El (Dios) que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros. Romanos 8:32.
  ¡Gracias a Dios por su don inefable! 2ª Corintios 9:15.
  De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16. 
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        Martín Lutero consideraba este versículo de Juan 3:16 como el resumen de todo el Evangelio.
         Dios: el Ser más grande        de tal manera amó: el mayor amor        al mundo: todos los hombres, el mayor número        que ha dado: el mayor acto de bondad        a su Hijo unigénito: el mayor regalo        para que todo aquel: la propuesta más extensa        en él cree: la mayor simplicidad        no se pierda: la promesa más solemne        mas: la mayor diferencia        tenga: la mayor seguridad        vida eterna: la mayor felicidad.
         Dios mostró su amor al enviar a su Hijo Jesucristo para salvarnos. Su amor satisface nuestra mayor necesidad, la cual es tan grande que no se puede comparar a ninguna otra.
         Si queremos tener esta prueba del amor de Dios por nosotros, debemos mirar a la cruz, pues fue allí donde Dios dio a su Hijo en sacrificio por nuestros pecados. La cruz es la prueba absoluta del amor de Dios por nosotros.
         Para el cristiano, la cruz es la prueba de su salvación y de su eterna felicidad. Puede apropiarse las palabras del apóstol Pablo: “El Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. (Gálatas 2:20) 
  
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       Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.  - Tercera carta de Juan, versículo 2.   
  
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