martes, 2 de junio de 2015

Lucas, eres de todos


 Misa celebrada en memoria de Lucas Galves en la Iglesia Salecianos San Juan Bosco de la Víbora.
(De izq. sa der.) Aimeé Cabrera, Pr Manuel Morejón, Marta Beatriz Roque, hermana, Arnaldo Ramos y al final Leonardo Calvo

Por: Aimée Cabrera.
El tiempo pasa, pero las heridas invisibles que provocan las pérdidas irreparables, quedan prendidas a los corazones de quienes aún no se han despojado de los valores que les inculcaron sus mayores, considerados obsoletos por quienes solo creen en sí mismos.
Están ahí, mientras tomamos a solas una taza de té o café y escuchamos alguna música que tiene la magia de transportarnos en tiempo y alma y, cuando concluimos el ritual, nos damos cuenta que la vida nos pone ante la  encrucijada que nos enseña donde  termina todo de una vez o nos presenta a Su Majestad la Senectud.
Aferrados hasta el último suspiro a la vida, tememos un encuentro que nadie ha podido describirlo. A un lado quedan el temor a Dios y nos aferramos a la vida aunque no tengamos fuerzas para enfrentarla.
Reunidos en grupos, cada vez más íntimos, recordamos los momentos más alentadores, los que nos rejuvenecen, los que nos hacen reír o llorar de emoción. Es el instante de poner en orden los acontecimientos.
De un lado, los que nos odiaron con saña, los que nos envidiaron, los que solo al  pensar en nosotros esfumaron las chispas de felicidad que tanto cuestan atrapar. Los que a su vez han visto escaparse las suyas propias, en pleno estado de frustración que enmascaran con frases engañosas.
Es por eso que, para los que son capaces de amar, hubo conmoción sincera cuando supieron que Luis García o  Lucas Garve tenía una enfermedad terminal; él que era todo brío y vida estuvo al lado de los más optimistas, los que se abrazaron a  la fe de  que habría alguna terapia o milagro que lo sanara.
Este año 2015 comenzó con la cuenta regresiva que daría a conocer de un momento a otro su deceso. Los más afortunados pudieron verlo, conversar con él y esconder el dolor con una sonrisa plena  ante sus ocurrencias que parecían no  abandonarlo  jamás.
Un grupo de quienes aún lo sienten más amigo que colega se reunieron en la Iglesia de San Juan Bosco en la Avenida Santa Catalina en Santos Suárez, municipio 10 de Octubre en La Habana para compartir en espíritu una Misa Gregoriana, en la tarde del domingo 31 de mayo.
Allí, los presentes tuvieron la bendición de honrar a Lucas y recordar tantos momentos de seriedad o de alegría que tuvieron la dicha de compartir con él. No es menos cierto que todos se lo disputaban pero él sabía cómo mostrar su aprecio incondicional o poner una de sus caras acompañadas de frases tajantes para sin más, dar a conocer lo que sentía por los adulones.
Sin falsas hipocresías, fue una persona que, al respetarse a sí mismo fue deferente con los demás. Con un talento respaldado por una inquieta vocación al estudio, profesor y educador sin tacha que aplicaba su magisterio a todo en lo que se involucraba, fue Lucas además excelente para escuchar y dar un sabio consejo o, compartir anécdotas con criolla humildad en las que denotaba ser  también un buen hijo y padre.

No es porque haya fallecido que todo el sentir sea para alabarlo, en momentos de deslealtades donde prevalece la falta de unión, el arribismo y la vanidad, no podemos olvidar a quienes como Luisito o Lucas, marcan para siempre el decursar de nuestras vidas.          

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