A esta altura de la vida, deben ser muy pocos los creyentes que
ignoran la existencia de maldiciones que pueden perturbar sus vidas o, lo
que es peor, molestar su relación con el Señor. Deben ser muchos menos,
-quiero suponer- los que todavía no tienen ni la menor idea de que esto
verdaderamente existe, que es bien real y que, si se desconoce o no se le
da importancia, puede convertirse en un mal terrible capaz de desencadenar
cualquier cosa, incluida las peores que usted pueda imaginarse. La
pregunta, entonces, que el natural temor nos produce, es: ¿Pueden evitarse?
¡Claro que pueden evitarse! ¿Usted conoce alguna treta del diablo que no
pueda ser neutralizada por el poder y la estrategia de Dios?
La primera causa por la cual pueden llegar
maldiciones a su vida, es el separarse de Dios para ir detrás de dioses
ajenos, de dioses falsos. Allí entra una rama que es la del poder:
Hechicería, Brujería, Encantamiento, etc. Hay otras dos ramas que son las
del conocimiento, (Astrología, Religiones falsas) y la de los objetos
(Fetiches, Amuletos, etc.) De esto ya hemos hablado en otros estudios.
Pero aquí vamos a incursionar en un tema
totalmente distinto, que tiene que ver con ese flagelo llamado “maldiciones”,
pero que también se podría ubicar en principio, como Pecados Morales. Esos
son los pecados contra la ética, pecados sexuales, etc. Lo invito a ir al
libro de Deuteronomio para ver una verdadera lista muy clara de doce
pecados que producen maldición, según Dios mismo.
(Deuteronomio
27: 15)= Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición,
abominación a Jehová , obra de mano de artífice, y la pusiere en oculto. Y
todo el pueblo responderá y dirá: Amén.
Preste atención: no está hablando aquí de
aquel que adora imágenes, eh? Eso ya fue dicho. Aquí la maldición alcanza,
por decreto de Dios, A los fabricantes de imágenes, ya sean
artesanos, artífices o empresarios de fábricas elaboradoras en serie de
estos objetos. Se lo comento por las dudas, vio? No sea que el diablo tenga
engañado por allí a alguno, murmurándole al oído algo así como: “No te
hagas problemas; basta con que tú no los adores, puedes seguir ganándote la
vida fabricando esos muñequitos para los idólatras religiosos...” ¡Mentiroso!!
(Verso
16)= Maldito el que deshonrare a su padre o a su madre.
Este verso no necesita ninguna acotación.
Todos sabemos muy bien lo que significa honrar o no honrar a nuestros
padres. Cuidado: esto no tiene absolutamente nada que ver con que ellos se
lo merezcan o no; tiene que ver con una cuestión de obediencia a un mandato
del Señor.
(Verso
17) Maldito el que redujere el límite de su prójimo.
Esto no tiene nada de moral, pero sí se
relaciona con la ética: robarle algo a nuestro prójimo, reducirle los
límites de su propiedad, introducirle las manos, ya sea compulsiva o
pacíficamente, en sus bolsillos sustrayéndole algo que le pertenece por
cualquier método, desencadena juicio de maldición. Pastor: a la hora de la
ofrenda, es lícito y hasta obligatorio si usted quiere, recordarle al
pueblo la voluntad de Dios respecto a nuestra generosidad. Eso será
bendito. Si por el contrario, su necesidad o algo similar lo lleva a usted
a intentar alguna clase de manipulación emocional para producir mejor
ofrenda, jurídicamente será figura de robo, de achicar límites a su
prójimo. Eso será maldito.
(Verso
18)= Maldito el que hiciere errar al ciego en el camino.
Esto tiene dos facetas: la literal, que
implica el pecado de aprovecharse de una persona privada de su vista, y la
espiritual, que sería el aprovecharse de la ignorancia espiritual de
alguien haciendo que ere el camino, que erre el blanco, por motivos de
intereses personales o sectoriales.
(Verso
19)= Maldito el que pervirtiere el derecho del extranjero, del huérfano y
de la viuda.
Este pecado, en líneas generales, tiene que
ver con alguna determinada actitud de acepción de personas, sea por su
color de piel, su condición social o razones étnicas.
