por
June Hunt
¿Se
encuentra usted en una batalla emocional debido a la culpa?
¿Es
un instrumento amoroso de Dios que él está usando para convencerlo,
corregirlo, y conformar su carácter cuando se descarría?
¿O
más bien está usted luchando contra la vergüenza y la culpabilidad
cuando ésta se hace presente es su corazón?
La
culpabilidad puede ser una compañera enviada por Dios que le habla
al oído con la verdad y lo motiva a arrepentirse y a ser libre. Pero
la falsa culpa es un enemigo cruel que se encuentran dentro de
nosotros y que no nos hace más piadosos, sino que nos hace sentir
una tristeza superficial que ¡en verdad mata el alma!
“Porque
la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para
salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del
mundo produce muerte”.
(2
Corintios 7:10)
I.
DEFINICIONES
El
conocido diálogo de la antigua obra Julio
César de
Shakespeare dice:
“¡Et
tu, Brute!”
Este
es un ejemplo de cómo un enemigo puede envolverse en el manto de la
amistad. Esa frase significa:
“¡Y
tú también, Bruto!” y con el último suspiro, el emperador Julio
César denunció a su falso amigo traicionero que le dio el golpe de
gracia. Con mucha frecuencia la culpa es como ese enemigo
invisible... un adversario que quiere destruir el valor que Dios nos
ha dado. Cuando se sienta esclavizado por la culpa pregúntese: ¿se
está enfrentando a un amigo o a un enemigo?
“¿Está
sintiendo la convicción de pecado que viene de Dios, o las emociones
negativas de los enemigos que tiene dentro?”
A.
¿Qué es la culpa verdadera?
Nadie
escapa de la culpa. Desde la primera infancia la experimentamos
cuando robamos una galleta o decimos una mentira. La palabra hebrea
del Antiguo Testamento es asham,
que tiene muchos derivados. Según esa palabra, existen tres
dimensiones de la verdadera culpa:
-
Culpa significa haber fallado, merece un castigo y demanda un
sacrificio.
-
La culpa verdadera es un pecado cometido contra Dios.
-
Cuando pecamos nos sentimos culpables, y debemos pagar una penalidad
por nuestra falta con objeto de restaurar nuestro compañerismo con
Dios.
Después
que David adulteró con Betsabé, clamó a Dios diciendo: “Contra
ti, contra ti
solo
he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos”. (Salmos 51:4)
PERSPECTIVA
DEL ANTIGUO TESTAMENTO EN CUANTO A LA CULPA VERDADERA
La
culpabilidad verdadera es resultado del pecado
En
el principio, Dios creó al hombre y la mujer a su imagen. Esto
significa que fuimos
diseñados
para reflejar el carácter divino en todo lo que hacemos. Por tanto,
la culpa resulta de "cualquier
acto que cometemos contra lo que es Dios”. Esos
actos son una afrenta para el Señor y él los considera pecados.
Después
que David hubo censado al pueblo, le pesó en su corazón y dijo
David a Jehová:
“Yo
he pecado gravemente por haber hecho esto;
mas
ahora, oh Jehová, te ruego que quites el
pecado de
tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente”.
(2
Samuel 24:10)
La
culpabilidad es la condición en que estamos cuando pecamos.
La
culpa es un hecho,
no un sentimiento.
Todos somos culpables porque hemos fallado.
La
Biblia hace hincapié en que todos somos responsables
de nuestro comportamiento y
en última instancia, daremos cuentas a Dios. Esto se aplica a la
vida cotidiana. Si
deliberadamente
usted decide no reducir la velocidad de su auto y pasa por una zona
dem velocidad restringida, recibirá una multa por parte de un
policía que probablemente le diga:
“Aunque
ignore la ley, usted no está exento de ella”.
“Y
para expiación
de
su culpa traerá a Jehová un carnero sin defecto de los rebaños,
conforme a tu estimación, y lo dará al sacerdote para la expiación.
Y el sacerdote hará expiación por él delante de Jehová, y
obtendrá perdón de cualquiera de todas las cosas en que suele
ofender”.
(Levítico
6:6-7)
La
culpa verdadera exigía un pago sacrificial por violar la voluntad
escrita de Dios.
