miércoles, 9 de noviembre de 2016

Sin familia en el Espíritu no puede haber valores




Aimée Cabrera.
Cualquier sociedad está  sustentada por sus ciudadanos. Aunque algunos puedan vivir solos o no tener descendencia, la mayoría ha convivido , en un momento de sus vidas, dentro de un grupo grande o pequeño en el cual están los familiares más allegados o, en el caso de quienes son huérfanos, reciben  la tutela a través  de sus cuidadores.
En toda situación de convivencia siempre aparece quien inculca valores, buenos modales, disciplina y todo lo que ayude a los niños a pasar por la adolescencia y llegar a la adultez con una serie de parámetros que deben o no hacerse, y son los que aportan la integralidad que convierte a las personas en decentes o en todo lo contrario.
Muchas familias tienen diferentes creencias religiosas o no pero por lo general se mantiene la intención de formar a los más jóvenes del hogar, si bien en el caso de la familia disfuncional esta labor corresponde a los educadores, maestros y profesores.
En Cuba se  ha dado un fenómeno de involución en cuanto a la enseñanza de valores. La familia cubana ha sufrido desde 1959 un deterioro paulatino por la imposición de ideales que rompieron con la religión. Los que persistieron en sus credos fueron condenados a prisión y hasta fusilados.
Quienes creyeron en el gobierno que se instauró desde el primer mes de 1959 y lo apoyaron, llegaron a esconderse para entrar en un templo o negaron sus creencias para evitar represiones que podían costarle el despido laboral, la expulsión de la escuela y otros tantos hostigamientos.
Los miembros de las familias comenzaron a huir. Comenzó la necesidad de escapar y la emigración tuvo lugar desde un primer momento. Unos en Cuba y otros dispersos por el mundo. Dentro de la familia hubo desunión, malentendidos, falta de compasión, negativa a mantener correspondencia con un familiar porque no vivía en la Isla.
Todas las familias cubanas han sufrido las separaciones y las tragedias que esto conlleva. La familia de los niños, la familia de los adolescentes, la familia de los adultos, y la de los pedagogos. Reprimidos y separados han tenido que soportar la carencia afectiva que es peor que la económica.
Los funcionarios y dirigentes cubanos barrieron con todo lo que se relacionaba con "antes de 1959". En ese saco cayeron los valores, el amor a Dios, el respeto, la honestidad, la decencia que eran consideradas por la clase dominante como "rezagos del capitalismo" y, quienes mantenían estas virtudes eran marginados y se les llamaba "gusanos" o en un análisis a nivel de barrio, trabajo o escuela eran los que tenían "problemas ideológicos".
La hipocresía aliada de la doble moral se asentó como un veneno que acabó con los valores y el amor familiar. Los anti valores llegaron a la cúpula y desde ahí luchan por no perder su lugar protagónico.
Peleas familiares, maltratos degradantes a mujeres, ancianos y niños, el divorcio  de padres con sus hijos, el nivel de pobreza en que vive casi toda la población que subsiste con racionamientos alimentarios como en un estado de guerra y apenas puede adquirir lo más necesario por existir en el país dos monedas circulantes y precios de venta inalcanzables, el estado crítico habitacional y un sin número de calamidades conllevan a la desesperanza, la impotencia y la codicia.
La codicia a la corrupción, Robar es "luchar", ser honesto en una escuela, centro de trabajo o una barriada y desenmascarar lo mal hecho es mal visto y criticado. Mantener un criterio distinto a la política gubernamental  y expresarlo es ser traidor a la patria, se impuso una idiosincrasia de terror a la que se sumaron delincuentes y deshonestos, haciéndose pasar por seguidores del gobierno que para nada es revolucionario.
Qué ejemplo se la ha dado a la niñez y a la juventud  en 57 años de poder para que se pueda halagar la conducta de estos, cuando los adultos incluso  ancianos reafirman con sus conductas negativas la reiteración de las indisciplinas sociales avaladas por la falta de valores.
Esos que están en iniquidad pueden ser los mismos que maltratan a las Damas de Blanco cada domingo, los que golpean a los opositores pacíficos  al régimen, los que desvían los recursos que pudieran mejorar la situación económica cubana cada día más crítica y, con la misma que dicen ser "revolucionarios" en la más mínima oportunidad se van de Cuba y se establecen en otros países.
Esos que están en iniquidad, son capaces de golpear a sus padres, a sus familiares, son capaces de engañar, de  robar, de matar. Ellos piensan que por tener bienes mal habidos y disfrutarlos adquieren fama y un sitial de falso honor para que los veneren  los que no han podido alcanzarlos, esos que están en iniquidad no pueden mostrar valores, mucho menos enseñarlos.
Qué pueden aprender de bueno los niños y jóvenes, el mal llamado "hombre nuevo", cercanos a esas lacras: Nada. Si esta Isla fuera democrática en realidad,  quizás todo fuera diferente porque habría  respeto por la moral,  la  cívica y la honra. Se respetarían los Mandamientos, la familia, al ser humano y entonces sí habría más amor por los valores  en cada cubano.

El que sembrare iniquidad, iniquidad segará. Pr 22.8
Si un gobernante atiende la palabra mentirosa, todos sus servidores serán impíos.Pr29.12.
Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma:
Los ojos altivos, la lengua mentirosa,
Las manos derramadoras de sangre inocente,
El corazón que maquina pensamientos inicuos,
Los pies presurosos para correr al mal,
El testigo falso que habla mentiras,
Y el que siembra discordia entre hermanos. Pr 6.16-19.

Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,
Y que obtiene la inteligencia;
porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,
Y sus frutos más que el oro fino.
Más preciosa es que las piedras preciosas;
Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.
Largura de días está en su mano derecha;
En su izquierda, riquezas y honra.
Sus caminos son caminos deleitosos,
Y todas sus veredas paz.
Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano,
Y bienaventurados son los que la retienen. Pr 3. 13-18.




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