(Verso
20)= Maldito el que se acostare con la mujer de su padre, por cuanto
descubrió el regazo de su padre.
Es obvio que no se hace alusión a la madre de
quien comete el pecado, sino a una segunda esposa de quien es su padre. De
lo primero no se puede ni hacer mención, pero de lo segundo, a muchos les
ha parecido que “no era para tanto”, ya que se trataba de una
desconocida...
(Verso
21)= Maldito el que se ayuntare con cualquier bestia.
Esto, que en el argot científico se denomina
“zoofilia” y que puede parecer tan deleznable para un creyente, sin embargo
ha tenido resonantes casos en varias sociedades y no pocos en los círculos
determinados como “religiosos”.
(Verso
23)= Maldito el que se acostare con su suegra.
Otro que parece exento de mayores comentarios,
pero que sin embargo (Y ciertos programas de televisión desinhibidos son
prueba palpable, evidencian su factibilidad en la realidad.
(Verso
24)= Maldito el que hiriere a su prójimo ocultamente.
Puede tratarse de heridas físicas, de hecho.
Pero creo que tiene que ver mucho más con las heridas anímicas. ¿No es el
tratamiento cargado de hipocresía una herida a la dignidad de un ser
humano? Averigüe, por favor, en qué lugar, dice la Biblia, que nació la
hipocresía.
(Verso
25)= Maldito el que recibiere soborno para quitar la vida al inocente.
Esto, en lo literal, tendrá que ver con los
asesinos a sueldo, con el crimen por encargo. Típicos de las organizaciones
mafiosas, pero en el ámbito espiritual, tiene directa vinculación con las
injurias, calumnias y ataques contra hombres o mujeres ungidos, hechos por
sectores de la religión organizada que atentan contra la vida, en este caso
espiritual, de un inocente.
(Verso
26)= Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para hacerlas.
Además de tener en claro que lo que puede
atraer una maldición sobre una persona es la adoración de dioses falsos,
aquí se nos ha dado una muy definida lista de doce pecados por los cuales
se recibe maldición.
La tercera causa de maldición, es: Maldecir al
Pueblo de Dios. La sociedad secular ingresa en maldición casi sin
sospecharlo, porque en más de una oportunidad y fuere por lo que fuere, ha
proferido palabras ofensivas, (Decir mal, Maldecir) en contra de la Iglesia
del Señor. Pero en lo literal, también tiene su ejemplo, aunque a muchos
pueda resultarle molesto, en una palabra que a nadie agrada: antisemitismo.
(Génesis
12: 2-3)= Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu
nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que
te maldijeren, maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la
tierra.
¿Cuánto tiempo hace que Dios le dijo esto a
Abraham? Miles de años. Sin embargo, esa maldición permanece: la bendición
también. En lo estrictamente literal y lineal, relativo al pueblo de Israel
hoy, se lo merezca o no como nación; esto es lo dicho: antisemitismo, el
típico y hasta incomprensible odio al judío, un odio por el odio mismo, la
mayoría de las veces, sin una causa justa. Hay creyentes que han sido
engañados de tal modo por el diablo, que dicen odiar a los judíos “porque
mataron a Dios” (??) Espiritualmente, en cambio, par todos los hermanos en
la fe herederos de Abraham, no ya por raza o sangre o genética, sino por la
fe en Cristo. Si bendecimos, recibimos bendición; si maldecimos, recibimos
maldición; no hay alternativa, no hay término medio, no hay opción. Es
decir: no hay justificación alguna delante de Él.
(Génesis
27: 29)= Sírvante pueblos, y naciones se inclinen a ti; sé señor de tus
hermanos, y se inclinen ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te
maldijeren, y benditos los que te bendijeren.
Cuarta causa de maldición: Confiar en el
hombre.
(Jeremías
17: 5)= Así ha dicho Jehová: maldito el hombre que confía en el hombre, y
pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.
Ya sé que esta es una escritura evangélicamente
trillada, altamente difundida. La hemos visto, leído, predicado y comentado
cientos de ocasiones. Lo que me estoy preguntando es sí, definitivamente,
alguna vez la hemos puesto en práctica.