En
el Antiguo Testamento, Dios estableció que se presentara una ofrenda
especial de
“expiación”
por violar las leyes divinas o los derechos de otras personas.
Después de hacer restitución a la parte ofendida o afectada, se
rociaba la sangre de un carnero sin defecto en el altar del templo.
Ese carnero
sacrificial se
convirtió en la “ofrenda de expiación”, que aseguraba el perdón
y la reconciliación con Dios.
“Y
para expiación de su culpa traerá a Jehová un carnero sin defecto
de los rebaños,
conforme
a tu estimación, y lo dará al sacerdote para la expiación.
Y
el sacerdote hará expiación por él delante de Jehová, y obtendrá
perdón de cualquiera de todas las cosas en que suele
ofender”.(Levítico 6:6-7)
PERSPECTIVA
DEL NUEVO TESTAMENTO EN CUANTO A LA CULPA VERDADERA
En
el Nuevo Testamento, el sentido que se da a la culpa verdadera es
judicial.
Muchas
palabras griegas que se traducen como "culpa" o "culpable"
tienen una implicación legal y sugieren que hay responsabilidad
personal. Por ejemplo, la palabra griega enochos
significa “culpable de un pecado que merece castigo”. Cada uno de
nosotros será llamado a cuentas y responsabilizado de sus faltas, ya
sea en
una corte judicial o
bien en
el Tribunal
Divino
en
el Cielo.
Así
como el Antiguo, el Nuevo Testamento señala que la verdadera culpa
consta de los tres aspectos citados arriba.
“De
manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”.
(Romanos 14:12)
La
verdadera culpa es resultado del pecado
"De
manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del
Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del
Señor".
1
Corintios 11:27
La
culpabilidad es la condición en que estamos cuando pecamos
"Porque
cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto,
se
hace culpable de todos".
(Santiago
2:10)
La
culpa verdadera exige un pago sacrificial por violar la voluntad
revelada de Dios
“En
esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de
Jesucristo hecha una vez para siempre”. (Hebreos 10:10)
El
Cordero inmolado de Dios
(El
único pago aceptable por nuestras culpas)
El
cordero sin defecto del Antiguo Testamento que se ofrecía como
ofrenda por la
expiación
del pecado sólo fue un anticipo de Jesucristo, el Cordero
sacrificial de Dios. Así como se derramaba la sangre en el altar del
templo para asegurar el perdón de Dios, la sangre derramada por
Cristo cubre nuestros pecados personales y hace posible la
reconciliación con el Padre celestial. ¿Ve usted su pecado como
Dios lo ve? ¿Alguna vez ha aceptado el sacrificio que hizo Cristo a
favor de usted y confiado en él para que sea su ofrenda personal
para expiar su pecado?
Pasajes
de Isaías 53:6-10
"Todos
nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su
camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros... como
cordero fue llevado al matadero... Con todo eso, Jehová quiso
quebrantarlo, sujetándole a padecimiento.
Cuando
haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá
por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano
prosperada".
PREGUNTA:
“¿CÓMO DEBO RESPONDER A LA VERDADERA CULPA?”
RESPUESTA:
Usted
experimenta culpa verdadera cuando reconoce que ha pecado.
Observe
la sinceridad de David en Salmos 32:5 donde dice: “Mi
pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad... Y tú perdonaste la
maldad de mi pecado”. ¿Cómo
respondió Dios? Perdonándolo.
Usted
recibe la misma
respuesta.
1 Juan 1:9 dice: "Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
Dios
es fiel y él siempre nos da lo que promete. No sólo nos perdona,
también elimina nuestro pecado.
“Cuanto
está lejos el oriente del occidente,hizo alejar de nosotros nuestras
rebeliones”.
(Salmos
103:12)
B.
¿Qué es culpa falsa?
La
culpa falsa se basa en sentimientos que nos condenan porque no hemos
cumplido con las expectativas que teníamos o que otros tenían de
nosotros.
-
La culpa falsa surge cuando usted se condena a sí mismo aunque no
haya hecho nada malo o cuando se sigue culpando aun después de haber
confesado y abandonado su pecado.
-
La culpa falsa lo mantiene esclavizado bajo tres armas poderosas la
VERGÜENZA,
el
TEMOR y el ENOJO.
