miércoles, 22 de agosto de 2012

EL HAMBRE Y LA ESCASEZ














Por: Pr. Manuel A Morejón Soler, El Vedado, La Habana.

"Por cuanto no serviste a Jehová, tu Dios, con alegría y con gozo de corazón, cuando tenías abundancia de todas las cosas, servirás, por tanto, a tus enemigos que enviará Jehová contra ti, con hambre, con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas. Él pondrá un yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.” (Deuteronomio 28:47-48)

Moisés describe la destrucción de Israel por su infidelidad a Dios. Ellos fueron arrancados de la tierra, no sólo por el cautiverio babilónico y la destrucción de Jerusalén por los romanos, sino por su desobediencia a Dios. Tampoco hallarán descanso del cuerpo, se mudarán continuamente, sea con la esperanza de ganancias, o por miedo a la persecución o por la peor de todas estas maldiciones: no tener ningún reposo.

Moisés hablaba por el Espíritu de Dios y no sólo prevé la ruina de los pecadores, sino que los advierte al respecto para que puedan evitarla por el arrepentimiento verdadero, de lo contrario, serán destruidos sin excusa.

¿Quién es el verdadero enemigo del pueblo?

Según la Palabra de Dios, aunque en momentos históricos diferentes existe una aproximación asombrosa entre lo que le sucedió al pueblo santo de Dios y a nuestro país por las mismas causas: “Jehová enviará a tus enemigos en contra de ti con hambre y escasez…” (Deuteronomio 28:47).

¿Quién es este enemigo?

Hubo un joven abogado mefistofélico que lideró una rebelión con una porción de fanáticos y seguidores que le arrebataron el poder al dictador de turno y pusieron yugo de hierro en el cuello a esta nación, además, indujeron a este pueblo con falsas promesas a abandonar la causa de Dios. Ahora, para cumplimiento de la Palabra Santa dada por Moisés, nunca han tenido sosiego espiritual y por consiguiente arruinaron así sus vidas. Por su rebeldía hacia Dios, los que hasta hoy han prevalecido al lado del ángel rebelde, están dejando de ser para dar paso a nuevas generaciones que no tienen pacto ni compromiso alguno con aquella generación maldita.

El hambre y la escasez.

Hay quienes se preguntan ¿cómo puede ser posible esta desgracia tan prolongada? Sencillamente porque lo que el hombre pone, el hombre lo puede quitar, pero lo que es dado por Dios, solo Dios lo puede quitar.

Cuando los opositores claman: “¡Abajo Fidel y Raúl!, ¡Abajo la dictadura de los Castro!”, el pueblo dice: “Esta gente está loca”.

Pero cuando la gente gime: “Tenemos hambre, el dinero no me alcanza, no puedo vestir a mis hijos…”, el pueblo se une al clamor.

Todo lo que no ha podido hacer el hombre para cambiar al gobernante con su séquito lo harán el hambre y la escasez.
imorejon@yahoo.es









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