El señor Jesús D. Mez escribe desde España que la labor de la Iglesia en Cuba ha sido larga y dolorosa [ver La labor de la Iglesia, Correo, 2 de octubre] y que siempre ha tenido abiertos los oídos y los brazos para el diálogo y para perdonar a sus verdugos. Abunda el señor Mez que esa es la esencia del cristianismo.
Yo creía que esa esencia del cristianismo era darle de comer al hambriento, medicinas al enfermo y cobija al que no tiene techo.
Me pregunto si en estos 50 años ha sido esa la obra de la iglesia de Cuba. ¿O más bien ha sido un tiempo largo de espera para recuperar todo lo perdido?
La política, como la religión, son métodos de control de masas. No es nada anormal entonces ver que ambos se unan para alcanzar acuerdos y negociar ayudas mutuas y cooperaciones en privado.
La callada labor humanitaria de la Iglesia cubana no tiene que ver en que no se haya podido erradicar la fe en Dios en el pueblo cubano. Con carencias y necesidades la gente tiende a acudir por auxilio donde ve que hay posibilidades para resolver su problema.
La verdad es una sola. No dememos permitir que esta sea una vez más manipulada. Dígase la verdad, aunque esta sea motivo de escándalo.
La verdadera razón del por qué la Iglesia en Cuba ha sido tolerada es porque es un instrumento del gobierno cubano en el juego de idas y de ideologías en el plano internacional. Deberían apartarse más de la política y dedicarse mucho más a rezar. Y a limpiar la mala imagen que el clero mismo se ha creado.
Jorge Coss
Orlando, Florida
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