-
Es irónico que la confesión no resuelva la culpa falsa. Apocalipsis
12:10 dice que
Satanás
es “el acusador de nuestros hermanos”. A él le encanta poner
sobre los
creyentes
el peso de la culpa falsa y la auto condena. Algunas de sus
estrategias
favoritas
son:
Traer
a la memoria el pasado, recordarnos nuestros fracasos, y convencernos
de que Dios no puede perdonarnos ni aceptarnos.
“El
acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante
de
nuestro Dios día y noche.
(Apocalipsis
12:10)
PREGUNTA:
“¿CÓMO PUEDO DOMINAR LA CULPA Y LA VERGÜENZA QUE
SIENTO
PORQUE MI ESPOSO ME ACUSA DE SER LA CULPABLE
DEL
MALTRATO QUE ME DA? ¿EN VERDAD MEREZCO SUS MALOS
TRATOS?
¿EN VERDAD ES MI CULPA?”
RESPUESTA:
Una
de las características de las personas violentas es que acusan de
sus
propias acciones a las personas a quienes maltratan. Culpar
a
otros
es
una forma de controlarlos y evitar cualquier resistencia.
Nadie
merece ser maltratado. Y nadie puede hacer que otro peque.
Sólo
su esposo es culpable de sus acciones. Usted no es culpable de
lo
que él decide hacer. La culpa es de él y no de usted.
“Ciertamente
ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; Serán
avergonzados los
que
se rebelan sin causa”. (Salmos 25:3)
Vergüenza
Muchas
personas piensan que la culpa y la vergüenza son lo mismo pero esto
no es cierto.10
• La
vergüenza es una emoción dolorosa provocada por un sentido de
culpabilidad
muy
fuerte.
• Usted
experimenta vergüenza cuando su culpabilidad pasa de reconocer que
ha
hecho
algo malo a la convicción de que usted
es malo.
• La
vergüenza no se basa en lo que usted ha hecho, sino en que se
avergüenza de lo
que
usted
es.
Aceptar
que se es defectuoso ocasiona un profundo sentimiento de devaluación
y un
constante
temor a ser abandonado y rechazado. 11 A menudo, las cicatrices
emocionales
provocadas
por la vergüenza son devastadoras y pueden durar toda la vida.
“Si
fuere malo, ¡ay de mí!
Y
si fuere justo, no levantaré mi cabeza”.
(Job
10:15)
Efectos
secundarios de la vergüenza
-
La vergüenza provoca un intenso deseo de mantener un control rígido
de las
emociones
y el comportamiento.
-
La vergüenza produce una soledad interna que provoca una dependencia
enfermiza.
-
La vergüenza hace que pierda usted el gozo de su salvación.
-
La vergüenza le impide meditar en la palabra de Dios.
“Cuando
viene la soberbia, viene también la deshonra; mas con los humildes
está la sabiduría". (Proverbios 11:2)
Miedo
La
vergüenza y el temor son parientes cercanos. Se originan en un hogar
donde los padres ejercieron una disciplina muy rígida y mostraban
actitudes degradantes. El miedo surge sin ser notado como subproducto
de la culpa falsa. Siempre que la vergüenza nos atenaza también
experimentamos:
MIEDO
DE NO SER DIGNO
MIEDO
AL RECHAZO
Si
es un niño:
“Si les muestro interés, no querrán jugar conmigo”.
Si
es adulto: “Nadie
que valga la pena querrá casarse conmigo”.
MIEDO
AL CASTIGO
Si
es un niño: “Si
no le doy gusto a mami, dejará de hablarme”.
Si
es adulto: “Dios
está enojado y quiere castigarme”.
MIEDO
A LA SOLEDAD
Si
es niño: “No
soy bueno ni atractivo como otros”.
Si
es adulto: “Si
en realidad supieran cómo soy, no les gustaría”.
“Dios
es amor... En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa
fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo.
De
donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
(1
Juan 4:16,18)
RESULTADOS
DELTEMOR
Si
usted vive temiendo el rechazo, solitario, o con la sensación de que
es indigno, desarrollará una personalidad basada en el temor. Esa
personalidad, profundamente arraigada en la vergüenza que
experimentó en su infancia, puede acompañarlo por el resto de su
vida. Tal vez usted use la ropa de un adulto exitoso, pero muy dentro
de su corazón anidará el temor aque se descubra que es una persona
necesitada, lo cual le impulsa a esconder lo que realmente es. Esa
deshonestidad le impide encontrar amor e intimidad en sus relaciones
más cercanas.
