“La Palabra de Dios es Independiente y es Luz, para todo aquel que esté perdido en las tinieblas torcidas y oscuras de la vida”.
jueves, 14 de septiembre de 2023
ADOLESCENCIA: ¡EN LA ENCRUCIJADA!
James L. Minton
Cualquier esfuerzo por definir la adolescencia precipita varias preguntas: Define
usted la adolescencia en base a cuándo comienza? Define la adolescencia en
base a lo que pasa durante ese período? Define usted la adolescencia en base a
lo que pasa cuando uno emerge de la adolescencia a la adultez temprana? Estas
tres preguntas son válidas al desarrollar una definición sobre lo que es la
adolescencia.
En cuanto a cuándo comienza la adolescencia, muchas sugerencias han sido
ofrecidas:
Cuando el nivel de las hormonas de adulto se eleva rápidamente en la
sangre.
Cuando los muchachos comienzan a pensar en tener citas con los del
sexo opuesto.
Cuando las muchachas tienen diez años y los muchachos doce.
Cuando se empieza a tener interés por el sexo opuesto.
Cuando repentinamente los muchachos llegan a ser caprichosos.
Cuando los niños cumplen trece años.
Cuando los muchachos forman grupos sociales exclusivos.
Cuando los muchachos comienzan a pensar en independizarse de los
padres.
Cuando se preocupan de cómo se ven sus cuerpos.
Cuando se comienza la escuela secundaria.
Cuando la opinión de los amigos influye más de lo que los padres
piensan.
Cuando los muchachos comienzan a querer saber quiénes son
realmente.
Hay algo de verdad en cada una de estas declaraciones, pero ninguna puede
establecerse por sí sola como la definición del comienzo de la adolescencia.
En relación con lo que está pasando durante el período de la adolescencia, sólo
use su imaginación para una definición. La juventud de la década de los ochenta
son bombardeados de todos lados por “fuerzas ambientales” que tuercen,
estiran y distorsionan sus sentidos de la realidad y valor. Dos palabras claves
emergen para el adolescente: posición y sobrevivencia.
Lo que sucede cuando un joven pasa de la adolescencia a joven adulto puede
ser más claramente definido. Ninguna edad cronológica puede ser marcada,
pero varias cosas son evidentes de acuerdo con Robert J. Havighurst:
Selección y preparación para una ocupación.
Desarrollo de habilidades intelectuales y conceptos necesarios para la
participación cívica.
Alcanzar una conducta social responsable.
Preparación para el matrimonio y la vida familiar.
Desarrollo de un sistema de valores como guía para la conducta ética.
DEFINICIONES
Con este material como trasfondo consideraremos ahora tres diferentes
perspectivas desde dónde ver la adolescencia, mientras desarrollamos las
definiciones para cada perspectiva. Las diferentes perspectivas pueden ser
declaradas simplemente como biológica, social y sicológica.
Los científicos sociales con una orientación “biológica” definirían la
adolescencia como el tiempo entre el comienzo de la pubertad y cuando se
completa el crecimiento de los huesos. Los científicos sociales con una
orientación “sicológica” la definirían en términos de cómo piensan y se sienten
los adolescentes acerca de sí mismos. Los teóricos con una orientación “social”
(sicólogos y sociólogos) la definirían en términos del papel que los adolescentes
juegan en una sociedad más grande — ni niño ni adulto, sino alguien en medio.
Biológicamente, la conducta del adolescente se explica en términos de los
cambios físicos sufridos por los adolescentes. Sicológicamente, la conducta del
adolescente se explica en términos del pensar y sentir (desarrollo de la
personalidad). Socialmente, la conducta del adolescente se explica como una
respuesta a una posición marginal en la sociedad. Cualquier intento por
presentar una definición completa de la adolescencia tendría que incluir cada
uno de estos tres aspectos.
TEORÍAS
Veamos más de cerca las teorías sobre el desarrollo del adolescente. Estas
teorías generalmente se agrupan en cuatro categorías: biológica, sociológica,
sicoanalítica y cognoscitiva.
Teóricos Biológicos: G. Stanley Hall y Arnold Gesell
La primera de las principales teorías biológicas sobre la adolescencia fue
formulada por G. Stanley Hall (1904, 1905). Hall fue influenciado grandemente
por el trabajo de Carlos Darwin y buscó aplicar los principios de la evolución a
un entendimiento del desarrollo de la adolescencia. La proposición de Hall fue
que en el transcurso de su desarrollo, los niños progresan a través de una serie
de etapas, similares a aquellas por las cuales la raza ha progresado en su
historia evolucionista. La “teoría de recapitulación” de Hall también sugirió que
el curso de desarrollo es, en gran parte, predeterminado por asuntos genéticos.
