jueves, 7 de septiembre de 2017

Como escoger el novio que Dios Quiere?


 

Una pregunta que no es fácil de responder, mucho menos responderla con ligereza ya que es una difícil labor personal a realizar. La mejor forma de elaborar esta pregunta es la siguiente: ¿Con quién me casaré?, ya que la meta de todo verdadero y sano noviazgo es el matrimonio y no únicamente buscar placer o pasatiempo.

Definitivamente la amistad es la oportunidad para reconocer a la persona que Dios ha preordenado para uno. Para el soltero, la amistad debería ser la oportunidad para llegar a conocer a esa persona que Dios decidió fuera la pareja, para después llegar al matrimonio, es decir, casarse. Le recomendamos, el estudio "Amistad, Compromiso y Matrimonio" donde encontrará una mejor explicación a esto.

PRINCIPIOS ESCRITURALES PARA ESCOGER BIEN

Dios tiene principios a los cuales se rige con disciplina. Por ejemplo, El determinó que cada persona que pecara debía morir (Ezequiel 18:4) y al pecar ésta, por amor ocupó el lugar del pecador dando su vida en rescate (Mateo 20:28). Es decir cumplió lo que había determinado con mucha anticipación, aún siendo El mismo quien padeciera para cumplirlo a cabalidad.

La aplicación estricta de los principios llevan al cumplimiento de las metas u objetivos trazados.

Y para saber reconocer a la persona que Dios preordenó llegará a ser el cónyuge, existen claros principios que Dios ha establecido:

Nunca se debe mezclar una persona que tiene a Jesucristo como su Salvador y Señor, con alguien que no tiene esa misma experiencia espiritual (2 Corintios 6:14-16). En Levítico 19:19, está la prohibición de unir dos bestias de diferente clase (cada cual iría por su lado), de sembrar dos clases de semilla en el mismo campo (la una detiene el crecimiento de la otra) y de mezclar un vestido con dos materiales (su aspecto sería rechazado o se rompería). Y en Deuteronomio 22:10 se prohibe arar con un buey y asno juntos. A esto se le llama "yugo desigual" lo que lleva el sinónimo de maldición, aflicción severa e incluso servidumbre de sufrimiento. El yugo es un madero con dos medios círculos que se colocan en el cuello de ambas bestias para que ambas hagan al mismo tiempo la misma labor, por lo que deben de ser de la misma especie para que alcancen a realizar el trabajo.
Es inaceptable por Dios que se unan un creyente con un incrédulo.

Desde el Antiguo Testamento existía la prohibición de unirse con personas de otros pueblos, ya que tenían costumbres paganas que los llevarían a pecar contra Dios. En Génesis 24:3,37, Abraham hace jurar a su criado que no escogerá para su hijo Isaac mujer de entre los cananeos. Mucho menos llevarle hacia ellos (Génesis 24:6).

Tener mucho cuidado porque aún entre el pueblo cristiano, se pueden dar muchas falsedades y engaños con el objetivo de sacar del camino correcto a los hijos de Dios (2 Timoteo 3:6). Jesús habló de las dos clases de personas que están entre su pueblo (Mateo 7:5). El apóstol Pablo habló de falsos hermanos (2 Corintios 11:26; Gálatas 2:14). Debemos estar concientes que actualmente existen en las congregaciones personas que dicen haber nacido de nuevo pero aún practican las cosas del mundo pecador (1 Corintios 5:11) con los cuales ni siquiera debemos comer, (2 Tesalonicenses 3:6) sino más bien apartarnos de ellos.
No todo el que asiste a una congregación es verdadero hijo de Dios, hay "lobos con piel de oveja" (Mateo 7:15). Se reconocen por los resultados que dan (Mateo 7:17-20) siendo necesario observarlos con mucho cuidado e imparcialidad a la luz de la Palabra de Dios y no con el corazón porque el corazón nos engaña (Jeremías 17:9) y no nos deja ver la realidad: "El amor es ciego".

Si uno tiene llamamiento al ministerio y aún la pareja cumple el hecho de ser un nacido de nuevo y no ser un lobo con piel de oveja, es imprescindible observar también su forma de servir o su actitud hacia el servicio en la congregación. Vemos el ejemplo de Priscila y Aquila, un matrimonio que trabajaban en la obra de Dios. (Hechos 18:26; Romanos 16:13; 1 Corintios 16:19); acompañaron a Pablo en su viaje a Efeso, luego trabajaron en Roma como líderes de una congregación. Claro que no estamos diciendo que ambos deben necesariamente tener ministerios activos, ya que alguno de los dos puede no servir en un ministerio, pero tampoco deberá estorbar al otro en el trabajo que Dios le ha entregado.
Es importante que exista apoyo para el que está cumpliendo con un llamado divino, porque al preordenarles Dios el uno para el otro, El tomó en cuenta los resultados que iba a alcanzar para Su obra usándolos a ellos, como lo hizo con Abraham y Sara, con Isaac y Rebeca, con María y José. Por ejemplo, era con Abraham y Sara que Dios iba a bendecir a las familias de la tierra usando su descendencia y nunca con un hijo de Abraham y Agar. Por ese error matrimonial hasta el día de hoy existen grandes problemas entre judíos y árabes, por lo que de igual manera sucederá si se escoge mal a la pareja.

El nivel social, las metas y sueños de ambos deben de coincidir para no sentirse frustados y decepcionados cuando uno de ellos no busque alcanzar lo que el otro desea o haga. Y esto se aplica no únicamente en el ministerio, sino también en cuanto a una carrera profesional, la casa y el vehículo que se desea tener, el barrio o colonia donde se va a vivir, a que tiempo de casarse van a buscar el primer hijo, cuántos hijos van a tener, las costumbres y hábitos que se tienen. Aquí también puede existir "yugo desigual", por lo que es fácil comprender el interés de Abraham de no escoger mal la esposa para su hijo, lo que denota la importancia de todo ello. (Génesis 24:3). El deseaba que la esposa de Isaac fuera de ellos mismos y nunca diferentes en muchas cosas.

Si se cumple con disciplina y en una manera estricta todo lo anteriormente dicho, no se fallará en reconocer a la pareja preordena por Dios ya que se puede decir necesitamos encontrar nuestra "alma gemela". Los gemelos o mellizos nunca son exactamente iguales en todos los aspectos, pero sí son semejantes en muchos de ellos al grado que al verlos se les reconoce como tales. En ningún momento es ausencia de personalidad o carácter sino más bien complemento, o "ayuda idónea" (Génesis 2:18). Esto significa "encontrar para él" o "encontrar para ella": Es estar aptos y capaces para completar o suplir lo que al otro le falta. Dios es sabio y nunca une a dos que no se puedan llevar entre sí (Amós 3:3) porque El sabe que las luchas serán grandes y será necesario perseverar fuertemente y en unidad contra todas las adversidades de la vida.

Francisco Gudiel
Pastor

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