Aimée Cabrera.
Cualquier
sociedad está sustentada por sus
ciudadanos. Aunque algunos puedan vivir solos o no tener descendencia, la
mayoría ha convivido , en un momento de sus vidas, dentro de un grupo grande o
pequeño en el cual están los familiares más allegados o, en el caso de quienes
son huérfanos, reciben la tutela a
través de sus cuidadores.
En toda
situación de convivencia siempre aparece quien inculca valores, buenos modales,
disciplina y todo lo que ayude a los niños a pasar por la adolescencia y llegar
a la adultez con una serie de parámetros que deben o no hacerse, y son los que
aportan la integralidad que convierte a las personas en decentes o en todo lo
contrario.
Muchas familias
tienen diferentes creencias religiosas o no pero por lo general se mantiene la
intención de formar a los más jóvenes del hogar, si bien en el caso de la
familia disfuncional esta labor corresponde a los educadores, maestros y
profesores.
En Cuba se ha dado un fenómeno de involución en cuanto a
la enseñanza de valores. La familia cubana ha sufrido desde 1959 un deterioro
paulatino por la imposición de ideales que rompieron con la religión. Los que
persistieron en sus credos fueron condenados a prisión y hasta fusilados.
Quienes creyeron
en el gobierno que se instauró desde el primer mes de 1959 y lo apoyaron,
llegaron a esconderse para entrar en un templo o negaron sus creencias para
evitar represiones que podían costarle el despido laboral, la expulsión de la
escuela y otros tantos hostigamientos.
Los miembros de
las familias comenzaron a huir. Comenzó la necesidad de escapar y la emigración
tuvo lugar desde un primer momento. Unos en Cuba y otros dispersos por el
mundo. Dentro de la familia hubo desunión, malentendidos, falta de compasión,
negativa a mantener correspondencia con un familiar porque no vivía en la Isla.
Todas las
familias cubanas han sufrido las separaciones y las tragedias que esto
conlleva. La familia de los niños, la familia de los adolescentes, la familia
de los adultos, y la de los pedagogos. Reprimidos y separados han tenido que
soportar la carencia afectiva que es peor que la económica.
Los funcionarios
y dirigentes cubanos barrieron con todo lo que se relacionaba con "antes
de 1959". En ese saco cayeron los valores, el amor a Dios, el respeto, la
honestidad, la decencia que eran consideradas por la clase dominante como
"rezagos del capitalismo" y, quienes mantenían estas virtudes eran
marginados y se les llamaba "gusanos" o en un análisis a nivel de
barrio, trabajo o escuela eran los que tenían "problemas ideológicos".
La hipocresía
aliada de la doble moral se asentó como un veneno que acabó con los valores y
el amor familiar. Los anti valores llegaron a la cúpula y desde ahí luchan por
no perder su lugar protagónico.
Peleas
familiares, maltratos degradantes a mujeres, ancianos y niños, el divorcio de padres con sus hijos, el nivel de pobreza
en que vive casi toda la población que subsiste con racionamientos alimentarios
como en un estado de guerra y apenas puede adquirir lo más necesario por
existir en el país dos monedas circulantes y precios de venta inalcanzables, el
estado crítico habitacional y un sin número de calamidades conllevan a la
desesperanza, la impotencia y la codicia.
La codicia a la
corrupción, Robar es "luchar", ser honesto en una escuela, centro de
trabajo o una barriada y desenmascarar lo mal hecho es mal visto y criticado.
Mantener un criterio distinto a la política gubernamental y expresarlo es ser traidor a la patria, se
impuso una idiosincrasia de terror a la que se sumaron delincuentes y
deshonestos, haciéndose pasar por seguidores del gobierno que para nada es
revolucionario.
Qué ejemplo se
la ha dado a la niñez y a la juventud en
57 años de poder para que se pueda halagar la conducta de estos, cuando los
adultos incluso ancianos reafirman con
sus conductas negativas la reiteración de las indisciplinas sociales avaladas
por la falta de valores.
Esos que están
en iniquidad pueden ser los mismos que maltratan a las Damas de Blanco cada
domingo, los que golpean a los opositores pacíficos al régimen, los que desvían los recursos que
pudieran mejorar la situación económica cubana cada día más crítica y, con la
misma que dicen ser "revolucionarios" en la más mínima oportunidad se
van de Cuba y se establecen en otros países.
Esos que están
en iniquidad, son capaces de golpear a sus padres, a sus familiares, son
capaces de engañar, de robar, de matar.
Ellos piensan que por tener bienes mal habidos y disfrutarlos adquieren fama y
un sitial de falso honor para que los veneren
los que no han podido alcanzarlos, esos que están en iniquidad no pueden
mostrar valores, mucho menos enseñarlos.
Qué pueden
aprender de bueno los niños y jóvenes, el mal llamado "hombre nuevo",
cercanos a esas lacras: Nada. Si esta Isla fuera democrática en realidad, quizás todo fuera diferente porque
habría respeto por la moral, la
cívica y la honra. Se respetarían los Mandamientos, la familia, al ser
humano y entonces sí habría más amor por los valores en cada cubano.
El que sembrare
iniquidad, iniquidad segará. Pr 22.8
Si un gobernante
atiende la palabra mentirosa, todos sus servidores serán impíos.Pr29.12.
Seis cosas
aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma:
Los ojos
altivos, la lengua mentirosa,
Las manos
derramadoras de sangre inocente,
El corazón que
maquina pensamientos inicuos,
Los pies
presurosos para correr al mal,
El testigo falso
que habla mentiras,
Y el que siembra
discordia entre hermanos. Pr 6.16-19.
Bienaventurado
el hombre que halla la sabiduría,
Y que obtiene la
inteligencia;
porque su
ganancia es mejor que la ganancia de la plata,
Y sus frutos más
que el oro fino.
Más preciosa es
que las piedras preciosas;
Y todo lo que
puedes desear, no se puede comparar a ella.
Largura de días
está en su mano derecha;
En su izquierda,
riquezas y honra.
Sus caminos son
caminos deleitosos,
Y todas sus
veredas paz.
Ella es árbol de
vida a los que de ella echan mano,
Y
bienaventurados son los que la retienen. Pr 3. 13-18.
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