lunes, 13 de septiembre de 2021

¿Cómo ganar el favor de Dios? (2 Crónicas 7:14)

Por: Walter Cuadra Sermones “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. 2 Crónicas 7:14
INTRODUCCIÓN Cuando Salomón dedico el templo en Jerusalén su anhelo era que Dios se agradare de aquel lugar para que los israelitas tuvieran un lugar a donde acudir y pedir el favor de Dios. Allí Dios le habla diciéndole a Salomón lo que el hombre tiene que hacer para ganar su favor divino, mismas cosas que también nosotros podemos poner en práctica. ganar-favor-Dios ¿Cómo ganar el favor de Dios? I. EL PRIMER PASO: HUMILLARSE DELANTE DE DIOS. “Si se humillare mi pueblo…” El primer paso para ganar el favor de Dios es humillarse delante de su presencia. El arrepentimiento es más que un simple remordimiento pasajero, es un sentimiento de dolor por nuestros pecados, es una actitud que reconoce nuestra enorme necesidad de Dios y la renuncia a nuestros propios intereses. El arrepentimiento ha sido el mensaje central de Dios. Desde que el hombre se revelo el Señor ha estado llamándolo al arrepentimiento con el fin de salvarlo de salvarlo de la condenación eterna. Así vemos a los profetas del Antiguo Testamento exhortando al pueblo a arrepentirse de sus pecados y volverse a Dios. Luego, en los evangelios vemos a Juan el bautista diciendo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado…”, (Mateo 3:2), meses después surgió Jesús con el mismo mensaje: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”, (Mateo 4:17). Luego los apóstoles continuaron predicando el arrepentimiento de pecados: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”, (Hechos 2:38). Y aun Pablo, predico este mensaje durante su ministerio: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan”, (Hechos 17:30). Por tanto, si queremos ganar el favor de nuestro Dios lo primero que tenemos que hacer es humillarnos delante de su presencia ya que no puede despreciar a un corazón contrito y humillado: “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”, (Salmo 51:17). II. SEGUNDO PASO: ORAR INVOCANDO EL NOMBRE DE DIOS. “… sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro…” El segundo paso para ganar el favor de Dios es orar invocando el nombre de Dios. Muchas personas que pertenecen a otras religiones invocan el nombre de sus ídolos, pero estos no los escuchas porque no existen. Otros son enseñados para oren en nombre de algún ángel o santo; pero la Biblia es clara al decirnos que solamente debemos tener un solo Dios y un solo intercesor, y este es Jesús: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”, (1 Timoteo 2:5). El mismo Jesús enseño que cualquier cosa que pidiéramos lo pidiéramos al Padre en su nombre: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”, (Juan 14:13). Por tanto, la clave para invocar el favor de Dios está en pedir en el nombre de Jesús y lo que el hombre que se arrepiente tiene que hacer es invocar el nombre de Jesús para que sus pecados le sean perdonados: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”, (Hechos 4:12). III. TERCER PASO: CONVERTIRSE A DIOS. “… y se convirtieren de sus malos caminos…” Finalmente, el tercer paso para ganar el favor de Dios es convertirse a Él. La conversión es el resultado de un verdadero arrepentimiento. Después que el hombre se arrepiente de sus pecados e invoca el nombre de Jesús pidiendo perdón por ellos, el Señor perdona toda maldad pero a partir de ese momento debe iniciarse una vida de obediencia y santidad delante de Dios. Por eso Pedro les decía: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”, (Hechos 3:19). La obediencia a Dios trae una gran bendición a nuestra vida y como salvos por la sangre de Cristo debemos vivir como tales. IV. RESULTADOS. “… entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. Como resultado del arrepentimiento, el invocar el nombre de Jesús para perdón de pecados y una autentica conversión viene la respuesta de Dios: entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Lo primero que Dios promete es oír desde el cielo nuestro clamor y perdonar todos nuestros pecados. Por causa de nuestros pecados estamos alejados de Dios, pero si nos acercamos a Él en arrepentimiento y confiamos en Jesús como nuestro Señor y Salvador todo en nuestra vida cambiará. No importa cuán destruido se encuentre el hombre por causa del pecado, Dios promete restaurar su vida y sanar su tierra. Este es el resultado final del evangelio, perdón de pecados y restauración de la vida del hombre, hasta darle la vida eterna. Haciendo todo esto ganaremos el favor de Dios. CONCLUSIÓN. Si queremos ganar el favor de Dios debemos arrepentirnos de nuestros pecados, invocar el nombre del Señor Jesús para salvación y convertirnos a su santo evangelio. Cuando esto pasa, Dios nos escucha desde el cielo, perdona nuestros pecados, restaura nuestra vida y nos da vida eterna.

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