|
Más grave que la contaminación física es la contaminación moral y espiritual que invade por todas partes el mundo actual: egoísmo, codicia, degradación moral, violencia, ateísmo, ocultismo… Todo esto fue mencionado en una carta escrita por Pablo a los romanos hacia el año 58. Inspirado por Dios, Pablo reveló la causa de esta situación y dio el remedio:
–¿Cuál es la causa? Los hombres se levantan contra Dios. “Habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias… Profesando ser sabios, se hicieron necios” (Romanos 1:21-22). Dios no hizo de nosotros unos robots: si no queremos hacer su voluntad, nos deja hacer la nuestra. Dios entregó al hombre rebelde a la impureza, a las pasiones infames y a la inmoralidad (v. 24, 26, 28). ¿Es desagradable oír esto? Sin embargo, tal es el retrato de la humanidad: los periódicos, las revistas, el cine, la televisión e Internet reflejan cada día ese cuadro.
–¿Cuál es el remedio? La fe en el Evangelio de Jesucristo, poder de Dios para salvar a todo el que en Él cree (v. 16).
Hoy más que nunca, jóvenes y menos jóvenes llegan a la conclusión de que la droga, la pretendida libertad sexual, los nuevos estilos de vida y la violencia sólo han hecho aumentar sus frustraciones y su desesperanza. Pero aún hoy el Señor Jesús ofrece el perdón y la vida eterna. Quiere liberar de la esclavitud del pecado a quienes lo escuchan, y así dar un sentido a su vida.
| |
No hay comentarios:
Publicar un comentario