martes, 5 de octubre de 2021

PRUEBAS Y TENTACIONES

Santiago 1:1- 27 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que se hallan dispersas por el mundo: Saludos. Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada. Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie. Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace. El hermano de condición humilde debe sentirse orgulloso de su alta dignidad, y el rico, de su humilde condición. El rico pasará como la flor del campo. El sol, cuando sale, seca la planta con su calor abrasador. A ésta se le cae la flor y pierde su belleza. Así se marchitará también el rico en todas sus empresas. Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman. Que nadie, al ser tentado, diga: «Es Dios quien me tienta.» Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie. Todo lo contrario, cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte. Mis queridos hermanos, no se engañen. Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras. Por su propia voluntad nos hizo nacer mediante la palabra de verdad, para que fuéramos como los primeros y mejores frutos de su creación. Hay que poner en práctica la palabra Jas 1:1-27 RESUMEN DE LOS CAPITULOS Capítulo 1: Posición confiada - Lo que el cristiano tiene Capítulo 2: Servicio compasivo - Lo que el cristiano hace Capítulo 3: Vocabulario cuidadoso - Lo que el cristiano dice Capítulo 4: Sumisión contrita - Lo que el cristiano siente Capítulo 5: Compartir con amor - Lo que el cristiano da 1.1 El escritor de esta carta, un líder de la iglesia de Jerusalén (véanse Act_12:17, Act_15:13), no fue Santiago el apóstol, sino Santiago el hermano de Jesús. La Epístola de Santiago fue una de las primeras, escrita probablemente antes del año 50 d.C. Después del martirio de Esteban (Hechos 7.55-8.3), aumentó la persecución y los cristianos de Jerusalén fueron esparcidos por todo el mundo romano. Hubo comunidades judías cristianas florecientes en Roma, Alejandría, Chipre y ciudades de Grecia y de Asia menor. Debido a que estos nuevos creyentes no tuvieron el apoyo para establecer iglesias cristianas, Santiago les escribió como un líder interesado en el bienestar de ellos a fin de animarlos en la fe durante ese período difícil. 1.2, 3 Santiago no dice si pasan por diversas pruebas, sino cuando pasan por diversas pruebas. El da por sentado que vamos a tener pruebas y que es posible sacar provecho de ellas. La idea no es fingir ser feliz cuando uno se enfrenta al dolor, sino tener una perspectiva positiva ("tener por sumo gozo") por lo que las pruebas pueden producir en nuestra vida. Santiago nos dice que debemos convertir nuestras dificultades en períodos de aprendizaje. Los tiempos difíciles pueden enseñarnos paciencia. Para mayores detalles relacionados con la paciencia (también llamada perseverancia y constancia), véanse Rom_2:7; Rom_5:3-5; Rom_8:24-25; 2Co_6:3-7; 2Pe_1:2-9. 1.2-4 En realidad, no podemos llegar a conocer la profundidad de nuestro carácter hasta ver cómo reaccionamos frente a las presiones. Es muy fácil ser amable cuando todas las cosas andan bien, pero ¿seguiremos siendo amables cuando otros nos traten injustamente? Dios quiere que seamos perfectos, no librarnos del dolor. En lugar de quejarnos por nuestras luchas, debiéramos ver en ellas oportunidades de crecer. Dé gracias a Dios por haber prometido estar con usted en tiempos difíciles. Pídale que le ayude a resolver sus problemas o que le dé la fortaleza para soportarlos. Luego sea paciente. Dios no lo dejará solo con sus problemas; permanecerá cerca de usted y le ayudará a crecer. 1.5 Petición de sabiduría, Santiago no solo habla acerca del conocimiento, sino de la capacidad de tomar decisiones sabias en circunstancias difíciles. Cuando necesitamos sabiduría, podemos orar a Dios y El suplirá abundantemente nuestras necesidades. Los cristianos no tienen por qué andar a tientas en las tinieblas, con la esperanza de tal vez encontrar la respuesta. La sabiduría de Dios está a nuestra disposición para guiar nuestras decisiones. 