Por lo tanto, él insistió fuertemente a los padres a no turbarse mucho con la
manera en que sus hijos actúen en alguna etapa particular porque eso pasará
pronto, tal como nuestra historia. Hall sostuvo que esto vendrá y se irá a pesar
del ambiente del niño, porque el curso de desarrollo ha sido determinado por
factores genéticos.
Evidencia subsecuente de naturaleza antropológica (no incluyendo obvias
creencias cristianas) — demostrando que los niños se comportan muy
diferentemente en diversas culturas, y también que el ambiente sí tiene efecto
significante sobre el desarrollo de un niño — ha invalidado ampliamente este
aspecto de la teoría.
Un aspecto de la teoría de Hall ha encontrado limitado apoyo contemporáneo.
El describió la adolescencia como un tiempo de “tormenta y tensión”. Esta fue
una expresión prestada de un movimiento literario de su tiempo. Entre otras
cosas, Hall pensó que en la adolescencia se paralelaba la consigna del
movimiento a un idealismo excesivo y rebeldía contra el orden establecido. La
mayoría de las teorías están de acuerdo en que en la adolescencia hay tiempos
tormentosos y de presión. Algunos irán un poco más allá para sugerir que estos
tiempos son necesarios, y son la fuerza motivadora que desarrolla un
autoconcepto estable.
El segundo de los principales teóricos biológicos es Arnold Gesell. Al igual que
Hall, Gesell basó sus teorías del desarrollo sobre la creencia de que los factores
biológicos son ampliamente responsables for las características de la
personalidad de los niños en las varias etapas de su desarrollo. Contrario a lo
propuesto por Hall, Gesell dio al ambiente un papel importante como el
causante de variaciones entre los individuos.
La teoría de Gesell ha sido descrita como una teoría de maduración, una teoría
de crecimiento espiral, y una teoría de un diseño por edad. Su teoría se llama
de maduración a causa de su fuerte creencia en que varias capacidades, así
como características de la personalidad, resultan de la genéticamente
determinada secuencia de maduración que se lleva a cabo. También se le llama
una teoría de crecimiento espiral porque presenta al individuo en progreso,
seguido por una regresión y después otro período de progreso. Esta regresión
o “caída” da tiempo al individuo para consolidar las ganancias obtenidas en su
progresión y así asimilarlas mejor. Finalmente, es una teoría de diseño por edad
porque mucho del trabajo de Gesell describe el progreso del adolescente en
diferentes niveles de edad.
Los niveles de edad para la adolescencia propuestos por Gesell comienzan a
los diez años, y terminan a los dieciséis. El se adelantó a los de su tiempo al
iniciar este período a los diez años, pero se paró varios años antes, a los
dieciséis. Gesell estaba consciente de las debilidades en un abordamiento como
éste, pero él proveyó una manera de medir los alcances y características de los
jóvenes, basada sobre la edad cronológica.
Aquí hay un resumen de los niveles de edad propuestos por Gesell:
Diez años. Está bien ajustado, altamente sensitivo a la justicia, seguro,
obediente y apasionado por el hogar. Es descuidado en su apariencia y
no se interesa en el sexo opuesto.
Once años. Es caprichoso, incansable, rebelde y pendenciero. Es dado
a largos períodos de silencio y argumenta con los padres y hermanos.
Doce años. Mucha de la turbulencia de los once años ha desaparecido.
Viene a ser más razonable y tolerante. Es más influenciado por sus
compañeros, más independiente de sus padres, y llega a ser
dolorosamente consciente de su apariencia. Por primera vez demuestra
interés en el sexo opuesto.
Trece años. Es intratable, distraído y muy sensitivo a la crítica. Es
tenso, crítico y ampliamente consciente de sí mismo. Tiene menos
amigos que el año anterior, pero los que tiene son mucho más
cercanos.
Catorce años. Repentinamente es un extrovertido. Es confidente y
expresivo. Gasta horas discutiendo con sus amigos sobre
personalidades y personajes y frecuentemente se identifica con héroes.
Quince años. Tiene un elevado espíritu de independencia. Es
bullicioso, rebelde e impredecible. Tiene tensiones en aumento. Los
conflictos con los padres y el personal de la escuela están en aumento.
No pareciera, pero a los quince años es el comienzo del autocontrol.
Dieciséis años. Seguro de sí mismo y tiene una personalidad más
balanceada y ajustada. Es alegre, amigable, paseador, bastante
ajustado y muestra muy poca rebeldía. Está orientado al futuro y es el
prototipo del preadulto.
