jueves, 7 de abril de 2016

PASIÓN POR LOS PERDIDOS

¿Cuál es la clave para obtener resultados evangelísticos en la iglesia a medida
que avanzamos hacia el siglo XXI? ¿Deben todas las iglesias adoptar el patrón
de la iglesia que establece como blanco alcanzar a los que buscan ayuda
espiritual de entre las parejas jóvenes o de edad media con hijos? ¿Debemos
organizar las escuelas dominicales para ser instrumentos evangelísticos?
¿Experimentaremos una cosecha mayor si utilizamos las células que ofrecen
suplir una necesidad específica? ¿Consideramos el evangelismo personal una
reliquia del pasado? ¿Debemos tomarnos la molestia de entrenar a los laicos a
hacer lo que ellos no tienen ninguna intención de hacer? ¿Qué hacemos con las
campañas de evangelización tradicionales?
Todas son preguntas y preocupaciones legítimas, porque es obvio que la iglesia
de hoy ha perdido su afán evangelístico. El crecimiento de la iglesia por medio
del evangelismo no se ha mantenido a la par con el crecimiento de la población
en los últimos años. En realidad vamos detrás del crecimiento de la población
en un once por ciento durante los últimos treinta años. En la Convención
Bautista del Sur, una denominación que ha ganado fama por su fervor
evangelizador, 5.771 iglesias (o sea, el 16 por ciento) no celebraron ningún
bautismo en 1992. Un estudio de la membresía de los Bautistas del Sur en
1990 reveló que el 29 por ciento de los adultos laicos había testificado a
alguien de Cristo, y el 8 por ciento había llevado a alguien a Cristo durante el
año anterior. Pero el 47 por ciento de los miembros adultos no había hecho
nada para llevar a un amigo a la iglesia o presentarle a Cristo.
Hay que hacer algo diferente si vamos a ser fieles en cumplir con la Gran
Comisión en nuestra generación. Mientras las preguntas que hicimos al principio
del capítulo pueden ser legítimas, no son las críticas. Tenemos programas y
materiales superiores que los que se han tenido en cualquier otro tiempo en la
historia de la iglesia, y estamos logrando menos que en cualquier otro tiempo.
El crecimiento evangelístico de la iglesia no depende de la resolución del debate
sobre si el inconverso va a entrar por la “puerta principal” por medio de los
cultos de adoración dirigidos a los interesados, o por la “puerta lateral” de las
células que atraen a personas con intereses comunes. Eso reduce la iglesia a
asuntos de métodos y modelos, y eso no es el problema más crítico que la
iglesia del siglo XXI tiene que enfrentar. El problema no es falta de
programación; más bien es falta de pasión. Nos hemos vuelto indiferentes
con referencia a la condición de los perdidos. Ya no tenemos la compasión que
hizo que la iglesia se arrodillara primero y después saliera a las calles para
testificar. Aunque no es necesario aferrarnos a los programas del pasado, sí es
necesario restaurar la pasión del pasado que produjo gran fervor evangelístico.
Mi padre, que murió de un tumor en el cerebro hace dos años, sirvió de pastor
de iglesias pequeñas en Carolina del Norte durante cincuenta y cinco años.
Hicieron el diagnóstico sobre su tumor en febrero de 1991 y murió en marzo de
1992. Durante su último año, yo aproveché para pasar todo el tiempo posible
con él. Disfruté especialmente de escucharle hablar de sus primeros años en el
ministerio. Había escuchado muchas de las historias en varias ocasiones
anteriormente, pero tomaron un significado muy especial durante el último año
de su vida.
Un día especial que hizo impacto en mi memoria es el día en que visitamos
muchas de las iglesias que eran parte de la vida de mis padres. Vimos la
pequeña Iglesia Metodista donde se conocieron. Me pidió que pasara por la
vereda no pavimentada donde solía manejar su Ford Modelo A cuando eran
novios. En cierto punto me pidió estacionarnos al lado de la vereda. Allí, con
lágrimas en sus ojos, nos relató la experiencia de su conversión. Nos dijo que
se había parado en este mismo lugar hacía unos sesenta años un domingo en la
tarde, con sus ojos llenos de lágrimas, y entregó su vida a Cristo. ¿Qué le
compelió a pararse al lado de la vereda? Cayó bajo una convicción profunda
de sus pecados en el momento preciso cuando sus padres y otros líderes de la
iglesia se habían reunido bajo un emparrado detrás del templo para orar por su
salvación. Cuando era pequeño se había reunido con la iglesia, pero él sabía, y
los demás sabían que no se había convertido todavía. Los líderes de la iglesia
nunca habían cesado de orar por la conversión de mi padre.
Siguió relatando una tras otra las historias de los frutos evangelísticos que
vinieron como resultado directo de las oraciones apasionadas. Contó de
campañas de evangelización y de pecadores empedernidos que venían
corriendo hacia el altar. Relató cómo sus profesores de la Universidad de Mars
Hill, Carolina del Norte, estaban más interesados en la salvación de sus
alumnos que en su conocimiento de las materias. Recordó cómo estos grandes
profesores solían orar apasionadamente por la salvación de los perdidos en las
clases, y después les testificaban personalmente.
Los testimonios poderosos de las oraciones contestadas son abundantes en los
campos misioneros y en las naciones en vías de desarrollo, pero con poca
frecuencia se escucha de las iglesias aquí en EE. UU. de A. ¿Será que hemos
llegado a ser tan sofisticados que los cultos de oración que perduraban toda la
noche parecen reliquias de un pasado supersticioso?
El asunto, otra vez, no es sobre método, sino sobre investidura del poder de
Dios. Una vez que un individuo o una iglesia desarrolla una pasión por los
perdidos, desarrollará un plan para alcanzarlos. La iglesia debe sentir la libertad
de utilizar cualquier estrategia que les capacite para cumplir la Gran Comisión,
mientras que no se aparten de las Escrituras.
Para cumplir la Gran Comisión, un plan para el evangelismo tiene, primero, por
necesidad, que incorporar una estrategia para ir “por las plazas” y testificar a
los perdidos en su propio terreno. Segundo, tiene que asegurar que los que se
ganan son bautizados para ser miembros de una iglesia local. Los lectores de
este libro quizá difieran en cuanto al modo o el significado del bautismo, pero
todos podemos por lo menos estar de acuerdo en que involucra la
incorporación y la asimilación dentro de la vida de una iglesia local. Finalmente,
la iglesia tiene que tener en función una estrategia para enseñarles todas las
cosas que Jesús mandó. El evangelismo y el discipulado tienen que ser
igualmente equilibrados si la iglesia ha de experimentar el crecimiento estable,
que encamina a la madurez y a alcanzar a la comunidad y al mundo.
UNA MIRADA A ANTIOQUÍA
Hemos estado viendo a Antioquía como el modelo de una iglesia que Dios
utilizó para revolucionar el mundo. Cuando leemos el recuento sobre esta
iglesia en Hechos, nos impresiona inmediatamente su fervor evangelístico. Tres
veces Lucas indicó que muchos fueron alcanzados y equipados por la iglesia de
Antioquía. “La mano del Señor estaba con ellos, y un gran número que creyó
se convirtió al Señor” (<441121>Hechos 11:21). “Y mucha gente fue agregada al
Señor” (<441124>Hechos 11:24). “Y sucedió que se reunieron todo un año con la
iglesia y enseñaron a mucha gente. Y los discípulos fueron llamados cristianos
por primera vez en Antioquía” (<441126>Hechos 11:26).
Es muy significativo el hecho de que la iglesia en Antioquía fue establecida por
los creyentes judíos quienes se habían esparcido por causa de la persecución
en Jerusalén (11:19). ¡No había ni un solo apóstol en su medio! Llamaríamos
laicos” a estos plantadores de iglesias. La mayoría eran personas recién
convertidas. Como judíos que creían que Jesús era el Mesías, habían llegado a
ser expulsados de sus propias familias, forzados a dejar su querida tierra natal
como resultado de la persecución que surgió en conexión con Esteban. Sin
embargo, no consideraron sus circunstancias como un inconveniente trágico.
No echaron la culpa a Dios por su sufrimiento. Con entusiasmo predicaron el
mensaje del Señor Jesús en todas partes (v. 20). Lucas mencionó otro detalle
significativo: los que llegaron a Antioquía principiaron a predicar a los griegos
también. Su pasión por los perdidos les capacitó para extenderse más allá de
las barreras que anteriormente habían sido paredes de división. El Señor honró
su pasión y colocó su mano sobre ellos, y como resultado gran número de
personas se salvaron.
A medida que visito a las iglesias que están creciendo a través de nuestro país,
encuentro muchos métodos y modelos para llevar a cabo el evangelismo. Los
métodos de las iglesias evangelísticas difieren en su forma tanto como los
campos y estilos de liderazgo pastoral. Pero todos tienen un solo denominador
común: el pastor y la iglesia tienen tanta pasión para ver a los perdidos llegar a
conocer a Cristo, que son impelidos a llevar el mensaje a su comunidad. Antes
del desarrollo de la metodología, tenemos que redescubrir la pasión y el poder.
DESARROLLE UNA BASE TEOLÓGICA SANA
Muchos miembros de las iglesias evangélicas establecidas se portan como si
todo el mundo fuera a ir al cielo. Tal vez rechazamos el universalismo —la
doctrina que dice que todos van a ser salvos al final— pero ciertamente
funcionamos como si eso fuera el caso. En años recientes hemos visto una
disminución de las enseñanzas doctrinales en muchas iglesias, y ya estamos
cosechando los resultados de la falta de convicción bíblica.
El estudio por Johnson, Hoge y Luidens, que analizó la declinación de las
denominaciones establecidas, nos instruye en este punto. Estudiaron
específicamente la declinación en la Iglesia Presbiteriana en EE.UU. de A., y
determinaron que la razón principal fue la falta de convicción de parte de los
laicos de que Jesús es el único medio de salvación. Los investigadores
encontraron que los padres en estas iglesias preferían que sus hijos fueran
presbiterianos, pero no se preocupaban si sus hijos se unían a otros grupos
religiosos, mientras que fueran gente buena. Era, según la conclusión de los
investigadores, este “liberalismo teológico laico” lo que dio como resultado la
declinación continua de la Iglesia Presbiteriana en EE. UU. de A. Un estudio
comprensivo del crecimiento de los varios grupos religiosos en América por
Roger Finke y Rodney Stark llegó a una conclusión similar: “No todas las
denominaciones compartieron en esta alza inmensa en números de miembros, y
en la proporción en que las denominaciones rechazaron las doctrinas
tradicionales y dejaron de hacer demandas serias sobre sus miembros, hasta
ese grado dejaron de prosperar.”