1.5 Sabiduría significa discernimiento práctico. La sabiduría empieza con respeto a Dios, conduce a una vida recta y resulta en una capacidad creciente para distinguir lo correcto de lo erróneo. Dios está dispuesto a darnos esa sabiduría, pero no podremos recibirla si nuestras metas están centradas en nosotros mismos en lugar de estar centradas en Dios. Para conocer la voluntad de Dios, debemos leer su Palabra y pedirle que nos revele cómo obedecerla, y luego estar dispuestos a hacer lo que El nos diga. 1.6 "Pedir con fe, no dudando nada" significa no solo creer en la existencia de Dios, sino en su tierno cuidado. Eso incluye depender de Dios y confiar en que El oirá y responderá a nuestras oraciones. Debemos poner a un lado nuestras actitudes críticas cuando nos dirigimos a El. Dios no garantiza que ha de responder a nuestra desconsideración o egoísmo. Debemos tener la confianza que Dios armonizará nuestros deseos con su propósito. Para más acerca de este concepto, léase la nota en Mat_21:22. 1.6 Una mente inestable no está plenamente convencida de que el método de Dios es el mejor. Trata la Palabra de Dios como un consejo humano cualquiera y se queda con la opción a desobedecer. Vacila entre la lealtad a sus sentimientos subjetivos, los conceptos del mundo y los mandamientos de Dios. Si su fe es nueva, débil o de mucho esfuerzo, recuerde que usted puede confiar en Dios. Luego sea leal a El. A fin de estabilizar sus fluctuaciones y dudas mentales, ríndase por completo a Dios. 1.6-8 Si usted ha tenido la oportunidad de ver a menudo el vaivén constante de las olas gigantescas del mar, sabe cuán inquietas son, sujetas a las fuerzas del viento, de la gravedad y de la marea. La duda lo deja a uno tan vacilante como las olas movidas de un lado para otro. Si usted quiere evitar que se le trate así, crea que Dios sabe qué es lo mejor para usted. Pídale sabiduría, y confíe en que El se la dará. Al hacerlo, sus decisiones serán confiables y seguras. 1.9 El cristiano que no ocupa un puesto importante debe estar contento porque es de gran estima ante los ojos de Dios. Ese "hermano que es de humilde condición" es una persona sin un alto nivel social ni riqueza. A menudo se trata a tal persona con desprecio, incluso en nuestras congregaciones, pero Dios no lo subestima. 1.9-11 El pobre debe sentirse contento de que la riqueza no significa nada para Dios; de otro modo se le debiera considerar indigno. El rico debe sentirse contento de que el dinero no significa nada para Dios, porque es muy fácil perder el dinero. La verdadera riqueza se halla en el desarrollo de la vida espiritual del individuo, no en su caudal económico. Dios está interesado en lo que es duradero (nuestra alma) no en lo que es temporal (nuestro dinero y nuestros bienes). Véase Mar_4:18-19 para hallar lo que dijo Jesús al respecto. Procure tratar a las personas de la misma forma que Cristo las trataría. 1.10, 11 Si la riqueza, el poder y el nivel social no significan nada para Dios, ¿por qué les damos tanta importancia y les rendimos honor a quienes los poseen? ¿Sus bienes materiales les dan un sentido de propósito y una razón para vivir? Si desaparecieran, ¿qué les quedaría? Lo que usted tiene en el corazón, no sus cuentas bancarias, es lo que le interesa a Dios y permanece para siempre. 1.12 La corona de la vida es como las guirnaldas que se le dan a los deportistas ganadores (véase 1Co_9:25). La corona de vida no es gloria y honor en la tierra, sino la recompensa de vida eterna; vivir con Dios para siempre. El camino hacia el círculo de los ganadores de Dios es mediante el amor y el permanecer fiel aun bajo presión. 