¿Cómo logramos el equilibrio? Esto es una simplificación; pero de todos modos, la incluimos. Cuando alguien me echa la culpa, ¿qué hago para resurgir? Si conozco a Cristo Jesús, llevo esta culpa a la cruz. Puedo decir:
“Bueno, Señor Jesús, muchas gracias por amarme.” Si esta persona está en lo correcto, y usted se acerca a la persona y le dice: “Tiene usted toda la razón.
Me equivoqué. Por favor perdóneme.” Entonces usted va a la cruz. Estoy, entonces, limpio y equilibrado y no tengo una constante pelea con un individuo ni relaciones quebrantadas. Recuerde: si hemos de llegar al equilibrio que Jesús ofrece, debemos acercamos a la cruz; morir al yo, mí y mío; y permitirle a él ser Señor.
Entonces, aun cuando alguien nos inculpe y aun cuando no seamos culpables, llevamos eso a la cruz. No permitimos que la amargura germine.
Usted dice: “Pero es que él me critica todo el tiempo.” ¿Y qué con eso? Si usted sabe quién es, ¿qué importa? La persona que es equilibrada no es devastada por la crítica. Ella sabe quién es.
Usted dice: “Pero es que él me critica todo el tiempo.” ¿Y qué con eso? Si usted sabe quién es, ¿qué importa? La persona que es equilibrada no es Usted tiene que recordar que cuando usted comienza a vivir una vida santa y Dios comienza a amar a través de usted, las personas van a molestarse porque el estilo de vida suyo surgirá por encima de sus estilos de vida. El estilo de vida de usted condena el de ellos. Comenzarán a lanzarle piedras. Las gentes dirán:
“¿Qué es esto?” Pero usted se concretará a amarles sin decirles: “Vean qué tan santo soy.” Como dijera Spurgeon: “Siempre pensamos que este hermano era humilde hasta tanto un buen día él nos dijo quién era.”
¿Por qué desea el éxito usted? ¿Por qué desea sacarse las más altas calificaciones en la escuela? Dios le hizo lo mejor que puede ser usted; de modo que no se sienta culpable. No se compare con ninguna otra persona.
Usted es como un copo de nieve. Usted es como una huella digital. Usted es usted. No se ha de comparar con ninguna otra persona Usted es único. Dios le hizo para que sea usted.
Algunos predicadores siempre están comparándose con otros predicadores.
Pero Dios no nos hace iguales. Dios no me hizo a mí como hizo Billy Graham.
El me hizo Oscar. Yo no puedo remediar esto. Tampoco lo quiero remediar.
Yo soy quien soy. Debo ser yo. Si no soy yo en la economía de Dios, entonces estoy equivocado en mi actitud. Debo aceptar mi manera de ser. Cuando Jesús me llena, entonces me puedo aceptar. Puedo estar equilibrado.
Les digo a los predicadores: “No salgan y digan que les gustaría ser como...”
No, porque de ser así están inculpando a Dios si no es de su agrado como son.
Dios tiene un ministerio y tiene un plan para usted. No interesa qué tan importante sea el ministerio del otro individuo. Usted debe ser fiel en las cosas que usted puede hacer. Usted no ha de juzgarse por su grupo. Usted es usted.
No se condene por las normas de otra persona. Usted es usted.
No se preocupe por ese nivel de logro tampoco. Usted logra y obtiene el éxito para la gloria de Dios. Conforme va logrando el éxito usted coloca todos sus trofeos a los pies de Dios. ¿Acaso no es dulce esto? Haga todo para la gloria de Dios.
Si podemos lograr ese equilibrio, entonces lo logremos al pie de la cruz. Esa es la razón por la cual me glorío en la cruz. Esa es la razón por la cual Jesús murió por mí. Es allí donde puedo encontrar el perdón para mis pecados. Es allí donde no tengo que culpar a nadie. Es allí donde la bondad y el amor de Dios fluyen a mí. Es allí donde logro el éxito. No tengo que estar frustrado comparándome con miles de otras personas. Yo soy quien soy. “Gracias,
3. SACUDIENDO EL ÁRBOL GENEALÓGICO
LA FAMILIA INMEDIATA (Continuará)
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