Los presbiterianos no están solos en su vacío teológico. La mayoría de las
iglesias tienen dificultad para reunir a un puñado de personas para estudiar
doctrina, y, sin embargo, llenan el lugar de cultos para eventos especiales.
Mientras los eventos especiales pueden ser clave para atraer a los inconversos,
no podemos desarrollar una iglesia fuerte solamente con una dieta de
actividades especiales de tipo de función artística. Tenemos que basar todo el
crecimiento de la iglesia y las actividades evangelísticas sobre una base
teológica sólida. Hay una conexión íntima entre la actividad evangelizadora y la
enseñanza teológica sana. Una no perdura por mucho tiempo sin la otra.
A continuación presentamos ocho bloques clave para la edificación doctrinal
de una teología de evangelismo. Tal vez esto no incluye todo, pero puede
ayudar a edificar una base evangelística.
1. Tenemos que entender la condición de los perdidos. A menos que
tengamos una firme convicción establecida de la crítica situación de las
personas que no conocen a Cristo, nunca vamos a tener una motivación para
desarrollar y sostener un énfasis perenne sobre el evangelismo. Tenemos que
creer y enseñar que la reconciliación con Dios en Cristo no es algo que hace la
vida más agradable, o el sufrimiento más pasajero, o que el individuo sea una
persona más buena, es la vida misma. Sin Cristo no hay ni vida ni esperanza.
Tenemos que creer que las personas sin Cristo están perdidas, que su destino
eterno es el infierno, y que sólo Cristo es la respuesta. Algo menos que esta
convicción deja a la iglesia sin la pasión para alcanzar a otros que están afuera.
Una lectura de Romanos 1—3 nos da un cuadro seguro de la condición
perdida de los religiosos tanto como de los no religiosos. La descripción de los
seres humanos en los últimos versículos de Romanos 1 suena como los titulares
de los periódicos o las noticias en la televisión.
Como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, los entregó Dios a una mente
reprobada, para hacer lo que no es debido. Se han llenado de toda injusticia,
maldad, avaricia y perversidad. Están repletos de envidia, homicidios,
contiendas, engaños, mala intención. Son contenciosos, calumniadores,
aborrecedores de Dios, insolentes, soberbios, jactanciosos, inventores de
males, desobedientes a sus padres, insensatos, desleales, crueles y sin
misericordia. A pesar de que ellos reconocen el justo juicio de Dios, que los
que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que
también se complacen en los que las practican (Rom. 1:28-32).
Cuando Pablo abordó el tema de la condición de los judíos, inquirió sobre si
eran mejores que los gentiles, y contestó con una colección de pasajes del
Antiguo Testamento. “No hay justo ni aun uno; no hay quien entienda, no hay
quien busque a Dios. Todos se apartaron, a una fueron hechos inútiles; no hay
quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Rom. 3:10-12).
Fue esta comprensión de la condición humana que causó al apóstol Pablo tanto
dolor y tristeza que aun llegó a desear ser separado de Cristo para el bien de
los judíos. Fue su convicción de que a todos los que habían sido reconciliados
con Dios ahora se les daba el ministerio de la reconciliación lo que llevó a
Pablo a rogar que la gente se reconciliara con Dios (<470501>2 Corintios 5:18-21).
Cuando una vida está en peligro, la gente responde en forma instintiva a la
crisis. El bombero se lanza dentro de un edificio incendiado para rescatar a un
niño atemorizado. Una madre se tira frente a un automóvil que se acerca para
rescatar a un niño. Un nadador de capacidades ordinarias se tira a un río
tormentoso para rescatar a un extraño que está ahogándose. ¿Qué es lo que
motiva tales actos heroicos? Una sola cosa: el conocimiento seguro de las
consecuencias si no intentan el rescate. Si el evangelismo ha de llegar a ser
natural en nuestras iglesias, tenemos que desarrollar un conocimiento pleno de
las consecuencias si no extendemos la mano.
Dicho sea de paso, un entendimiento claro de la condición de los perdidos
impulsará a la iglesia a salir fuera de los edificios, hacia las calles porque los
muertos no caminan. Si los inconversos están muertos en sus transgresiones y
pecados (<490201>Efesios 2:1), no podemos dejarles para que solos encuentren a
Cristo. Puesto que la Biblia enseña que ni un solo perdido busca a Dios (Rom.
3:11), tenemos que llegar a ser los buscadores de ellos.
2. Tenemos que creer que Cristo provee el único acceso al Padre. Este
versículo es familiar para la mayoría de los cristianos: “Jesús le dijo: ‘Yo soy el
camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí’” (<431406>Juan 14:6).
Pedro repitió esta misma verdad cuando fue confrontado por los gobernantes,
ancianos y escribas: “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro
nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”
(<440412>Hechos 4:12).
Si creemos que sólo Cristo concede acceso al Padre, entonces tenemos el
mandato de testificar. Por ejemplo, sin tal convicción, no es muy probable que
pensemos que las personas de otras religiones necesitan nuestro testimonio. Las
encuestas muestran que el 64 por ciento de los estadounidenses creen que
todas las religiones oran al mismo Dios. Esta estadística reveladora puede
explicar el por qué sólo el 28 por ciento de los adultos creen que tienen una
responsabilidad de compartir sus creencias religiosas y el 25 por ciento sienten
fuertemente que no tienen tal responsabilidad.
3. Tenemos que creer que los campos están blancos para la siega. Cuando
visito una iglesia que está bajando en sus estadísticas de bautismos y asistencia,
con frecuencia descubro que ellos justifican tales cifras citando la mala calidad
del terreno alrededor de la iglesia. Se quejan de que “esta gente simplemente
no responde al evangelio”. Otros echan la culpa al número grande de otras
iglesias alrededor de ellos que han causado que disminuya la cosecha. Puede
ser cierto que algunas áreas del país no son tan receptivas como otras, y puede
ser que hemos seguido el ejemplo de los restaurantes que venden comidas
rápidas y hemos construido nuestros “puestos de comida” cerca de
restaurantes” bien establecidos, pero todavía hay multitudes de personas
inconversas que necesitan a Cristo en todas las áreas de nuestra nación.
Ha sido mi experiencia que en cada lugar donde hay iglesias que se quejan de
las condiciones de ese lugar y la falta de conversiones, otras iglesias han
descubierto que los campos están blancos para la siega. La mayoría de los
pastores en Chicago nunca hubiese pensado que una iglesia como la de Willow
Creek, enfocada en ganar a las personas con orientaciones seculares, podría
tener los resultados tan tremendos. Bill Hybels vio el campo blanco en vez del
suelo rocoso.
Ricardo Warren, atraído por una carga apasionada por los perdidos de
California, ha construido una de las iglesias evangelísticas más grandes en los
Estados Unidos en un lugar donde casi todos pensaban que sería imposible.
Leland Herriford, a los sesenta y cuatro años de edad, aceptó el llamado de
Dios a una comunidad menguante en Modena, Missouri. Leland no percibió
una población declinante, un campo rural imposible; más bien vio una gran
oportunidad para edificar una iglesia evangelizadora. Ed Young, hijo, principió
una iglesia en un sector próspero de Dallas. Todavía la iglesia se reúne en un
salón de cine alquilado, pasan de mil quinientos en asistencia, y están
alcanzando a gente secular que muchos pensaban que eran inalcanzables.
Recientemente estaba hablando en el Seminario Bautista en Nueva Orleáns y
conocí a un joven pastor, Chris Stephens. Había salido de su preparación del
seminario a una iglesia pequeña en el campo cerca de Jennings, Louisiana, lugar
donde decían que nadie podría establecer una iglesia. La población de su
comunidad era de 11.000 y el noventa por ciento, católicos. Aparentemente él
no se fijó en las estadísticas demográficas, porque la iglesia, con veinticinco en
la escuela dominical cuando llegó en 1990, ahora tiene un promedio de 300 y
ha sido primera en la asociación en el número de bautismos, habiendo
bautizado a más de sesenta cada año.
Stan Frye no se puso a pensar que el área alrededor de Conover, Carolina del
Norte, ya estaba tan saturada de iglesias que sería imposible encontrar a
grandes números de inconversos que necesitaran escuchar el mensaje de
Cristo. Su iglesia ha crecido de cuarenta miembros a mil en cuatro años bajo su
liderazgo. La iglesia ha bautizado a 353 durante estos cuatro años, alcanzando
127 durante el año pasado. Historias como estas se podrían repetir centenares
de veces en virtualmente todas las áreas del país. Proveen evidencia amplia de
que la mies es abundante.
Los datos demográficos por cierto pueden ser herramientas útiles para ayudar a
cualquier iglesia a saber mejor cómo alcanzar a su comunidad. Sin embargo,
algunos los han utilizado como para excusar la falta de resultados
evangelísticos. Hasta algunas iglesias tienen la enfermedad mortal de la parálisis
por análisis. Pasan más tiempo haciendo análisis de su comunidad que
presentando el evangelio a los inconversos. Permítanme asegurarles que los
campos alrededor de sus iglesias están blancos para la cosecha. Hay más
personas abiertas a escuchar el evangelio que testigos entrenados para
compartirlo. Presento como evidencia los resultados de la Cabeza de todo
crecimiento de la iglesia, el mismo Señor: “Entonces dijo a sus discípulos: ‘A la
verdad, la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Rogad, pues, al Señor
de la mies, que envíe obreros a su mies.’” (<400937>Mateo 9:37). No podemos
echar la culpa por nuestra falta de resultados evangelísticos a la calidad pobre
del suelo ni a la falta de viabilidad de la semilla; el problema todavía es el
mismo: los obreros son pocos.
Una mirada a los resultados de la encuesta hecha por George Gallup confirma
que los campos están blancos para la siega. Gallup descubrió que el 58 por
ciento de estadounidenses indicaron que probablemente regresarían a la iglesia,
el 63 por ciento creen que la Biblia es la Palabra literal o inspirada de Dios y el
77 por ciento oran a Dios ocasionalmente. No estamos viviendo en una era
pos-cristiana, como algunos temen: estamos viviendo en una era de superstición
religiosa. El crecimiento rápido de sectas y de las enseñanzas de la Nueva Era
dan testimonio poderoso del enorme vacío espiritual que existe alrededor del
mundo. La iglesia que eficientemente siembra la buena semilla del evangelio va
a experimentar una cosecha abundante.