1.12-15 La tentación viene de nuestros malos deseos, no de parte de Dios. Empieza con malos pensamientos y se vuelve pecado cuando le damos lugar y permitimos que se convierta en acción. Así como la bola de nieve que baja rodando de una colina, la acción destructiva del pecado crece cuando lo dejamos actuar. El momento más apropiado para detener la bola de nieve es antes que sea demasiado grande o que haya adquirido tal velocidad que no podamos controlarla. Véanse Mat_4:1-11; 1Co_10:13 y 2Ti_2:22 para mayores detalles sobre cómo escapar de la tentación. 1.13, 14 A menudo las personas que viven para Dios se preguntan por qué todavía tienen que soportar las tentaciones. ¿Las tienta Dios? Dios prueba a las personas pero no las tienta para conducirlas al pecado. Permite que Satanás las tiente a fin de refinar su fe y ayudarlas a que crezcan en su dependencia de Cristo. Podemos soportar la tentación del pecado si le pedimos a Dios fortaleza y decidimos actuar en obediencia a su Palabra. 1.13-15 Es muy fácil condenar a otros y excusarnos por los malos pensamientos y por la conducta equivocada. Algunas excusas pueden ser: (1) es la culpa de la otra persona; (2) no lo pude resistir; (3) todos lo hacen; (4) fue solo un error; (5) nadie es perfecto; (6) el diablo me obligó a hacerlo; (7) fui presionado; (8) no sabía que era malo; (9) Dios me estaba tentando. Una persona que presenta excusas procura pasar su culpa a algo o a alguien. Un cristiano, sin embargo, acepta su responsabilidad por sus errores, los confiesa y pide el perdón de Dios. 1.17 A menudo las Escrituras comparan lo bueno con la luz y lo malo con las tinieblas. Otros pasajes donde se presenta a Dios como luz son: Psa_27:1; Isa_60:19-22, Joh_1:1-14. 1.18 Los cristianos del primer siglo fueron la primera generación en creer en Jesucristo como el Mesías. Santiago los llama "primicias de sus criaturas". Los líderes judíos habrían estado conscientes de la práctica de ofrendar lo primero en madurar de la siembra, antes de la cosecha, como un acto de adoración y también como una bendición para el resto de la cosecha (véase Deu_26:9-11). En 1Co_15:20, Pablo se refiere a Cristo como la primicia de los que durmieron. 1.19 Cuando hablamos demasiado y oímos poco, comunicamos a los demás que nuestras ideas son mucho más importantes que la de ellos. Santiago con sabiduría nos aconseja revertir ese proceso. Ponga un cronómetro mental en su conversación y controle cuánto habla y también cuánto oye. Cuando alguien conversa con usted, ¿percibe esa persona que son valiosos sus puntos de vista y sus conceptos? 1.19, 20 Este versículo se refiere al enojo que surge cuando se siente herido el ego: "Me siento herido", "No se oyen mis opiniones". Cuando hay injusticia y pecado, debemos enojarnos porque otros son heridos. Pero no debemos enojarnos cuando no ganamos una discusión o cuando sentimos que fuimos ofendidos o que no se nos tomó en cuenta. El enojo egoísta nunca ha ayudado a nadie. 1.21 Santiago nos advierte que quitemos todo lo que anda mal en nuestra vida y que recibamos "con mansedumbre" el mensaje de salvación que hemos recibido ("la palabra implantada"), porque solo ella puede salvarnos. 1.22-25 Es muy importante saber lo que la Palabra de Dios dice, pero es mucho más importante obedecerla. La eficacia de nuestro tiempo de estudio bíblico puede medirse por el efecto que tiene en nuestra conducta y nuestras actitudes. ¿Pone usted en práctica lo que ha estudiado? 1.25 Parece paradójico que una ley pueda darnos libertad. Pero la ley de Dios destaca nuestro pecado y nos da la oportunidad de pedir perdón a Dios (véase Rom_7:7-8). Los cristianos somos salvos por la gracia de Dios. La salvación incluye libertad del dominio del pecado. Los creyentes somos libres para vivir como Dios se propuso al crearnos. Desde luego, eso no significa que seamos libres para hacer lo que nos plazca (véase 1Pe_2:16). Ahora somos libres para obedecer a Dios.

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