Más que cualquiera otra emoción,
la culpa puede sujetar su corazón con una fuerza mortal.
Sentimos culpa verdadera cuando
nos analizamos frente a un espejo para descubrir los pecados y fallas
enterradas en el pasado de los que daremos cuentas a Dios. Pero desinteresante
que a veces nos sentimos culpables cuando no lo somos. Este a
Dios o transgredido alguna de sus
leyes morales. Las siguientes preguntas acerca de la culpa provienen de los
escuchas de nuestro programa radial y mi deseo es que las respuestas le ayuden
a discernir correctamente la culpa verdadera de la falsa.
“¿Quién podrá
entender sus propios errores? Líbrame de los queme son ocultos. Preserva
también a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí; entonces seré
íntegro, y estaré limpio de gran rebelión”.
Salmos 19:12-13
A. Conciencia de
culpa verdadera
La culpa
verdadera es
valiosa porque Dios la usa para convencernos de cambiar lo
negativo en positivo. La culpa es
una incómoda conciencia interna que nos advierte:
“Haz hecho algo malo”. Esta
convicción puede venir de dos fuentes, de la conciencia
natural que Dios nos dio, o bien,
del Espíritu Santo.
PREGUNTA: “VI A
UN AMIGO ROBANDO ALGO, Y AL SIGUIENTE DÍA LO
REPORTÉ. ¿CÓMO
EVITAR SENTIRME CULPABLE POR TRAICIONAR A MI AMIGO?”
RESPUESTA: Piense en esto:
¿Quién es el verdadero culpable? Su amigo es el que
necesita sentir la culpa.
Reconozca que usted está sintiendo una culpa falsa. Cualquier persona débil
puede mantenerse callada después de ver que alguien comete un robo, pero se
requiere de una persona fuerte —un buen amigo con conciencia— para señalar la
falta. Aunque usted no pueda verlo ahora, si su amigo sufre una repercusión
dolorosa, tal vez usted ha librado a su amigo de seguir el camino equivocado.
“El testigo
verdadero libra las almas”. (Proverbios 14:25)
FUENTE #1
La conciencia
que Dios da a todos
para que sepan
discernir entre el bien y el mal.
“Porque las
cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles
desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas,
de modo que no tienen excusa”.
(Romanos 1:20)
CONCIENCIA
COGNOSCITIVA
Una conciencia entrenada
adecuadamente que conoce la voluntad de Dios
“No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta”. (Romanos 12:2)
UNA CONCIENCIA
QUE NOS ACUSA
Es una conciencia confiable que
aprueba lo bueno y condena lo malo.
“mostrando la
obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia,
y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos”. (Romanos 2:15)
UNA CONCIENCIA
PURIFICADA
Es la conciencia purificada que
sirve a Dios libremente.
“¿Cuánto más la
sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí
mismo sin mancha
a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que
sirváis al Dios
vivo?” (Hebreos 9:14)
UNA BUENA
CONCIENCIA
Es una conciencia confiable que
soporta los ataques del enemigo.
“Teniendo buena
conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de
malhechores,
sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo”.
(1 Pedro 3:16)
CONCIENCIA
CORROMPIDA
Es una conciencia impura que
no ha sido entrenada correctamente o que ha sido alterada por los dictados de
las opiniones de la sociedad.
“Todas las cosas
son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es
puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas”. (Tito
1:15)
CONCIENCIA
CAUTERIZADA
Es una conciencia marchita que
se ha hecho insensible al Espíritu Santo por la práctica continua del pecado.
“Por la
hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia”.
(1 Timoteo 4:2)
PREGUNTA: “¿ QUÉ
ES UNA CONCIENCIA CAUTERIZADA?”
RESPUESTA: Es una
conciencia muerta, insensible a la voz del Espíritu Santo, debido a transgresiones
repetidas y voluntarias contra la voluntad expresa de
Dios.
“Profesan
conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo
abominables y
rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra”.
(Tito1:16)
FUENTE #2
El Espíritu
Santo al que Dios ha puesto en el mundo
para convencer
de pecado a los que violan las leyes morales
“Y cuando él
venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”.
(Juan 16:8)
El Espíritu
Santo es un regalo de Dios
“Pedro les dijo:
Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para
perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”.
(Hechos 2:38)
El Espíritu
Santo mora en el corazón del creyente
“¿O ignoráis que
vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual
tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6:19)
El Espíritu
Santo nos comunica el amor de Dios
“Y la esperanza
no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones
por el Espíritu Santo que nos fue dado”. (Romanos 5:5)
El Espíritu
Santo escribe la ley de Dios en nuestros corazones
“Y nos atestigua
lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que
haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: pondré mis leyes en sus
corazones, y en sus mentes las escribiré”. (Hebreos 10:15-16)
El Espíritu
Santo nos ayuda entender la mente de Dios
“Porque ¿quién
de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está
en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios”.
