En muchos
aspectos, aselgeia es la palabra más fea de las que figuran en la
lista de pecados que da el NT, esta se encuentra con mucha frecuencia en Marcos.
7:22; Romanos 13:13; 2 Corintios. 12:21; Gálatas. 5:19; Efesios. 4:19; 1 P.
4:3; 2 P. 2:2, 7, 18; Judas. 4. La Versión Reina Valera Antigua la traduce
oscilando entre "lascivia" e "impudicia", y la misma
versión, revisión de 1960 la traduce como "lascivia". Algunas
traducciones regularmente la traducen también como "impureza". Pero, hasta cierto
punto, todas estas traducciones fallan al dar la característica esencial de
esta palabra.
Aselgeia
expresa como el espíritu no conoce limitaciones y que osadamente sigue en pos
de cualquier capricho, desvarío e insensato desenfreno que se proponga. Un
hombre puede ser impuro y ocultar su pecado, pero el hombre que es aselges sacude a la decencia pública.
El hombre en
cuya alma mora aselgeia está tan
en las garras del pecado, es tan bajo su dominio, que no le importa lo que los
demás digan o piensen mientras pueda satisfacer su mal deseo. Es el hombre que
ha perdido la vergüenza. La mayoría de los hombres tienen la suficiente
decencia como para procurar ocultar su pecado, pero al aselges hace mucho que eso dejó de
preocuparle. Es culpable de cualquier conducta ultrajante y le tiene
absolutamente sin cuidado todo lo que no pueda satisfacer sus deseos.
Es Josefo quien
mejor matiza el significado de aselgeia.
Este escritor judío la empareja con manía,
"locura", y declara que ése era el pecado de la reina Jezabel cuando
erigió un santuario a Baal en la Ciudad Santa, la misma ciudad de Dios.
Semejante acto era un ultraje que desafiaba toda decencia y provocaba toda
opinión pública. Aseigeia es una
palabra fea. Es la insolencia sin límites de quien ha perdido la vergüenza.
La corrupción es
una puerta abierta al espíritu de aselgeia
y el exceso de poder ilimitado corrompe.
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