Hace aproximadamente dos mil años nació en un humilde pesebre en Belén de Judea un
niño como cualquier otro, pero este niño era diferente porque se había predicho el lugar de su nacimiento
en las Sagradas Escrituras, fue anunciado por coros angélicos y por unos magos muy ricos que vinieron desde lejanas
tierras del oriente en un viaje de aproximadamente de dos años de duración para adorarle y hacerle
obsequios solo dignos de un Rey. El no fue una persona ordinaria, era el mismo Dios
hecho hombre concebido de una virgen por el Espíritu Santo. Había nacido:
Jesucristo, el Rey de los judíos, el Salvador de la humanidad.
“Y el Verbo se
hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del
unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”. (Juan 1:14)
Propósitos
de Jesucristo:
1- Rescatar
a la humanidad del poder de Satanás
El Hijo del Hombre no vino
para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos. (Mateo 20:28)
2- Destruir
las obras de Satanás
El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo
ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito:
para destruir las obras del diablo. (1ª
de Juan 3:8)
3- Darnos
la vida eterna
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida
eterna. (Juan 3:16)
El libre albedrío es la libertad individual que Dios nos
da y que requiere reflexión y una elección consciente. Somos así de libres y bajo nuestra
propia responsabilidad podemos elegir entre el odio y el amor, la santidad y el
pecado, entre la vida o la muerte, entre Jesucristo o Fidel Castro, entre Dios o Satanás.
“Un pueblo está hecho de hombres que resisten, y hombres
que empujan: del acomodo, que acapara, y de la justicia, que se rebela: de la
soberbia, que sujeta y deprime, y del
decoro, que no priva al soberbio de su puesto, ni cede el suyo:: de los
derechos y opiniones de sus hijos todos está hecho un pueblo, y no de los derechos
y opiniones de una sola clase de sus hijos”. (3,304.José
Martí)
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