(1 Corintios 2:11)
El Espíritu
Santo nos enseñará y recordará todas las cosas
“Mas el
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. (Juan
14:26)
El Espíritu
Santo confirma nuestra conciencia
“Verdad digo en
Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo”.
(Romanos 9:1)
El Espíritu
Santo trae convicción a nuestro corazón
“Pues nuestro
evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en
el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre
vosotros por amor de vosotros”. (1 Tesalonicenses 1:5)
El Espíritu Santo
¡nos llena de esperanza!
“Y el Dios de
esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en
esperanza por el poder del Espíritu Santo”. (Romanos 15:13)
El Espíritu
Santo nos da poder para obedecer a Dios
“Pero recibiréis
poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis
testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la
tierra”. (Hechos 1:8)
PREGUNTA: “¿QUÉ
SUCEDE CUANDO DESOBEDEZCO LA EXHORTACIÓN DEL
ESPÍRITU SANTO?”
RESPUESTA: Desobedecer la
amonestación del Espíritu Santo equivale a rechazar
al mismo Espíritu. Y rechazar al
Espíritu Santo es rechazar a Dios.
“Así que, el que
desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que
también nos dio
su Espíritu Santo”. (1 Tesalonicenses 4:8)
B. Desarrollo de
la culpa falsa
El principio de la culpa falsa se
remonta hasta la primera infancia. Si
usted escuchó
mensajes repetidos que le decían
que usted era malo, o malicioso, su corazón empezó a murmurarle: “¡Qué
vergüenza!” entonces sus sentimientos lo llevaron a creer que...
“El amor se basa
en mi comportamiento”
“Mi
comportamiento no se ajusta a las expectativas de los demás”.
“Estoy en
peligro de ser rechazado y abandonado”.
Cuando crecemos escuchando esa
voz interior que nos dice “¡qué vergüenza!” tendemos a establecer
actitudes internas negativas en cuanto nosotros. Sin ser conscientes de ello,
desarrollamos patrones enfermizos para relacionarnos con los demás que
permanecen con nosotros hasta la edad adulta. A medida que esos patrones se desarrollan,
la culpa verdadera por alguna acción que cometimos y que lastimó a otra persona
(dolor verdadero por haber pecado) de inmediato se convierte en culpa falsa
(temor a ser rechazado por otros).
“...me avergoncé
y me confundí, porque llevé la afrenta de mi juventud”.
(Jeremías 31:19)
FUENTE #1
El esfuerzo
personal
Dios nos ha dado tres necesidades
internas básicas, las cuales él utiliza para guiarnos a la convicción de que en
última instancia, él es el único que puede llenar todas nuestras necesidades.
Todos nosotros salimos de la infancia con diferentes defectos, pero cuando el
corazón está controlado sin misericordia por la vergüenza, llenamos
continuamente esas necesidades íntimas dadas por Dios con nuestro esfuerzo
personal.
La necesidad de amor se llena
complaciendo otros.
La necesidad de sentirnos
importantes la obtenemos con un comportamiento perfecto.
La necesidad de seguridad se obtiene dependiendo
emocionalmente de otros.
“Pues, ¿busco
ahora el favor de los hombres, o el de Dios?
¿O trato de
agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres,
no sería siervo
de Cristo”. (Gálatas 1:10)
FUENTE #2
Desarrollo de
creencias erróneas
La raíz de la culpa falsa está
en los sentimientos inexactos que han tomado el control de nuestros procesos de
pensamiento. Esos patrones de pensamiento y en última instancia nuestro sistema
principal de convicciones, dañan nuestro concepto de Dios y oscurecen nuestra
necesidad de un Salvador.
“... no
levantaré mi cabeza, estando hastiado de deshonra, y de verme afligido”. (Job
10:15)
CREENCIA FALSA: No siento que
Dios me ame, y la única forma en que puedo sentir
que valgo algo es saber que soy
amado, aceptado y admirado por otra persona”.
CREENCIA
CORRECTA: “La única forma
de recibir el amor pleno de Dios es reconociendo
mis necesidades íntimas y
buscando en él el amor, la aceptación, y el
significado de la vida”.
“Pues la
Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado”. (Romanos
10:11)
IV. PASOS PARA ENCONTRAR LA SOLUCIÓN
(Continuará)
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