En contraste con las acusaciones
condenatorias de Satanás, el Espíritu Santo nunca condena a los verdaderos
cristianos. Romanos 8: 1 dice: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para
los que están en Cristo Jesús”. Debido a que Dios es un padre justo,
algunas veces permite que usted cargue con las consecuencias de su pecado. Con
esto quiere animarlo a que cambie. (Lea Hebreos 12: 4-11.) Pero al mismo tiempo
pondrá en su corazón el deseo de hacer su voluntad.
“porque Dios es
el que en vosotros produce así el querer
como el hacer,
por su buena voluntad”.
(Filipenses
2:13)
A. El enemigo es
desenmascarado
Conozca las dos clases de culpa:
La primera es una amiga que dice la verdad y lo
dirige con gentileza a
arrepentirse y buscar perdón. La otra, es una conspiradora secreta
que lo tienta y lo condena
produciéndole deshonra y vergüenza interior. La culpa falsa
aflora cuando usted se culpa a sí
mismo aunque no haya hecho nada malo, o cuando
continúa culpándose aun después
de haber confesado su pecado y de haberlo
abandonado.
“Sed sobrios, y
velad; porque vuestro adversario el diablo,
como león
rugiente, anda alrededor aún buscando a quien devorar”.
(1 Pedro 5:8)
CULPA
VERDADERA
“Pero
cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad”. (Juan
16:13)
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CULPA
FALSA
“...porque ha
sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos (Satanás), el que los
acusaba delante de nuestro Dios día y noche”.
(Apocalipsis
12:10)
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SE BASA EN HECHOS
“Hice mal al
llevarme a casa los artículos de oficina para mi uso personal. A eso se llama
robar”.
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SE BASA EN
SENTIMIENTOS
“Me siento
horrible. Y es porque soy horrible por desear lo que no es mío y lo que es
peor, por tomarlo. ¿Cómo pude caer tan bajo, que me llevé a casa los
artículos de la oficina?”
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PRODUCE DOLOR
POR EL PECADO
“Mi falta de
honestidad me hace consciente de cuánto me falta para reflejar el carácter de
Cristo. Querido Dios: Quiero cambiar, estoy muy triste de haber avergonzado a
mi Salvador”.
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PRODUCE TEMOR
A LAS CONSECUENCIAS
“Debí trabajar
el fin de semana para reponer mi tortuguismo. Ahora mi jefe tal vez me
despida.
Si hubiera
logrado más, no estaría en esta situación”. ¿Cómo voy a pagar las cuentas,
qué le diré a mi esposa?
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PRODUCE LA
CONVICCIÓN DEL ESPÍRITU
SANTO
“Ahora veo que
mi actitud estaba equivocada al suponer que la empresa me debe lo que tomé”.
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PRODUCE LA
CONDENA DE SATANÁS
“Soy una
persona horrible por estar enojado con
mi
jefe”.
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RESULTA EN
ARREPENTIMIENTO
“Quiero ser
íntegro. Restituiré lo que tomé de la oficina y pediré a Dios que me dé la
fuerza para cambiar mis hábitos deshonestos”.
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PROVOCA
DEPRESIÓN
“¡Quizá debo
darme por vencido! Nunca seré lo que debo ser. No soy bueno, y nunca
cambiaré, no tengo remedio”.
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ACEPTA EL
PERDÓN
“Estoy
agradecido porque tengo un Padre
celestial que
siempre me perdona, sin importar lo que haya hecho”.
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SE SOLAZA EN
LA AUTO COMPASIÓN
“Siempre
quiero hacer lo mejor, pero no tengo las ventajas de otros. Si tuviera mejor
empleo, no tendría que robar cosas”.
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SE APROPIA DE
LA OBRA CONSUMADA POR
CRISTO
“Sólo
confiando en Jesucristo para que supla mis necesidades y por su obra
redentora en mí, podré ser la persona que debo ser”.
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LOGRA HACER
“BUENAS OBRAS”16
“Cuanto más
hago por la iglesia y por otros, me siento mejor conmigo mismo y los demás me
respetan más”.
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LLEVA A LA
RECONCILIACIÓN CON DIOS Y
CON OTROS
“Sabiendo que
Dios siempre me ama me permite amar y perdonar a otros”.
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ALEJA DE DIOS
Y DE OTROS
“Dios nunca me
amará. Si dejo que otros se me acerquen demasiado y vean lo que soy, me
rechazarán. No cuento con nadie”.
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“y conoceréis la verdad, y la verdad os
hará libres”. (Juan 8:32)
PREGUNTA: “SI SE
SUPONE QUE DEBO SENTIRME CULPABLE CUANDO PECO, ¿POR
QUÉ ME SIENTO
BIEN CUANDO ESTOY PECANDO?”
RESPUESTA: La Biblia no
dice que el pecado no produce placer. El atractivo y la
seducción el pecado es que
promete darnos felicidad. Pero la Biblia sí nos advierte diciendo que aunque
hay placer en el pecado, este placer es temporal.
