viernes, 22 de marzo de 2013

Deja de escapar


 
Entonces Jonás se levantó y se fue en dirección contraria para huir del Señor. Descendió al puerto de Jope donde encontró un barco que partía para Tarsis. Compró un boleto, subió a bordo y se embarcó rumbo a Tarsis con la esperanza de escapar del Señor. Jonas 1-3
Si Jonás hubiera obedecido a Dios la primera vez que le dijo que fuera a la ciudad de Nínive porque ésta iba a ser destruida si sus habitantes no se arrepentían, no se apartaban de sus malos caminos y abandonaban toda su violencia, hubiera evitado que lo lancen al mar, ser comido por un pez y estar dentro su estómago por tres días.
Algo similar sucede con nosotros, cuando nos rehusamos a obedecer a Dios, especialmente cuando nos hemos apartado de Él y nos hemos vuelto insensibles a su voz. Las razones pueden ser muchas, pero creo que como jóvenes las más comunes son porque hemos permitido que nuestros amigos ejerzan demasiada influencia en nuestras decisiones, que nos resulta muy complicado ir contra la corriente o cuando hemos estado enamorando con alguien que no ama y teme a Dios de la misma manera que nosotros y no hemos tenido el valor de dejarlo(a) porque creemos erróneamente que es el/la único(a) que se fijará en nosotros. Pero qué bueno es nuestro Dios, que permanece siempre fiel y está pendiente de cada uno, que a tiempo nos aparta de éstas personas para que no nos causen daño o para evitarnos un mayor sufrimiento.
Si aún sigues frecuentando ese círculo de amigos o mantienes una relación y ya no te sientes cómoda(o), te animo a pedirle a Dios dirección, fortaleza y determinación para dejarlos. Nadie dijo que fuera sencillo, incluso al principio puedes sentirte triste o tal vez creas que te equivocaste al tomar esa decisión, pero si tienes paz en tu corazón, puedo asegurarte que estás haciendo lo correcto, porque esa es la mejor señal de estar haciendo la voluntad de Dios en tu vida.
En otros casos, puede ser una adicción la que te está impidiendo disfrutar de las bendiciones que Dios tiene para ti y lo único que estás haciendo es escapar de Él y de su presencia. Este es el mejor día para hablar nuevamente con Él, para incluirlo en tus planes y decisiones, pero por sobre todo para pedirle las fuerzas y el coraje que a ti te faltan.
 
Pero tú, oh Señor mi Dios, ¡me arrebataste de las garras de la muerte! Cuando la vida se me escapaba, recordé al Señor, elevé mi oración sincera hacia ti. Jonás 2:6-7 (NTV)

Anímate a dar ese primer paso, porque El jamás te negará su ayuda.


Brisna Bustamante S.
CVCLAVOZ
 
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