La teoría de Gesell tiene varios puntos débiles. Las muchachas generalmente
están año y medio o dos más adelante que los muchachos en términos de
cambios biológicos al comienzo de la adolescencia. La edad cronológica no es
el mejor índice del desarrollo social, emocional y físico durante la adolescencia.
Finalmente, estos diseños no toman en consideración a aquellos que maduran
más tarde, o las varias circunstancias en el hogar, la escuela y con los grupos de
compañeros.
Teóricos Sociólogos: Robert J. Havighurst
Havighurst es posiblemente el más conocido teórico sociólogo en relación con
el desarrollo de los adolescentes. Al inicio de la década de los cincuenta, él
identificó diez tareas de desarrollo para el adolescente. La persona joven se
esfuerza por alcanzar estas tareas mientras progresa a través del período de la
adolescencia. Después de veinte años, Havighurst revisó su trabajo y presentó
un juego de ocho tareas. Estas tareas representan habilidades, conocimientos,
funciones y actitudes que la gente joven debe adquirir a través de la maduración
física, expectaciones sociales y esfuerzo personal. El dominio de las tareas de la
adolescencia resultan en madurez. Fallar en dominar las tareas de la
adolescencia resulta en ansiedad, censura social y muy probablemente en la
inhabilidad de funcionar como una persona madura. Una breve descripción de
cada una de las ocho tareas se presenta en seguida. El lector debe recordar
que hay diferencias significantes en las tareas de desarrollo en las clases
sociales alta, media y baja.
Formar nuevas y más maduras relaciones con compañeros de la misma edad y
de ambos sexos. El adolescente debe moverse del interés por los compañeros
del mismo sexo y de juego de la niñez mediana, para establecer amistades con
el sexo opuesto. Esta tarea es la precursora de las relaciones normales como
adultos.
Alcanzar un papel social masculino o femenino. Ciertas conductas, actitudes y
valores se esperan de los hombres y mujeres. Hay fuerzas sociales que están
causando cambios en lo que se espera de un hombre o de una mujer. A menos
que el adolescente acepte su propia sexualidad como un hombre o una mujer y
encuentre un papel sexual aceptable, él o ella se sentirá y estará desajustado.
Aceptar el físico propio y usar el cuerpo efectivamente. Los adolescentes
frecuentemente se preocupan en extremo por el desarrollo físico de sus
cuerpos. Durante este período algunos cambios están sucediendo muy rápido,
mientras que otros van muy despacio. Algunos adolescentes están satisfechos
con sus cuerpos, pero la mayoría puede fácilmente encontrar faltas. Muchos se
preguntan si ellos son “normales”.
Lograr independencia emocional de los padres y otros adultos. Hasta este
punto, los niños han dependido de los padres para tener amor, elogio y ternura.
Ahora deben desarrollar su entendimiento y respeto por sus padres sin la
dependencia emocional. La relación con los compañeros facilita este
crecimiento, pero es un proceso lento y no necesita ser un evento abrupto.
Seleccionar y prepararse para una ocupación. Una de las principales metas
para el adolescente es decidir qué hacer con su vida vocacionalmente, y
después prepararse para hacerlo. Esta tarea está viniendo a ser cada vez más
difícil, según la economía cambia y la industria progresa a su presente estado de
automatización.
Prepararse para el matrimonio y vida familiar. Los patrones para el matrimonio
y la vida familiar de hoy están siendo reajustados a las cambiantes
características económicas, sociales y religiosas de nuestra sociedad.
Demandas educacionales apartan a algunos del matrimonio mientras que a
otros los anima. El vivir juntos y los matrimonios a prueba se han popularizado
para retar los conceptos tradicionales.
Desear y alcanzar una conducta socialmente responsable. Cambios violentos en
el estilo de vida, especialmente en el área del matrimonio y la vida familiar, han
opacado esta tarea para el adolescente. La sociedad ahora provee numerosos
modelos de aparente “conducta socialmente aceptable”, incluyendo
cohabitación, vivienda comunal y otras variedades de conducta heterosexual y
homosexual.
Adquirir un juego de valores y un sistema ético como una guía de conducta. A
través de toda la niñez, el individuo es educado dentro del sistema de valores
de los padres. Ya como un adolescente, los valores del individuo son probados
fuera del círculo familiar. Después, el adolescente debe aceptar o rechazar las
enseñanzas familiares; pero el rechazo demanda que se encuentre una
alternativa. A través de este método, el adolescente construye su propio
sistema de valores y su filosofía de la vida.
