viernes, 27 de abril de 2012

EL FRUTO DEL TRABAJO ES EL MEJOR DE LOS PLACERES










Pr. Manuel A Morejón Soler. Vedado, La Habana.
  
El trabajo dignamente remunerado es consuelo para las penas, aplaca dolores, enjuaga lágrimas, arranca víctimas al vicio, al crimen y a la muerte. Pero quienes en el ocaso de sus  vidas, cuando ya las fuerzas escasean después de una trayectoria laboral honrada,  tengan que enfrentarse con gobernantes corruptos e indiferentes a sus necesidades mínimas para subsistir, no les queda más remedio que depositar toda su esperanza en Dios y apelar a este tal y como lo hizo el salmista en este pasaje:

¡Dios mío, rescátame de la mano del impío, de la mano del malhechor y del implacable! Salmo 71:4

Los mejores placeres con el  fruto del trabajo ajeno.
Existe una minoría impía que nunca ha dedicado sus esfuerzos a un trabajo sinceramente honrado sino para sus propios intereses y se han levantado en el poder nutriéndose con el sudor del obrero, deleitándose en lugares de lujo como cayo Seitía en la Bahía de Nipe, Cayo Largo del Sur, Varadero y de vacaciones en el extranjero, en vez de cumplir con sus obligaciones de dar solución a los escasos salarios que ya no satisfacen las necesidades básicas del trabajador, de resolver de forma creciente y urgente las viviendas y crear puestos de trabajo para los egresados de la universidad, así como atender de forma rápida y formal el alarmante deterioro de los hospitales, sin pasar por alto y concientizar que el precio de un par de zapatos para niños está por encima de un salario completo mensual (18.00 CUC)  y la ropa interior de mujer de 10 CUC por pieza sin mencionar otros artículos  como limpieza, aseo, todos solo disponibles en Tiendas Recaudadoras de Divisa ( TRD). Entre el pueblo se ha hecho popular el triste lema: ¨Hoy si comes no te vistes, si te vistes no comes¨.

El fruto del trabajo es el mejor de los placeres.
La mayoría de los obreros cubanos se preguntan para qué sirve su inteligencia en un trabajo en el que sólo se aprecia su esfuerzo, porque cuando verdaderamente se considera y valora el fruto del trabajo es al retribuir dignamente al obrero por la labor realizada y no con lemas y consignas por las metas alcanzadas (¿?) y galardones en un mural.

El Rey hará justicia a los pobres del pueblo y salvará a los necesitados; 
 ¡Él aplastará a los opresores! Salmo 72:4 


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