De
la organización en Cuba del Instituto Patmos del Libro y el Saber Cristianos y
de la Iglesia Vetero Católica en Cuba.
No
por ser el más corto febrero será el menos significativo de los meses de este
intenso 2013. En la arena religiosa cubana por ejemplo el mes del amor se fue
dejándonos como legado la creación del «Instituto
Patmos del Libro y el Saber Cristianos», la celebración del primero de sus
foros; y la organización de la Iglesia
Vetero Católica en Cuba, sufragánea de esta congregación en Venezuela, y la
realización de sus primeras consagraciones. De todos estos sucesos, sin amparo
alguno ni anuencia del régimen cubano, tuve el privilegio de ser testigo
directo y participante.
Foto:
Creación del Instituto Patmos y aniversario de la Iglesia de Taguayabón, 2 de
febrero 2013
El
2 de febrero, en el marco de celebración del 74 Aniversario de la Iglesia
Bautista «Eben Ezer» de Taguayabón, tuvo lugar la creación del «Instituto
Patmos del Libro y el Saber Cristianos», organización paraeclesial formada por
la asociación voluntaria de ministros religiosos de cualquier confesión de fe
cristiana en Cuba. Su propósito consiste en proporcionar un marco adecuado para
la celebración de foros de discusión en los que se pueda tratar cualquier tema
y al que se procure invitar para formar parte de sus paneles a todas las partes
involucradas. Al mismo tiempo que procurará incentivar y desarrollar un
quehacer teológico, hasta ahora bastante escaso en la isla, que facilite a las
iglesias a dialogar con la sociedad en general. En el momento de su fundación
dicho Instituto involucró a miembros de cuatro confesiones de fe: vetero
católicos, episcopales, evangélicos independientes y bautistas.
Foto:
Dignatarios de la Iglesia Vetero en Venezuela que participan de la ordenación de
Monseñor Medina Salabarría.
Sin
sede física de momento esta institución realizará sus eventos en cualquier
recinto que le abra sus puertas. Si en su organización tuvo las primicias a
principio del mes la Iglesia Bautista en el pequeño poblado villareño de Taguayabón;
a la celebración de su primer foro al último día del mes abrió sus puertas la
Primera iglesia Bautista «La Trinidad» de Santa Clara coauspiciando el evento
su Seminario Teológico «Luis Manuel González Peña». Como de comienzos se
trataba, los orígenes de la vida en la tierra fue el tema del primer Foro
Patmos, y su primer Panel moderado por el fraile Félix ben Castilla, estuvo
formado por el Rev. Vladimir Mayo, representando el Creacionismo; el sacerdote
católico Wilfredo Leiter, por el Evolucionismo Teísta; el físico José Gabriel
Barrenechea, entre agnosticismo y un ateísmo defendido desde el punto de vista
filosófico, y el biólogo Carlos Alberto Martínez en defensa del Evolucionismo
Ateísta. Ante un interesado y diverso auditorio que rondaba las setenta
personas defendieron los panelistas sus posiciones, primero con las ponencias,
luego con respuestas a las más variadas preguntas que se suscitaron. Más allá
del triunfo de alguna de estas posiciones, lo cual no era el objetivo, se
consiguió el diálogo franco y respetuoso de posiciones a veces irreconciliables
pero dispuestas a la sana y necesaria convivencia. Fue una arrancada memorable.
El
2 de febrero cuando se constituyó Patmos sus representantes de la Iglesia
Vetero Católica todavía no poseían una iglesia sólidamente constituida pero al
momento de la celebración del foro ya esta confesión contaba con un obispo y
un sacerdote plenamente consagrados, ambos miembros y líderes del Instituto.
Tras ocho largos años de infructuosa lucha intentando realizar los trámites
legales para una consagración legalmente reconocida y debidamente registrada
ante el Registro de Asociaciones del Ministerio de Justicia, entre el 14 y el
20 de febrero, en calidad de turistas, puesto que no era posible obtener visas
religiosas, Monseñor Luis Alfonso Parra Dávila, Arzobispo Primado de la Iglesia
Vetero en Venezuela; Martin Tovar, Presidente de la Conferencia Episcopal; y
Luis Andrade, Obispo Auxiliar, dejaron ordenados como Obispo de la Iglesia
Vetero Católica en Cuba a Monseñor Ricardo Santiago Medina Salabarría, y como
sacerdote a Félix ben Castilla; consagraron además una iglesia doméstica en
Santa Clara, a la vez que se realizaron los primeros bautismos y
confirmaciones. Como buen bautista defensor de la libertad religiosa como soy,
y entendiendo que esta iglesia en catacumbas requería de mi solidaridad y
fraternidad estos hermanos contaron con mi total apoyo desde el día de su
llegada hasta su partida al atardecer del 20 de febrero en el Aeropuerto «José
Martí» de La Habana.
Así,
dejándonos un nuevo instituto sin
paredes y una nueva confesión de fe cristiana se nos fue de entre las manos el
mes más corto del año, como legado y savia para los que siguen. Con el apoyo o
no de los hombres la obra y extraña operación de Dios inexorablemente se abre
paso, aún en Cuba, y nada ni nadie le puede detener.
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