Teóricos Sicoanalíticos: Erik Erikson y James Marcia
La teoría de Erikson sobre la adolescencia descansó grandemente sobre el
trabajo de Sigmund Freud, pero resultó en una aplicación mucho más práctica.
Erikson describe ocho etapas en el desarrollo humano. En cada etapa el
individuo debe confrontar un área de conflicto exclusiva a esa etapa. La
confrontación produce una de dos reacciones totalmente diferentes. Una es
positiva y la otra negativa. Obviamente, una reacción negativa produce
problemas e impide progreso hacia la próxima etapa.
Para el adolescente, Erikson tituló la tarea: identidad frente a confusión de
identidad. Aquí el esfuerzo real es establecer un sentido de identidad personal
ya que el individuo ha lidiado con crisis de identidad en los años anteriores a la
adolescencia. Erikson cree que durante la adolescencia debe haber una
integración de todos los elementos de identidad convergentes y una resolución
de conflicto, la cual él ha dividido en siete partes principales. Las siete partes
del conflicto son expresadas como tendencias bipolares.
Perspectiva temporal frente a confusión de tiempo. Los adolescentes
deben desarrollar un concepto estable del tiempo en cuanto a sus
propios cambios y su eventual posición en la sociedad adulta. Ellos
deben ser capaces de coordinar el pasado y el futuro a fin de poder
entender cuánto tiempo requieren para encontrar un sentido apropiado
para sus planes en la vida.
Autocerteza frente a autoconciencia. Los adolescentes deben
desarrollar confianza en sí mismos, basándose en experiencias a fin de
que puedan creer en ellos mismos y sentir que tienen una oportunidad
razonable para lograr futuras metas. La imagen propia y las relaciones
sociales juegan un papel importante en el logro de esta tarea.
Experimentación de papeles frente a fijación de un papel. En su intento
por descubrir quién es él o ella, el adolescente descubre muchas cosas
que no es. Puede experimentar con identidades diferentes,
personalidades, ideas, filosofías, maneras de caminar y hablar. La
identidad emerge a causa de esta experimentación. La meta es rechazar
los papeles negativos con los cuales se ha experimentado y adoptar el
papel más positivo posible.
Aprendizaje frente a parálisis de trabajo. La meta de esta tarea es
guiar el adolescente a centrarse en un envolvimiento productivo en una
vocación, y rechazar la inactividad. El adolescente debe comenzar a
experimentar o tomar en consideración ideas de posibles avenidas de
trabajos en la vida.
Identidad sexual frente a confusión bisexual. Resolver la crisis de
identidad sexual envuelve identificarse con un papel sexual apropiado y
rechazar las tendencias bisexuales. Desarrollar una clara identificación
con uno u otro sexo es una base importante para futuras intimidades
heterosexuales, y para una identidad firme.
Polarización de liderazgo frente a difusión de autoridad. Los
adolescentes deben llegar a estar conscientes de su potencial como
líderes o la ausencia de ello. Hay tiempos cuando los adolescentes
deben guiar, y hay tiempos cuando deben ser guiados. Es importante
que el joven sea abierto a cualquier situación que exista.
Dedicación ideológica frente a confusión de ideales. Este conflicto está
estrechamente relacionado con todos los demás, porque un sistema de
valores, o la ausencia del mismo, condiciona el cómo el adolescente
trata con las otras seis áreas de conflicto. A medida que nuestra
sociedad viene a ser más laxa en sus demandas, para la gente joven
llega a ser más difícil tener un cuadro claro de ideales y de
compromisos.
Muchos estudios han seguido al de Erikson al intentar tratar con la identidad de
los adolescentes. James Marcia provee una descripción muy útil de la identidad
del adolescente empleando las palabras crisis y compromisos. Sin
considerarlas en su contexto normal, estas palabras tienen un significado amplio
cuando vemos el asunto de identidad en la adolescencia. La palabra crisis se
entiende como queriendo decir cualquier conflicto que el adolescente encuentra
con respecto a identidad. Compromiso se entiende como cualquier resolución
a los tipos de crisis previamente mencionados. Con este marco de referencia,
es posible desarrollar cuatro áreas de identidad. Estas áreas serán numeradas
porque, dentro de sus límites, se suceden en orden.
1. Identidad Confusa. — El adolescente en este estado no ha tenido ninguna
crisis de identidad y no ha hecho ningún compromiso. No crisis/no
compromiso. Los adolescentes no han pensado seriamente acerca de una
posible ocupación y no están preocupados acerca del asunto. Ellos parecen
estar interesados en asuntos ideológicos o sentir que un punto de vista es tan
bueno como otro. “Retraimiento” parace ser la mejor palabra para caracterizar
esta etapa.
