viernes, 19 de abril de 2013

LAVERDADERA RAZÓN DE VIVIR














Por Pr Manuel A Morejón Soler .El Vedado, La Habana.

El doctor Jonatán Goforth, en su libro titulado “Por Mi Espíritu”, relata el conmovedor incidente que sigue:
“El año de 1900, en la ciudad china de Taiyunfu, fueron fusilados unos misioneros y sus hijos: cincuenta y nueve personas por todas.  Un estudiante chino presenció esa cruel ejecución, y algún tiempo después refirió el acontecimiento al doctor Goforth, y le dijo a éste que era sorprendente la paz y la tranquilidad que se manifestaban en los rostros de las víctimas: aun en el preciso momento de la muerte la sonrisa no había huido de sus labios.

 El estudiante refirió que una madre hablaba con ternura a su hijito, a quien llevaba asido de la mano; y que cuando a ella le tocó su turno, se vio su cuerpo rodar por el suelo y sin haber soltado la mano de su niño.  Instantes después, éste caía sobre su moribunda madre. 
Ante este recuerdo, el estudiante preguntó al doctor Goforth:                                                            
¿Es extraño que la tranquilidad ante la muerte de esos cristianos me haya llevado a creer en la Palabra de Dios?”.

En nuestros días casi todos los medios no cesan de informar sobre  noticias de guerras y revoluciones, pero no se aterroricen, pues esto tiene que ocurrir primero antes de la llegada del fin. (Evangelio según Lucas 21:9) 

La vida es corta sin importar cuánto vivamos. Si hay algo importante que queramos hacer, no debemos posponerlo para otro día, mejor es preguntarse:
¿Qué haría si solo tuviera tres meses de vida? ¿Le diría a alguien que lo amo? ¿Trataría de enderezar algún área torcida de mi vida? ¿Le hablaría a alguien de Jesucristo?
Debido a que la vida es corta, no se debe olvidar que quien único es realmente importante es Jesucristo, el único que nos oferta vida eterna y en abundancia.

Él nunca ha faltado a su promesa de vida para nosotros y hoy insiste una vez más para que cuando las circunstancias nos hayan traicionado y creamos perdidas todas las esperanzas Él es y seguirá siendo la verdadera razón de vivir.

Cuando creas que ya no hay más, recuerda que la única cosa que se puede hacer es acostarse en los brazos de Jesucristo como un pequeño niño y confiar”.

"Señor, hazme saber qué fin tendré y cuánto tiempo voy a vivir, para que comprenda cuán breve es mi vida. Salmo 39:4 



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