Cuando
me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba
en el lugar correcto, en la hora correcta, en el momento exacto.
Entonces pude relajarme. Hoy sé que tiene nombre…AUTOESTIMA.
Cuando
me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento
emocional, no son sino una señal de que voy contra mis propias verdades.
Hoy sé que eso es…AUTENTICIDAD.
Cuando
me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente y comencé a
ver que todo lo que acontece contribuye a mi pensamiento. Hoy sé que
eso se llama…MADUREZ.
Cuando
me amé de verdad, comencé a percibir que es ofensivo tratar de forzar
alguna situación o persona, sólo para realizar aquello que deseo, aun
sabiendo que no es el momento o la persona no está preparada…inclusive
yo mismo. Hoy sé que el nombre de eso es…RESPETO.
Cuando
me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable.
Personas, situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia
abajo. De inicio, mi razón llamó esa actitud egoísmo. Hoy sé que se
llama…AMOR PROPIO.
Cuando
me amé de verdad, dejé de temer tener tiempo libre y desistí de hacer
grandes planes, abandoné los megaproyectos de futuro. Hoy hago lo que
encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo.
Hoy sé que eso es…SIMPLICIDAD.
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y con eso, erré mucho menos veces. Hoy descubrí la HUMILDAD.
Cuando
me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de
preocuparme por el futuro. Ahora me mantengo presente, que es donde la
vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama PLENITUD.
Cuando
me amé de verdad, percibí que mi mente puede atormentarme y
decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, ella
tiene una gran y valiosa aliada. Todo es SABER VIVIR.
¡No debemos tener miedo a confrontarnos…Hasta los planetas chocan… y del caos nacen las estrellas!
“Mirada
de cerca, la vida parece una tragedia; vista de lejos, parece una
comedia. Nunca te olvides de sonreír, porque el día en que no sonrías
será un día perdido. La vida es una obra de teatro que no permite
ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive cada momento, antes de
que baje el telón y la obra termine sin aplausos. Hay que tener
fe en uno mismo. Aún cuando estaba en el orfanato o recorría las calles
buscando qué comer, me consideraba el actor más grande del mundo. La
vida es maravillosa...si no se le tiene miedo. Sin haber conocido la
miseria, es imposible valorar el lujo. Más que maquinaria necesitamos
humanidad, y más que inteligencia, amabilidad y cortesía. Fui perseguido
y desterrado, pero mi único credo político siempre fue la libertad.”
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