“¿... Que la
alegría de los malos es breve, y el gozo del impío por un momento?”
(Job 20:5)
B. El enemigo
encubierto
Es raro que los enemigos se dejen
ver como realmente son hasta que la verdad empieza a revelar sus
características y tendencias sospechosas. Debido a que la culpa falsa puede
sobrevivir toda la vida sin ser notada, pocas personas sospechan que es la
verdadera culpable que sabotea sus relaciones y destruye su intimidad. Algunas personas, aunque no están conscientes
de ello, en la parte más profunda de su ser actúan con base en ciertas
convicciones que ni reconocen ni saben que existen.
Considere los siguientes
comportamientos, que pueden darle la pista
para descubrir los sentimientos
de culpa que han quedado sin resolver.
EL SOLITARIO
“Temo que seré rechazado si la
gente me conoce como soy”.
EL CRÍTICO
“Me concentro en las faltas de
los demás para no verme como soy”.
EL
PERFECCIONISTA
“Para poder recibir aprobación y
aceptación de los demás, no debo cometer errores”.
EL ADICTO AL
TRABAJO
“Si me mantengo ocupado y soy
productivo, evitaré analizar mis verdaderos sentimientos”.
EL BENEFACTOR
“Dar muchos regalos y hacer cosas
por otros es la única manera de mostrar amor”.
EL TACAÑO
“Nunca gastaré en cosas
superfluas como vacaciones, ropa nueva, o buenos restaurantes”.
EL MÁRTIR
“¿Cómo puedo aceptar un cumplido?
Los demás pensarán que soy orgulloso”.
EL PREOCUPÓN
“Evito resolver el pecado
verdadero de mi vida preocupándome por cosas menos
importantes”.
EL TÉMPANO
“Me parece imposible responder a
la intimidad sexual porque dentro de mí creo que el sexo es sucio”.
EL QUE PIDE
DISCULPAS
“Si me disculpo continuamente, la
gente no se enojará conmigo”.
EL DEFENSOR
“Mi mejor defensa (o protección)
es el ataque”.
EL CONFESOR
“Si acepto la culpa de todo,
sutilmente puedo negar la culpa de cualquier cosa”.
EL LEGALISTA
“Con seguridad Dios perdonará
todas mis faltas si me entrego a su servicio”.
EL MELANCÓLICO
“En vez de resolver mis
sentimientos de culpa, prefiero la depresión”.
A la mayoría de nosotros se nos
dificulta reconocer nuestros puntos ciegos o vernos reflejados en alguna de
estas “personalidades”. Pero si realmente quiere conocer la verdad acerca de
usted mismo, enfrente a sus enemigos internos y líbrese de ellos. Pregunte a
sus amigos si ven en usted alguna de estas características. Acalle sus defensas
y permita que Dios le diga la verdad. Su voz es amorosa y amable, y le dará
esperanza y ánimo.
“Si decimos que
no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en
nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
(1 Juan 1:8-9)
PREGUNTA: “¿CÓMO
PUEDO SABER QUÉ PECADOS ESTÁN PROFUNDAMENTE
ARRAIGADOS EN MÍ
SI NI SIQUIERA CONOZCO LA VERDAD?”
RESPUESTA: Confíe en que
Dios conoce las profundidades de su corazón y se los
revelará si usted busca
sinceramente la verdad.
“Si nos
hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios, o alzado nuestras manos a dios
ajeno, ¿no demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón.
(Salmos 44:20-21)
C. El enemigo
diagnosticado
Tanto la culpa falsa como la
verdadera deben resolverse correctamente Si usted tiene problemas para
reconocer el poder de la culpa subyacente en su comportamiento personal,
considere algunos síntomas físicos que también pueden ser provocados por la
culpa oculta que ha quedado sin resolver.
“¿Por qué gritas
a causa de tu quebrantamiento? Incurable es tu dolor, porque por la grandeza de
tu iniquidad y por tus muchos pecados te he hecho esto”.
(Jeremías 30:15)
PREGUNTA: “¿CÓMO
PUEDO SABER SI MIS PROBLEMAS DE SALUD SON
FISIOLÓGICOS O
CAUSADOS POR MIS PECADOS ESPIRITUALES?”
RESPUESTA: Sométase a un
examen médico completo. Si el doctor no encuentra una causa fisiológica,
considere la posibilidad de que sea algo espiritual.
Después sométase a un examen
espiritual. Pregúntese: “¿Hay en mi vida algún pecado que no he confesado?” Si
es así, resuélvalo y abandónelo.
Recuerde que Dios puede usar la
culpa de su vida —la culpa real— para guiarlo a la luz de su verdad.
“En la multitud
de tus caminos te cansaste, pero no dijiste: No hay remedio; hallaste
nuevo vigor en
tu mano, por tanto, no te desalentaste”. (Isaías 57:10)
III. CAUSAS DE
LA CULPA
(Continuará)
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