Por: Francis Frangipane
"Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz". - Lucas 8:17
La
paz de Cristo no es sólo un atributo divino, es también un órgano de
comunicación en el lenguaje de Dios. El Espíritu Santo usa la paz para
comunicarse con nosotros. Si una situación amerita precaución, nuestra
paz es alterada, si se elige una dirección correctamente, la paz lo
confirma. Por lo tanto, se nos amonesta por la Palabra de Dios a que "la
paz de Cristo reine en [nuestros] corazones" (Col. 3:15). Una acepción
de 'reinar' es "actuar como árbitro."
Mientras
debatimos en nuestras almas acerca de un rumbo, la paz de Cristo actúa
como un radar espiritual. Ayuda a que nuestra capacidad de
discernimiento sea más eficaz.
Cuando
nacimos de nuevo, no le dimos nuestros corazones a una religión, sino
que fue a Cristo a través del Espíritu Santo. El Espíritu de Dios entró
realmente en nuestras vidas, y con Él llegó Su testimonio interior de
paz. Esto no es algo insignificante, porque el Evangelio en realidad se
llama el "evangelio de la paz" ( Ef. 6:15).
Por
supuesto, el "circuito" que hace preciso a nuestro sistema de guía
espiritual es nuestro conocimiento de la Palabra de Dios. Debemos, por
lo tanto, estar cimentados en la Palabra de Dios. No se trata de una una
capacidad psíquica, sino de una facultad espiritual que es parte de
nuestra relación con Cristo.
La
Escritura dice que Jesús "conocía en su espíritu" los pensamientos y
motivos de los demás (Marcos 2:8). Así que, una vez más, la facultad que
queremos desarrollar es algo espiritual, no del alma, y definitivamente
no es algo prestado del ocultismo. Junto con la Palabra de Dios, su
radar puede ser un tipo de escáner que realmente discierne asuntos
ocultos o el peligro. Así, puede usted confiar en la dirección del
Espíritu Santo para ayudarle a reconocer lo que le puede
estar preocupando en su espíritu.
Por
ejemplo, yo estaba llevando a cabo un estudio bíblico en el campus de
una universidad cuando un joven entró en la habitación, se sentó y se
unió a nosotros. Exteriormente parecía ser alguien presentable pero yo
sentí la advertencia de mi radar interior, por lo que detuve el
estudio y le pregunté abiertamente si estaba involucrado en brujería u
ocultismo. Él dijo no. Sin embargo, a pesar de que su apariencia pulcra,
la advertencia en mi espíritu no desaparecía. Le pregunté de nuevo, y
de nuevo negó cualquier conexión con la brujería. Sentí el enfoque del
Espíritu Santo en el bolsillo de su abrigo, así que le pregunté qué
tenía en el bolsillo... Esta vez respondió con honestidad, sacando dos
garras de pollo de su bolsillo. Él acababa de estar en un ritual del
ocultismo. Ahora su respuesta fue más humilde, y pudimos orar con él por
su salvación antes de irnos.
Algunos
dicen que Dios no les habla, pero esto no es cierto. Ellos simplemente
no han aprendido el lenguaje del Espíritu. Cuando el Espíritu Santo
viene, trae la comunicación con el Cielo: los sueños, visiones y
profecías representan la unión con Dios. Por lo tanto, debe creer que
Dios puede comunicarse con usted. Lo que necesita es la capacidad de
interpretar la influencia de Dios en su espíritu. Sentir lo que el
Espíritu de Dios le está diciendo es esencialmente la fuente del
verdadero discernimiento espiritual. En este sentido, es bueno recordar
las palabras de Juan:
"Os
he escrito esto sobre los que os engañan. Pero la unción que vosotros
recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que
nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y
es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en
él." --- 1 Juan 2:26-27
Así que pongamos esto en perspectiva: tenemos un testigo interior que nos da paz al tiempo que nos ayuda a decidir y discernir.
Sin embargo, esta "conexión de paz" no nos permite ignorar el aporte de
líderes u otras personas a quienes Dios pueda usar. Si bien debemos
mantener la soberanía sobre nuestra voluntad, Dios nos da ministerios
para capacitarnos y equiparnos (Ef. 4: 11-12).
Dicho esto, la unción del Espíritu Santo es el amén final a la verdad de Dios.
Nuestro
objetivo es desarrollar ese testigo interior, ya que cuando se une con
el conocimiento de la Palabra de Dios, tenemos un poderoso recurso
añadido a nuestro arsenal de la fe. Recuerde, el Espíritu y la Palabra
siempre están de acuerdo. Así que si usted memoriza y estudia la Palabra
de Dios y camina en el Espíritu, va a poseer cada vez más
discernimiento.
Adaptado del libro de Francis Frangipane, Spiritual Discernment and the Mind of Christ (aún no disponible en español). Encuentre la versión en inglés en www.arrowbookstore.com.
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