miércoles, 15 de junio de 2011

“EL FIN NO JUSTIFIA LA COBARDÍA”.













Pr. Manuel A Morejón Soler. Vedado, La Habana, junio del 2011 imorejon@yahoo.com

Según las Sagradas Escrituras hay pecados que no son de muerte, no siendo así .hay otros que ya tienen deparado su lugar en el infierno.

Fidel Castro, notorio por su memoria y su verborrea, jamás ha descrito en detalle su participación en el combate del Moncada. Nunca ha revelado si disparó un arma, cuantas veces, cuando, o contra quien, como han dicho otros rebeldes. Su actuación se ha podido descifrar por rebeldes que estuvieron a su lado, como Gustavo Arcos, quien lo acompañó al Moncada, y Héctor de Armas, Carlos Bustillo, y Gerardo Granados, quienes estuvieron con Castro frente a la posta tres, pero no lo vieron disparar su pistola Luger… Un dato interesante es que después que Castro es detenido y llevado a la prisión de Boniato, el médico forense José Ramón Cabrales va a hacerle la prueba de la parafina, para ver si había disparado un arma, Castro se niega que lo haga. Según el libro de Georgina Cuervo y Ofelia Llenín, “Moncada: Epopeya Heroica,” publicado en La Habana en 1973, página 116, Castro dice: “¿A mí? A mi no me la hacen; ponga que da positivo porque yo sí tiré. A mí no hay que hacerme la parafina. Y fue al único combatiente que no se le hizo la prueba de la parafina.” Castro sabía que su prueba de la parafina iba a dar negativa, y no quiso desprestigiarse de esa manera, que siendo el líder, no disparó ni un solo tiro.

Liberpress reproduce esta entrevista realizada por Cuba Libre Digital al profesor Antonio de la Cova, PhD en Historia, autor del nuevo libro “The Moncada Attack” sobre "El Asalto al Cuartel Moncada"

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Cuando una batalla está perdida, sólo los que han huido cobardemente pueden combatir en otra, más lo peor es que cuando se ponen a salvo se ponen a proferir amenazas.

Es dudoso el hecho de que Fidel Castro siendo el líder del Movimiento 26 de julio y natural de Santiago de Cuba se pueda extraviar en su ciudad natal, justo en un momento tan crucial como el del asalto a la segunda fortificación insigne del país: “El Cuartel Moncada”, y lo más notorio es, que era él quien conducía el auto que tenía que estar en la vanguardia del asalto por la posta tres.

Hay muchos aspectos históricos que deben ser dignos de un estudio para que se pueda obtener la verdadera realidad, que es bastante difícil en Cuba, dado que las versiones que prevalecen son las oficialistas.

A la élite del poder en Cuba por su falta de escrúpulos éticos e históricos no les importa que le aborrezcan históricamente u odien, con tal de que se les teman. Esta es la peor de las cobardías que se puedan cometer en contra de un pueblo.

“El fin nunca justificará una cobardía”.

Dice el Señor:

“Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda». (Apocalipsis 21:8)”

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