miércoles, 5 de diciembre de 2012

ESE LOCO ESTÁ FUERA DE SI












Por Pr Manuel A Morejón Soler El Vedado, La Habana.

En cierta ocasión un ministro evangélico predicaba la Palabra de Dios en un parque cerca de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en Cuba. Había un numeroso grupo de personas que escuchaban atentamente la alocución que no fue muy prolongada. Al terminar el predicador con la oración final un joven se le acercó y le dijo:

Cuando lo distinguí desde donde yo estaba, le pregunté a uno que estaba parado allí, que quién era el que predicaba y y este me respondió: “ese es un loco fuera de sí hablando cosas de Jesucristo”. (El joven ignoraba que le preguntaba a un agente de la policía política, muy bien conocido por todos los que allí frecuentan.)
Y como no me pareció verdad lo que me dijo me acerqué para oírlo a Usted.”

Entonces el joven se presentó: “yo también soy apóstol y resido en los EU:
Y le pido a Dios que nunca se apague esta llama que se ha encendido en este lugar”.

Este acontecimiento ocurrió el 18 de diciembre del 2009 y cambió por completo la idea del ministro evangélico con respecto a la honradez e integridad de los agentes de la Seguridad del Estado.

¿Estaba Pablo fuera de sí cuando procuraba salvar a los hombres del infierno? Entonces los que tengan oídos escuchen:

Porque si estamos locos, es para Dios; y si estamos cuerdos, es para vosotros.
Pues el amor de Cristo nos apremia, habiendo llegado a esta conclusión: que uno murió por todos, por consiguiente, todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. (2Co 5:13-15)

Aunque los críticos del apóstol Pablo lo llamaban loco, el bien sabía que sólo trataba de servir a Dios. Si, por otro lado, estaba cuerdo, era para el beneficio de los demás.

Todo lo que Pablo y sus colaboradores hicieron fue para honrar a Dios. El amor de Cristo controlaba sus vidas. Y como Cristo murió por nosotros, nosotros también debemos morir a nuestra vieja vida. Como Pablo, no debemos vivir más para agradarnos a nosotros mismos sino que debemos usar nuestra vida agradando a Cristo, el que murió por nosotros y resucitó del sepulcro.



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