Por Pr. Manuel A Morejón Soler,
El Vedado, La Habana.
La Biblia es muy clara en sus
sentencias:
“El Señor castigará sobre todo a los
que siguen deseos impuros y desprecian su autoridad.
Son tercos y atrevidos, y no tienen
miedo de insultar a los poderes superiores. Esos hombres son como los animales:
no tienen entendimiento, viven solo por instinto y nacen para que los atrapen y
los maten. Hablan mal de cosas que no entienden; pero morirán de la misma
manera que los animales, sufriendo por lo que han hecho sufrir a otros. Se
creen felices entregándose al libertinaje en pleno día. No pueden ver a una
mujer sin desearla; no se cansan de pecar. Seducen a las almas débiles; son
expertos en la avaricia; son gente maldita. Andan perdidos, porque se han
desviado del camino recto. Esos maestros son como pozos sin agua, como nubes
llevadas por el viento, están condenados a pasar la eternidad en la más negra
oscuridad.
Dicen cosas altisonantes y vacías y
con vicios y deseos humanos seducen a quienes a duras penas logran escapar de
los que viven en el error. Les prometen libertad, siendo ellos mismos esclavos
de la corrupción; porque todo hombre es esclavo de aquello que lo ha dominado”.
(2ª de Pedro 2:10:19)
Una persona es esclava de aquello que
lo domina. Muchos creen que libertad es hacer todo lo que uno quiere. Pero
nadie es totalmente libre en ese sentido. Si nos negamos a seguir a Jhvh seguiremos nuestros propios
deseos pecaminosos y llegaremos a ser esclavos de los caprichos de nuestro cuerpo. Si
sometemos nuestra vida a Jesucristo, el nos librará de la esclavitud de lo que nuestro cuerpo
desea. Cristo nos libra para que le sirvamos, lo que viene a resultar en última instancia para nuestro bien.
El 6 de enero de 1941 el Presidente
Franklin D. Roosevelt pronunció un discurso ante el Congreso de los Estados
Unidos de la América del Norte, y entre otras cosas dijo que los Estados Unidos
esperaban un Mundo fundado sobre cuatro libertades esenciales:
I. Libertad
de palabra.
II. Libertad
de culto.
III. Libertad
de trabajo.
IV. Libertad
de eludir el temor.
En otras palabras Libertad de palabra,
es libertad para expresar tus ideas. Libertad de cultos, es la libertad para
adorar a Dios en la forma preferida. La libertad de trabajo, es para elegir la
forma de trabajar a fin de no padecer necesidad. Libertad de eludir el temor,
es evitar todo aquello que haga que la gente sufra algún miedo.
Desafortunadamente
un gobierno que es esclavo de la corrupción no puede prometer estas cuatro
libertades esenciales para su pueblo, porque ellos mismos son esclavos de
aquello que los ha dominado.
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