martes, 15 de enero de 2013

III CAUSAS DE LA CULPA



Más que cualquiera otra emoción, la culpa puede sujetar su corazón con una fuerza mortal.
Sentimos culpa verdadera cuando nos analizamos frente a un espejo para descubrir los pecados y fallas enterradas en el pasado de los que daremos cuentas a Dios. Pero desinteresante que a veces nos sentimos culpables cuando no lo somos. Este a
Dios o transgredido alguna de sus leyes morales. Las siguientes preguntas acerca de la culpa provienen de los escuchas de nuestro programa radial y mi deseo es que las respuestas le ayuden a discernir correctamente la culpa verdadera de la falsa.
“¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los queme son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí; entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión”.
Salmos 19:12-13
A. Conciencia de culpa verdadera
La culpa verdadera es valiosa porque Dios la usa para convencernos de cambiar lo
negativo en positivo. La culpa es una incómoda conciencia interna que nos advierte:
“Haz hecho algo malo”. Esta convicción puede venir de dos fuentes, de la conciencia
natural que Dios nos dio, o bien, del Espíritu Santo.
PREGUNTA: “VI A UN AMIGO ROBANDO ALGO, Y AL SIGUIENTE DÍA LO
REPORTÉ. ¿CÓMO EVITAR SENTIRME CULPABLE POR TRAICIONAR A MI AMIGO?”
RESPUESTA: Piense en esto: ¿Quién es el verdadero culpable? Su amigo es el que
necesita sentir la culpa. Reconozca que usted está sintiendo una culpa falsa. Cualquier persona débil puede mantenerse callada después de ver que alguien comete un robo, pero se requiere de una persona fuerte —un buen amigo con conciencia— para señalar la falta. Aunque usted no pueda verlo ahora, si su amigo sufre una repercusión dolorosa, tal vez usted ha librado a su amigo de seguir el camino equivocado.
“El testigo verdadero libra las almas”. (Proverbios 14:25)
FUENTE #1
La conciencia que Dios da a todos
para que sepan discernir entre el bien y el mal.
“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.
(Romanos 1:20)
CONCIENCIA COGNOSCITIVA
Una conciencia entrenada adecuadamente que conoce la voluntad de Dios
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. (Romanos 12:2)
UNA CONCIENCIA QUE NOS ACUSA
Es una conciencia confiable que aprueba lo bueno y condena lo malo.
“mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos”. (Romanos 2:15)
UNA CONCIENCIA PURIFICADA
Es la conciencia purificada que sirve a Dios libremente.
“¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí
mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que
sirváis al Dios vivo?” (Hebreos 9:14)
UNA BUENA CONCIENCIA
Es una conciencia confiable que soporta los ataques del enemigo.
“Teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de
malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo”.
(1 Pedro 3:16)
CONCIENCIA CORROMPIDA
Es una conciencia impura que no ha sido entrenada correctamente o que ha sido alterada por los dictados de las opiniones de la sociedad.
“Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas”. (Tito 1:15)
CONCIENCIA CAUTERIZADA
Es una conciencia marchita que se ha hecho insensible al Espíritu Santo por la práctica continua del pecado.
“Por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia”.
(1 Timoteo 4:2)
PREGUNTA: “¿ QUÉ ES UNA CONCIENCIA CAUTERIZADA?”
RESPUESTA: Es una conciencia muerta, insensible a la voz del Espíritu Santo, debido a transgresiones repetidas y voluntarias contra la voluntad expresa de
Dios.
“Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo
abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra”.
(Tito1:16)
FUENTE #2
El Espíritu Santo al que Dios ha puesto en el mundo
para convencer de pecado a los que violan las leyes morales
“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”.
(Juan 16:8)
El Espíritu Santo es un regalo de Dios
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”.
(Hechos 2:38)
El Espíritu Santo mora en el corazón del creyente
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6:19)
El Espíritu Santo nos comunica el amor de Dios
“Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”. (Romanos 5:5)
El Espíritu Santo escribe la ley de Dios en nuestros corazones
“Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré”. (Hebreos 10:15-16)
El Espíritu Santo nos ayuda entender la mente de Dios
“Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios”. (1 Corintios 2:11)
El Espíritu Santo nos enseñará y recordará todas las cosas
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. (Juan 14:26)
El Espíritu Santo confirma nuestra conciencia
“Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo”. (Romanos 9:1)
El Espíritu Santo trae convicción a nuestro corazón
“Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros”. (1 Tesalonicenses 1:5)
El Espíritu Santo ¡nos llena de esperanza!
“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo”. (Romanos 15:13)

