un país de libertades.
Desde
sus inicios, -y siempre para desafiar al sistema político estadounidense-,
Pastores por la Paz apoyó al primer gobierno autoritario, sandinista, de
Nicaragua, y se opuso a los demócratas de esa hermana nación.
Más
tarde se alió a la feroz dictadura castrista, a la que ha apoyado hasta
nuestros días –aunque para ello ha tenido que violar las leyes de su país- sin
tener en cuenta los crímenes cometidos por sus inescrupulosos agentes
policiales.
No
ha dicho Pastores por la Paz ni media palabra sobre el horrible hundimiento del
remolcador 13 de Marzo. El 13 de julio de 1994, en las afueras de la bahía de
La Habana, 37 cubanas y cubanos –entre ellos, 10 niños- de 68 que huían del
país, fueron asesinados por agentes del régimen de Castro. Lanchas del gobierno
los impactaron y sus tripulaciones les lanzaron potentes chorros de agua para
ahogarlos.
Y
qué decir del fusilamiento de tres jóvenes negros, que también pretendían
escapar de la isla, en una embarcación que secuestraron -con pasajeros a bordo-
en abril de 2003. Sus muertes en los paredones del crimen no conmovieron a los
"piadosos" integrantes de Pastores por la Paz, a pesar de que esos
muchachos no mataron ni hirieron a nadie.
Ante
hechos como estos los integrantes de Pastores por la Paz olvidan, por
conveniencia, el mandamiento bíblico que reza: "No matarás". Aparentan
no recordar que el régimen que ellos apoyan le impuso, de forma arbitraria, al
país la pena de muerte como sanción y cientos de ciudadanos han sido víctimas
de esa aborrecible condena.
Mas
a estos falsos pastores no les interesa la vida del pueblo cubano. No se han
preocupado por los centenares de compatriotas nuestros que, por estos días, en
diversas localidades de Cuba, incluida la capital, se han visto afectados por
el dengue, el cólera y la fiebre chikungunya.
Sin
embargo, para continuar su carnaval publicitario de todos los años, organizaron
su vigesimoquinta "Caravana de Amistad Estados Unidos-Cuba". Sus
representantes llegaron a La Habana el pasado 24 de julio, no sin antes hacer
propaganda castrista en las tres norteñas naciones del continente en las que
recogieron artículos para justificar el viaje.
Pocos
saben adónde irán a parar sus donaciones ni en qué balneario de la isla
mostrarán estos "religiosos" sus muy bien desarrolladas habilidades
de turistas. Los mariscos –entre ellos la langosta, bastante cara en países
como EEUU, Canadá, Dinamarca y Alemania- constituye un lujoso y muy codiciado
alimento que no faltará en sus mesas mientras permanezcan en Cuba.
Para
manifestar su obediencia a La Habana estos falsos profetas decidieron participar
en los eventos con los que el régimen ha festejado el 61 aniversario de los
asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
Escogieron
una fecha (26 de julio) que debiera ser de luto, para exteriorizar su infinito
amor a Castro, perdón, a Cristo.
Nadie
se sorprende de que a su llegada al aeropuerto internacional José Martí, estos
autodenominados cristianos fueran recibidos por Kenia Serrano, presidenta del
Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, entidad controlada por la
inteligencia cubana. A pocos asombra que durante el recibimiento estuvo
presente Caridad Diego, jefa de la oficina del Partido Comunista de Cuba que
vigila y persigue a los creyentes.
Quien
dude de la falsedad de estos pastores, que revise la agenda que les preparó el
régimen. Entre sus puntos está previsto un encuentro con familiares de cinco
cubanos condenados indistintamente en EEUU por cometer, entre otros delitos, el
de espionaje y el de conspiración para cometer asesinato. Dos de ellos se
encuentran en Cuba. Tal vez los miembros de Pastores por la Paz los abracen y
les prediquen el evangelio de Satanás.
Fuente:
Primavera
digital
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