“- Y...¿Sabe hermano..? Yo andaba muy bien,
¿Me entiende? Pero un día se descubrió que el pastor cometía fraude con los
dineros de la iglesia. Y... fue un golpe muy fuerte para mí y me
desmoroné...-“ ¡Se equivocó mi amigo! Puso usted sus ojos en un hombre;
pastor, siervo ungido en su momento, es verdad, pero hombre al fin...
“- Yo estaba excelente... Pero cuando ese
americano evangelista que predicaba por la televisión cayó en pecado, me
sentí tan avergonzado que, por un tiempo muy extenso, no quise saber más
nada ni con la Iglesia ni con los hermanos...-“ ¡Ah! ¿Y qué le interesa a
usted un americano que cae en pecado más allá de la compasión que por
cualquier pecador se podría experimentar? ¡Jesucristo es el mismo y no
cambia! ¡Dios todavía está sentado en el trono!
La bendición, entienda, tiene relación directa
con Jehová como Dios y nosotros como hijos fieles que le obedecen. Pero la
maldición tiene relación con Jehová como Dios y nosotros buscando
metodologías alternativas. La motivación para esta transgresión está en el
deseo del hombre de ser independiente de Dios. Cuando el hombre descansa en
su propia habilidad, su conducta revela que ha descansado más en sí mismo
que en Cristo. El resultado es y será conforme a esa decisión. ¿Por qué?
Porque al elegir confiar en nosotros o en otro hombre, estamos despreciando
a Dios y ese desprecio, nos trae maldición. Aproveche la bendición de este
artículo, pero no alabe, adore o admire a su autor o a este ministerio.
Ambos son apenas instrumentos escogidos para esto.
(Jeremías
17: 6)= Será (El varón) como la retama del desierto, y no verá cuando viene
el bien, sino que morará en los sequedales del desierto, en tierra
despoblada y deshabitada.
¿De qué le habla eso? De sequedad, de
infertilidad, de ausencia de frutos, de todo seco, de muerte. LA
ilustración de una persona que ha desairado a Dios, es esa: frustración,
esterilidad. ¿Ha visto usted algo de esto cerca suyo?
Y aquí hay que tener cuidado con algo muy
singular. Todos los grandes movimientos de Dios han tenido esto. Ha venido
el poder de Dios, por la gracia, por la misericordia, por la pura compasión
de Dios y levanta una obra. Pero cuando a continuación llega –esto se ha
visto mucho, lamentablemente- el poder de los números, el poder del dinero,
el poder humano, se separa de Dios y: pierde el poder, pierde la unción. El
apóstol Pablo examina esto en su carta a los Gálatas.
(Gálatas
3: 1)= ¡Oh Gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la
verdad, (Fascinó, quiero aclararle, es un
sinónimo de Encantar, y Encantar, es sinónimo de Hechizar. Es muy frecuente
que nosotros digamos, en muchas ocasiones, que tal cosa nos fascinó, o que
esto es fascinante, o que aquello nos encanta. Aprenda. Ni Fascinar, ni
Encantar, son términos buenos para que los utilicemos los creyentes. Y le
puedo asegurar que no me coloco en posiciones legalistas ni anticuadas. Lo
que trato de hacer es que no se ate a nada que luego pueda tener que
lamentar). A vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado
claramente entre vosotros como crucificado?
Esta influencia satánica ha venido a oscurecer
la única fuente de la gracia de Dios. El centro del mensaje del evangelio,
es Cristo crucificado. Ese es el centro del mensaje. El Cristo crucificado
es el que nos trae la vida. LA crucifixión nos lava, nos limpia de pecado.
Una vez separados de la gracia de Dios, fíjese: se lo reitero, grandes
movimientos levantados por el poder de Dios. Crecimiento. Prosperidad,
popularidad, todo lleva a que sus responsables, se aparten de Dios. Un día
el poder se retira, y... ¿Qué ocurre? ¿Qué sucede cuando los hombres ven
que el maravilloso poder de Dios se ha retirado? Lo reemplazan
inmediatamente por una serie de leyes religiosas. “- Ustedes se van a una
secta-“ “-Ustedes no se pueden ir, o ustedes pierden su salvación, o
ustedes están fuera de cobertura...-“ Las leyes. Para sujetar, para
retener, para no dejar que las cosas se vengan estrepitosamente al piso.