2. Identidad Restringida. — El adolescente en este estado está
comprometido, pero no ha experimentado ninguna crisis. No
crisis/compromiso. Los ejemplos más comunes de restricción envuelven a los
individuos cuyas decisiones políticas, religiosas y vocacionales han sido
esencialmente tomadas por sus padres, o a veces por los compañeros. Ellos
llegan a ser lo que otros intentan que sean, sin que realmente decidan por sí
mismos. Su seguridad descansa en evitar cualquier cambio o presión.
3. Identidad Neutralf2 — El adolescente en este estado ha experimentado
crisis, pero no ha hecho ningún compromiso. Crisis/no compromiso. Un tiempo
de neutralidad es extramadamente importante para el adolescente. Tal como es
definido por Erikson, este es un período cuando claramente el adolescente no
es ni niño ni adulto. Esta etapa es el mejor tiempo para que el adolescente
cuestione qué tipos de compromisos hará cuando enfrente la multitud de crisis
que experimentará.
4. Identidad Completa. — En este estado, el adolescente ha experimentado
diferentes crisis y ha hecho varios compromisos. Crisis/compromisos. El
adolescente tiene una definición propia estable, está dedicado a un curso de
preparación o ya se ha preparado para una vocación, y entiende sus
oportunidades y limitaciones.
En resumen, en el primer ejemplo, el adolescente no sabe quién es él o ella y no
le importa (identidad confusa). En el segundo, la identidad ha sido impuesta
sobre el adolescente, ya sea por sus padres o algunas veces por el estado
(identidad restringida). En el tercero, el adolescente está tratando de descubrir
quién es él o ella y lo que será (identidad neutral). En el último ejemplo, el
adolescente ya ha alcanzado una identidad (identidad completa).
Teóricos Cognoscitivos: Jean Piaget y David Elkind
Piaget es probablemente el más conocido e influyente de todos los teóricos
cognoscitivos. El dividió las etapas individuales del desarrollo cognoscitivo en
cuatro partes principales. Las etapas sensorimotor y preoperacional
generalmente cubren desde el nacimiento hasta los siete años de edad. Los
años de adolescencia empiezan a enfocarse durante la segunda parte de la
tercera etapa (operacional concreta) y toda la cuarta (operacional formal). La
etapa operacional concreta cubre desde la edad de once a catorce o quince
años y trata con proposiciones de pensamientos y la habilidad de lidiar con lo
hipotético. Piaget subrayó que estas edades son sólo una aproximación. En
efecto, algunas pruebas recientes de recién ingresados a las universidades, han
revelado que sólo cerca de la mitad de ellos han alcanzado el pensamiento
operacional formal.
David Elkind, un prominente sicólogo seguidor de Piaget, trajo bajo enfoque el
concepto del egocentrismo en el adolescente. Elkind propuso que el
egocentrismo puede ser un “puente entre el estudio de la estructura
cognoscitiva, por un lado, y la exploración de la dinámica de la personalidad”,
por el otro.
El adolescente debe aprender a distinguir entre los pensamientos de otra gente
y los propios. Ya que el adolescente está muy preocupado con su propia
conducta, él/ella cree que otros también lo están. Este egocentrismo guía a dos
características en la conducta del adolescente: la construcción de una
“audiencia imaginaria” y la creación de una “fábula personal”. La influencia de la
audiencia imaginaria causa que el adolescente se sienta como que está sobre
una “plataforma”, o constantemente vigilado. Siendo que el adolescente inventa
su propia audiencia, ésta sabe todo lo que él sabe — todos sus defectos y
problemas personales. La influencia de la fábula personal puede causar que el
adolescente sienta que su experiencia es totalmente única y que nunca nadie
más ha sido tan bueno o tan malo.
La audiencia imaginaria gradualmente da paso a la audiencia real, y la fábula
personal da lugar a un entendimiento más profundo de la realidad. Con un
mejor sentido de la realidad, el egocentrismo desaparece y la adultez comienza
a emerger.
TEORÍAS EN PRÁCTICA: ASUNTOS DE MINISTERIO
La primera parte de este capítulo ha sido un intento de tratar muy brevemente
algunas teorías bastante extensas a manera de introducir al lector a las
diferentes perspectivas de desarrollo del adolescente. El resto de este capítulo
tratará con aplicaciones y consideraciones prácticas de las teorías previamente
mencionadas.
El adolescente funciona en una variedad de “mundos”, incluyendo la escuela, el
hogar, los compañeros y probablemente la iglesia. En muchos casos, el
adolescente, de alguna manera, es una persona diferente en cada mundo.