4. La Gran Comisión no es una sugerencia divina. Esta posiblemente es el
área en la que la confusión teológica ha causado el mayor daño al ministerio
evangelizador de la iglesia. La mayoría de los pastores llegan a los campos de
sus iglesias pensando que la mayoría de los miembros comparten su convicción
de que la iglesia recibe sus órdenes de marcha de la Gran Comisión, como dice
<402819>Mateo 28:19,20. Esta es una suposición injustificada. Una encuesta
reciente reveló lo opuesto. Nueve de cada diez pastores indicaron que la misión
principal de la iglesia era alcanzar a los inconversos y a los que no estaban en la
iglesia. En respuesta a la misma pregunta ocho de cada diez miembros de
iglesia piensan que el ministerio principal de la iglesia es suplir las necesidades
de los miembros. Solamente dos de diez vieron la función principal de la iglesia
como la de alcanzar a los que no asistían. Si el pastor y los miembros están
trabajando desde perspectivas tan diferentes, la confusión y la frustración será
experiencia común cada día.
¿Para qué existen las iglesias? Leith Anderson presenta cinco opciones: 1) la
denominación; 2) el edificio; 3) el pastor; 4) los miembros; o 5) la comunidad.
Anderson argumenta que la iglesia de hoy que vive para, y se interesa en otros,
será la iglesia que perdure. Estoy completamente de acuerdo con el énfasis
evangelístico de Anderson, pero encuentro incompletas sus cinco sugerencias.
¡La iglesia existe para Dios solamente! Fue fundada por su Hijo (Mateo 16),
redimido por su muerte, investido por su resurrección y la comisión de su
Espíritu y un día él regresará por su esposa gloriosa.
Esto no es solamente asunto de semántica; es tema teológico céntrico. Si la
iglesia pertenece solamente a Dios, él tiene el derecho de moldear su ministerio
y propósito. El lo ha hecho en forma condensada a través de la Gran Comisión
que contiene un mandato singular: ir y hacer discípulos. Las tres formas
verbales en el versículo —id, bautizándoles y enseñándoles— sostienen el
mandato original. Estos tres definen cómo la iglesia ha de cumplir la declaración
de propósito dada por nuestro Señor. Note que el primer mandato envuelve la
acción de ir para alcanzar a los inconversos. Estoy completamente de acuerdo
con Leith Anderson que demasiadas iglesias hoy han pasado por alto una
prioridad esencial de la Gran Comisión. Se han retirado a sus grupos carentes
de espiritualidad y han colocado el aviso “Ocupado” para los inconversos.
Note, sin embargo, que hay dos otras estrategias para hacer discípulos: bautizar
y enseñar a la gente a obedecer los mandatos de Cristo. El bautizar se refiere a
la incorporación del creyente en la comunidad de la fe, la iglesia local. Chuck
Colson ha subrayado con fuerza esta necesidad en su libro The Body (El
cuerpo). “El evangelismo siempre tiene que ser diseñado para atraer al
convertido a la iglesia local, donde el trabajo de discipular puede ser hecho.”
La iglesia también tiene que hacer el compromiso de enseñar a los creyentes los
mandatos de Cristo. Bill Hull argumenta que la iglesia que hace discípulos tiene
la clave para la evangelización mundial. Cuando la iglesia hace discípulos, dos
resultados buenos siguen: 1) los cristianos son sanos y se reproducen; y, a
medida que se multiplican, 2) el mundo es evangelizado según el plan de Dios.
Aquí el tema del equilibrio se vuelve crítico para el crecimiento sano de la
iglesia. Si insistimos en que la iglesia existe solamente para alcanzar a los
inconversos, pasamos por alto las necesidades de los creyentes para
desarrollarse y por consiguiente debilitamos la iglesia. Varias actividades de la
iglesia, por definición, son para creyentes. Por ejemplo, la adoración es para
creyentes, puesto que ellos pueden participar en un evento que se basa en una
relación personal con Dios. La comunión es para creyentes, puesto que sólo los
miembros de la familia experimentan el nivel más profundo de las relaciones que
resultan de nuestro nacimiento común. En un sentido, la iglesia sirve a los
creyentes, puesto que solamente los creyentes pueden participar en forma plena
en sus actividades. Pero las actividades de la iglesia diseñadas para edificar las
relaciones sanas y desarrollar a creyentes maduros existen para que la iglesia
pueda ser utilizada por Dios para alcanzar al mundo. Chuck Colson observa
correctamente que el evangelismo fluye naturalmente de la adoración y
comunión. Argumenta que el evangelismo es producto de la vida espiritual que
fluye de un cuerpo sano nutrido por la Cabeza. Las iglesias que declaran tener
adoración dinámica y comunión maravillosa, pero que no tienen el compromiso
de ganar a los perdidos necesitan mirar de nuevo la Gran Comisión.
La iglesia saludable debe mantener un equilibrio entre el evangelismo y el
discipulado, con la meta final de obedecer a Cristo en el cumplimiento total de
la Gran Comisión.
5. Cada cristiano es llamado a ser testigo. Mientras que la iglesia evangélica
no siempre ha actuado sobre esta verdad, generalmente ha estado de acuerdo
en que todo creyente debe estar preparado para compartir su fe. Esto parece
no ser el caso en la actualidad. En días recientes varios escritores sobre el
crecimiento de la iglesia han argumentado que solamente el 10 por ciento del
cuerpo de Cristo tiene el don del evangelismo; por eso, los esfuerzos en
entrenamiento deben concentrarse en este diez por ciento. Gary McIntosh y
Glen Martin escriben: “Aquí encontramos, como dijimos antes,
aproximadamente el 10 por ciento del cuerpo de la iglesia que son los que
ganan almas y tienen el don del evangelismo.” En forma similar, Robert Logan
habla de las herramientas para preparar a creyentes que no tienen el don del
evangelismo. Estoy seguro de que ninguno de estos hombres intenta implicar
que otros miembros de la iglesia no tengan responsabilidad para la
evangelización de los perdidos, pero eso ha sido la aplicación que se ha dado a
sus declaraciones en muchas iglesias. Ha dado a algunos cristianos la excusa
teológica que han estado buscando para evitar la tarea desafiante de compartir
la fe.
Esta aseveración que solamente el 10 por ciento de los creyentes tienen el don
del evangelismo ha sido defendida tanto por la observación como por la
apelación a la dispersión de los dones espirituales. Algunos han observado que
solamente el 10 por ciento de los laicos en la iglesia promedio están
involucrados en alguna actividad de extensión evangelística de la iglesia.
Primero, tenemos que luchar contra la idea de que podemos basar nuestra
estrategia sobre la observación en vez de la revelación. Hay muchas cosas que
podemos observar acerca de la iglesia que no corresponden a la revelación
escrita de Dios. No debemos seguir bajando las normas para conformarlas a la
apatía de los creyentes carnales.
El argumento basado en los dones espirituales a lo menos apela a la teología y
no a la observación. La conclusión de que el 10 por ciento de los creyentes
tienen el don del evangelismo se basó en los resultados de una encuesta sobre
los dones espirituales dada en un gran número de iglesias locales. Solamente el
10 por ciento llenaron la encuesta indicando que ellos tenían el don del
evangelismo. Los inventarios en el mejor de los casos son herramientas no
precisas, y mucho depende de la manera de formular la pregunta y las
explicaciones que hace el monitor. El mero hecho de que el “testificar” y el
evangelismo confrontacional” son vistos por muchos como maneras
demasiado agresivas y anticuadas, fácilmente podría afectar los resultados en
forma negativa. Personalmente no estoy sorprendido de encontrar que muchas
personas contestarían preguntas acerca de testificar en forma negativa basada
en el conocimiento de cuán pocos de verdad testifican. También podríamos
preguntarnos cuántos cristianos admitirían el tener el don de dar dinero (Rom.
12:8). Si descubriéramos eso como también igualmente bajo, ¿desarrollaríamos
entonces una estrategia para entrenar apenas a un porcentaje muy pequeño
para diezmar?
Miremos <490411>Efesios 4:11, un pasaje clave que trata del asunto. Aquí aparece
en la lista de dones el del evangelista. La epístola a los Efesios es compañera de
la de a los Colosenses, escrita para contrarrestar las enseñanzas falsas que
afectaban a las iglesias en esa sección de Asia. Por esa razón, en esta epístola
Pablo enfocó a los líderes dotados que Dios había dado a las iglesias por
medio del Señor exaltado. “Y él mismo constituyó a unos apóstoles, a otros
profetas, a otros evangelistas, y a otros pastores y maestros, a fin de capacitar
a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo” (<490411>Efesios 4:11, 12). Los evangelistas en esta lista de dones son
comparados con los apóstoles, profetas y pastores-maestros. El paralelismo es
crucial para una comprensión correcta. Pablo estaba refiriéndose a evangelistas
dotados, tales como Billy Graham en nuestro día, quienes son dados a la iglesia
en la misma manera como el pastor-maestro o el profeta. Estos líderes dotados
son dados por el Señor exaltado para el establecimiento y el desarrollo de la
iglesia para que los miembros dotados puedan ser equipados para el ministerio
del servicio.
La Gran Comisión incluye a todos los que han aceptado a Cristo. Los que
conocen a Cristo están bajo el mandato divino de testificar de su relación
personal con él. En 2 Corintios Pablo expresó con toda claridad que todos los
reconciliados con Cristo han recibido el ministerio de la reconciliación:
Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio
de Cristo, y nos ha dado el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en
Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándoles en cuenta sus
transgresiones y encomendándonos a nosotros la palabra de la reconciliación.
Así que, somos embajadores en nombre de Cristo; y como Dios os exhorta
por medio nuestro, rogamos en nombre de Cristo: ¡Reconciliaos con Dios!
(<470501>2 Corintios 5:18-20).
Es el privilegio y el llamado de cada creyente ser un embajador de Cristo. Por
esa razón, debemos seguir las instrucciones de Pedro: “Más bien, santificad en
vuestros corazones a Cristo como Señor y estad siempre listos para responder
a todo el que os pida razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo
con mansedumbre y reverencia” (<600315>1 Pedro 3:15).
La doctrina del sacerdocio de los creyentes, apreciado grandemente por
muchos grupos evangélicos, da por hecho el testimonio de todos los creyentes.
Un sacerdote del Antiguo Testamento funcionaba de tal manera que podría
traer a las personas a la presencia de Dios. Escuche la descripción de Pedro
del pueblo de Dios: “Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio,
nación santa, pueblo adquirido, para que anunciéis las virtudes de aquel
que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable” (<600209>1 Pedro 2:9). Dios
desea poseernos para que proclamemos sus excelencias.
