viernes, 10 de junio de 2011

Sanadores en Jaimanitas

Periodista Independiente:Frank Correa.
LA HABANA, Cuba.Un pastor evangelista del barrio acaba de ser separado de su puesto de trabajo como chofer en una empresa militar, no por ausentista ni indisciplinado, sino por transportar fuera del horario laboral a tres hermanos del religión hasta el Monte Sión, una comunidad marginal que crece en la antigua cantera de Jaimanitas, junto al río, que con gran esfuerzo la iglesia del pueblo trata “de rescatar para Dios”.

Se llama Heroldo Silva, tiene 38 años, y vive en la calle 240. Es un estudioso de la Biblia y de la situación nacional. Cuenta que no puso objeción cuando lo llamaron a la oficina de recursos humanos para comunicarle la interrupción de su contrato, enmascarada bajo la fachada de la nueva política de despidos.

Heroldo sospechó que la verdadera razón de la cesantía fue su movimiento en la noche anterior con el auto de la empresa hasta el Monte Sión, con tres pastores que venían desde Guantánamo curando a los enfermos. La multitud inundó la iglesia, y se aglomeró gente hasta en la calle.

Según aseguran los fieles que recibieron las bendiciones, esa noche aquellos pastores curaron úlceras, gastritis, pies planos, quistes, problemas renales y artritis. En el clímax de la sanidad uno pidió que le trajeran un cadáver para resucitarlo, pero ese día nadie había muerto en Jaimanitas.

A la mañana siguiente la noticia en el pueblo eran las curaciones. En cambio, el pastor que materializó el milagro de transportar hasta el barrio La cantera a los evangelistas, se las vio negras ante la “comisión de idoneidad” que lo declaró “disponible”, lo enviaron para su casa y le pidieron que antes dejara las llaves del carro en la dirección.

Cuenta Heroldo que este suceso lo ha incentivado a pregonar el evangelio con más ímpetu.

-El gran problema de este pueblo es que para salvarse, la única herramienta que tiene es Dios, pero primero tiene que arrepentirse, y no cuenta con la más mínima posibilidad de hacerlo, ya que la manipulación con la religión es tan grande como la que existe con el pueblo.

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