martes, 7 de junio de 2011

Personas en la memoria: Las atalayas.













Por: Yoaxis Marcheco Suárez.*

Se iniciaba la década del ochenta del siglo pasado y yo era una niña de apenas unos seis años de edad, con mi uniforme rojo y blanco y la pañoleta azul, pañoleta que solo dos niñas del aula tenían la osadía de no llevar, ellas no eran pioneras como los demás niños y junto a su negación de llevar el pañuelo celeste alrededor del cuello, también estaba la de colocar sus manos en la frente y repetir la consigna de los pioneros cubanos: “Pioneros por el Comunismo, seremos como el Che”. Las niñas eran para mí motivo de misterio y su marcada diferencia jugueteaba con mi curiosidad, el trato para con ellas en la escuela era diferenciado, eso fue notable, aunque no precisamente el hecho de si fueran discriminadas o no fue lo que me llamó la atención y me marcó al punto de no poderlas olvidar jamás, sino la valentía de ellas de no participar, de no cooperar con el Comunismo y permanecer fieles a su credo, fueran cuales fueran las consecuencias.

Ser Testigos de Jehová en la década a la que hago referencia, demandaba una alta cuota de sacrificio, sobre todo porque estos creyentes en cualquier parte del mundo, no participan de la vida o panorama político de la nación donde vivan, para ellos esta es una interpretación muy peculiar de cómo debe ser la vida de un seguidor de Dios, excluyéndose de muchos asuntos humanos y sociales, en Cuba se dedicaban por aquellos tiempos y en la actualidad, solamente a predicar la Palabra y a luchar por crear nuevos adeptos a su fe, en cualquier país normal, libre y democrático, este grupo de personas no resulta problema alguno, pero en el nuestro y precisamente en los difíciles años de las décadas del sesenta, setenta y ochenta del siglo anterior, fueron declarados enemigos del Gobierno y tratados enérgicamente como tales.

Desde la infancia y al igual que mis compañeras de aula, los Testigos de Jehová se niegan a usar la pañoleta que los distingue como pioneros, se niegan a saludar la bandera, a repetir consignas, a entonar las notas del Himno Nacional, a participar en organizaciones políticas y de masas creadas por el Gobierno. El punto que más los distingue mundialmente y que también en Cuba les ha hecho aún más polémicos, es la no participación en el Servicio Militar, que en nuestro país es obligatorio para los jóvenes varones que se encuentran entre las edades de dieciocho hasta veinte o veintitrés años de edad aproximadamente. Fueron perseguidos, maltratados y humillados por el Régimen que hoy dice ser amigo de los creyentes, pretendiendo borrar del libro de nuestra historia, los años negros y funestos de persecución a cristianos y otros creyentes, años que fueron vencidos y resistidos por la iglesia cubana y otros grupos religiosos, solo por la fortaleza de la fe y de las convicciones, en el caso específico de las iglesias evangélicas, por el amor y la fidelidad de nuestro Dios, quien nos cubrió y defendió de todo mal y nos fortaleció para que pudiéramos prevalecer.

Son muchos los puntos en los que difiero con los Testigos de Jehová, especialmente a los que a doctrina y cosmovisión cristiana se refieren, pero no son esos puntos divergentes los que quiero resaltar, porque confieso que tengo amigos buenos y leales entre ellos desde la niñez, quienes han respetado mis criterios y a quienes también he correspondido con el mismo respeto. Son algunas virtudes que los creyentes evangélicos deberíamos retomar, las que me hacen reflexionar acerca de ellos en este día. La Biblia a través de la voz del Apóstol Pablo nos dice: “Escudríñalo todo y retén lo bueno” y admito que hay muchas cosas positivas en el comportamiento de este grupo religioso, no me detendré en ninguna de ellas, pero las enumeraré: Su ferviente anhelo y tesón por ganar a las personas inconversas, que los hace incansables e incuestionablemente dignos de ser imitados; sus eficaces métodos de discipulado, de enseñanza y educación que preparan sólidamente a sus seguidores desde la niñez; la fortaleza de sus ideas que los ha llevado a enfrentar regímenes peligrosos, a costa de arriesgar sus propias vidas por lo que creen, digno de destacar la negación histórica de cooperar con el régimen comunista cubano y su no participación en contiendas bélicas, ni en las filas de ningún ejército, incluido el nuestro, cuya estrategia ha sido siempre la de formar un militar en cada ciudadano a través de las famosas Milicias de Tropas Territoriales y otras formas de insertar a la comunidad civil en los asuntos militares; entre muchas más.

El no ser mencionados, ni tomados en cuenta por algunos líderes gubernamentales en la actualidad, ya deja en claro la antipatía pasada y presente del régimen hacia estos creyentes, ellos no están incluidos entre las diferentes denominaciones evangélicas o protestantes que existen en el país, son una entidad religiosa aparte e independiente de las nuestras, partiendo sobre todo de las notables diferencias de las interpretaciones bíblicas y de nuestras doctrinas y teología, por lo tanto al ser mencionadas las diferentes convenciones, asociaciones, instituciones, iglesias, denominaciones, religiones, en Cuba, ellos deberían ser reconocidos con el nombre que llevan, y no ignorados, ya que su existencia en nuestro contexto es real.

Las niñas Testigos de Jehová, en mi memoria, que compartieron algunos años de mi edad infantil, las que casi no tenían amiguitos en la cuadra porque eran: “atalayitas” como muchos decían o “atalayas” en la expresión de otros, esas niñas valientes que se enfrentaron a todo un Sistema político por defender su creencia, son en este sentido, un paradigma para mí, como lo son también los muchos cristianos evangélicos que en esos años tenebrosos no apagaron su voz y sostuvieron casi con su vida las iglesias en Cuba. Espero que nunca, mientras viva, salgan de mi memoria esos buenos rostros, que dejaron marcas en la historia de lo que los hombres y mujeres de fe pueden llegar a hacer ante cualquier maquinaria humana de represión, discriminación, segregación y exclusión.

* Licenciada en Información Científico Técnica y Bibliotecología y Máster en Estudios Teológicos por FLET. Desempeña sus labores en la Iglesia Bautista de Taguayabón en Villa Clara Cuba junto a su esposo el Pbro. Mario Félix Lleonart.

Nota del Editor: A los miembros de los Testigos de Jehová en Cuba se les llama: “atalayos” o “atalayas”, es un término peyorativo en ocasiones.

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