Es verdad que algunos miembros del cuerpo son más comunicativos que otros
y por eso encontrarán que el dar testimonio personal es más natural, pero esto
no quiere decir que no todos los cristianos puedan dar un testimonio verbal. El
testificar en forma efectiva se basa en la investidura sobrenatural del poder de
Dios, no en las tendencias naturales. Cuando el Espíritu Santo vino sobre los
primeros cristianos, ellos hablaron con valentía de Cristo. El esfuerzo total de
testificar de la iglesia será un esfuerzo de equipo. Podemos aprender a trabajar
juntos llevando un testimonio efectivo que aprovecha hasta lo máximo las
experiencias únicas y las fuerzas de todos los miembros de la iglesia. Esto es el
beneficio del evangelismo de la familia. Podemos enseñar varios métodos de
testificar y proveer numerosas oportunidades para enfrentarnos a la comunidad
inconversa. Podemos enseñar a nuestros miembros a invitar a sus amigos a la
iglesia, a compartir sus testimonios y conectar su plan de testimonio personal
con otros miembros de la familia de Dios. Por ejemplo, en la Primera Iglesia de
Norfolk, tuvimos a varias personas judías que aceptaron a Cristo como
Salvador. Cuando tenía la oportunidad de testificar a un judío, con frecuencia
solía llevar a estas personas conmigo. Tuvimos a alcohólicos que encontraron a
Cristo y la liberación completa de su adicción. Ellos eran muy eficaces en guiar
a las personas con los mismos problemas a una experiencia de conversión con
Cristo. Esta práctica aprovecha los varios aspectos de la homogeneidad, el
principio de que el evangelio progresa más efectivamente por una relación o
amistad. Aunque es cierto que tenemos que trabajar juntos en equipo de
evangelismo como familia, tenemos que desafiar a todos los creyentes para ser
testigos y entrenarles para ser eficaces.
6. El Espíritu Santo nos da el poder para testificar. Nos hace recordar
inmediatamente la promesa del Señor, registrada en <440108>Hechos 1:8: “Pero
recibiréis poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros, y me
seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la
tierra.” El Espíritu Santo suministra el poder que capacita a los discípulos para
hacer obras mayores que las que él hizo (<431412>Juan 14:12). Estas obras mayores
abarcaron el testimonio investido del poder de Dios de manera sobrenatural a
todos los creyentes. Vemos ejemplo de esto en <440431>Hechos 4:31: “Cuando
acabaron de orar, el lugar en donde estaban reunidos tembló, y todos fueron
llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con valentía.” Los que
los acompañaban (4:23) ciertamente incluyeron a más personas que el círculo
de los apóstoles. Recuerde que la iglesia en Antioquía fue establecida por el
testimonio poderoso de los que se habían esparcido como consecuencia de la
persecución (<441119>Hechos 11:19-21). Según Hechos 8 los apóstoles
permanecieron en Jerusalén y los creyentes esparcidos estaban dando
testimonio de Cristo.
En <490518>Efesios 5:18 Pablo dirigió a sus lectores a ser constantemente llenos del
Espíritu Santo. En ese contexto comparó el estar llenos del Espíritu con el estar
embriagados con vino. Mientras Pablo desaprobó la embriaguez, utilizó la
ilustración para comparar su gran efecto. Cuando una persona está ebria, las
funciones corporales son controladas por el efecto del alcohol, las
personalidades se alteran, el habla se afecta y los movimientos corporales son
limitados. Cuando los creyentes están llenos del Espíritu, él influirá en su
comportamiento, su habla y su funcionamiento. Cuando los cristianos
argumentan que no testifican porque tal práctica no les viene naturalmente, yo
respondo: “No es natural; ¡es sobrenatural! Cuando el Espíritu posee a la
persona, ésta recibe la investidura para hacer lo sobrenatural. El testificar no
requiere tener el don de evangelismo; requiere ser un creyente entregado al
Señor e investido por el Espíritu Santo.
7. Dios da los resultados por medio de nosotros. Una de las verdades más
animadoras acerca de testificar es que Dios dará los resultados sobrenaturales.
La iglesia primitiva estaba disfrutando de la comunión maravillosa, estaba
partiendo pan de casa en casa y tenía el favor de todas las personas. Su
comportamiento y su habla eran tales que “el Señor añadía diariamente a su
número los que habían de ser salvos” (<440247>Hechos 2:47). ¿Recuerda el
testimonio de Pablo concerniente a su trabajo en Corinto? “Yo planté, Apolos
regó; pero Dios dio el crecimiento” (<460306>1 Corintios 3:6). Si usted y su iglesia
son obedientes en sembrar la semilla por medio de su testimonio, y regarla por
medio del cultivo de relaciones, el Señor dará el crecimiento. El agricultor sabe
que al fin y al cabo la plenitud de la cosecha está fuera de su control. Depende
de la lluvia y del sol. El potencial para la cosecha evangelística de la iglesia está
asegurado por Dios, pero tenemos que ser fieles para hacer nuestra parte al
sembrar la semilla y regar la tierra. Aquí otra vez vemos el eslabón de la
soberanía divina y la responsabilidad humana. Dios ha decidido traer su
cosecha evangelística por medio de instrumentos humanos.
8. Los creyentes tienen que obedecer y aceptar su pertenencia. <400935>Mateo
9:35-10:23 nos ofrece una mirada analítica sobre el envío de los doce para
testificar y ministrar. Jesús estaba pasando por todas las aldeas, enseñando,
predicando y sanando. Fue movido por las necesidades de la gente que estaba
acongojada y abatida, y que era como ovejas que no tenían pastor. Primero
instruyó a sus discípulos a orar al Señor de la mies, para que enviara obreros a
la mies. La oración forma la base para la respuesta de los doce. Jesús después
les dio autoridad e instrucción antes de mandarles fuera.
La primera acción esencial de testificar del creyente es obedecer. El valor para
testificar en realidad viene por la obediencia. El testificar requiere la fe de que
Dios proveerá los recursos y dará la cosecha, y por consiguiente demanda la
obediencia. Tenemos que obedecer aun cuando no nos sentimos competentes.
¿Por qué hay tan pocos que obedecen el mandato de ir a la cosecha? Esta bien
puede ser la pregunta más crucial de este capítulo. Sin duda esto está ligado
vitalmente con el poco tiempo que invertimos en la oración para cosechar. No
podemos presentarnos ante el Dios Santo para interceder por los perdidos sin
al mismo tiempo ser movidos por su compasión por los perdidos. Pero aun
estando orando por los perdidos, parece que algo falta.
Este verano, mientras estaba meditando sobre este texto, me vi forzado a
hacerme a mí mismo la pregunta: ¿Por qué sintió Jesús tanta compasión por los
perdidos, y por qué siento yo tan poquita? Me di cuenta de que si yo fuera
movido por la compasión, sentiría la necesidad de estar más involucrado en
testificar personalmente. El Señor utilizó un evento en la vida de nuestra familia
para darme la contestación a mi pregunta.
Recientemente construimos una nueva casa, y en el proceso del arreglo del
jardín trasero yo instalé dos estanques pequeños. Apenas había terminado el
trabajo y los había llenado de agua cuando tuve que salir del hogar para
participar en otra serie de conferencias sobre el crecimiento. Una tarde cuando
llamé a la casa, mi hija Raquel me pidió permiso para comprar unos pececillos
para el estanque. Yo sabía que el agua del estanque no había sido
suficientemente curada como para que los pececillos vivieran, pero me sentía un
poco culpable por haber estado afuera de la casa durante varios días, de modo
que di mi permiso. Le instruí para comprar los pececillos dorados más baratos
posibles, porque sabía que probablemente no iban a sobrevivir más que unos
pocos días.
A la tarde siguiente cuando llamé a la casa, Raquel con mucho entusiasmo me
contó acerca de sus hermosos pececillos. De alguna manera supe que los
pececillos dorados no podrían ser tan hermosos, pero no me atreví a preguntar
y no quería apagar su entusiasmo. Pocos días después regresé a casa y fui
saludado por dos hijas muy alegres. “¡Papi, ven a ver nuestros peces!” De
verdad los pececillos eran hermosos. Tenían que serlo; eran de la clase Koi, un
pez japonés caro y decorativo. Las hijas comenzaron a decirme los nombres de
cada pez y quién era dueño de cada uno. Así es, había cinco peces, cada uno
con nombre de una persona de nuestra familia.
Esa tarde noté que dos de los pececillos estaban nadando en una forma
anormal. ¡Eso no era buena señal! A la mañana siguiente descubrí al primer
muerto. Cuando notifiqué a mis hijas de nuestra pérdida, su primera pregunta
fue: ¿de quién era ese pez? Cuando respondí que era mío, ambas respiraron
con alivio. Pronto hubo más muertos. El último en morir fue el de Raquel.
Cuando le di la noticia, se puso muy triste. ¡Su pez había muerto! ¿Cuál era la
causa de que la muerte de este pez fuera tan trágica? Era un solo factor:
pertenencia, el pez pertenecía a ella.
De repente entendí el pasaje en Mateo con mayor claridad. Jesús era el pastor
y eran sus ovejas las que estaban acongojadas y abatidas. Esa es la razón por
la que él se sentía apesadumbrado. La clave que nos mueve a la obediencia
en testificar es la pertenencia.
¿Recuerda el relato de Jonás? Dios llamó a Jonás para que fuera a la ciudad de
Nínive. Jonás estaba tan entusiasmado de ir a Nínive como nosotros de ir a
visitar los lunes en la noche. De mala gana obedeció; sin embargo, Dios dio una
cosecha abundante. Pero Jonás no se regocijó por la cosecha; estaba
enfurruñado porque Nínive se había arrepentido y porque la planta que lo había
protegido del sol se había secado. El Señor le preguntó: “¿Te parece bien
enojarte por lo de la planta de ricino? El respondió: ‘¡Me parece bien
enojarme, hasta la muerte!’ Y Jehovah le dijo: ‘Tú te preocupas por la planta
de ricino, por la cual no trabajaste ni la hiciste crecer, que en una noche llegó a
existir y en una noche pereció. ¿Y no he de preocuparme yo por Nínive,
aquella gran ciudad, donde hay más de 120.000 personas que no distinguen su
mano derecha de su mano izquierda, y muchos animales?’” (<320409>Jonás 4:9-11).
Los habitantes de Nínive habían sido creados por Dios pero cegados por el
pecado. Le pertenecían a él. La compasión va ligada a la pertenencia.
