Por: Rev. José Carlos Pérez La Habana.  
Con  real interés he leído algunos artículos en el Internet referente a la  situación del pastor Yordi A. Toranzo, ministro metodista de Cuba, quien  ha sido reprimido por el liderazgo de su  denominación cristiana.  
Y  aunque poco le conozco, le comprendo muy bien y puedo imaginarme por lo  que está pasando, incluso la conmoción en que esta situación  ha  puesto a su esposa (enferma) y dos niños, estos últimos seguramente no  entienden lo que está pasando con su padre. Hechos como estos son más  frecuentes cada día en la Isla.   
Me  solidarizo con este pastor porque hace casi cuatro años sufrí de  similar experiencia dentro de la Asociación Convención Bautista de Cuba  Occidental, en la cual ejercí como pastor por casi veinte años.  
En  mi caso fui separado del ministerio por denunciar al liderazgo cuando  publicó un “manual de oración” que propende falsas doctrinas y mensajes  directos y subliminales de sumisión al Gobierno.  
A  este pastor -Yordi A. Toranzo y familia- el Gabinete y obispo de la  Iglesia Metodista de Cuba los han condenando al desamparo legal y  económico por cometer el  “altísimo pecado” de llorar con los que lloran y brindar asistencia espiritual  a los que sufren por causa de la justicia, ACTIVIDADES PROPIAS DE SU MINISTERIO.  
Igualmente  es de censurar al pastor que se ha prestado a sustituir al reverendo  Toranzo en su iglesia local imponiendo su presencia y autoridad  - devenida del obispo y Gabinete- a una congregación que no le reconoce.  
Esta  acción ha hecho visible una vez más como el liderazgo “cristiano” en  Cuba es preso de la voluntad política del Gobierno. Los  argumentos emitidos por el obispo metodista son que este pastor “se relaciona  con miembros de los derechos humanos”,   y “no canaliza con el Partido”, entre otros infundados. ¡Vergüenza debiera sentir  aquellos hermanos que al corriente de estos eventos  apoyan con su silencio esta injusticia!      
Sin embargo veo con regocijo como parte de la comunidad evangélica de la provincia de Santa Clara  está  obrando con valor al solidarizarse con el Rev. Toranzo y otros que  están en similar situación, situación que producirá muchos más casos  como éste, los de del Sol, Toledano, Pérez Hernández y más.  
Quizás  esté cerca la hora de que la iglesia en Cuba recupere su voz propia,  donde el Gobierno - y líderes religiosos autoritarios- en posición de  dueño y señor no le  tengan que imponer  lo  que tiene que hacer y decir - cosas que vengo denunciando desde hace ya  algún tiempo, al igual que otros periodistas, en el Internet.  
Es tiempo de que la comunidad cristiana Internacional asociada a estas denominaciones evangélicas  no  continúen asumiendo un papel de indiferencia ante las arbitrariedades  de los líderes religiosos cubanos, que actúan con injusticia en total  impunidad.  
Al  pastor Toranzo se le ha expulsado por causas que no responden al credo  de la iglesia o fundamentos bíblicos que ella sustenta. A ellos- la  Comunidad Cristiana Internacional- les digo como Jesús les diría:  
“Si fuerais ciegos, (no supieran nada), no tendríais pecado; más ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.” Juan 9:41.  
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