Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros,
dice el Señor, pensamientos de paz, y no de mal,
para daros el fin que esperáis.
Jeremías 29:11.
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«En el São-Paulo FC, los jugadores cristianos me invitaron a la iglesia, pero cada vez yo inventaba una excusa. Cierto día el pastor que se ocupaba de esos jugadores cristianos vino a mi habitación y me invitó. Le respondí que estaba extenuado, pero él insistió y terminé yendo. A partir de ese día volví a Jesús y a su Iglesia.
En el transcurso de año y medio gané varios títulos en el equipo junior y formé parte de la selección brasileña de los juniors. El Señor me colocó en el equipo profesional del São-Paulo FC, con el cual firmé un contrato definitivo.
Pero además estoy agradecido con Dios, quien me liberó de las garras del pecado y me hizo su hijo; éste es mi mayor título. Soy una persona feliz, no debido a mi éxito profesional, sino sólo debido a la bondad de Dios manifestada en mí. Todos los miembros de mi familia (salvo mi padre) se convirtieron. Estoy casado con una mujer extraordinaria que enriquece mi vida cada día. Hoy en día no sólo soy un jugador profesional, sino que tengo el deseo de hablar del amor de Dios a quienes están a mi alrededor. Creo que si viajo a otro país no es sólo debido a mi profesión, sino para proclamar el Evangelio. No hablo de una religión, sino de Dios, quien creó el cielo y la tierra, y tiene un plan para tu vida. ¡Así como obró en mi vida puede obrar en la tuya y colocarte ahí en donde quiere!». José Gomes Edmílson de Moraes
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así como prospera tu alma. - Tercera carta de Juan, versículo 2.
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