Lea otra vez el final del relato del hijo pródigo (Lucas 15). El padre estaba
gozoso porque su hijo había regresado a la casa, pero el hermano mayor
estaba enojado y con mala cara. El hermano mayor nunca se refirió a su
hermano menor como hermano, solamente lo llamó “hijo de su padre”. El padre
lo corrige: “Pero era necesario alegrarnos y regocijarnos, porque este tu
hermano estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido hallado”
(<421532>Lucas 15:32). Mientras que usted no acepte la pertenencia de su
comunidad y los perdidos alrededor de su iglesia, no será movido a compasión
para alcanzarlos. La pertenencia y la obediencia son elementos esenciales para
el evangelismo eficaz.
DESARROLLANDO EL CLIMA PARA EL EVANGELISMO
El desarrollar una iglesia evangelizadora no es tanto asunto de encontrar el
programa y estrategia correctos, como de desarrollar un clima evangelizador.
La iglesia evangelizadora es penetrada con el deseo de ganar a los perdidos y
extender la familia. La pasión por el evangelismo crece cuando el clima es
propicio, y esto a su vez guiará hacia una estrategia evangelística apropiada.
Nuestra primera prioridad tiene que ser comprender y desarrollar el clima.
Siete elementos esenciales de un clima evangelizador
1. La conversación sobre el evangelismo es natural. La iglesia
evangelizadora habla naturalmente acerca de ganar almas. Se escucha desde el
púlpito, de los maestros de la escuela dominical y de otros laicos de la iglesia.
Está encarnado en las oraciones de la iglesia y se ve con frecuencia en los
materiales impresos. Literalmente satura la iglesia. La conversación
evangelizadora principia con el pastor, pero tiene que ser acogida por la iglesia
si ha de llegar a ser parte del clima natural de la misma.
2. La iglesia evangelizadora se distingue por un espíritu profundo de
amor. El pastor y los miembros expresan su amor en forma abierta para el
Señor, el uno para el otro, y por los perdidos. Existe un nivel profundo de
cuidado en la comunión entre los miembros.
3. Un espíritu de expectación y entusiasmo permea la iglesia
evangelizadora. Los miembros de la iglesia llegan a los cultos cada domingo
con la expectación de que el Espíritu de Dios va a dar una cosecha maravillosa
de almas. Puede sentir la alegría cuando entra en los predios del templo. Tal
expectación depende de si la semilla ha sido sembrada semanalmente por el
pastor y los miembros de la iglesia. Al pastor le es más fácil presentar la
invitación con un sentido de expectación si él ha traído a alguien al templo que
ha ganado para Cristo durante la semana.
4. Un ambiente de urgencia motiva a la gente para tomar en serio el
alcance evangelizador. La mayoría de los cristianos sabe que debe testificar,
pero no son entusiastas en su compromiso. Un sentido de urgencia viene de un
entendimiento claro de la condición perdida de la humanidad y la necesidad
absoluta de la salvación.
5. La iglesia evangelizadora tiene una teología fuerte y conservadora. La
actividad se basa al fin y al cabo en la doctrina. He citado en varias ocasiones
el estudio de Johnson, Hoge y Luidens, que indicó que el mejor pronóstico del
crecimiento de la iglesia es la creencia cristiana ortodoxa. Descubrieron que las
iglesias en declinación habían desarrollado un sistema de teología que
rechazaba las verdades exclusivas del cristianismo y la doctrina de que Dios
manda a alguien al infierno. Este liberalismo laico no fue encontrado en una fe
dinámica que infundía energía y, por consiguiente, los adeptos intentaban con
poca frecuencia convertir a alguien a su punto de vista.
6. La iglesia evangelizadora espera que Dios obre en forma sobrenatural.
Muchas iglesias están paralizadas por su incapacidad de creer que Dios puede
cambiar las vidas en forma sobrenatural. Escuchamos este concepto en frases
como: “Es imposible alcanzar a personas en esta comunidad.” o “El nunca va a
cambiar.”
7. La iglesia evangelizadora se caracteriza por un espíritu de equipo y una
visión compartida. El pastor no se ve como “un obrero contratado” para
hacer todo el trabajo evangelístico. Los laicos entienden que todos los
creyentes son responsables del cumplimiento de la Gran Comisión.
Creando el clima
Si su iglesia no tiene tal clima, debe dar los pasos inmediatos para remediar la
situación; de otra manera cualquier plan de evangelismo fracasará porque le
falta la motivación correcta. Siga estos doce pasos y verá cambiar el ambiente:
1. Enseñe las bases teológicas para desarrollar un sentido de convicción.
Predique una serie de sermones o enseñe una serie de lecciones sobre la
doctrina de la salvación.
2. Principie a orar evangelísticamente. Si usted es pastor o líder laico, no
tenga miedo de orar públicamente por los perdidos. Principie grupos de
oración que enfoquen las oraciones por los perdidos. La mayoría de los cultos
de oración en las iglesias son poco más que “recitales de órganos”, donde se
ora por los miembros que tienen problemas con los distintos órganos del
cuerpo. Oramos por el hígado de la tía Susana y por los pulmones del tío Juan.
Algunos de estos queridos santos están agotados y anhelan la muerte para
poder ir al cielo, pero seguimos orando para que sigan viviendo. Sin embargo,
pocas veces oramos por los perdidos que viven alrededor de nuestras iglesias
que están muriendo y yendo al infierno.
3. Cree una actitud de optimismo. Muchas iglesias pasan la mayor parte de
su tiempo explicando por qué no pueden ganar a sus comunidades en vez de
buscar maneras creativas de ganar a los perdidos. Deje de hablar de los
problemas; busque soluciones.
4. Sature los medios de comunicación de la iglesia con énfasis
evangelizadores. Utilice el contacto personal, boletines semanales, clases de la
escuela dominical y comités para hablar de la necesidad de alcanzar a la
comunidad para Cristo.
5. Presente un modelo del comportamiento evangelizador. Si la
comunicación verbal no va acompañada por el estilo de vida, no producirá
resultados. Puede empezar llevando a alguien consigo en una visita
evangelística. Si no tiene el entrenamiento para hacer una visita evangelística,
pídale a un amigo que aprenda con usted. Tome un tratado sencillo como Las
Cuatro Leyes Espirituales y pídale permiso a una persona perdida para
leérselo. A medida que crece en sus capacidades de testificar, podrá adquirir
técnicas adicionales personales en un curso como Evangelismo Explosivo,
Entrenamiento Continuo Evangelístico, o un programa equivalente provisto
por su denominación.
6. Empiece una actividad evangelizadora. Actividades tales como una noche
especial para la visitación o la programación de una campaña de evangelización
pueden ayudar bastante a crear un ambiente evangelizador. Cuando Kirk
Hadaway observó a iglesias que habían sido capacitadas para salir de una
curva plana de crecimiento, descubrió que la razón principal y singular para el
crecimiento eran las actividades de evangelización.
Aun si la actividad de evangelización no cosecha grandes resultados, será útil
para crear un buen clima.
7. Anime a la gente a traer a sus amigos. Si aceptamos el descubrimiento de
que del 76 al 89 por ciento de las personas vienen a la iglesia por la invitación
de un amigo o miembro de la familia, entonces debemos animar a los miembros
a traer a sus amigos. La cuarta parte de todos los que no están dentro de una
iglesia dicen que nunca han sido invitados a asistir, pero irían si alguien los
invitara. Hay que crear un culto de adoración, clases de escuela dominical y
eventos especiales de calidad para que las personas tengan deseo de invitar a
sus amigos. Si su gente siente que sus necesidades son suplidas por medio de la
iglesia y tiene un interés genuino por la gente, traerá a los amigos necesitados.
Alguien ha dicho: “¡Los verdaderos amigos no permiten a sus amigos manejar
cuando están ebrios!” A eso podemos decir: “¡Los verdaderos amigos no
dejan a los amigos ir al infierno!”
8. Coloque a personas designadas para saludar en los estacionamientos y
en las puertas. Recientemente un amigo nos contó de su primera visita a la
Primera Iglesia de Norfolk. Había sentido renuencia a asistir por el tamaño de
la iglesia, pero cuando llegó alguien le indicó un espacio en el estacionamiento
para visitantes. Cuando llegó a la puerta, una persona le saludó con entusiasmo.
Fue como si me hubiesen estado esperando”, dijo él. Chuck Kelley hace notar
este mismo punto al comparar un cuarto del hotel con el cuarto para los
huéspedes en casa de un amigo. Con frecuencia cuando una persona es
invitada a pasar la noche en casa de un amigo, descubre que el ropero está
lleno de ropa guardada para otra estación del año. El visitante no tiene acceso a
un teléfono privado, y tiene que compartir el baño con la hija adolescente de la
familia. El hotel, por otra parte, tiene cajones vacíos en los cuales colocar su
ropa, un baño privado y limpio, y un teléfono privado. El hotel está declarando
claramente: “Le hemos estado esperando; nos gozamos de que esté aquí;
quédese todos los días que quiera.” El cuarto de huéspedes en la casa de un
amigo parece decir: “No estamos acostumbrados a tenerle aquí, es bienvenido,
pero no se quede mucho tiempo.” Da una impresión incómoda de que la visita
es una inconveniencia para la familia. ¿Proyecta su iglesia, a los pecadores, la
atmósfera de un cuarto de huéspedes o la de un cuarto de hotel?
9. Equipe a los laicos para compartir su fe. El clima para el evangelismo no
se extenderá hasta que los laicos estén personalmente involucrados. ¡Descubra
un método con el que se sienta cómodo, y comience a entrenar!
10. Establezca metas evangelizadoras. ¿Cuáles son las metas más
prominentes en su iglesia? ¿Qué crea más discusión y recibe mayor publicidad?
Para la mayoría de las iglesias, la contestación sería las finanzas. ¿Es el dinero el
asunto más crítico en su iglesia? Establezca metas relacionadas con las
conversiones y mantenga a la gente informada sobre si estas metas están siendo
alcanzadas. Antes de argumentar que tales metas son carnales y fabricadas, le
advierto que la mayoría de las iglesias establecen metas financieras. ¿Por qué
entonces tenemos que disculparnos por establecer metas relacionadas con la
Gran Comisión? Si no se fijan metas evangelizadoras para el crecimiento, en
realidad se están estableciendo metas para no crecer.
11. Subraye las conversiones logradas por medio del testimonio de los
laicos. Se puede invitar a la persona que Dios utilizó para ganar a otra a
pararse al lado del recién convertido cuando éste es presentado a la iglesia. En
el boletín de la iglesia se puede incluir, junto al nombre del nuevo miembro, el
nombre del que le testificó.