Y
él [Adán] respondió:
“Oí
tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me
escondí”.
(Génesis
3:10)
Esto
se manifiesta en:
DIFICULTAD
para expresar sus sentimientos.
DIFICULTAD
para arrostrar los fracasos.
DIFICULTAD
para aceptar las criticas.
DIFICULTAD
para enfrentar el conflicto.
DIFICULTAD
para aceptar responsabilidades.
DIFICULTAD
para estar solo.
DIFICULTAD
para sentir empatía.
“No
temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios
que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la
diestra de mi justicia”.
(Isaías
41:10)
Enojo
Tal
vez usted pregunte: “¿Qué tiene que ver el enojo
con
la culpa?” El enojo es la forma normal en que combatimos los
sentimientos te culpa. Ésta última se pone en contacto con nuestra
antena emocional y nos envía mensajes de vergüenza. Cuando usted
se avergüenza por algo malo que hizo, aflora la temida amenaza de
rechazo, y el enojo se convierte en el arma más cercana para atacar
a:
“Ella
me critica y me hace parecer un tonto frente a mis amigos”.
“Mi
papá quiere a mi hermano más que a mí porque él hace todo mejor
que yo”.
“Me
odio por ser inferior y no estar a la altura de los demás”.
“Temblad,
y no pequéis; Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y
callad”. (Salmos 4:4)
Dando
rienda suelta al enojo
La
mayoría de las personas no reconoce el poder destructivo de la culpa
falsa sobre las relaciones. Pero el papel que juega el enojo para
desbaratar las relaciones es aún menos evidente. Puesto que la ira
es una emoción amenazante y peligrosa, a menudo tratamos de
esconderla manteniendo el control de las cosas. La necesidad de
controlar lo que nos rodea provocada por el enojo escondido es donde
la culpa falsa surge como el enemigo más manipulador y engañoso.
La
persona que se enfrenta a usted y descubre sus faltas.
La
persona que es importante para usted que descubre sus fallas y puede
rechazarlo.
La
persona que sufre (usted), y que desea ser aceptada.
(La
motivación es aliviar nuestra culpabilidad en vez de cambiar nuestro
comportamiento.)
“porque
la ira del hombre no obra la justicia de Dios”.
(Santiago
1:20)
PREGUNTA:
“¿CÓMO PUEDO RESOLVER LA CULPA FALSA?”
RESPUESTA:
La
próxima vez que la pantalla de su mente empiece a recordarle sus
pecados pasados, reconozca que esa tentación viene de Satanás, el
acusador, que quiere desanimarlo. Pregúntese: “¿Qué es lo que
estoy escuchando?” (Acusación.) “¿Qué estoy sintiendo?”
(Culpa.)
“¿Cuáles
son los hechos?” (He sido totalmente perdonado.) Utilice la Biblia
como el estándar para determinar lo que es verdadero y lo que es
falso. Puesto que usted ha recibido a Jesucristo como su Salvador
personal y puesto que el Salvador murió para pagar por sus pecados,
decida centrarse en la verdad de Dios. Busque Romanos 8:1 y
conviértalo
en su oración:
“ Te
doy gracias Padre, que tú no me condenas y no quieres que yo me
condene a mí mismo. Estos sentimientos de culpa falsa no son válidos
porque he aceptado el
sacrificio
de Cristo y he abandonado mis pecados”.
“Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,
los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”.
(Romanos 8:1)
-
Queremos
controlar siendo rebeldes
“Si
no te gusta cómo soy, ni modo”.
-
Queremos
controlar atacando al otro
“Tú
dijiste que soy deshonesto, y es que ¡siempre me criticas!
-
Queremos
controlar culpando a otros
“No
pude terminar mi tarea porque tuve que ayudar a otro”
-
Queremos
controlar escondiendo nuestras emociones verdaderas
“Yo
nunca me enojo. La gente no puede evitar ser como es”.
-
Queremos
controlar aceptando toda la culpa
“Lo
siento, fue mi culpa. ¿Me perdonas?”
(Continuará)
II.
CARACTERÍSTICAS Y SÍNTOMAS
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