Como resultado de esto, un maestro en la escuela puede pensar que no tiene
esperanza. A la confusión de todo esto, debe sumarse la aplicación de la
“teoría de crecimiento espiral” de Gesell la cual tiene un efecto como de sube y
baja en la conducta y actitud del adolescente. En la teoría de Gesell, todos los
años pares son pacíficos, mientras que los años impares son turbulentos. Por lo
tanto, un buen año es seguido por uno malo. Esto puede ayudar a explicar al
maestro de la escuela dominical que trabaja con adolescentes el porqué sus
alumnos son diferentes de un año al otro.
Debe notarse que esto rara vez cae cabalmente dentro del paquete de un año.
Sin embargo, la secuencia de bueno-malo parece ser verdad. Es muy raro para
un adolescente extenderse sobre dos “buenos” años completos. Para algunos
adolescentes, los años vienen a ser un asunto de meses. Un año difícil, el de los
trece, puede pasar en seis meses. Obviamente, un sinnúmero de factores
ambientales entran en juego en este punto. Todos los “mundos” en este tiempo
están dentro de la esfera de la influencia. Tal vez el mejor consejo a los padres
o trabajadores con jóvenes durante este tiempo, será ser un poquito más
tolerantes y entendidos de los “malos” años, y un poco más apreciativos y
animadores durante los “buenos” años.
No es totalmente extraño para un adolescente el experimentar muy poco del
sube-baja, el síndrome de bueno-malo, pero es muy raro. Algunas
investigaciones han indicado que cuando pasa algo como esto, más tarde en la
vida, ya siendo un adulto, experimentará el efecto de sube-baja. Esto sucederá
en un tiempo cuando ya no será muy aceptable, como lo hubiera sido durante
los años de la adolescencia.
De especial preocupación para el adolescente, durante el desarrollo, es la
búsqueda de su identidad y el fortalecimiento de su autoimagen. Merton
Strommen, en su libro: Five Cries of Youth (Cinco Gritos del Joven), dice que
casi tres cuartas partes de toda la gente joven batallan con una baja
autoestimación, en uno u otro tiempo.
Una buena y positiva autoimagen es una necesidad para el adolescente, y bien
puede ser la cosa más difícil para lograr. Los jóvenes, mientras funcionan en el
mundo, miran televisión, van a los cines, leen revistas y ven a otros jóvenes y
jóvenes adultos. Pero los otros que ellos ven son modelos y estrellas de cine,
mientras que ellos no se ven así. Por lo tanto, como no se ven o actúan como
los modelos y las estrellas de cine, los adolescentes piensan que algo debe estar
mal en ellos. No se sienten bien porque creen que no dan la altura. También, la
vida no se sucede tan llanamente como en las películas o la televisión; así que,
algo debe estar mal en él/ella. Los adolescentes pueden o no entender en sus
cabezas que esto es ficticio, pero rara vez entienden en sus corazones que lo
que ven no es real.
La apariencia física y la belleza no están en su punto cumbre para el
adolescente durante los primeros o últimos años de la escuela secundaria. Ellos
no se ven tan bien como las estrellas jóvenes en la pantalla. El hecho que ellos
tengan problemas con su piel, pelo, dientes, voz y peso, no ayuda mucho en la
situación de la autoimagen. El adolescente está experimentando una gran
cantidad de cambios fisiológicos, muchos de los cuales afectan su apariencia
externa. Poco o mucho de cualquier apariencia extraña en este tiempo puede
ser devastador. Aquí las palabras clave para el adolescente parecen ser
normal y promedio, de los cuales ellos no son ninguno.
Otra situación que no ayuda nada en la autoimagen es el hecho de que el
adolescente piensa que las luchas internas que está experimentando se reflejan
externamente. En otras palabras, porque el adolescente se ve mal en su interior,
piensa que se ve mal exteriormente para otros.
Al tratar los problemas de la autoimagen, el mandato es doble: ayude al
adolescente a conocer y entender que no es un producto terminado y evite
llamar la atención a su apariencia. No sea atrapado con el pasatiempo popular
entre los jóvenes de humillarse uno al otro. Esto es aceptable entre ellos, pero
no para que un adulto lo haga. El humillar a otros es uno de los clásicos
mecanismos de defensa de todos los tiempos, porque si usted hace ver mal a
alguien más, eso ayuda a que usted se vea un poco mejor. Pero esto debe ser
un tabú para el adulto.