12. Preste atención a las necesidades de los creyentes. Si los miembros de
la iglesia no se sienten amados y atendidos, la actividad evangelizadora
disminuirá. Este tema se discutirá más extensamente en la próxima
característica, en el capítulo ocho.
DESARROLLE UNA ESTRATEGIA DELIBERADA
Cada iglesia debe tener una estrategia intencional para alcanzar a la comunidad.
No necesita copiar el programa de extensión de otra iglesia. Su programa debe
ser diseñado con el conocimiento especial de su comunidad y los dones y
recursos de su iglesia. Sin embargo, varios elementos básicos tienen que estar
presente para que una estrategia sea eficaz.
Cinco componentes esenciales de una estrategia evangelizadora
1. Descubra a los creyentes en perspectiva. La iglesia tiene que descubrir a
las personas que pueden ser alcanzadas con el evangelio y después crear las
avenidas para hacerlo. El mejor sistema para descubrir a los miembros en
perspectiva es la invitación personal de los miembros de su iglesia. Si entrena a
sus miembros para ser sensibles a las necesidades de los que los rodean,
descubrirán a más personas en perspectiva que lo que pueda imaginar. Podría
pedir a uno de los grupos pequeños que haga una lista de las personas que
conocen en el trabajo, en los clubes sociales y en el vecindario, que
actualmente no asisten al templo. Los nuevos residentes en la comunidad
siempre presentan buenas perspectivas. Algunas iglesias han utilizado el sistema
de las encuestas sobre las necesidades existentes. Usted puede elaborar su
propia encuesta, de acuerdo con la comunidad donde vive, pero hay que
recordar la importancia de enfocar el descubrimiento de necesidades para
ministrar de acuerdo con ellas. Es más probable que los adultos respondan en
forma positiva a los jóvenes bien presentados. Puede hacer unas pocas
preguntas en la puerta, o pedir que la persona llene la tarjeta y la deje colgada
en la puerta para que sea recogida posteriormente, por ellos. Las personas que
han asistido a su templo a algún evento especial seguramente serán receptivas a
una invitación. Muchas iglesias pierden excelentes oportunidades para descubrir
miembros en perspectiva porque no llevan un registro de los visitantes que
asisten a los eventos especiales, tales como conciertos, escuela bíblica de
vacaciones y presentaciones musicales especiales.
Las maneras de descubrir a personas en perspectiva no tienen límites. Pida
sugerencias de los laicos. Ellos viven, trabajan y se relacionan socialmente con
la gente que la iglesia ha sido comisionada para ganar. Descubrirá que ellos
pueden sugerir muchas ideas creativas para encontrar miembros en perspectiva.
Si se les permite a los laicos sugerir las maneras para encontrar miembros en
perspectiva, ellos sentirán mayor motivación para participar en los proyectos.
2. Equipe a los laicos para presentar el evangelio con el poder del Espíritu
Santo. Muchos buenos métodos y programas existen para entrenar a la gente a
testificar. Algunos proveen entrenamiento a través de varias semanas, mientras
que en otros casos puede lograrse en una sola tarde. Busque uno que se ajuste
a su iglesia y sus propios dones, y comience. Otra opción es simplemente
invitar a dos personas para acompañarle en una visita evangelística. Si utiliza un
tratado o un Nuevo Testamento con versículos del plan de salvación marcados,
demuéstreles cómo utilizarlo. Uno aprende mejor a testificar por medio del
ejemplo que por conferencias.
En la característica 3 analizamos la estrategia de Jesús para equipar a los
discípulos. Usted puede seguir su ejemplo entrenando a otros miembros para
testificar: presente un modelo con su comportamiento, comparta su compasión,
enséñeles a orar, entréneles en el procedimiento para testificar, pida el poder
del Espíritu Santo sobre ellos y mándeles a testificar; provéales los recursos
necesarios y observe, afirme y corrija.
Si usted no se siente cómodo actualmente con su propia técnica de testificar,
busque a alguien para que le entrene. Si no puede encontrar a nadie en su
iglesia, pida a un creyente maduro en otra iglesia que le ayude o asista a una
conferencia sobre el evangelismo personal. Aprenda a testificar y después
multiplique sus esfuerzos, equipando a otros.
3. Lleve las buenas nuevas a su comunidad. La metodología de
entrenamiento y la enseñanza de Jesús indican claramente que él esperaba que
sus discípulos llevaran el mensaje al mundo perdido. La Gran Comisión
comienza con un énfasis en ir. La parábola de la cena en <421415>Lucas 14:15-24
concluye con el mandamiento: “Vé por los caminos y por los callejones, y
exígeles a que entren para que mi casa se llene.” En Lucas 15 descubrimos tres
parábolas de artículos perdidos. El pastor busca su oveja y una mujer revuelve
la casa en busca de una moneda perdida. En ambas parábolas el énfasis está en
el gozo que se experimentó al encontrar los objetos perdidos. La tercera
parábola del hijo perdido es distintivo en que nadie buscó al hijo. El padre, que
representa el Padre celestial, no pudo buscar al hijo. Pero hay alguien que
pudiera haber ido: el hermano mayor. Porque él rehusó ir, no pudo participar
en el gozo del regreso de su hermano. El hermano mayor no era un hombre
malo por cierto. El se había quedado en casa, cuidando la granja y
obedeciendo a su padre. “He aquí, tantos años te sirvo, y jamás he
desobedecido tu mandamiento; y nunca me has dado un cabrito para
regocijarme con mis amigos” (<421529>Lucas 15:29). A pesar de su servicio y
obediencia no pudo compartir el gozo de su padre porque no estaba dispuesto
a salir de la casa para buscar a su hermano. El gozo verdadero se experimenta
cuando participamos en la búsqueda de los hijos perdidos de Dios.
Recientemente se ha dado mucha atención a los cultos de adoración como
herramienta para ganar a otros. Expresiones tales como “apuntando hacia el
inconverso”, “motivado por los inconversos”, “sensibilidad hacia los
inconversos” son términos muy comunes en uso hoy en día. La iglesia
evangelizadora utilizará todo medio posible para alcanzar a los perdidos, y por
eso, no puede pasar por alto a los inconversos que asisten a los cultos. Me
alegro de que los que escriben sobre el culto dirigido a los que buscan nos han
estimulado a mejorar la calidad de los cultos de adoración, quitar las barreras
artificiales y tradicionales que hacen sentir incómodos a los visitantes y de
desplegar el aviso de bienvenida en el “hotel” para los pecadores. Haremos
bien en responder positivamente a estas sugerencias.
Muchas iglesias, que tienen cultos orientados hacia los inconversos, han podido
mantener un equilibrio positivo, pero algunas personas, al escuchar de su éxito
al asistir a una conferencia, han copiado sus métodos sin mantener ese mismo
equilibrio. Por eso, quisiera incluir unas palabras de advertencia: Primero, no
puede diluir la adoración auténtica y al mismo tiempo desarrollar una iglesia
sana. La adoración primeramente tiene que ser dirigida a Dios y exaltar a
Cristo. Una persona inconversa no puede adorar, pero los salvos tienen que
adorar, de lo contrario no podrán desarrollarse ni reproducirse. No permita
que los salvos mueran por inanición espiritual. Segundo, un culto dirigido hacia
los que buscan es simplemente otro término para un servicio evangelístico.
Cuando yo era muchacho, muchas iglesias solían tener cultos evangelísticos los
domingos en la noche. Eran muy parecidos a los cultos de hoy, enfocados en
los inconversos: con coritos, una atmósfera informal y un énfasis en la
importancia de invitar a los no creyentes. Se ha comprobado que es difícil
mantener un culto así semana tras semana durante un período largo de tiempo,
porque las personas no son tan inclinadas a invitar a sus amigos cuando el
elemento novedoso ha pasado. Se tiene que hacer énfasis constante sobre la
invitación personal o estar preparado para abandonarla como método de
crecimiento cuando ya no da resultados. Tercero, la mayoría de las iglesias que
tienen tales cultos con éxito no dependen solamente de este tipo de cultos para
su programa de alcance evangelístico. Si utiliza tal método, no deje de practicar
otras maneras para alcanzar a los inconversos. Cuarto, los cultos dirigidos
hacia los inconversos son un método de crecimiento, no un principio. El
principio que opera detrás de él es la invitación personal. Quinto, si decide
intentar tal servicio, hágalo con calidad, no sacrifique los principios bíblicos y
provea una experiencia excelente y positiva para los creyentes. Vigile la
asistencia de ambos grupos, para asegurarse de que los creyentes estén
recibiendo el alimento espiritual y que a la vez está alcanzando a los
inconversos. Sexto, no permita que la terminología usada con los inconversos
confunda a los de su iglesia con relación a la identificación en cuanto a quiénes
son los verdaderos buscadores. Dios es el que busca siempre, pues mandó a su
Hijo para buscar y salvar a los perdidos. La presentación del evangelio a los
inconversos tendrá lugar principalmente en el mundo y no dentro del templo.
No permita que la terminología utilizada para los inconversos opaque el
compromiso para alcanzarlos. La idea de que la humanidad pecadora está
buscando a Dios puede engañarnos. No podemos cambiar la estrategia de “ve
y cuenta” por una de “ven a ver”, y al mismo tiempo permanecer fieles a la
Gran Comisión.
4. Desafíe a los perdidos a aceptar a Cristo. Cada estrategia para testificar
tiene que tener un plan para recoger la red, no sólo para echarla. Muchos
cristianos hacen muy bien el trabajo de cultivar a los inconversos y hasta en
compartir su testimonio, pero fallan en el momento de hacer la invitación de
aceptar a Cristo. Una vez que el evangelio haya sido presentado en el poder
del Espíritu Santo, es natural invitar a las personas a hacer una decisión.
5. Los nuevos creyentes deben ser asimilados y alimentados. La Gran
Comisión no concluye con las instrucciones para ir. Si vamos a ser fieles a la
Gran Comisión, tenemos que bautizar (asimilar) y enseñar a los nuevos
cristianos a obedecer todo lo que Cristo mandó. Algunas iglesias se concentran
solamente en el nuevo nacimiento de los inconversos pero no se preocupan por
su desarrollo. Finalmente esto lleva a la frustración ya que, mientras que
grandes números de convertidos aparecen en los registros, los resultados
perdurables son pocos, porque estos nuevos convertidos no son incorporados
en la iglesia local y, por consiguiente, no llegan a ser cristianos que se
reproducen.