El Espíritu Santo nos da poder para obedecer a Dios
“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. (Hechos 1:8)
PREGUNTA: “¿QUÉ SUCEDE CUANDO DESOBEDEZCO LA EXHORTACIÓN DEL
ESPÍRITU SANTO?”
RESPUESTA: Desobedecer la amonestación del Espíritu Santo equivale a rechazar
al mismo Espíritu. Y rechazar al Espíritu Santo es rechazar a Dios.
“Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que
también nos dio su Espíritu Santo”. (1 Tesalonicenses 4:8)
B. Desarrollo de la culpa falsa
El principio de la culpa falsa se remonta hasta la primera infancia.  Si usted escuchó
mensajes repetidos que le decían que usted era malo, o malicioso, su corazón empezó a murmurarle: “¡Qué vergüenza!” entonces sus sentimientos lo llevaron a creer que...
“El amor se basa en mi comportamiento”
“Mi comportamiento no se ajusta a las expectativas de los demás”.
“Estoy en peligro de ser rechazado y abandonado”.
Cuando crecemos escuchando esa voz interior que nos dice “¡qué vergüenza!” tendemos a establecer actitudes internas negativas en cuanto nosotros. Sin ser conscientes de ello, desarrollamos patrones enfermizos para relacionarnos con los demás que permanecen con nosotros hasta la edad adulta. A medida que esos patrones se desarrollan, la culpa verdadera por alguna acción que cometimos y que lastimó a otra persona (dolor verdadero por haber pecado) de inmediato se convierte en culpa falsa (temor a ser rechazado por otros).
“...me avergoncé y me confundí, porque llevé la afrenta de mi juventud”.
(Jeremías 31:19)
FUENTE #1
El esfuerzo personal
Dios nos ha dado tres necesidades internas básicas, las cuales él utiliza para guiarnos a la convicción de que en última instancia, él es el único que puede llenar todas nuestras necesidades. Todos nosotros salimos de la infancia con diferentes defectos, pero cuando el corazón está controlado sin misericordia por la vergüenza, llenamos continuamente esas necesidades íntimas dadas por Dios con nuestro esfuerzo personal.
La necesidad de amor se llena complaciendo otros.
La necesidad de sentirnos importantes la obtenemos con un comportamiento perfecto.
La necesidad de seguridad se obtiene dependiendo emocionalmente de otros.
“Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios?
¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres,
no sería siervo de Cristo”. (Gálatas 1:10)
FUENTE #2
Desarrollo de creencias erróneas
La raíz de la culpa falsa está en los sentimientos inexactos que han tomado el control de nuestros procesos de pensamiento. Esos patrones de pensamiento y en última instancia nuestro sistema principal de convicciones, dañan nuestro concepto de Dios y oscurecen nuestra necesidad de un Salvador.
“... no levantaré mi cabeza, estando hastiado de deshonra, y de verme afligido”. (Job 10:15)
CREENCIA FALSA: No siento que Dios me ame, y la única forma en que puedo sentir
que valgo algo es saber que soy amado, aceptado y admirado por otra persona”.
CREENCIA
CORRECTA: “La única forma de recibir el amor pleno de Dios es reconociendo
mis necesidades íntimas y buscando en él el amor, la aceptación, y el
significado de la vida”.
“Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado”. (Romanos 10:11)

IV. PASOS PARA ENCONTRAR LA SOLUCIÓN
(Continuará)

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