Hay
ocasiones en las que no es fácil mantener la calma, esencialmente cuando uno
sabe que está siendo provocado y sacudido por individuos mal intencionados que
hasta puedan estar respondiendo a los planes de la siniestra Seguridad del
Estado.
Gracias hay que dar a nuestro Señor y
Salvador Jesucristo por su Palabra que nos orienta, como brújula espiritual,
para que no perdamos el rumbo pese a las circunstancias por adversas que estas
sean.
Aunque la primera reacción humana ante
un desafío es la de apresuradamente ripostar con mayor intensidad a la ofensa,
el Espíritu Santo nos exhorta a ser sobrios en todo y aún soportar las
aflicciones (2ªde Timoteo 4:5), para poder mantener la mente clara que nos permitirá
estar moralmente alerta ante la tentación, resistir ante la presión y poder
estar vigilantes cuando confrontemos grandes responsabilidades, para que se
pueda realizar el propósito del Señor en nuestras vidas.
Estimado Sr. anónimo, doy gracias a
Jhvh por su vida porque su ofensa lejos de dañarme, me ha hecho crecer
espiritualmente para bendecirlo, hoy he podido deliberar en que si hubiera
ripostado su ofensa no estuviera en condiciones de poder mencionar el nombre de
nuestro Señor Jesucristo.
Verdaderamente de todo corazón le
puedo decir que le amo y que el diálogo, la reflexión y los servicios es el
legado que el Señor nos ha dejado para unirnos aún en la diversidad. Solo pido
al Señor que un día nos podamos sentar todos en la misma mesa a compartir pan
de amor y no de ofensas y amargura.
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