Desarrolle una estrategia personalizada
Nadie conoce a su iglesia y su comunidad como usted mismo; por consiguiente,
usted debe diseñar la estrategia evangelística que funcionará mejor en su
contexto. Siéntase en libertad de usar ideas de otros y adaptarlas. Mantenga un
equilibrio y sea claro en su propósito. Aquí tiene unas sugerencias que pueden
servirle para comenzar a desarrollar su propia estrategia personalizada:
1. El evangelismo eficaz por regla general es la combinación de muchos
factores. Las iglesias que tienen éxito no dependen de un solo método de
alcanzar a otros; utilizan estrategias múltiples. Cuantos más anzuelos eche al
agua, más peces va a pescar. ¡Sea creativo! No tenga miedo de intentar algo
nuevo. Si no da resultados, entiérrelo y continúe adelante.
2. Aprenda todo lo posible sobre la gente que intenta alcanzar. Los buenos
pescadores por regla general están bien informados acerca de los peces que
están intentando pescar. Sería una tontería utilizar una carnada diseñada para
pescar róbalos si esa clase de pescado no habita en el lago donde usted está
pescando. La mayoría de las denominaciones ahora proveen información
demográfica que ayuda a conocer la comunidad. Nada, sin embargo, puede
reemplazar la experiencia personal. Salga para conocer a las personas a
quienes intenta ganar. Converse con ellas, descubra sus necesidades y sus
aspiraciones.
3. Desarrolle una presencia en la comunidad. ¿Se da la gente cuenta de que
su iglesia existe? Puede sorprenderle el saber de la gran cantidad de personas
que se han acostumbrado a ver el edificio de su iglesia, y pasan por alto su
presencia y su ministerio. Esto es verdad en cualquier comunidad, no importa el
tamaño. Conviene considerar la posibilidad de patrocinar una actividad para
toda la comunidad para desarrollar un sentido de su presencia allí. Invite a la
comunidad para utilizar su edificio. En Norfolk invitamos a la Fuerza Naval
para utilizar nuestro salón de compañerismo para celebrar sus sesiones antes de
que algún grupo se embarcara. Esto dio a grandes cantidades de personas la
oportunidad de conocer nuestra iglesia, el templo, y el personal, y comenzó a
crear una actitud receptiva. ¡Piense en forma creativa! Existen grupos que
necesitan, de vez en cuando, un lugar de reunión. Cada vez que la comunidad
entra en su propiedad y en sus edificios, está rompiendo las barreras y creando
una presencia en la comunidad. Recuerde que su edificio no es más que el
papel que envuelve el paquete del ministerio de su iglesia. Utilice su edificio
como herramienta evangelizadora.
Sin embargo, para desarrollar un sentido de presencia, hay que hacer más que
invitar a las personas a venir a donde nosotros estamos; tenemos que llegar a
ser parte de la comunidad. Los cristianos deben ser entrenados para ver cada
relación en la comunidad como una avenida potencial para ganar a alguien para
Cristo. En esto también el pastor tiene que dar el ejemplo. El pastor es la
persona que más visiblemente representa a la iglesia ante la comunidad. Puede
buscar oportunidades especiales para desarrollar el sentido de presencia.
Ofrézcase para ayudar en las ligas deportivas, ore en una competencia
deportiva o reúnase con un club cívico. La lista no tiene fin; debe ser guiado
por las necesidades de la comunidad y sus propios intereses.
Por ejemplo, Johnny Hunt, pastor de la Primera Iglesia Bautista de
Woodstock, Georgia, EE.UU.A., es aficionado a las carreras de automóviles.
Principió a asistir a las carreras en la pista de su comunidad. Pronto le invitaron
a orar al comenzar cada carrera. El dueño se sintió tan impresionado por el
interés de Johnny, que quitó un anuncio de cerveza y lo reemplazó con una
invitación para asistir a la iglesia de Johnny, pagando él mismo los gastos.
Desde ese momento la iglesia ha celebrado un culto especial en domingo,
donde los conductores y los aficionados son los invitados especiales. Hay
reconocimiento especial para este grupo en el culto. Usted puede hacer cosas
similares para crear una presencia para su iglesia en la comunidad. ¡Diviértase!
4. Desarrolle una noche regular para la visitación. La visitación organizada
siempre debe ser parte del programa total de extensión de su iglesia. Principie
visitando a las personas que son visitantes en los cultos, o en los grupos de
estudio bíblico o en los eventos especiales. Toda persona que llena una tarjeta
como visita debe ser visitada. La gente no es ingenua. Si ellos le dan su
nombre, su teléfono y dirección, esperarán su visita o su llamada telefónica. Si
va a hacer una visita, quizá sea preferible llamar de antemano para fijar una
hora para hacerla. Esto ahorra tiempo y asegura que su visita no es en un
momento inapropiado. Otras iglesias han tenido buen éxito al ir a las casas
durante una noche específica sin anuncio previo. Ensaye los dos métodos para
ver cuál da mejores resultados.
Sin duda se da cuenta de que algunos escritores argumentan que la visitación ya
no tiene eficacia. Hay ocho buenas razones por las que debe tenerse un
programa de visitación: 1) Ayuda a crear una atmósfera propicia para la
evangelización. Recuerda a todos sobre la responsabilidad de la iglesia de
alcanzar a la comunidad. 2) Desarrolla un espíritu de equipo. Las personas
principian a ver que el evangelismo no es la responsabilidad exclusiva del
pastor. 3) Un programa de visitación regular crea una esfera de responsabilidad
personal. Si dejamos a las personas que visiten por su propia cuenta,
encontrarán razones para no hacerlo. 4) Da a los participantes una visión de
actividad sobrenatural. Dios dará resultados y la gente verá la mano de Dios
actuando. 5) La visitación es una actividad esencial para sembrar la semilla que
le capacitará para experimentar una cosecha evangelística por medio de otros
eventos. No menosprecie el impacto de la visitación, aun cuando no vea
resultados inmediatos. Confíe que la Palabra de Dios tendrá su impacto
oportuno. 6) Un programa de visitación provee una oportunidad de
entrenamiento para enseñar a los miembros a testificar. 7) La visitación ayudará
a sensibilizar a su gente a las necesidades actuales que existen en su comunidad.
El cristiano con frecuencia llega a estar aislado y apartado del mundo. La
visitación puede ayudar a romper ese aislamiento. 8) ¡La visitación todavía da
resultados! Los resultados de los Seminarios de Testimonio Continuo y las
escuelas de evangelismo promovidos por la Convención Bautista del Sur
revelan que, cuando una persona entrenada presenta el plan de salvación, uno
de cada tres inconversos permite la presentación inmediata del evangelio, y por
cada cuatro veces que se presenta el evangelio, una persona ora para recibir a
Cristo.
5. Utilice eventos para descubrir creyentes en perspectiva. Mientras no
puede depender de eventos especiales para lograr que su iglesia crezca, sí
pueden estos ser una parte de su programa total de extensión. Un evento
especial, tal como un concierto musical o un orador de fama pueden desarrollar
una presencia en la comunidad. El éxito del evento evangelizador depende de la
invitación personal por los miembros de la iglesia y la conservación inmediata
de los que asisten. Muchas iglesias pierden el efecto potencial de los eventos
especiales porque no llevan un registro de asistencia de los visitantes ni planean
actividades para continuar el contacto con los que han asistido.
6. El evangelismo basado en el ministerio. Con frecuencia hacemos una
distinción artificial entre el ministerio social y el evangelismo. La Biblia no
reconoce tales distinciones. El ministerio social que no expresa ninguna
preocupación por las necesidades espirituales de las personas es incompleto, y
el evangelismo que no muestra ningún interés en las necesidades físicas y
sociales de las personas presenta un evangelio parcial. El evangelismo provee
una oportunidad maravillosa para suplir las necesidades y compartir el
evangelio. El suplir necesidades abre puertas para la receptividad al evangelio.
El evangelismo basado en ministrar a las necesidades será programa normativo
para la iglesia del siglo XXI. Cada comunidad tiene necesidades únicas y su
iglesia está dotada para suplir algunas de esas necesidades. Determine las
necesidades de la comunidad, examine los dones que operan a través de sus
miembros y elabore un ministerio para suplir estas necesidades y presentar a
Cristo en el poder del Espíritu Santo.
La Primera Iglesia Bautista de Leesburg, Florida, EE.UU.A., tiene más de
cincuenta ministerios y bautiza a más de trescientas personas cada año en una
comunidad de 25.000. El pastor Carlos Rosel explica que los ministerios
principiaron por la iniciativa de los miembros de la iglesia. Esta iglesia nunca
logró tantos bautismos hasta que principió un programa de evangelismo basado
en el ministerio social.
La Asociación Metropolitana de Boston de las Iglesias Bautistas del Sur fue
edificada sobre un programa evangelístico basado en suplir las necesidades
sociales. Mientras la asociación aumentó de diecisiete congregaciones a
cincuenta y siete, los bautismos fueron registrados en una tasa fenomenal de
uno por cada once miembros de las iglesias. Compare eso con la relación de un
bautismo por cada cuarenta en la Convención Bautista del Sur en su promedio
general. Una iglesia, la Iglesia Bautista de la Gracia en Marlboro,
Massachusetts, EE.UU.A., principió con cincuenta y cinco personas y creció
hasta trescientos en ocho años. El pastor, Mark Acuff, invitó al alcalde para
hablar de lo que una nueva iglesia debe ofrecer en servicio a la comunidad.
Como resultado, el alcalde le nombró miembro de un comité de servicios
sociales. Otra iglesia, la Iglesia Bautista Haitiana Nueva Jerusalén en
Dorchester, Massachusetts, creció de treinta a quinientos bajo el liderazgo de
Tony Kebreau, que ofreció ministerios tales como clases de inglés como
segundo idioma, clases de ciudadanía y beneficencia.
La Iglesia Bautista Misionera Arbol de Vida, una iglesia afro-americana en
Gary, Indiana, EE.UU.A., creció de cero miembros a más de seiscientos en
trece años. Esta iglesia ha reparado veintisiete apartamentos para gente de
pocos ingresos. La ciudad acaba de regalar toda la cuadra de casas de HUD
(organización federal para el desarrollo de casas en centros urbanos) para su
reparación y utilización. Esta iglesia ha establecido un programa para los
adolescentes donde les enseñan carpintería y los dirigen en estudios bíblicos.
Han visto a muchos de los que reciben los beneficios del ministerio venir a
Cristo. José Ratliff, pastor de la Brentwood Baptist Church de Houston, Texas,
EE.UU.A., atribuye su crecimiento fenomenal, de quinientos miembros en 1980
a diez mil en 1993, a sus cultos efervescentes de adoración combinados con
ministerios basados en las necesidades de la gente, abarcando desde la
alfabetización hasta el cuidado de pacientes del SIDA en sus hogares. La iglesia
de Brentwood aun estableció su propio servicio de crédito para suplir las
necesidades de los que no tenían acceso a los bancos oficiales de la ciudad.