Allí es donde se suele ingresar en la manipulación, que es como decir que,
dentro de una congregación que se dice cristiana, entra la Hechicería.
Y le pido que no piense en ningún nombre
propio. Aunque lo que digo coincida con algo o con alguien que usted
conoce, ni se le ocurra pensar en un nombre y un apellido. Porque esto, es
obra del diablo. Y nuestro trabajo es estudiarlo para prevenirlo, no arrojarlo
como al descuido para que algún sufriente irresponsable pretenda hacer
justicia por su propia mano. Eso, también es obra del diablo.
(Versos
2-10)= Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las
obras de la ley o por el oír con fe?
(Pregunta contemporánea si las hay)
¿Tan necios sois?
¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?
¿Tantas cosas habéis
padecido en vano? Si es que realmente en vano, aquel, pues, que os
suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, lo hace por las
obras de la ley, o por el oír con fe? (Pregunto:
¿Recuerda su época de recién convertido?)
Así Abraham creyó a
Dios y le fue contado por justicia. (Así también nosotros)
Sabed, por tanto,
que los que son de fe, estos son hijos de Abraham. (¿Y los
que no son de fe?)
Y la Escritura,
previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de
antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: en ti serán benditas todas las
naciones. (¿Leyó bien? TODAS)
De modo que los de la
fe son bendecidos con el creyente Abraham.
Porque todos los que
dependen de las obras de la ley están bajo maldición,
(Por eso son agrios y malhumorados) pues
escrito está: maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas
escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
Lo que sucede, entonces, como vemos, es que
cuando Dios retira su poder de un lugar a causa del apartamiento del hombre
para con lo que es su voluntad, aparece el legalismo. Cuando el espíritu de
hechicería entra a una iglesia o a un grupo, junto con él, llega el
legalismo. Porque el legalismo es lo ideal para poder sujetar a la gente.
Para poder dominar, intimidar o manipular a la gente.
El legalismo se define de dos formas: 1)= Como
el intento de alcanzar la justificación de Dios a través de una serie de
reglas. Romanos 3:20 dice: Ya que por las obras de la ley ningún ser
humano será justificado delante de él, porque por medio de la ley es el
conocimiento del pecado. 2)= El legalismo también puede ser definido
como un intento de imponer normas más allá de la misma Biblia. Normas extra
de justicia, más allá de las que pone Cristo. ¿Cuáles son las normas para
ser justos? LA Biblia dice que la norma para ser justo es recibir a Cristo;
y la sangre de Cristo nos justifica. Ahora, si a esa justificación de
Cristo usted le agrega que se tiene que vestir de tal o cual modo, que
tiene que comer tal o cual cosa o que no tiene que comer tal o cual cosa,
estamos poniendo cosas más allá de las que puso Cristo. Todos los que
dependen de las obras de la ley, están bajo maldición. Lamento no poder
decir ¡Aleluya! Aquí no cabe, ¿Se da cuenta? En Gálatas 1 del 6 al 9, Pablo
examina otra forma en que la maldición puede llegar a los creyentes.
(Gálatas
1: 6-9)= Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os
llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.
No que haya otro, sino
que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de
Cristo.
Mas si aún nosotros, o
un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que habéis
recibido, sea anatema.
Como antes hemos
dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio
del que habéis recibido, sea anatema.
Hay tres causas más, juntas, por las cuales
viene maldición: Los últimos tres profetas del Antiguo Testamento, (Hageo,
Zacarías y Malaquías), nos dan tres razones por las cuales viene maldición
sobre el pueblo de Dios: 1) El Hurto. 2)= El Perjurio. 2)= El Robo a Dios.
(Zacarías
5: 1)= De nuevo alcé mis ojos y miré, y he aquí un rollo que volaba.
