El martes 19
de agosto a las 7:50 de la mañana se realizó un atentado a cuatro opositores
pacíficos en la concurrida esquina de Calzada y K, en el Vedado, La Habana,
Cuba.
El hecho se
produjo cuando, desde el techo de la Funeraria de Calzada y K –unos 20 a 25
metros de altura- fue lanzada una bala metálica de las se usan en
refrigeración.
Los cuatro
opositores a los que se les realizó el atentado son, Miguel Daniel Borroto
Vázquez, Orlando Martínez, Sergio y yo, Alejandro Hernández, quien redacto la
nota y denuncio este hecho genocida en contra de nuestras vidas.
Los cuatro
estábamos sentados en lo que antaño fuese la salida de los carros fúnebres
cuando, al sentir un ruido y mirar vi, como desde el techo caía exactamente
donde estábamos nosotros el referido objeto. Sólo atiné a gritar: ¡Sergito, quítate! Acto seguido salí
corriendo, gracias a Dios no circulaba ningún vehículo por la calle, de lo
contrario, hubiese sido atropellado.
En el techo
de la Funeraria se asomaron dos sonrientes individuos, al reclamo de Sergio,
uno de ellos nos preguntó sonriente y en tono de burla que si pensamos que nos
lo tiraron porque éramos opositores.
Se
presentaron en el lugar los agentes 03569 y 04989 quienes hasta ese momento,
estaban parados justo en la acera de enfrente. Ante el reclamo de Sergio a los
“trabajadores” involucrados en este acto y las amenazas de uno de ellos hacia
Sergio, el agente 03569 la emprendió contra nosotros, los agredidos,
exigiéndonos que nos calláramos la boca.
Este mismo
agente 03569 le dio la bala al propio individuo que amenazaba a Sergio tan
rápido que nos fue imposible fotografiarla como evidencia del atentado, del
cual fueron testigos otros opositores y personas que estaban allí para sus
trámites migratorios en la Embajada. Este sujeto que recogió la bala nuevamente
y en tono burlón, volvió a preguntarnos si creíamos que nos la tiraron porque
éramos opositores.
Ante mi
reclamo al propio agente 03569 del porque no procedía como establece la ley en
esos casos fui reprimido igualmente como lo fue Sergio y acotó: “Cállate la boca que en fin de cuentas
no pasó nada”
Pregunto:
¿tenía que resultar herido o muerto alguno de nosotros como para que se viera
obligado a actuar? Estas acciones de la policía cubana dejan mucho que desear. Minutos
más tarde llegaron dos patrullas, la primera con la baliza iluminada, ninguna
fue a preguntarnos nada ni tomarnos declaración.
La
administración de la Funeraria de Calzada y K no tomó las medidas de seguridad
establecidas, advirtiendo a los transeúntes el peligro de caminar por la zona
debido a los trabajos de reparación. El área tampoco fue aislada ni acordonada
como precaución.
De lunes a
viernes y en horario de oficina, esa área es frecuentada –conservadoramente- por
más de 500 personas entre adultos,
ancianos y niños. Quede la presente como nuestro testimonio y nuestra repulsa a
este hecho genocida.
Alejandro Hernández.
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