Historias como éstas de iglesias de varias denominaciones se podrían repetir en
todas partes del país de iglesias de varias denominaciones. Todas suministran
un ministerio social con una diferencia marcada: las buenas nuevas de Cristo. El
vaso de agua fresca es acompañado con la presentación del Agua de Vida. Tal
vez su comunidad no tiene las mismas necesidades que las que hemos
mencionado, pero ciertamente tiene necesidades que proveerán una puerta de
oportunidad para ministrar en nombre de Cristo.
7. Programe una campaña evangelizadora. Muchas iglesias están
experimentando buenos resultados de las reuniones evangelísticas. Las claves
son una preparación amplia por medio de la oración, una buena planificación
previa, invitaciones personales para los perdidos y un buen evangelista. Escoja
a un evangelista que tenga fama de tener éxito en iglesias parecidas a la suya.
Asegúrese de programar todo con anticipación y ejecutar cuidadosamente lo
programado. Los componentes de la preparación anterior a la campaña que
con frecuencia se omiten, son la elaboración de una lista de convertidos en
perspectiva, la oración evangelística y el testimonio personal en la comunidad.
Las campañas evangelísticas con frecuencia serán la herramienta para cosechar
la semilla sembrada por medio de los testimonios.
Recientemente visité al pastor Dan Bandel de Idaho, EE.UU.A. Al llegar a su
nuevo campo de pastorado descubrió que la iglesia había tenido una sucesión
rápida de pastores que llegaban y salían, con un descenso marcado en la
asistencia. Muy pronto después de llegar al campo, él introdujo a la iglesia un
programa de técnicas evangelísticas y un año más tarde programó una campaña
de evangelización. Los miembros le aseguraron que los avivamientos no darían
resultados en esta comunidad. Sin embargo, por amor a su nuevo pastor,
consintieron en programar la campaña. La iglesia oró, la lista de convertidos en
perspectiva fue elaborada, los miembros visitaron, el evangelista vino y
veinticuatro personas fueron bautizadas como miembros de la iglesia.
8. El personal para el evangelismo. A medida que la iglesia crece y necesita
más personal, muchas iglesias consideran la posibilidad de añadir un miembro al
personal cuya responsabilidad principal es la extensión evangelística. No
recomiendo esto porque creo que el pastor es la persona clave en el programa
de evangelismo y que todos los miembros del personal deben estar
involucrados integralmente en la estrategia total de extensión de la iglesia. Sin
embargo, si decide añadir un ministro de extensión al personal, asegúrese de
que todos los miembros del personal de la iglesia son conscientes de que el
ministerio evangelizador de la iglesia depende de la participación de todos.
9. Elabore un presupuesto para el evangelismo. El presupuesto de la iglesia
reflejará las prioridades de la misma. Si usted desea ser eficaz en alcanzar a su
comunidad, debe proveer los recursos. Es cierto que debe interpretar el
presupuesto total de la iglesia con relación a la Gran Comisión, pero también
debe incluir una cantidad para el evangelismo directo local que iguale sus
aportes para las otras causas misioneras, y que no sea menos que el diez por
ciento de su presupuesto total. Esto asegurará que seguirá alcanzando a su
comunidad local y también establecerá una base fuerte para alcanzar al mundo.
Incluya una partida para los eventos de alcance evangelístico y materiales de
entrenamiento.
10. El interés por evangelizar debe abarcar a todo el mundo. La iglesia
verdaderamente evangelizadora no puede descuidar las necesidades de los
perdidos alrededor del mundo. Debe estar involucrada en la enseñanza de las
misiones, dar para las misiones y desafiar a las personas para participar en
actividades misioneras alrededor del mundo. Algunas iglesias han concentrado
todas sus energías y todos los recursos en alcanzar a su propia comunidad.
Mientras que tal estrategia puede proveer resultados locales impresionantes, no
creo que sea una estrategia efectiva de acuerdo con la Gran Comisión.
El crecimiento total de la iglesia demanda que vayamos a todo el mundo. Si las
tendencias actuales para ofrendar reflejan nuestro compromiso para alcanzar el
mundo, debemos estar preocupados. La población de los Estados Unidos es el
4.7 por ciento de la población mundial. El total dado para causas cristianas a
mediados de 1993 era 175 mil millones de dólares, de los cuales 9.6 mil
millones fueron para las causas globales. En otras palabras, gastamos el 94.5
por ciento de todo el dinero dado para llevar el evangelio en el 4.7 por ciento
de la población del mundo. ¿Cómo podemos mirar las estadísticas y declarar
nuestro compromiso serio para el crecimiento de la iglesia?
El testimonio contextualizado
Nuestro testimonio personal es más eficaz si primero determinamos el nivel de
respuesta de la persona a quien estamos testificando. Cada persona está en un
punto diferente, de acuerdo con su trasfondo personal y los contactos previos
con creyentes. Aquí tenemos una representación visual de los niveles de
respuesta.
Trate de considerar a las personas en un punto en esta línea continua que va
desde -3 a +3, y procure moverlas hacia una dirección positiva con cada
encuentro. También le animo a esperar que el Espíritu Santo obre para
moverles en dirección positiva por medio de los dones y las oportunidades que
Dios ha dado a usted. No subestime el potencial de algunas personas para
progresar por varias etapas en un solo encuentro en que se les testifica. Por
ejemplo, Pablo pasó de ser antagónico a aceptador en un solo encuentro con el
Señor resucitado (Hechos 9). Algunos testigos cometen el error de ir
demasiado despacio o postergar su testimonio a una persona que no es
receptiva al evangelio.
Si considera el dibujo en su totalidad, las personas que están al lado negativo
mirarán primero para considerar la sal en el comportamiento de los cristianos
antes de sentirse inclinados a responder a la luz de nuestro testimonio verbal.
Mi palabra de precaución para usted es esta: En el proceso de desarrollar
relaciones, ice la bandera del testimonio cristiano tan pronto como sea posible.
Hay dos razones: Primero, si desarrolla una amistad con un vecino inconverso y
nunca menciona su relación personal con Cristo, será más incómodo hacerlo a
medida que progresa el tiempo. Si no menciona su interés en su salvación
durante varios meses, ellos cuestionarán la legitimidad de su amistad
posteriormente cuando menciona el tema. Segundo, él o ella se preguntará
justificadamente, por qué no le advirtió anteriormente de su condición perdida,
si en verdad su eternidad está en juego. Debe izar la bandera tan pronto como
sea posible. Esto no quiere decir que uno tiene que compartir su testimonio
completo de una vez. La verdad es que si la persona es antagónica o indiferente
no va a permitir tal presentación. No debiera, sin embargo, ocultar su
compromiso personal con Cristo o su deseo de ver que su amigo llegue a
conocer a Cristo. Los que intentan ser agentes secretos del Señor rara vez
ganan a sus amigos para Cristo.
Cuando testifique a alguien que esté en la categoría negativa, debe practicar una
manera activa de escuchar y vivir de una manera consecuente con su testimonio
cristiano. Sea sensible al incrédulo, escuche sus preocupaciones y objeciones,
pero no vacile en “salpicarles” con un poco del “Agua Viva” en cada
oportunidad que se presente. Miremos algunas respuestas positivas a personas
en cada categoría:
Cultive relaciones personales con los que son antagónicos hacia su testimonio y
muéstreles un amor incondicional. No responda en forma negativa cuando le
atacan o atacan a sus creencias.
El indiferente con frecuencia responde cuando se le satisface una necesidad
personal. Busque esos momentos en los que le pueda enseñar alguna verdad
cristiana o puede alcanzarlo a medida que cultiva su relación con él.
Los inseguros hacen preguntas en cuanto a la vida y pueden responder al que
les testifica y dialoga con ellos sobre las cuestiones de la vida. Es posible que
sientan inseguridad por causa de algún evento en su propia vida o en la vida de
un familiar. Ayúdeles a interpretar estos eventos desde la perspectiva bíblica.
Tal vez les puede regalar un libro bien elegido que trate sobre dichas
inquietudes, o quizá pueden asistir a un grupo de apoyo que trate tal necesidad.
El observador está desarrollando una apertura hacia el evangelio. Esta persona
a menudo responde a la invitación de asistir a un evento especial o a un grupo
de apoyo o a un grupo de estudio. Continúe dando su testimonio. Esto
requerirá que usted responda a las preguntas acerca de la vida que la persona
no salva le hace.
El inquisitivo está abierto a la posibilidad de asistir a un grupo de estudio
bíblico. Dése cuenta de que el inquisitivo posiblemente esté investigando otras
alternativas de pensamiento. No se ponga a la defensiva si ellos comparan las
creencias cristianas con las de la Nueva Era, por ejemplo. No tiene de qué
preocuparse; la cosmovisión cristiana puede defenderse bien ante cualquier
escrutinio y puede probar su superioridad sobre cualquier otra perspectiva. Si
el inquisitivo u observador asiste a los cultos con usted, probablemente no va a
llenar una tarjeta de visitante o papeleta de registro, no importa la manera en
que su iglesia acostumbre saludar a los visitantes.
El individuo que está en +2 (ver gráfica en página 176), es receptivo y, por
consiguiente, probablemente llenará la tarjeta de visita. Cualquier persona que
llene una tarjeta debe ser visitada en su hogar por un equipo que ha sido
entrenado en la visitación evangelística. Esta persona está muy cerca de ser
aceptadora. Las herramientas para cosechar, tales como “Entrenamiento para
el testimonio cristiano” y “Evangelismo Explosivo”, son particularmente útiles en
preparar a las personas para estas visitas en los hogares. Esto no quiere decir
que estas mismas herramientas no sirvan para testificar a las personas que estén
en otras etapas de su reacción al evangelio. Aquí de nuevo tenemos que estar
preparados para testificar y responder a la obra del Espíritu Santo a medida
que la Palabra de Dios hace su trabajo sobrenatural.
Discuto este método de testificar con mayor detalle en el libro, Sharing Life’s
Answer with a Friend (Compartiendo las respuestas de la vida con un amigo).
Podemos ilustrar el proceso completo de testificar en la siguiente manera:
La iglesia creciente sentirá pasión por alcanzar a su comunidad y a su mundo y
utilizará cualquier medio y oportunidad disponibles para hacerlo.
MÁS RECURSOS PARA EL EVANGELISMO PERSONAL
Plan supremo de evangelización, R. E. Coleman (13816)
Recojamos la red, O. S. Hawkins (42099)

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