Por: León
Padrón Azcuy
Hoy 10 de octubre del 2018 se cumplen ciento cincuenta años
de la importante gesta de La Damajagua. Proeza inolvidable en la historia de
Cuba, por cuanto ese día Carlos Manuel de Céspedes –Padre de la Patria –dio la
libertad a sus esclavos, iniciando así la guerra por la independencia y
libertad de los cubanos del yugo colonial extranjero.
Un empeño que tras un largo periodo insurreccional se consolidó
en 1902 con la instauración de la República de Cuba. Tristemente, en enero de
1959, la Isla sucumbiría ante el sueño revolucionario de Fidel Castro, quien
devino en dictador, trayendo a la Isla caribeña una ideología, jamás concebida
ni por Céspedes, ni por ninguno de los padres fundadores de la Independencia de
Cuba.
El Manifiesto redactado por Céspedes, fechado en Manzanillo
el 10 de octubre de 1868, increíblemente denota un escenario político,
económico y social, similar al que vive –ahora mismo– nuestra amada Cuba.
La hipocresía del Gobierno cubano y todos sus acólitos se
pone en evidencia con la más miope lectura de este documento. "Nadie
ignora que España gobierna la Isla de Cuba con un brazo manchado… teniéndola
privada de toda libertad política, civil y religiosa…nadie puede pedir remedio
a sus males sin que se le trate como rebelde, y no se le concede otro recurso
que callar y obedecer… los cubanos no pueden hablar, no pueden escribir, no
pueden ni siquiera pensar… Cuando un pueblo llega al extremo de degradación y
miseria en que nosotros nos vemos, nadie puede negarle que eche manos a las
armas para salir de un estado tan lleno de oprobio. La Isla de Cuba no puede
estar privada de los derechos que gozan otros pueblos, y no pueden consentir
que se diga que no sabe más que sufrir. A los demás pueblos inocente,
ilustrado, sensible y generoso. No nos extravía rencores, no nos halagan
ambiciones, solo queremos ser libres e iguales como hizo el creador a todos
los hombres".
Luego de casi siglo y medio de aquel esfuerzo, el gobierno
militar de Cuba, pisotea los derechos consignados en la Declaración Universal
de los Derechos Humanos. Y lo hacen con un absoluto descaro y sin el más
mínimo arrepentimiento.
La Declaración, un anhelo de la humanidad desde 1948,
otorga –entre otras libertades- la de "opinión y expresión" y se
aclara que ese derecho "incluye el de no ser molestado a causa de sus
opiniones, el de investigar y recibir información sin limitación de fronteras".
Pero en Cuba, según consta en la Constitución, los medios de difusión
pertenecen al Estado, ¿quién entonces puede dar a conocer sus opiniones sin permiso
del Gobierno? ¿Y quién se atreverá a disentir si el código penal prevé
indistintamente "desacato" con pena de cárcel, o en el mejor de los
casos, el que se atreve hacerlo, la propaganda oficialista lo tacha de
mercenario, pagado por una potencia extranjera?
La imposición a la ciudadanía de una "concepción
marxista leninista" que tenía como fin "formar a los nuevas generaciones
en los principios ideológicos y morales del comunismo", ha estado más
cerca del esclavo o del maniquí, que del pleno desarrollo de la personalidad.
En silencio, la mayoría de los cubanos mandan sus hijos a
las escuelas a recibir la "programada" educación, que diseñaron esos
mismos que nos quitaron la libertad. Quienes no desaprovechan la oportunidad
para adoctrinar desde la niñez bajo la óptica "socialista" a nuestra
juventud. Tarea recurrente, puesto que los maestros actuantes también fueron educados,
enseñados y adoctrinados bajo el mismo precepto. Imposible será enseñar a
nuestros hijos el recuerdo agradecido del 10 de octubre de 1968 mientras Cuba
no sea verdaderamente libre.
El fallecido disidente Osvaldo Payá dijo ante el Parlamento
Europeo: "Las tiranías no tienen color político, vengan de donde vengan
son una sola”.
Si bien el tiempo de las armas y la violencia quedaron
atrás, tal vez usted que me está leyendo dirá: ¿con qué lo vamos a derrotar?
Ah! Esa pregunta se la hicieron al Mayor Ignacio Agramonte en un momento bien
difícil de la guerra frente al poderío militar de España y la complicidad de
todos los países de América. Un escenario muy parecido al de hoy. "¡Con la
vergüenza de los cubanos"! Contestó.
Vergüenza que es desasimiento de
intereses personales, vergüenza que es la repulsión de caminos tortuosos,
vergüenza que es el débito irreductible a favor de la Patria. Y no más
compromiso con el Castrismo, responsable de todos nuestros males
@leonlibredecuba
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