En cuanto al producto terminado, recuerde a los jóvenes que los años de la
juventud sólo son como un entrenamiento para el gran juego — la vida. Está
bien cometer errores y confundirse en la práctica, para eso está diseñada. Lo
más importante es el juego — la vida. Sin embargo, siendo que el adolescente
vive en el “ahora” debe cuidarse de no vivir mucho en el futuro o descansar
sobre la idea de que todo va a mejorar. La persona joven desea ayuda ahora
mismo — ¡hoy!
Desarrollar un sistema de valores es de suma importancia para el adolescente
porque éste será la directriz para vivir y funcionar en el mundo. Los padres, los
ministros y otros adultos cristianos contribuyen e influyen en este sistema; pero
igual lo hacen los compañeros. La familia ha sido, para la mayoría de los
jóvenes, hasta este punto, de primera importancia. Sin embargo, cuando los
años de adolescencia emergen, la familia se mueve de su primera posición a una
secundaria, y el grupo de compañeros se mueve al primer lugar. Lo que el
grupo de compañeros piensa y hace viene a ser una influencia mayor. Los
padres, especialmente, deben estar conscientes de esto y no resentirlo, pero
deben preocuparse en cuanto a la compañía que sus hijos frecuentan. Los
padres deben ser animados a conocer a estos amigos y sus familias.
El sistema de valores y la identidad están estrechamente relacionados y durante
este tiempo se enfoca un dilema real para los padres, y aun para los pastores.
Según el adolescente busca desarrollar su identidad, de acuerdo a Marcia, se
mueve a través de las etapas de confusión, restricción y neutralidad en su
camino a completarla. Restricción, como previamente se mencionó, es casi una
adopción automática de los valores y compromisos paternales. Por lo mismo, el
movimiento hacia neutralidad es un período de cuestionar, evaluar, reevaluar y
tener un tiempo cuando no hay verdaderos compromisos. La persona joven
debe tener este tiempo de búsqueda a fin de progresar hacia el logro de la
etapa de identidad. El verdadero dilema para los padres y aquellos que
ministran a los jóvenes sobresale en este punto. Estas preguntas deben ser
consideradas: Verdaderamente permite usted a un joven experimentar
neutralidad o trata de impedírselo? Permite usted neutralidad pero la ignora?
Permite usted neutralidad en todas las áreas, menos en el desarrollo religioso?
La única respuesta concreta a las preguntas anteriores es que, es virtualmente
imposible prevenir la neutralidad. Todos los jóvenes la experimentarán en
alguna u otra manera. También habrá grados de envolvimiento en la neutralidad.
Algunos adolescentes pasan a través de esta neutralidad sólo de manera llana,
mientras que otros casi son devastados por ella.
Los pastores y padres cristianos promulgan que hay ciertas verdades y ciertos
patrones que sostenemos, y a los cuales nos adherimos, igualmente deben
hacer nuestros adolescentes. Los adolescentes, por el otro lado, están diciendo
que tal vez ellos necesitan ver por ellos mismos y experimentar algunas cosas
antes de aceptarlas. Tal vez ellos adoptarán las mismas creencias, pero desean
basar su aceptación sobre su propio envolvimiento y experiencias en vez de las
de alguien más.
Quizá la mejor ayuda para ser capaz de tratar con la neutralidad es estar
consciente de lo que está pasando. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero tal
vez los padres, si están conscientes de que esto está pasando, puedan controlar
sus reacciones a las situaciones problemáticas a fin de no levantar una pared,
sino mantener abiertas las líneas de comunicación. Mientras que los padres y
los jóvenes, los ministros y los jóvenes, se comuniquen, los problemas pueden
solucionarse. Cuando no hay comunicación, nada se logra.
En el área de relaciones con los padres y otros adultos, es de mucha ayuda
considerar el hecho que la personalidad de los adultos de mediana edad y la de
los adolescentes son muy diferentes. Mientras que no todos los adultos y no
todos los adolescentes caen dentro de los tipos descritos, las siguientes
comparaciones muestran varias diferencias que pueden guiar a desacuerdos.
Los adultos son cautos, basados en la experiencia; el adolescente es
atrevido y desea probar cosas nuevas, pero carece del juicio basado
sobre la experiencia.
Los adultos son orientados al pasado y comparan el presente con la
manera en que eran las cosas; la única realidad del adolescente es el
presente. El pasado es irrevelante y el futuro es obscuro e incierto.
Los adultos son realistas y algunas veces cínicos acerca de la vida y la
gente; el adolescente es idealista y optimista.
Los adultos son conservadores en sus maneras, buenas costumbres y
moralidad; el adolescente desafía los sistemas y ética tradicionales, y
experimenta con nuevas ideas y estilos de vida.