Y me dijo: ¿Qué ves? Y
respondí: veo un rollo que vuela, de veinte codos de largo, y diez codos de
ancho. (aproximadamente nueve
metros de largo por cuatro y medio de ancho)
Entonces me dijo:
esta es la maldición que sale sobre la faz de la tierra; porque todo aquel
que hurta (como está de un lado del rollo) será destruido; y todo aquel que
jura falsamente (como está del otro lado del rollo) será destruido.
Yo he hecho salir,
dice Jehová de los ejércitos, y vendrá a la casa del ladrón, y a la casa
del que jura falsamente en mi nombre; Y permanecerá en medio de su casa y
la consumirá con sus maderas y sus piedras.
Hay algo que queda muy en claro como para que
nadie tenga dudas: De una casa que se consume hasta sus maderas y sus
piedras, indefectiblemente, quiere decir que no queda absolutamente nada en
pie.
(Hageo
1: 4)= Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casa
artesonadas, ¿Y esta casa está desierta?
(Atención: está hablando de la casa de Jehová.)
Pues así ha dicho Jehová
de los ejércitos: meditad bien sobre vuestros caminos.
Sembráis mucho, y
recogéis poco; coméis y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os
vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en
saco roto.
¿Qué es lo que produce la maldición aquí? Que
ellos vivan en sus casas bien artesonadas; es decir, que habían reservado
sus fondos, su dinero, para sus viviendas, pero estaban descuidando la
construcción de la casa de Dios. No traían dinero para la casa de Dios, se
lo guardaban para la suya. Y esta es una maldición que se resume en una
palabra: insuficiencia.
(Malaquías
3: 7)= Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y
no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros ha dicho
Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?
¿Robará el hombre a
Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado?
En vuestros diezmos y ofrendas.
Malditos sois con
maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.
Este pasaje habla por sí solo, no necesita
explicación alguna. Muchos quisieran borrarlo de sus Biblias, pero no hay
caso, allí está. Podemos seguir debatiendo todo el tiempo que se nos ocurra
sobre si el diezmo pertenece a la ley y por lo tanto ya no está vigente, o
si bien perteneciendo a la ley se sigue diezmando por la promesa de
bendición hasta que sobreabunde, o si fue incorporado en la era de la
gracia y está vigente, da lo mismo. El árbol se conoce por sus frutos. Y en
lo concerniente al estado financiero de la gran mayoría de los hijos de
Dios, quizás está la respuesta. ¿Hay bendición o maldición, según su
óptica, en el área económica para la iglesia actualmente?
Dice: Vuélvanse al Señor. Unan cosa es el
diezmo, (Que vendría a ser algo así como “el impuesto del reino”) y otra la
ofrenda, (Que es generosidad para dar parte de lo que usted tiene y no de
lo que le sobra). El hombre no sólo es capaz de robarle al hombre, sino
también a Dios. Esto acarrea maldición. ¿Y qué puedo hacer? Más allá de si
es de la ley o si es de la gracia, prestar atención a las promesas de Dios.
(Verso
10)= Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y
probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las
ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde.
Aquí hay un principio que tenemos que
observar: como se cambia maldición por bendición. Con arrepentimiento y
Restitución. Toda la Biblia, cuando habla del robo, cuando da una salida,
habla de arrepentimiento y restitución. La Biblia no dice que tomemos de
ella lo que nos gusta y lo que no nos gusta lo desechemos. Santiago 1:22
dice que debemos ser Hacedores de la Palabra, y no tan sólo oidores.
Y sobre este punto tengo la sencilla autoridad de no formar parte de
ninguna jerarquía eclesiástica a “beneficiarse” con diezmos u ofrendas de
los lectores, así como tampoco integro alguna organización que pueda
recibir algo al respecto. Sólo soy un instrumento, una suerte de atalaya
destacado por el Espíritu Santo para alertar al pueblo. Y quien tenga oídos
oiga.
Nos queda claro, entonces, que podemos caer en
maldición si hemos incursionado (O lo hacemos todavía) en Hechicería,
Brujería, Astrología, Antisemitismo, Carnalidad, si dejamos a Dios de lado
para confiar en el hombre, si juramos falsamente, si recibimos soborno, si
hurtamos o si le robamos a Dios.
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