En el único y fugaz encuentro que sostuvo con Raúl Castro, tras la inauguración de las nuevas edificaciones del Seminario San Carlos y San Ambrosio en las afueras de La Habana, el arzobispo de Miami, monseñor Thomas Wenski, dijo que el gobernante cubano mostró su desacuerdo con unas declaraciones suyas a El Nuevo Herald, hechas poco antes de viajar a la isla.
"Cuando supo que yo era el arzobispo de Miami, Castro dijo que había leído un artículo que salió el [pasado] domingo en El Nuevo Herald'', relató Wenski ayer sábado en una conferencia de prensa a su llegada al Aeropuerto Internacional de Miami. ‘‘Entonces le dije ¡qué bueno! y él me dijo ‘no muy bueno' porque no estaba conforme de lo que estaba diciendo''.
Wenski se trasladó a Cuba el miércoles de esta semana junto con otros sacerdotes del sur de la Florida, como el director para la Iglesia en América Latina de la Oficina de Colectas Nacionales, Andrew Small; y el obispo auxiliar, Felipe Estévez. El grupo fue invitado por las autoridades eclesiásticas de la isla para asistir a la apertura de la primera gran construcción religiosa en cinco décadas de revolución comunista.
En vísperas de su viaje, Wenski concedió una entrevista exclusiva a este periódico en la que habló sobre las condiciones de destierro que impone Cuba a los disidentes encarcelados para dejarlos en libertad. Wenski calificó esta regla como el castigo "más doloroso''.
Agregó que los cubanos prefieren quedarse a vivir en su país "pero para eso hace falta que haya un futuro en Cuba'' y dijo también que la mediación de la Iglesia Católica de Cuba en la mejora de la situación de los presos políticos "será el inicio de un proceso que abrirá nuevas oportunidades a la disidencia interna''.
Hasta el momento, la gestión de la Iglesia Católica contribuyó a la excarcelación de 39 disidentes del llamado Grupo de los 75. Asimismo ha permitido la liberación de otros siete presos que habían sido condenados por diferentes delitos y enviados a España junto con sus familias y parientes cercanos. En principio, España ofreció a todos un estatus de protección internacional asistida, así como un permiso de residencia y trabajo. Sin embargo, varios opositores desterrados se han quejado de su situación legal y la falta de oportunidades.
A su llegada a Miami, Wenski precisó que cuando habló con Castro en la recepción que siguió a la ceremonia de apertura del seminario, le habló "en favor de los cubanos de todas partes''. A pesar de que el gobernante cubano ya había exteriorizado su incomodidad y malestar por las declaraciones de Wenski a El Nuevo Herald sobre la actualidad de la isla.
"Le dije: aquí y allá tenemos que superar los sistemas'', acotó.
Entre otras cosas, Wenski relató que durante su estancia de cuatro días en Cuba llegó a reunirse con defensores y activistas de derechos humanos. No obstante, en la conferencia de prensa prefirió no dar a conocer los nombres de estas personas ni tampoco los temas que se abordaron por un tema de "seguridad''.
En otro momento, Wenski se refirió al discurso del cardenal cubano Jaime Ortega Alamino en la ceremonia inaugural del seminario y declaró que, en su opinión, fueron palabras muy importantes que no debían sacarse de contexto.
Declaraciones a El Nuevo Herald en "El arzobispo Wenski viajará a Cuba"
El arzobispo Thomas Wenski conduce la misa en la iglesia de Santa Marta, en Miami shores, el 7 de octubre.
POR JUAN CARLOS CHAVEZ
JCCHAVEZ@ELNUEVOHERALD.COM
El arzobispo de Miami, monseñor Thomas Wenski, afirmó que la reciente mediación de la Iglesia Católica de Cuba en las excarcelaciones y mejora de la situación de los presos políticos es el "inicio'' de un proceso que abrirá nuevas oportunidades a la disidencia interna.
"La Iglesia quiere que haya más espacio'', declaró Wenski en una entrevista con El Nuevo Herald. "Su presencia en este esfuerzo no va a cerrar la posibilidad para que más tarde participen otros grupos de la sociedad civil''.
Wenski viajará a Cuba del 3 al 6 de noviembre encabezando una delegación de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) para asistir a la inauguración de las nuevas edificaciones del Seminario San Carlos y San Ambrosio, en donde se formarán los futuros sacerdotes.
El seminario, a 17 kilómetros al sureste de La Habana, es la primera gran construcción religiosa que abrirá sus puertas en cinco décadas de revolución comunista. Tiene capacidad para albergar a unos 100 seminaristas y ocupa un terreno de 22 hectáreas.
La obra está distribuida en forma de herradura y fue financiada con aportes de entidades internacionales. Su construcción empezó en el 2006. Tiene ocho edificios con salones de clase y dormitorios. También dispone de oficinas administrativas, una edificio principal para la rectoría, biblioteca, capilla central y unidad de servicios.
La revista de la Arquidiócesis de La Habana, Palabra Nueva, informó en su edición electrónica que al acto de inauguración se espera la llegada de unos 300 invitados. Junto al cardenal Jaime Ortega Alamino estarán el arzobispo de Santiago de Cuba y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, monseñor Dionisio García, miembros de la Orden Caballeros de Colón de Estados Unidos y el resto de los obispos de la isla. A ellos se unirán autoridades eclesiásticas de México, Puerto Rico, Italia y Nassau, así como representantes de la Santa Sede y autoridades civiles del país.
Wenski indicó que la construcción del seminario representa un "testimonio vivo'' de que la fe y la Iglesia tienen posibilidades de seguir avanzando.
"Muestra que hay un futuro para una Iglesia que sirve como testigo de esperanza y eso hace falta en este momento en Cuba'', precisó.
Tras el histórico encuentro en mayo entre el gobernante Raúl Castro y Ortega se ha permitido la salida a España de 39 reos de conciencia del llamado Grupo de los 75. Recientemente la gestión humanitaria abrió las compuertas a nuevas excarcelaciones.
Sin embargo, más de un centenar de disidentes como Vladimiro Roca, Jorge Luis García ‘‘Antúnez'', y Martha Beatriz Roque criticaron la gestión y la calificaron como ‘‘lamentable'' y "bochornosa''. El bloque envió una carta abierta al Papa Benedicto XVI para protestar en duros términos.
Wenski, quien estuvo en Cuba en agosto del año pasado en el marco de una visita pastoral, declaró que el papel de la Iglesia en la crisis de los presos políticos no puede ser malinterpretado debido a que "no es un partido, ni tampoco una oposición''.
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