Lea
Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo,
para que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado; pues a
ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por
vosotros. Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús.
Pero ya conocéis los méritos de él, que como hijo a padre ha servido
conmigo en el evangelio. (Flp. 2:19-22).
Comprenda
A la mitad de su carta a los filipenses, Pablo se
aparta momentáneamente de su enseñanza y habla de logística. Va a enviar a
uno de sus colaboradores más cercanos en el ministerio a Filipo, y
aparentemente el propósito es evaluar la situación en la iglesia y ser
informado por él. Probablemente, Pablo entonces haría el seguimiento a
través de otra carta si fuera necesario. Pablo recomienda a Timoteo a los
filipenses como un hombre a quien él respeta y en quien confía
completamente.
¿Qué hizo de Timoteo el tipo de hombre que Pablo
quería –incluso necesitaba- para trabajar con él?
La principal calificación de Timoteo no era su
personalidad o talentos. En las cartas de Pablo a Timoteo vemos el retrato
de un hombre a menudo tímido e inseguro. Lo que hizo especial a Timoteo era
su interés principal en la vida: por sobre todas las cosas, él buscaba los
intereses de Jesucristo. Él quería ver a las personas venir a la fe y que
fueran capacitadas como seguidores de Cristo. Quería ver a la iglesia
fuerte y productiva.
Cualquier organización que va en pos de una causa
noble requiere de mucha mano de obra. Cualquier entrenador dirá que no se
puede moldear un equipo ganador si los jugadores están más preocupados por
otros intereses que por alcanzar la victoria.
Los intereses de Jesucristo son los asuntos
fundamentales de la vida: la verdad acerca del bien y del mal, cómo nuestros
pecados son perdonados, cómo conocemos y complacemos a Dios, quién va al
cielo o al infierno, cómo nos unimos para hacer avanzar los propósitos de
justicia de Dios en un mundo de maldad, cómo sanamos a los heridos y
alimentamos a los hambrientos, cómo nos reunimos para alabar a Dios. Estas
prioridades deben descartar cualquier otra cosa de nuestros programas, y no
al revés.
Una persona nunca será un buen jugador para su
iglesia si su interés primario es hacer dinero, ir a fiestas, o disfrutar
del ocio. Estas cosas tienen un lugar legítimo, pero no el primer lugar. El
jugador por excelencia es la persona profundamente dedicada a la obra del
Señor.
Comente
- Tratar de
equilibrar las obligaciones piadosas con las otras necesidades de la
vida siempre conlleva cierta tensión. ¿Cuándo ha sentido usted esa
tensión?
- ¿Qué señales
sugieren que un interés legítimo, tal como un trabajo o un pasatiempo,
está inutilizando a las personas como siervos para el Señor?
- ¿Qué
principios bíblicos deben guiar las elecciones en cuanto a dónde pasar
el tiempo?
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario