miércoles, 16 de agosto de 2023

ROMA Y LA BIBLIA

Juan 5:39. El estudio de la Palabra de Dios hace que el pueblo pronto se aleje de la idolatría. En Efeso, los plateros notaron la merma de sus ventas, y precisamente por haber perdido sus “ganancias” armaron un alboroto. Roma hace como lo hizo Demetrio. He aquí un buen testimonio: En la Biblioteca Nacional de París hay un documento guardado, que contiene el dictamen dado al papa Julio III por los cardenales cuando fue elegido para ocupar el trono pontificio en el año 1550. Incluye los pasajes siguientes: “De todos los consejos que podemos ofrecer a Vuestra Santidad, hemos reservado el más necesario al último. Tenemos que abrir los ojos bien y emplear toda la fuerza posible en el asunto de permitir la lectura del evangelio tan poco como sea posible, especialmente en el idioma común, en todos los países bajo vuestra jurisdicción. “Debiera ser bastante el poquito, que por lo regular se lee en la misa, y no permitir a ninguno leer más. “Mientras que el pueblo se contente con ese poquito, los intereses de Vuestra Santidad prosperarán; mas tan pronto como el pueblo quiera leer más, los intereses de Vuestra Santidad principiarán a decaer. “Este es el libro que, más que cualquier otro, ha levantado contra nosotros los disturbios y tempestades por los cuales nos hemos casi perdido. “El hecho es que si alguno examina diligentemente y compara las enseñanzas de la Biblia con lo que se verifica en nuestras iglesias, pronto encontrará la diferencia y verá que nuestra conducta es frecuentemente distinta de la Biblia y más frecuentemente aún la contradice. “Y si el pueblo entiende esto, nunca cesará, poniéndonos a prueba, hasta que todo se descubra, y entonces seremos el objeto del desdén y odio universal.

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