Los adultos generalmente están contentos, satisfechos y resignados en
la situación presente; el adolescente es crítico, incansable y un poco
insatisfecho con la manera en que van las cosas.
Los adultos desean permanecer jóvenes y algunas veces temen a la
edad; el adolescente desea crecer, pero nunca desea llegar a ser viejo.
La fábula personal y la audiencia imaginaria fueron mencionadas anteriormente
en este capítulo. Muchos de los problemas de disciplina con los jóvenes,
especialmente en grupos, pueden ser atribuidos a la teoría de la audiencia
imaginaria. El adolescente piensa que a cualquier lado que va o en cualquier
cosa que hace, los ojos de todos están sobre él, así que cubre su propio yo
“actuando”. Si él muestra al mundo un muchacho realmente rudo, ellos no
podrán ver al muchacho tímido que está adentro. Si él muestra al mundo el
muchacho rudo y áspero, ellos tal vez no verán el muchacho sensitivo que se
esconde en sus adentros. La primera pregunta en la mayoría de los problemas
de disciplina es: Qué se está tratando de esconder o cubrir?
La fábula personal tiene dos manifestaciones, más o menos diferentes. Por un
lado, el adolescente siente que en el mundo ningún otro individuo tiene los
mismos problemas que él está experimentando. Nadie más tiene un cutis tan
terrible. Nadie más es tan desproporcionado en altura y peso. Nadie más tiene
el problema del mal olor del cuerpo. A ninguno le crece el pelo en cuatro
direcciones diferentes. Por el otro lado, la manifestación de la fábula personal
da al joven un sentido de invencible e inmortalidad. La muerte y la enfermedad
no lo pueden tocar porque él no es como los demás. Estos jóvenes sufren
mucho cuando muere un amigo cercano o un miembro de la familia.
Tal vez la mejor manera de luchar con la audiencia imaginaria y la fábula
personal es tolerarla. Cuando el adolescente madura y comienza a desarrollar
un sentido de realidad más fuerte, ambas áreas parecen aflojarse gradualmente
y cesan de ser un problema.
El desarrollo de la sexualidad del adolescente y su interés en las personas del
sexo opuesto, son influencias mayores en su funcionamiento diario. Cualquier
persona que trabaja con la juventud necesita investigar diligentemente estos dos
asuntos. La tragedia es que si los adultos esperan hasta que el adolescente
comience a discutir sobre sexualidad y su desarrollo sexual, será muy tarde. El
tiempo para tratar con esta área es a mediados y finales de los años de la
escuela primaria.
Para las muchachas, el interés en el sexo opuesto viene un poco después de los
últimos años de la escuela primaria, y un poco más tarde para los muchachos
en la mayoría de los casos. Generalmente se reconoce que en muchos casos,
las muchachas sobrepasan a los muchachos uno o dos años, tanto sicológica
como socialmente. Los muchachos parecen no alcanzar el mismo desarrollo
hasta cerca de los catorce o quince años. Esta es una de las razones del porqué
las clases conjuntas a nivel de segunda enseñanza en la escuela dominical
presentan sus problemas. Una muchacha y un muchacho en el primer año de la
escuela de segunda enseñanza son dos personas diferentes. El muchacho
apenas puede estar comenzando a pensar en las muchachas, mientras que la
muchacha ya está viendo a los muchachos más grandes y no a los de su misma
edad o grado en la escuela. Esto es, obviamente, una simplificación, pero hace
hincapié en el hecho que hay un vacío social y físico en los años de segunda
enseñanza.
La última parte de este capítulo ha sido un intento por mencionar brevemente
algunas posibles áreas de problemas para los jóvenes. Cualquier persona que
trabaja con adolescentes pudiera usarlos como un “trampolín” para
profundizarse en el estudio de los adolescentes.
Crecer es difícil en cualquier tiempo, pero quizá nunca lo ha sido tanto como en
la actualidad. La palabra clave para los padres, pastores y cualquiera que
trabaje con adolescentes es sobrevivencia. Ayude a sus jóvenes a sobrevivir la
adolescencia y a permanecer en una pieza. Esto puede lograrse con amor,
cuidado y entendimiento. Muchos sobreviven sin ello, pero no están completos.
También, es muy difícil tratar de criar y ministrar a este grupo.
Desafortunadamente no podemos ver cómo el Maestro de maestros usó este
tiempo de su vida. No tenemos los relatos bíblicos de los años de adolescencia
de nuestro Señor. ¡Lástima! Pudiéramos aprender muchas cosas.
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