Por el
Apóstol Carlos Montoya
En una ocasión en un frondoso árbol se escucho
una conversación entre dos troncos que a pesar de ambos ser robusto sucedía que
uno sobresalía en tamaño sobre el otro, el grandote se enaltecía de su
superioridad asegurando que lo usarían
en el palacio del rey, tal vez en alguna silla o sabrá Dios si hasta de columna
por su tamaño. Sucedió que un día un hachero se presento delante del árbol y
minuciosamente escogió a ambos a los que con mucho cuidado traslado a su
taller, aun en el camino el grandote aseguraba que el más pequeño sería usado
un algo menos importante que a él, a lo cual el pequeño aseguro que estaría satisfecho
en servir y lo que le tocara hacer lo haría con excelencia. Unas horas después
estos dos troncos conformaron junto la cruz que sujeto al eterno Rey Jesús para
morir por nuestros pecados, el grandote se encargo de levantar muy alto al rey
y el pequeño de sujetar bien sus brazos hasta salvarnos a todos.
De esta manera estoy convencido que cada uno de
nosotros hemos sido diseñado para cumplir un propósito de Dios en la tierra y
que todo los que hacemos es de mucha utilidad para que esto sea cumplido. En
ocasiones sentirás que otros te menosprecian por quien eres o por lo que haces,
incluso sentirás que no toman en cuenta
tus sacrificios porque en tu nación ocurran los cambios necesarios para ser una
mejor sociedad, solo confía en que todo lo que has propuesto en tu corazón Dios lo usara con un fin, asegúrese que lo
que haces sea justo y para el bien de todos los que como tu quieren lo mejor
para la humanidad.
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